martes, 13 de marzo de 2018

KANT Ética

capítulo 20
¿Y si todo el mundo lo hiciera? Immanuel Kant

Llaman a la puerta. Abres y ante ti hay un joven que cla- ramente necesita ayuda. Está herido y sangra. Le haces  entrar y le socorres; haces que se sienta cómodo y a sal- vo y llamas a una ambulancia. Está claro que esto es lo correcto. Sin embargo, según Immanuel Kant, si únicamente le ayudas porque te da lástima, no se trataría de una acción moral. Tu compasión es irrelevante a la hora de determinar la moralidad de tus actos. Forma parte de tu carácter, pero no tiene nada que ver con lo que está bien o mal. Para Kant, la moralidad no dependía sólo de qué haces, sino de por qué lo haces. Aquellos que hacen lo correcto no lo hacen simplemente por cómo les hace sentir: la decisión tiene que estar basada en la razón, ésta te indica- rá cuál es tu deber, independientemente de cómo te haga sentir.

Kant pensaba que la moral no debía mezclarse con las emociones; que dispongamos o no de éstas es, en gran medida, una cuestión de suerte. Hay personas que sienten compasión y empatía, otras no. Hay personas que son malas  y a las que les cuesta sentirse generosas; otras se desprenden fácilmente de su dinero y sus posesiones para ayudar a los demás. En cualquier caso, ser bueno debería ser algo que cualquier persona razonable debería conseguir a través de sus propias elecciones: Para Kant, si ayudas al joven porque sabes que es tu deber, se trata de una acción moral. Es lo correcto porque es lo que debería hacer cualquiera que se encontrara en esa situación.

 Esto puede que te parezca extraño. Seguramente piensas que alguien que sienta lástima del joven y le ayude está actuando moralmente, y quizá incluso que es mejor persona por sentir esa emoción. Es lo que Aristóteles habría pensado (ver el capítulo 2). Pero Kant lo tenía claro: si haces algo únicamente por cómo te hace sentir, no se trata de una buena acción. Imagina que alguien siente rechazo cuando ve al joven, pero que, a pesar de ello, decide ayudarle. A ojos de Kant, la acción de esta persona es más moral que si únicamente lo hiciera por compasión. Esto se debe a que la persona que siente rechazo estaría claramente actuando según su sentido del deber, puesto que sus emociones le estarían empujando en una dirección completamente opuesta, animándole a no hacer nada.

Piensa en la parábola del buen samaritano. Éste ayuda a un hombre necesitado al que ve al lado del camino mientras los demás pasan a su lado sin hacer nada. ¿Qué convierte en bueno al Buen Samaritano? Si ha ayudado al hombre necesitado porque piensa que con ello irá al cielo, según Kant su comportamiento no sería moral (pues estaría utilizando al hombre para obtener algo; sería un medio para lograr un fin). Si, como ya hemos visto, le ayuda simplemente por compasión, tampoco. Ahora bien, si le ayuda porque reconoce que se trata de su deber y que sería lo correcto para cualquiera que se encontrara en esas circunstancias, Kant estaría de acuerdo en que el Buen Samaritano es moralmente bueno.

La opinión de Kant sobre las intenciones es más fácil de aceptar que su opinión sobre las emociones. La mayoría de nosotros nos juzgamos por lo que intentamos hacer, más que sólo por lo que conseguimos. Piensa en cómo te sentirías si te derribara accidentalmente un padre que corrie- ra a evitar que su niño pequeño cruzara la carretera. Compáralo con cómo te sentirías si en cambio alguien hiciera lo mismo por diversión. El padre no quería hacerte daño. El matón sí. Sin embargo, tal y como demuestra el siguiente ejemplo, tener buenas intenciones no es suficiente para que tu acto sea moral.

Vuelven a llamar a la puerta. Abres. Es tu mejor amiga. Está pálida, preocupada y sin aliento. Te dice que la están persiguiendo, que un tipo con un cuchillo la quiere matar. La dejas entrar y ella corre al piso de arriba para esconderse. Momentos después vuelven a llamar a la puerta. Se trata del supuesto asesino y tiene apariencia de perturbado. Quiere saber dónde está tu amiga. ¿Está en casa? ¿Se esconde en el armario? ¿Dónde está? Tú sabes que está en el piso de arriba. Pero le mientes. Le dices que ha ido al parque. Sin duda has hecho lo correcto al enviar al supuesto asesino a un lugar equivocado. Probablemente le has salvado la vida a tu amiga. Esto ha de ser un acto moral, ¿no?

No para Kant. Éste pensaba que nunca se debía mentir; bajo ninguna circunstancia. Ni siquiera para proteger a una amiga de un supuesto asesino. Sin excepciones. Esto se debe a que no se puede establecer un principio general en el que todo el mundo mienta cuando le convenga. En este caso, si hubieras mentido y, sin que tú lo supieras, tu amiga hubiera ido al parque, habrías sido culpable de ayudar al asesino. En cierto modo habría sido culpa tuya que tu amiga muriera.

 Este ejemplo lo utilizó el propio Kant. Demuestra lo extrema que era su opinión. No había excepción alguna por lo que respecta a contar la verdad o a los deberes morales. Todos tenemos el deber absoluto de decir la verdad o, según sus propias palabras, el Imperativo Categórico de hacerlo. Un imperativo es una orden. Los Imperativos Categóricos difieren de los Imperativos Hipotéticos. Estos últimos adoptan la forma «Si quieres x, haz y». «Si quieres evitar la prisión, no robes» es un ejemplo de imperativo hipotético. Los Imperativos Categóricos son distintos. Te ordenan algo. En este caso el Imperativo Categórico sería simplemente «¡No robes!». Es una orden mediante la que se te indica cuál es tu deber. Kant creía que la moral es un sistema de imperativos categóricos. El deber moral lo es cualesquiera que sean las consecuencias y las circunstancias.

Para Kant, lo que nos hace humanos es que, a diferencia de otros animales, podemos meditar sobre nuestras elecciones. Seríamos como máquinas si no pudiéramos hacer cosas con un propósito determinado. En casi todas las ocasiones tiene sentido preguntarle a un ser humano: «¿Por qué has hecho eso?». No actuamos meramente por instinto, sino en función de una serie de razones. En palabras de Kant, sobre la base de «máximas». Una máxima es un principio subyacente, la respuesta a la pregunta: «¿Por qué has hecho eso?». Kant creía que la máxima subyacente a un acto es lo que realmente importa. Para él, sólo deberías actuar en base a máximas que fueran universalizables. Para que algo lo sea, se tiene que poder aplicar a todo el mundo. Esto significa que sólo deberías hacer cosas que tuvieran el mismo sentido para ti que para los demás. Hazte siempre la pregunta: «¿Y si todo el mundo lo hiciera?». No seas indulgente contigo mismo. En la práctica, esto significa que no deberías utilizar a las personas sino tratarlas con respeto, reconociendo su autonomía y su capacidad para tomar decisiones razonadas por sí mismas. Esta veneración de la dignidad y la valía del ser humano se encuentra en el corazón mismo de la teoría moderna de los derechos humanos. Es la gran contribución de Kant a la filosofía moral.

Esto es más fácil de comprender mediante un ejemplo. Imagina que tienes una frutería. Eres educado con los clientes y les das el cambio correcto. Puede que lo hagas porque piensas que es bueno para el negocio y que así es más probable que la gente vuelva a gastar dinero en tu frutería. Si ésa es la única razón por la que les das el cambio correcto, los estás utilizando para obtener lo que quieres. Puesto que no podrías sugerir en modo alguno que todo el mundo trata así a los demás, para Kant no se trata de un comportamiento moral. Si, en cambio, les das el cambio correcto porque reconoces que es tu deber no engañar, sí se trata de un acto moral. Se basa en la máxima «No engañes a los demás», una máxima aplicable a todos los casos. Engañar a los demás es un modo de utilizar a la gente para obtener lo que quieres. No puede ser un principio moral. Si todo el mundo se engañara, la confianza desaparecería. Nadie creería nada de lo que dijeran otras personas.

Veamos otro ejemplo que utilizó Kant: imagina que estás completamente arruinado. Los bancos no te quieren prestar dinero, no tienes nada para vender, y si no pagas el alquiler, te quedarás en la calle. Se te ocurre una solución. Vas a ver a un amigo y le pides prestado algo de dinero. Prometes devolvérselo aunque sabes que no podrás hacerlo. Es tu último recurso, no se te ocurre ningún otro modo de pagar el alquiler. ¿Sería aceptable? Kant opina que pedirle dinero prestado a un amigo sin tener la intención de devolvérselo ha de ser inmoral. La razón misma nos lo indica. Sería absurdo que todo el mundo pidiera prestado dinero y prometiera devolverlo a sabiendas de que no podrá hacerlo. De nuevo, se trata de una máxima universalizable. Haz la pregunta: «¿Y si todo el mundo lo hiciera?». Si todo el mundo hiciera promesas falsas como ésta, las promesas perderían todo su valor. Y si no es válido para todo el mundo, no puede serlo para ti. Así pues, no deberías hacerlo. Estaría mal.

Esta forma de pensar sobre lo que está bien y mal basada en el frío razonamiento en vez de en las emociones es muy distinta de la de Aristóteles (ver el capítulo 2). Para éste, una persona verdaderamente virtuosa siempre posee los sentimientos adecuados y, en consecuencia, actúa correctamente. Para Kant, en cambio, los sentimientos únicamente crean confusión e impiden ver si alguien realmente está hacien- do lo correcto o únicamente lo parece. O, visto de un modo más positivo: Kant hizo que la moral estuviera al alcance de cualquier persona racional, independientemente de si tenían la suerte de poseer sentimientos que la empujaran a actuar bien.

 La filosofía moral de Kant es radicalmente opuesta a la de Jeremy Bentham, protagonista del siguiente capítulo. Mientras Kant opinaba que algunos actos son incorrectos independientemente de sus consecuencias, Jeremy Bentham afirmaba que eran precisamente las consecuencias, y únicamente las consecuencias, lo que importaba.

CUESTIONARIO

¿Y si todo el mundo lo hiciera? – Inmanuel Kant

Si te place, dibuja en la portada de tu trabajo la silueta de Kant (busca en google imágenes: silueta Kant).

Como siempre, comienza tu trabajo con una reseña bio-bibliográfica (vida y obra) del pensador Inmanuel Kant (mínimo, la cara de un folio)

NOTA - Para poder responder este cuestionario, tendremos siempre en mente como ejemplo de acción de la que tenemos que evaluar su valor moral, el que aparece en el comienzo del capítulo: un joven herido me pide ayuda y yo lo socorro.

1º ¿Por qué, según Kant, si socorres a alguien que necesita tu ayuda sólo porque te da lástima, tu acción no es moral?

2º Para Kant, la moralidad de una acción no depende de qué haces sino de por qué lo haces. Po ello, aunque hagas lo correcto (el qué haces), si sólo lo haces por cómo te hace sentir (el por qué lo haces), esa acción según Kant no es moral. ¿Cuál debe ser según Kant la única fuente de la acción moral?

3º ¿Por qué Kant pensaba que la acción moral no debe mezclarse con las emociones, tal como sucede en el caso del joven herido al que ayudo (ésta sería la acción moral) al sentir lástima por él (ésta sería la emoción)?

4º Para Kant, hay personas que sienten compasión y empatía, o se sienten generosas. Otras en cambio no lo son. Él pensaba que nuestro buen comportamiento no puede depender de lo que sintiésemos porque tal cosa es fruto del azar (una lotería, al fin y al cabo).

a)       Según Kant, ¿cuándo tu acción de ayudar al joven pasaría a tener valor moral?

b)      ¿Por qué actuar así es lo desde un punto de vista ético lo correcto?

5º ¿Por qué Aristóteles y Kant tenían dos concepciones tan distintas acerca del papel que juegan los sentimientos en la acción correcta? (la respuesta a esta pregunta se puede encontrar en el libro en el penúltimo párrafo del capítulo que estás leyendo; la lectura de este párrafo del capítulo 2º dedicado a Aristóteles también te puede ayudar a responder esta pregunta: La pregunta central es: «¿qué podemos hacer para incrementar nuestra posibilidad de eudaimonia?». La respuesta de Aristóteles es: «desarrollar el carácter adecuado». Has de sentir las emociones adecuadas en el momento justo y éstas te conducirán a un buen comportamiento. En parte, esto dependerá de cómo has sido educado, pues el mejor modo de desarrollar buenos hábitos es practicarlos desde temprana edad. Además, la suerte también interviene. Los buenos patrones de conducta son virtudes; los malos son vicios.)

6º ¿Por qué el buen samaritano no es realmente bueno según Kant si sólo ayuda al hombre que encuentra herido por su deseo de complacer a Dios y ganarse así el cielo?

7º ¿Por qué según Kant es tan importante la intención a la hora de evaluar el valor moral de la acción de alguien que te empuja tirándote al suelo? (la contestación no aparece literalmente en el libro; para contestarla te puedes ayudar del mismo ejemplo de alguien que te empuja).

8º Según Kant, tener buenas intenciones es condición necesaria (condición imprescindible) pero no condición suficiente (no basta) para que un acto sea moral. ¿Por qué? (para responder esta pregunta, puedes analizar el ejemplo que aparece en el libro del asesino perturbado y responder a la siguiente pregunta: ¿por qué si quiero que mi acción sea moral no puedo mentir?; y no puedo mentir aunque mi intención sea buena, la intención de ayudar a que mi amiga  se ponga a salvo, ya que, según Kant, no se puede mentir bajo ninguna circunstancia, pues no puede haber excepciones de ninguna clase para los principios morales. Reformulando la pregunta, ¿Por qué la aplicación de los principios morales no puede depender de las circunstancias?) 

ATENCIÓN: en este ejercicio nº 8 sólo tienes que responder esta última pregunta: ¿por qué la aplicación de los principios morales no puede depender de las circunstancias?


9º Según Kant, la ética trata de principios absolutos, de deberes absolutos y no circunstanciales. O lo que es lo mismo, la ética va de “imperativos categóricos”.

a)      ¿Qué es un imperativo?

b)      ¿Qué tipos de imperativos hay?

c)      ¿En qué difieren los imperativos hipotéticos de los categóricos?

d)      ¿Por qué Kant creía que la moral es un sistema de imperativos categóricos?

10º a) Para Kant, el ser humano no actúa por instinto sino en función de una reflexión que establece una serie de razones para actuar de un determinado modo. Dichas razones se expresan por medio de una máxima. ¿Qué es una máxima?

b) Según Kant, ¿en base a qué tipo de máximas debes actuar siempre si quieres que tu acción sea moral?

c)      ¿Qué significa que una máxima sea universalizable?

d)      ¿Qué pregunta debemos hacernos para saber si una máxima es universalizable?

e)      ¿Qué significa en la práctica que nos exijamos que nuestras máximas sean universalizables?

11º ¿Cuál fue la gran contribución de Kant a la filosofía moral?

12º Al final del capítulo, Warburton nos pone dos ejemplos para comprender la concepción kantiana de la ética. Pues bien, realiza el mismo análisis que acaba de llevar a cabo Warburton pero aplicado al siguiente caso práctico: estoy haciendo uno de los examenes de selectividad, examen del que no he podido contestar ninguna pregunta y que por lo tanto voy a tener que dejar en blanco, cuando se me presenta la ocasión de copiárselo por entero al alumno que tengo delante (el mejor de la clase) sin que se dé cuenta el profesor.

a)      Tienes que dilucidar cuáles serían las dos máximas que nos podemos proponer en esa situación.

b)      Después tienes que llevar a cabo el análisis de su legitimidad moral utilizando como criterio de evaluación el imperativo categórico (que exige que nuestras máximas puedan ser universalizables).






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