martes, 14 de febrero de 2023

2º BACH - KANT II (ética)

 




ÉTICA KANTIANA

En la “Fundamentación de la metafísica de las costumbres” y en la “Crítica de la razón práctica”, Kant desenvuelve su original concepción de la ética (probablemente la parte de su pensamiento que tiene hoy en día más vigencia; el jurista francés René Cassin se inspiró en ella cuando redactó el preámbulo de la DUDH (“Declaración Universal de los Derechos Humanos).

¿Por qué?

Fue el primer filósofo que defendió (y que logró elaborar una doctrina ética mejor fundamentada al respecto) que toda la ética pivota sobre un gran valor: el reconocimiento de la igual dignidad de todos los seres humanos sin excepción, esto es, la afirmación categórica de que todo ser humano es, desde una perspectiva moral, una persona.

¿Qué es una persona según Kant?

Un ser capaz de autodesarrollo autónomo (y por lo tanto, alguien que puede dirigir su propia vida haciendo uso de su propia razón sin necesidad de ser tutelado por el Estado o por las iglesias) y dotado de una valor absoluto, de dignidad (al tener el ser humano dignidad y no precio, no debe ser nunca instrumentalizado, convertido sólo en un medio, ya que es un fin en-sí mismo).

La argumentación que desenvuelve Kant para justificar su original concepción de la moral es un poco alambicada y, como veremos más adelante, también se le ha acusado a Kant de defender una ética rigorista y abstracta.

¿Por qué una ética rigorista?

Porque su obra parece que cumple el adagio latino “fiat iustitia, pereat mundus” (“hágase la justicia, aunque perezca el mundo”) al desentenderse la ética kantiana de varios factores que intervienen en la acción humana y que condicionan la acción moral como son:

El carácter teleológico de la acción humana, el que ésta se estructure como una secuencia continua de medios y fines (la mayoría de cosas que hacemos, las hacemos con vistas a conseguir un fin; por ej., trabajo, pero no por amor al trabajo, sino para ganarme la vida).

El hecho de que toda acción humana es un suceso físico que acontece en el mundo y que, como tal, tiene múltiples consecuencias y efectos (por ej., le digo la verdad a un asesino acerca de dónde está su víctima, y, aunque he hecho lo correcto desde el punto de vista moral al decir la verdad, he colaborado, aunque no fuese mi intención, en el asesinato de una persona).

¿Por qué una ética abstracta?

Porque el principio moral kantiano, el imperativo categórico, no indica lo que tenemos que hacer (no robar, no mentir, cumplir las promesas), sino sólo cómo debemos proceder para actuar moralmente.

Expliquemos más detalladamente, paso a paso, la ética kantiana.



  1. EL SER Y EL DEBER SER



Según Kant, la razón humana tiene dos usos, el uso teórico y el uso práctico.



Por el uso teórico, la razón nos sirve para conocer y por su uso práctico, la razón dirige la conducta. Por el uso teórico, conocemos cómo es el mundo, cómo son las cosas. El uso teórico está vinculado al ámbito de lo necesario, de aquello que no puede ser de otra manera de cómo es (las leyes de la naturaleza y los teoremas matemáticos). Este ámbito necesario se da en la dimensión fenoménica de la realidad, en la experiencia.



El uso práctico, por el contrario, no sirve para conocer, sino para dirigir la conducta, para orientar a la voluntad. Este uso práctico de la razón se vincula no a cómo las cosas son, sino a cómo las cosas podrían ser, o mejor dicho, a cómo deberían ser.



En conclusión, la realidad tiene dos planos (en esto consiste el dualismo kantiano):

  • el ámbito del ser (del conocer, de la ciencia)

  • y el ámbito del debe ser (de la ética).



Ejemplo:

  • pertenece al campo del ser, el hecho de que en el mundo haya guerras (o hambre, o discriminación);

  • pertenece al campo del deber ser, la obligación del ser humano de contribuir a la extinción de dichas lacras.




  1. LA ÉTICA



La ética (y no la ciencia, que trata del ser, de cómo de hecho las cosas son) trata del campo del deber ser. El deber ser no puede expresarse en juicios (como ocurre en la ciencia; las leyes científicas son juicios, juicios universales y necesarios), sino que lo hace mediante imperativos.



¿Qué es un imperativo?



Un mandato, una orden que establece que hay que ejecutar una acción. Ej., “no mientas y di la verdad siempre”



Para Kant, en la ética:



no conocemos nada, pues todo conocimiento es de lo fenoménico, de lo dado en la experiencia, un conocimiento determinado por las condiciones trascendentales de la razón humana (las categorías) en el que



es imposible la existencia de la acción moral, de la acción libre.



  1. EL IMPERATIVO MORAL



No todo imperativo, todo mandato u orden, es moral.



¿Por qué?



Existen dos tipos de imperativos: categóricos e hipotéticos. El imperativo hipotético no es moral; el categórico sí lo es.



¿Qué es un imperativo hipotético?

Aquellos que ordenan algo como medio para conseguir un fin:

  • Si quieres X (fin), haz Y (medio)”

Por ejemplo:

  1. Si quieres la felicidad, compórtate con prudencia, valentía moderación y sé justo.



  1. Si quieres la salvación, ama a tus semejantes, tal como te mandó Jesucristo.



¿Por qué el imperativo hipotético no es un imperativo moral?

1º Porque es condicionado.

2º Porque es contingente.

3º Porque es una mera regla técnica


1. ¿
Por qué es un imperativo condicionado?

El imperativo moral, según Kant, tiene que tener una validez absoluta (por ejemplo, “no asesinar” no puede ser algo relativo, algo que dependa de las circunstancias), y por ello se le exige ser incondicionado. La validez del imperativo hipotético, por el contrario, no es absoluta, sino condicionada.

¿Condicionada a qué?

A la consecución de un fin, pues la acción que manda el imperativo debe servir de medio adecuado para la obtención de un bien (de un fin deseable). Y así, por ejemplo, “si quieres vivir una larga vida, entonces vive con moderación y no cometas excesos”. Aquí la orden que se nos da es vivir morigeradamente. Ese es el imperativo, la orden.

¿Por qué es hipotético?

Porque vivir con moderación solo tiene sentido si quiero vivir una larga vida.

Pero, ¿qué ocurriría si no quiero una vida de este tipo, una vida larga pero aburrida?

Que la orden que me exige templanza, pierde su fuerza, su sentido, su validez como norma. Por todo ello, las órdenes que emanan de los imperativos hipotéticos solo son válidos si acepto como válido previamente aquello que es su condición, el fin al que se encaminan.


2. ¿Por qué es contingente?

Un imperativo es contingente cuando no es ni universal ni necesario. Pues bien, lo que manda el imperativo hipotético hacer no es una regla con validez universal y necesaria.

¿Por qué?

Porque se fundamenta en la experiencia.

Y así, por ejemplo, ¿cómo sé que para vivir una larga vida debo vivir con moderación?

Porque la experiencia nos lo enseña así, pero la experiencia sólo fundamenta verdades contingentes, fácticas (como bien probó Hume). Y así, puede ocurrir que aunque viva con sobriedad al final muera joven porque padezca una enfermedad que me termine matando.

En definitiva:

3. Porque un imperativo hipotético no es una norma moral, sino una norma técnica aplicada a la vida humana, es decir, una regla de habilidad, una simple instrucción que nos indica cómo debemos actuar para conseguir determinadas metas.

Ejemplos:

  • Si quieres que tu coche dure muchos años, no fuerces el motor.

  • Si quieres vivir muchos años, vive con moderación.



  • Si quieres que el motor funcione bien, utiliza aceite de calidad.

  • Si quieres ser feliz, mantén relaciones gratificantes con personas merecedoras de tu confianza (personas de buena calidad).



  1. EL IMPERATIVO CATEGÓRICO “Haz Y”



¿Qué es?



Aquel que ordenada algo sin condiciones (esto es lo que hacía el imperativo hipotético), es decir, lo que ordena no es un medio para conseguir un fin, sino un fin absoluto.



Ejemplo: “Sal de clase”; o “No robes” (no “si no quieres ir a la cárcel, no debes robar”, o “si quieres ser un hombre justo y honrado, no debes robar”). Aquí la orden de salir de clase o de no robar es categórica, no hipotética (sin condiciones).



¿Por qué el imperativo categórico puede ser el imperativo moral?


1. Porque su validez es absoluta, no estando condicionada a su utilidad para conseguir ulteriores fines. Por ello, lo que afirma el imperativo categórico es “bajo ninguna condición, es decir, en ninguna circunstancia, sea ésta cual sea, robes”.

2. Es un tipo de imperativo cuya validez puede ser universal y necesaria.



¿Por qué?



  1. Como vimos antes, su validez no depende de un fin (su validez es incondicionada).



  1. No se fundamente en nada a posteriori, en ninguna experiencia contingente, sino en algo a priori, en la mismísima razón práctica: los imperativos categóricos son una orden de la razón práctica.



¿Cuál es el problema de los imperativos categóricos?

El imperativo categórico es condición necesaria pero no suficiente de la acción moral, es decir, obrar conforme a un imperativo categórico no basta para que la acción sea moral. Y así, el que alguien no robe, cumpliendo un imperativo categórico como es el de “no robar”, no implica que su conducta sea moral, porque quizá su conducta está influenciada por el cálculo (por el miedo a que le cojan y termine por ello en la cárcel o perdiendo la buena fama que tiene entre sus amigos). Por todo ello:



  1. EL DEBER Y LA BUENA VOLUNTAD

No basta para que el individuo se comporte moralmente que actúe al dictamen de un imperativo categórico (no robar).

¿Por qué?

Porque hay que tomar en consideración el factor subjetivo de la acción moral (el factor objetivo es el imperativo categórico, la orden que cumplo).

¿En qué consiste ese factor subjetivo?

En la motivación subjetiva o intención que hay detrás de la acción. Según Kant, la acción sólo es moral cuando está motivada por el cumplimiento del deber.

¿Por qué no robo?

Porque es mi deber (mi deber de ser racional) no hacerlo (no por otras motivaciones no racionales, como puede ser el de las consecuencias que me podría acarrear el robar).

Y es que, según Kant, las acciones que se ajustan al imperativo categórico pueden ser:

1. Acciones conforme al deber (legales, pero no morales). Ejemplo: el carnicero que no cobra precios abusivos, pero que lo hace por miedo a perder su clientela.

2. Acciones por deber (si las anteriores eran legales, pero no morales, éstas son morales). Ejemplo: el carnicero que no cobra precios abusivos porque es su deber no hacerlo.

1. Las acciones conforme al deber se ajustan a la norma, al imperativo categórico, pero sólo por las consecuencias, no por la norma misma, es decir, por los efectos que puede acarrear su incumplimiento. Ejemplo: no copio porque me pueden pillar, no porque copiar esté mal. Las acciones de este tipo pueden ser legales, pero no morales.

2.
Las acciones por deber (ejemplo: no copio porque está prohibido, porque mi conciencia me dicta que no copie) son las únicas que son morales.

¿Qué es el deber?

Aquella acción que el individuo ejecuta impulsado, motivado, exclusivamente por el respeto a la ley moral. Sólo el individuo que actúa por deber tiene una buena voluntad y ésta es lo único absolutamente, incondicionalmente, bueno que existe en el universo (esto es lo que convierte al ser humano en una persona, en un ser dotado de dignidad).

En conclusión, un imperativo categórico es un imperativo moral cuando manda categóricamente hacer algo, pero lo manda sólo por deber. Y así, el imperativo categórico “No robes” no es aún un imperativo moral, mientras que el imperativo categórico “No debes robar” sí ya lo es, sí es completamente un imperativo moral.

Imperativo moral:

No robes……………………………………….por deber

factor objetivo (orden categórica) factor subjetivo (motivación: el deber)



  1. EL IMPERATIVO CATEGÓRICO FORMAL (LA ÉTICA FORMAL KANTIANA)



¿Hemos llegado ya a la conclusión de la reflexión moral kantiana?



No, aún nos queda lo más difícil de explicar, la razón de por qué se tachó y se tacha a la ética kantiana de abstracta.



Antes de desenvolver estos aspectos, tenemos que explicar qué es una máxima: las máximas son las reglas de comportamiento que cada individuo utiliza en su vida ordinaria para orientarse y saber cómo tiene que actuar. Son reglas de comportamiento subjetivas, no objetivas (la “ley moral” es la única norma moral objetiva), ya que cada individuo particular, no su razón (la ley moral es la que procede de la razón), se la da a sí mismo. Son reglas con contenido que indican cómo hay que obrar.



Ejemplos de máximas:

  • no debo copiar en los exámenes nunca, aunque tuviese la oportunidad de hacerlo sin que me pillasen”;

  • no debo copiar, a no ser que no me puedan pillar; en ese caso, copiaré”.

Pues bien, Kant afirmaba que su ética era formal y no material (como por el contrario habrían sido todos los sistemas éticos anteriores al suyo).

¿Qué es una ética material? ¿Qué es una ética formal?

Según Kant, en toda norma moral hay que distinguir entre su materia y su forma.

¿Qué es la materia de la norma?

Su contenido, la acción concreta que prescribe (no robar)

¿Qué es su forma?

Su carácter de ley, el que establezca una obligación (universal y necesaria) y que dicha obligación ha de ser respetada por deber (no por cálculo, utilidad o miedo…).



Ejemplo: por deber, no robaré nunca

forma materia forma

Pues bien, según Kant, el imperativo categórico moral, el imperativo categórico de la moralidad, tiene que ser puramente formal porque los imperativos categóricos materiales (no robar, no mentir) tienen contenido y están ligados de un modo u otro a la experiencia (y por lo tanto a sus contingencias) y a la facultad de apetecer (al mundo subjetivo de los deseos y las emociones del individuo).

Por ello, el imperativo categórico kantiana no nos va a indicar qué tenemos que hacer (no mentir, no robar), sino que va a establecer las dos condiciones (las condiciones trascendentales de la moral, el a priori de la moralidad) que se tienen que dar siempre para que mis máximas de acción (las reglas ya sí con contenido que de hecho orientan al individuo en su vida) puedan considerarse como aceptables (moralmente legítimas) desde una perspectiva ética. Estas dos condiciones son:

  1. La exigencia del deber: significa que sólo el deber puede motivar mi acción. Si mi acción está motivada por mi compasión (moral cristiana), mi generosidad (Hume), mi agradecimiento, o por cálculo, o por miedo, no es moral. Sólo lo es, si lo único que me mueve a actuar es el cumplimiento de mi deber como ser racional.



  1. La exigencia de universalidad: significa que mis máximas (que son de mi uso particular, es decir, normas morales personales) tienen que poder ser universalizables (es decir, que cualquier sujeto racional tiene que poder hacer suya la máxima que dirige mi acción).



¿Por qué habla Kant de máximas?

Porque las máximas sí tienen contenido (la materia de la norma moral). La máxima es una norma de acción subjetiva, ciertamente, no objetiva, como el imperativo moral, pero con contenido. El problema de la ética kantiana es que el imperativo moral es puramente formal, es decir, no tiene, ni puede tener contenido (no nos indica cómo tenemos que obrar; ejemplo: “bajo ninguna circunstancia debo copiar”, no es un imperativo moral, sino una máxima de acción que yo me doy a mí mismo cuando voy a hacer un examen, pero que se ajusta a las condiciones trascendentales, a priori, del imperativo categórico puramente formal (la universalidad y el deber) y por ello mi máxima es legítima, válida éticamente, moralmente correcta.

Es por todo ello por lo que se dice que el imperativo categórico es un criterio que nos sirve para comprobar, para testar, la moralidad de mis máximas (es la piedra de toque de la moralidad) y que la ética kantiana es una ética procedimental porque no nos da ningún tipo de instrucción concreta acerca de cómo debemos vivir (algo que por otro lado sería contrario a nuestra dignidad de seres autónomos), sino que establece sólo un procedimiento para que podamos evaluar la moralidad de nuestras máximas.



  1. LAS TRES FORMULACIONES DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO FORMAL

Pues bien, veamos las distintas formulaciones dadas por Kant del imperativo categórico formal, el único imperativo moral: la ley moral. Kant formulo el imperativo categórico de cinco modos distintos. Aquí sólo vamos a ver tres de ellos.

  1. Obra de acuerdo con una máxima que puedas querer que se convierta en una ley universal”



¿Qué afirma dicha formulación? Dos cosas:



  1. Que si puedo pensar en la universalización de mi máxima sin contradicción, entonces ésta es moral.



  1. Que si por el contrario no puedo hacerlo (esto es, si me contradigo cuando intento universalizar mi máxima), entonces no lo es, no es moral (mi máxima no es moralmente válida, legítima).



Ejemplo: ¿puedo sin contradicción afirmar que “no debo copiar en ninguna circunstancia”? ¿Puedo hacer lo mismo con la máxima contraria, la que afirma que “no debo copiar, a no ser que tenga oportunidad de ello”?

En el primer caso la universalización de la máxima es posible, pues puedo afirmar sin contradicción que nadie debe copiar.

Tal cosa nos sucede con su máxima contraria. Si intento universalizar la máxima que me permite copiar, si puedo salir impune de tal hecho, en caso de ser universalizada, haría posible que todo el mundo copiase y por lo tanto (hete aquí la contradicción) que el propio valor de las notas (y la utilidad de los exámenes) desapareciese.

Kant nos invita a pensar, cuando nos exige universalizar nuestras máximas, lo siguiente: “¿Qué ocurriría si todo el mundo hiciese lo mismo?”

Si el resultado fuese el caos (el desorden de la vida humana, el fin de la paz y de la cooperación social) nos encontraríamos ante una máxima inmoral.

Kant formuló el imperativo categórico de otros dos modos ya no tan abstractos:

  1. Obra de tal modo que trates a tu semejante siempre como un fin en sí mismo, y no sólo como un medio”.

    En esta formulación del imperativo categórico, se establece a la persona humana, irreductible a cualquier instrumentalización (ningún ser humano puede ser tratado sólo como un medio), como valor moral supremo (como un fin, un fin absoluto), como un ser “
    con dignidad y no precio”.



  1. Obra como si fueses un legislador en el reino de los fines”.

    ¿Qué es el reino de los fines?



Una sociedad de personas, una sociedad en la que todos los seres humanos son considerados y tratados como personas. Aquí se establece que las normas morales son aquellas que permitirían la instauración de una comunidad humana donde los hombres son considerados fines en sí mismos. A esas normas las denominamos hoy en día “derechos humanos” (reino de los fines = sociedad de personas; sociedad humanizada).



  1. ÉTICA AUTONOMA versus ÉTICAS HETERÓNOMAS

Finalmente, Kant afirmó que sólo su ética puede ser considerada una ética autónoma y no heterónoma.

¿Qué es una ética autónoma?

Aquella que es independiente de la experiencia (del mundo de la naturaleza, de sus leyes y sus mecanismos; a este mundo es al que pertenecen los deseos y emociones humanas). Una ética autónoma es aquella en el que la razón es independiente de la naturaleza para hacer sus propias leyes (ajena a las que rigen en el mundo) y por ello la razón se dará a sí misma sus propios fines (unos fines que ya no vendrán del orden de la naturaleza o de Dios, tal y como defendían las éticas heterónomas: las éticas griegas y la ética cristiana). El que la ética sea autónoma quiere decir, a la postre, que el individuo debe guiarse exclusivamente por la razón para así lograr emanciparse de todas las instancias externas (la tradición, la autoridad civil y religiosa…) e internas (las pasiones) que la tutelan y la oprimen. Es el ideal máximo del pensamiento ilustrado: lograr la definitiva emancipación de la humanidad a través de la razón.

Pues bien, una vez hecho esto, Kant se pregunta cómo es posible que haya en el mundo un ser que se comporte moralmente. Para que exista un ser así, un ser que actúe moralmente en el seno de una naturaleza amoral, tienen que darse unas condiciones.

¿Qué condiciones son éstas? Aquí vamos a dar comienzo a la explicación de los “postulados” de la razón práctica, el apéndice o corolario de la moral kantiana.


  1. LOS TRES POSTULADOS DE LA RAZÓN PRÁCTICA

¿Qué es un “postulado”?

Una proposición sobre la realidad que no es demostrable por la razón teórica, pero que deben ser aceptadas como verdaderas si queremos explicar y entender cómo es posible que se dé el hecho (faktum) de la moralidad. Por lo tanto, postulado = condición metafísica

1º CONDICIÓN METAFÍSICA: VOLUNTAD LIBRE

Para que la acción moral sea posible, tiene que existir un sujeto moral dotado de una voluntad libre.

La voluntad del ser humano ha de ser libre. El problema es que la libertad no existe en el mundo de la naturaleza, tal como demostró en la Crítica de la razón pura.

¿Cómo puede, entonces, el ser humano tener una voluntad libre?

El hombre es libre, pero lo es en el ámbito nouménico, no en el fenoménico.

¿Cómo sabemos que somos libres?

No podemos conocernos como seres libres, pero sí experimentarnos como seres libres. Esa experiencia la tenemos a través de la experiencia moral, la experiencia del deber.

En conclusión: la libertad es el primer postulado de la razón práctica.


2º CONDICIÓN METAFÍSICA: ALMA ESPIRITUAL INMORTAL

Esta voluntad libre tiene que ser la voluntad de un alma (de una sustancia incorpórea, espiritual).

En el mundo fenoménico no existen este tipo de substancias (las almas, las substancias incorpóreas), pero en el nouménico sí pueden existir. Por lo tanto, si soy un sujeto moral (un sujeto libre), entonces yo soy una substancia espiritual, un alma (y no sólo un cuerpo; un cuerpo que, como todos los cuerpos, está sometido a las inexorables leyes de la naturaleza, y no puede tener dignidad).

Esa alma, además, ha de ser inmortal.

¿Por qué?

Si la razón nos manda la virtud, entonces, como no es posible en nuestra corta vida obrar sólo por deber (llegar a tener una voluntad santa, una voluntad sólo virtuosa; la voluntad santa es la de aquel que sólo actúa movido por el deber), entonces, para que la razón no nos exija un imposible, es necesario que la razón nos conceda toda la eternidad para alcanzar la virtud. Conclusión: la inmortalidad del alma es el segundo postulado de la razón práctica.



3º CONDICIÓN METAFÍSICA: EXISTENCIA DE DIOS

Finalmente, la naturaleza humana es contradictoria.

¿Por qué?

Por un lado, el hombre pertenece al mundo nouménico del deber ser. Por otro lado, es un cuerpo con deseos y pasiones.

Como ser fenoménico (como ser con deseos y pasiones), el hombre busca la felicidad (la felicidad consiste en la satisfacción de todos los deseos). Pero como ser nouménico, el hombre busca la virtud (la santidad).

Felicidad y virtud no son incompatibles, pero tampoco se coímplican (se puede ser feliz sin ser virtuoso; y la virtud no nos hace felices: nos hace justos, pero no felices). En palabras de Kant, “la virtud no nos hace felices, sino sólo dignos de la felicidad”. Esa especie de contradicción que se produce en la naturaleza humana, sólo se podría superar si se armonizasen ambos planos, el de la naturaleza y el de la moral, el del ser y el del deber ser, para que estuviesen orientados al mismo fin.

¿Quién puede garantizar esto?

Sólo un Dios todopoderoso, responde Kant. Por eso, si queremos que el supremo bien (el supremo bien es la armonía de la moral y la felicidad) sea posible, tenemos que postular que Dios existe y Él se encargará de hacer posible la conciliación final de los dos planos de la vida humana: el plano sensible (natural) y el plano inteligible (la moral).

En conclusión: la existencia de Dios es el tercer postulado de la razón práctica.

Libertad, inmortalidad del alma y existencia de Dios son los postulados de la razón práctica. Kant los denominó postulados porque, aunque no son demostrables desde un punto de vista teórico (en la Crítica de la razón pura demostró que no se puede probar teóricamente ni que el ser humano es libre –tercera antinomia de la razón pura-, ni que tengamos un alma inmortal –paralogismos de la razón pura-, ni que Dios exista -ideal de la razón pura-) son condiciones de posibilidad de la moral. Gracias a ello, los objetos de la metafísica (el mundo, el alma y Dios) que no podían ser conocidos por la razón teórica, pueden ser investigados a través de la experiencia moral.

Estos postulados, además, abren el camino para:

1. La justificación racional de la fe religiosa (cuestión tratada en su obra “La religión dentro de los límites de la razón”).

2. La contestación a la tercera pregunta filosófica fundamental “¿Qué me cabe esperar?” (pregunta respondida en “La Crítica del juicio” y en sus escritos políticos como “La paz perpetua”, etc.).




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