martes, 17 de octubre de 2017

ARISTÓTELES

Capítulo 2
La verdadera felicidad Aristóteles

«Una golondrina no hace verano.» Podrías pensar que se trata de una frase de William Shakespeare o de otro gran poeta. Lo parece. En realidad procede del libro de Aristóteles Ética a Nicómaco, así llamado porque se lo dedicó a su hijo Nicómaco. Lo que pretendía decir Aristóteles es que
 se necesita algo más que la llegada de una golondrina –así como algo más que un día cálido– para demostrar que el verano ha llegado. Del mismo modo, unos pocos momentos de placer no constituyen la verdadera felicidad. Para Aristóteles, la felicidad no es una cuestión de diversión a corto plazo. Curiosamente, consideraba que los niños no podían ser felices. Esto suena algo absurdo. Si los niños no pueden ser felices, ¿quién puede? Pero revela lo alejada que estaba su visión de la felicidad de la nuestra. Los niños apenas están comenzando sus vidas, de modo que no han tenido
todavía una vida plena. La verdadera felicidad, argumentaba él, requiere una vida más larga.

Aristóteles fue alumno de Platón, y éste lo había sido de Sócrates. Estos tres grandes pensadores forman, pues, una cadena: Sócrates–Platón–Aristóteles. Suele suceder así. Los genios no acostumbran surgir de la nada. La mayoría ha contado con un maestro que le ha inspirado. Aun así, las ideas de estos tres pensadores son muy distintas. No se limitaron a reproducir lo que les habían enseñado. Cada uno de ellos tenía un punto de vista original. Dicho de un mo- do simple, Sócrates era un gran orador, Platón un escritor soberbio y a Aristóteles le interesaba todo. Sócrates y Pla- tón consideraban el mundo visible un pálido reflejo de la verdadera realidad a la que sólo se podía llegar mediante un pensamiento filosófico abstracto; Aristóteles, en cam- bio, estaba fascinado por los detalles de todo aquello que le rodeaba.

Desafortunadamente, casi todos los escritos de Aristóteles que han sobrevivido son apuntes de clase. Aun así, estas notas han tenido una enorme influencia en la filosofía occidental, a pesar incluso de que su estilo es con frecuencia algo árido. Ahora bien, Aristóteles no era sólo un filósofo: también se sentía fascinado por la zoología, la astronomía, la historia, la política y el teatro.

 Aristóteles nació en Macedonia el año 384 a. C. Después de estudiar con Platón, viajar y trabajar como tutor de Alejandro Magno, fundó su propia academia en Atenas, conocida como Liceo. Este centro de aprendizaje fue uno de los más famosos de la Antigüedad, y era algo así como una universidad moderna. Aristóteles enviaba investigadores a distintos lugares y luego éstos regresaban con información nueva sobre cualquier temática: de la sociedad política a la biología. También fundó una importante biblioteca. En un famoso cuadro renacentista de Rafael, La escuela de Atenas, Platón señala hacia arriba, en dirección al mundo de las Formas; Aristóteles, en cambio, extiende el brazo hacia el mundo que tiene delante.

A Platón ya le habría parecido bien filosofar desde un sillón; Aristóteles prefería analizar la realidad que percibimos mediante los sentidos. Rechazó la Teoría de las Formas de su maestro, pues creía que el único modo de comprender cualquier categoría general es mediante el estudio de sus ejemplos particulares. Es decir, para comprender lo que es un gato, él pensaba que es necesario ver gatos reales, no pensar de forma abstracta en la Forma del gato.

Una cuestión sobre la que Aristóteles reflexionó lar- gamente fue «¿Cómo deberíamos vivir?». Tanto Sócrates como Platón habían contestado a esa pregunta antes que él. La necesidad de contestarla es en parte lo que hace que la gente se acerque a la filosofía. Aristóteles tenía su pro- pia respuesta. La versión sencilla es ésta: en busca de la felicidad.

 ¿Pero qué significa ir «en busca de la felicidad»? Hoy en día, la mayoría de las personas a las que se les propusiera que fueran en busca de la felicidad pensarían en formas de pasárselo bien. Para ti la felicidad quizá implica vacaciones exóticas, ir a festivales de música o a fiestas, o bien pasar algún tiempo con amigos. También puede significar repantingarte con tu libro favorito, o ir a una galería de arte. Ahora bien, aunque ejemplos como éstos podrían constituir los ingredientes de una buena vida, Aristóteles no creía que el mejor modo de vivir fuera ir en busca del placer de esta forma. Bajo su punto de vista, cosas como éstas por sí solas, no conformarían una buena vida. La palabra griega que Aristóteles utilizó es eudaimonia (que en inglés se pronuncia «youdie-moania»,1 («Mueres lamentándote») (pero significa lo opuesto). Se traduce a veces como «florecer» o «tener éxito» más que como «felicidad». Es algo más que las sensaciones agradables que puedas obtener de comer un helado con sabor a mango o de ver ganar a tu equipo favorito. Eudaimonia no consiste en los momentos fugaces de dicha o en cómo te sientes. Es algo más objetivo, lo cual puede resultar difícil de entender, pues estamos acostumbrados a pensar que la felicidad está relacionada con cómo nos sentimos y nada más.

 Piensa en una flor. Si la riegas, procuras que le dé la suficiente luz y la alimentas un poco, crecerá y florecerá. Si la descuidas, la mantienes a oscuras, permites que los insectos roigan sus hojas y dejas que se seque, se marchitará y morirá, o, en el mejor de los casos, tendrá un aspecto lamentable. Los seres humanos también pueden florecer como plantas, aunque a diferencia de éstas, nosotros tomamos nuestras propias decisiones: decidimos qué queremos hacer y ser.

Aristóteles estaba convencido de que existe una naturaleza humana y de que los seres humanos tienen una fun- ción. Hay un modo de vivir que se adecúa más a nosotros. Lo que nos diferencia de otros animales y de todo lo demás es que podemos pensar y razonar sobre lo que debemos hacer. De acuerdo con esto, concluyó que la mejor vida para un ser humano es aquélla que utiliza los poderes de la razón.

 Sorprendentemente, Aristóteles creía que las cosas que desconoces –e incluso acontecimientos posteriores a tu muerte– pueden contribuir a tu eudaimonia. Esto puede parecer extraño. Suponiendo que no hay vida después de la muerte, ¿cómo puede afectar a tu felicidad aquello que sucede cuando ya no estás presente? Bueno, imagina que eres padre y que, en parte, tu felicidad reside en las esperanzas depositadas en el futuro de tu hijo. Si, por desgracia, este hijo cae gravemente enfermo después de tu muerte, tu eudaimonia se verá afectada por ello. Según Aristóteles, tu vida habrá empeorado, a pesar incluso de no estar presente. Esto ejemplifica a la perfección su idea de que la felicidad no depende únicamente de cómo te sientes. Desde este punto de vista, la felicidad está relacionada con lo que logras en la vida; y esto puede verse afectado por lo que les suceda a quienes te importan. Acontecimientos fuera de tu control y conocimiento pueden influir. Que seas feliz o no dependerá en parte de la buena suerte.

La pregunta central es: «¿qué podemos hacer para incrementar nuestra posibilidad de eudaimonia?». La respuesta de Aristóteles es: «desarrollar el carácter adecuado». Has de sentir las emociones adecuadas en el momento justo y éstas te conducirán a un buen comportamiento. En parte, esto dependerá de cómo has sido educado, pues el mejor modo de desarrollar buenos hábitos es practicarlos desde temprana edad. Así pues, la suerte también interviene. Los buenos patrones de conducta son virtudes; los malos son vicios.

Piensa en la virtud de la valentía en tiempos de guerra. Puede que un soldado tenga que arriesgar su vida para salvar a unos civiles del ataque de un ejército. A una persona temeraria no le preocuparía su propia seguridad y no vacilaría en involucrarse en una situación peligrosa, aunque no necesitase hacerlo. Sin embargo, eso no es valentía, sólo imprudencia a la hora de afrontar los riesgos. En el otro extremo, un soldado cobarde no podría vencer su miedo para actuar de un modo adecuado y se quedaría paralizado de terror cuando más se le necesitara. En esta situación, sin embargo, una persona verdaderamente valiente o audaz sentiría miedo, pero sería capaz de sobreponerse y hacer algo. Aristóteles creía que toda virtud se encontraba entre dos extremos. Aquí la valentía está a medio camino entre la temeridad y la cobardía. Esto se suele conocer como la doctrina aristotélica de la Aurea Me- diocritas.

 El interés del planteamiento ético de Aristóteles no es únicamente histórico. Muchos filósofos modernos piensan que estaba en lo cierto acerca de la importancia de desarrollar las virtudes, y que su opinión sobre la felicidad era acertada e inspiradora. En vez de procurar incrementar nuestro placer en la vida, dicen, deberíamos intentar ser mejores personas y hacer lo correcto. Esto es lo que hace que la vida vaya bien.

Según esto, parecería que Aristóteles sólo estaba interesado en el desarrollo individual. No es así. Los seres humanos son seres políticos, aseguraba. Necesitamos ser capaces de vivir con otras personas y necesitamos un sistema de justicia para controlar el lado oscuro de nuestra naturaleza. La eudaimonia sólo se puede conseguir en sociedad. Vivimos juntos, y hemos de encontrar la felicidad interactuando con aquéllos que nos rodean en un estado político ordenado.

La brillantez de Aristóteles tuvo un desafortunado efecto secundario. Era tan inteligente, y sus estudios tan concienzudos, que muchos de los que leyeron su obra pensaron que tenía razón en todo. Esto fue nocivo para el progreso, y nocivo para la tradición filosófica que Sócrates había iniciado. Durante cientos de años, la mayoría de los eruditos aceptaron sus opiniones sobre el mundo como una verdad incuestionable. Les bastaba con poder demostrar que Aristóteles había dicho algo. Esto es lo que a veces se llama «argumento de autoridad», y consiste en creer que algo ha de ser cierto porque una «autoridad» importante así lo ha dicho.

¿Qué crees que sucedería si dejaras caer desde un lugar alto un trozo de madera y otro de un metal pesado del mismo peso? ¿Cuál llegaría antes al suelo? Aristóteles pensaba que el objeto hecho del material más pesado, el de metal, caería más rápido. Sin embargo, no es así. Caen a la misma velocidad. Como Aristóteles había declarado que era cierto, durante el periodo medieval prácticamente todo el mundo creía que así debía ser. No se necesitaban más pruebas. En el siglo xvi, Galileo Galilei dejó caer una bola de madera y una bala de cañón desde la torre inclinada de Pisa para comprobarlo. Ambas llegaron al suelo al mismo tiempo. Aristóteles estaba equivocado. Pero habría sido muy fácil demostrarlo mucho antes.

 Confiar en la autoridad de otro era algo completamente contrario al espíritu de la investigación de Aristóteles. También va en contra del espíritu de la filosofía. Una autoridad no demuestra nada por sí misma. Los métodos de Aristóteles eran la investigación, el estudio y el razonamiento. La filosofía crece con el debate, con la posibilidad de estar equivocado, con los puntos de vista contrapuestos, y la exploración de alternativas. Afortunadamente, en casi todas las épocas ha habido filósofos dispuestos a poner en tela de juicio lo que otras personas opinaban. Un filósofo que intentó pensar críticamente sobre absolutamente todo fue el escéptico Pirrón.

5º TRABAJO DE FILOSOFÍA – LA VERDADERA FELICIDAD (Aristóteles)

   Dibuja a Platón y a Aristóteles tal como los pintó Rafael en el fresco “La Escuela de Atenas” (puedes copiar el dibujo que aparece en la página http://www.supercoloring.com/es/dibujos-para-colorear/platon-y-aristoteles o imprimirlo, colorearlo y luego utilizarlo como portada o frontispicio de tu trabajo). EJERCICIO OBLIGATORIO (quien no sepa o quiera dibujar, que imprima la imagen y la repase con rotulador negro o la coloree)

1º Busca información sobre los siguientes asuntos (entre cinco y diez líneas como máximo en cada apartado):
-         -  El reino de Macedonia y Filipo II (busca en la wiki)
-         - Alejandro Magno y la conquista del Imperio persa (busca en la wiki)
-          - Aristóteles (busca en la wiki pero sólo la biografía y principales obras)

2º ¿ Del mismo modo que “una golondrina no hace verano”, por qué unos momentos de placer no hacen a un hombre verdaderamente feliz?

3º ¿Por qué para Aristóteles un niño no es verdaderamente feliz aunque lo parezca?

4º Según Warburton ¿Qué fue Sócrates? ¿Y Platón? ¿Y Aristóteles?

5º ¿Cuáles eran los campos de interés de Aristóteles además de la filosofía?

6º ¿Qué era el Liceo?

7º a)      En el fresco de Rafael, los dos filósofos en su mano izquierda portan un libro. ¿Cuál es el título del libro que lleva Platón? ¿Y el título del que lleva Aristóteles?

b)       ¿A dónde señalan Platón y Aristóteles con su mano derecha?

8º ¿Por qué rechazó Aristóteles la Teoría de la Formas de Platón?

9º ¿Cuál es la respuesta de Aristóteles a la pregunta “¿Cómo debemos vivir?”?

10º ¿Por qué no coincide la idea que la mayoría de las personas tenemos acerca de la felicidad con la que tenía Aristóteles?

11º
a)       ¿Con qué palabra griega designó Aristóteles a la felicidad?

b)      ¿Cómo podemos traducir también dicha palabra?

12º La eudaimonía consiste en cierta medida en crecer y florecer como si los hombres fuésemos una planta. ¿Te parece el florecimiento una buena metáfora de en qué debe consistir la buena vida para los seres humanos, la verdadera felicidad? Justifica tu respuesta

13º Sin embargo, aunque podamos llegar a florecer como plantas, la felicidad del ser humano no puede ser la de un geranio. ¿Por qué la felicidad de los seres humanos es tan diferente a la de las plantas?

14º Entonces, ¿en qué consiste según Aristóteles la felicidad para el ser humano? Es decir, ¿cuál es para el hombre el modo adecuado de florecer (un florecimiento completamente distinto al de las plantas o los animales al ser nuestro “modo de vivir” tan diferente)?

15º ¿Por qué para Aristóteles la felicidad depende también, al menos en parte, de la buena suerte?

16º Para Aristóteles, la respuesta correcta a la pregunta “¿Qué podemos hacer para incrementar nuestra posibilidad de llegar a ser felices?” es “Llegar a desarrollar el carácter adecuado”. 

a)       ¿En qué consiste tener un carácter adecuado, un buen carácter para Aristóteles?

b)      ¿Por qué es tan importante tener un buen carácter?

c)       ¿De qué depende en parte el tener un buen carácter?

d)      ¿Qué son las virtudes?

e) ¿Y los vicios?

17º La valentía es un ejemplo de una cualidad propia de alguien que tiene un buen carácter. La valentía es un patrón de conducta bueno, una virtud, que hace que seamos capaces de enfrentarnos a los peligros que nos acechan. Pues bien, para Aristóteles toda virtud es un término medio entre dos extremos (es “la doctrina del justo medio” o como la denominan en el libro, la “Aurea Mediocritas”). ¿Por qué para Aristóteles las virtudes, como por ejemplo ocurre con la valentía tal como se nos explica en el libro, se encuentra entre dos extremos?

18º ¿Por qué según Aristóteles no basta con ser buenas personas, con ser virtuosos, y necesitamos también la política (necesitamos que la sociedad este organizada y que alguien la gobierne)?

19º El pensamiento de Aristóteles fue el más influyente durante dos mil años. De ahí que Aristóteles se convirtiese en la máxima autoridad en muchas materias.

a)       Explica qué es el “Argumento de autoridad”.

b)      ¿Habría defendido Aristóteles este argumento?

20º Comenta la siguiente frase: “Una autoridad no demuestra nada por sí misma. El método debe ser la investigación, el estudio, el razonamiento. La filosofía crece con el debate, con la posibilidad de estar equivocado, con los puntos de vista contrapuestos, con la exploración de alternativas. Afortunadamente, en todas la épocas ha habido filósofos dispuestos a poner en tela de juicio lo que otros filósofos opinaban?


No hay comentarios:

Publicar un comentario