INSTRUCCIONES PARA EJECUTAR EL EXAMEN DE SELECTIVIDAD EN LA ASIGNATURA DE FILOSOFÍA
1º Antes de la prueba:
a)
Comprar un tipo de bolígrafo que facilite el escribir
lo más rápido posible (tipo “pilot”). Llevar al examen dos unidades.
b)
No olvidar llevar un reloj de pulsera para saber
exactamente de cuánto tiempo dispongo en cualquier momento del examen (y
también para no cometer ningún error a la hora de llegar a los distintos
exámenes a la hora)
2º Ante la prueba. Delante
vais a tener dos opciones de examen: opción A y opción B. Si una de ellas
corresponde a los bloques 3º, 6º o 7º (es decir, a los bloques san Agustín/
santo Tomás, Marx o Nietzsche), elegimos necesariamente la otra opción, aquella
que corresponde a los autores que hemos preparado a lo largo del curso.
En caso de que las dos opciones
correspondan a los autores que llevamos estudiados, ¿qué opción es más
inteligente elegir? A mi entender, elegiré la opción que a uno le resulte más
cómodo desarrollar:
- ya sea
porque el examen es objetivamente más fácil. Por ejemplo, si tengo que elegir
entre un examen de Platón o de Kant, optaré por la opción de Platón (ya que me
piden que desarrolle la teoría de las Ideas) que la opción alternativa de Kant (en
la que tengo que explicar la síntesis kantiana entre el racionalismo y el
empirismo),
- ya sea
porque la he estudiado más y/o recuerdo mejor en el momento del examen (por
ejemplo, ante el mismo caso anterior, a la hora de elegir entre Platón o Kant,
elijo a Kant ya que, aunque es objetivamente más complicado, recuerdo mucho
mejor la cuestión temática que tengo que desarrollar ya que al ser el último
autor que preparé durante el curso, lo tengo más fresco y vivo en la memoria
(amén de que como tuve que presentarme a un examen de recuperación, lo estudié
a fondo en dos ocasiones).
3º Ejecución de la prueba.
a)
No olvidéis que tenéis que redactar una “Composición
filosófica” en la que se va a valorar no sólo vuestro grado de conocimiento de
un autor y de una época (es decir, los folios chapados) sino también 1º la
calidad de vuestra expresión escrita y 2º el que todo lo que uno vaya contando
siga un hilo discursivo que sea fácilmente reconocible por el corrector
de la prueba (uno debe intentar conseguir que todo lo que explica en su
composición este bien trabado, es decir, que no sea una mera acumulación de
datos, de información que uno ha memorizado a machamartillo sino que lo que uno
está contando en cada momento sea la consecuencia lógica de lo que
anteriormente acaba de explicar amén de que dé siempre la sensación que he
logrado entender aquello de lo que estoy hablando). Por ello, es sumamente
importante que cuidéis especialmente no sólo lo qué decís sino el cómo lo decís
y el cómo exponéis lo que decís.
b)
Os van a entregar un cuadernillo en blanco en el que vais
a tener que desarrollar vuestra composición. Os recomiendo que dejéis la
primera hoja en blanco por las dos caras y comencéis vuestro examen por la segunda hoja
del cuadernillo desarrollando la cuestión temática que os piden que
desenvolváis (por ejemplo, en un examen de Aristóteles, comienzo el examen
desarrollando la cuestión temática de la ética aristotélica. ¿Por qué comenzar
por ella y no por el principio de la composición? Porque ésta es la parte 1º
más amplia y extensa que tengo que elaborar y 2º es la que más puntos vale del
examen (6 puntos). Por lo tanto, es a la que más tiempo uno debe dedicar sin
que en ningún momento la limitación del tiempo (por ejemplo, encontrarme que
sólo me quedan 25 minutos y que aún estoy por la mitad del desarrollo de la
larguísima explicación de la ética aristotélica) se pueda convertir en un
obstáculo de su ejecución. ¿Cuánto tiempo debo dedicar a esta segunda parte?
Una media de 50 minutos (los otros 40 minutos los dedicaré a las otras dos
partes del examen: entre 20 y 30 minutos a la primera parte, la
contextualización, y los entre 10 y 20 minutos restantes, para cumplimentar la
tercera parte, esto es, la comparativa y el juicio crítico).
No olvidéis a
la hora de llevar a cabo esta segunda parte dos cosas:
1º comenzar siempre con una introducción retórica que le indique
claramente al corrector que vais a desarrollar seguidamente dicha segunda parte
(no olvidéis que tenéis que facilitar todo lo posible a los correctores la
tarea que están realizando, poniéndolos siempre a vuestro favor; quizá en el
momento en que les toque corregir vuestro examen lleven ya más de cien exámenes
corregidos y por lo tanto están agotados y sus capacidades para corregir estén
mermadas).
2º no dejéis nunca de hacer alguna referencia al texto, ya sea a lo
largo del desarrollo de vuestras explicaciones (que sería la forma ideal de
referirse al texto), ya sea al principio o al final de esta segunda parte
(estoy convencido de qué decir algo sobre el texto, lo cual implica
supuestamente que durante el examen lo has leído y que has llegado a entenderlo
y a relacionarlo con la cuestión que te exigen que desenvuelvas, es valorado
con uno o dos puntos de los seis en total que vale esta parte). Indicar siempre
claramente que os estáis refiriendo a algún aspecto en concreto del texto que
está relacionado con algo que estáis explicando en la cuestión temática. Para
facilitaros la tarea del comentario de los textos, he remarcado en negrita las
ideas fundamentales de todos los textos que pueden caeros en selectividad.
Están a vuestra disposición en el blog del departamento de filosofía “axitaciónfilosófica.blogspot.com”,
en la última entrada, “la composición filosófica”.
Una vez rematada la segunda parte,
pasad a redactar la primera parte en la primera hoja del cuadernillo. Tiene dos
partes: la contextualización histórica y filosófica del autor que os ruego
encarecidamente que nunca dejéis de preparar (es 1´5 que uno se asegura siempre
en todos los exámenes) y la cuestión contextual. No olvidéis de diferenciar
claramente estas tres partes (contextualización socio-histórica,
contextualización filosófica y cuestión contextual con los pertinentes puntos y
aparte e introducciones retóricas del tipo “paso seguidamente a dar cuenta de
la cuestión contextual por la que se me inquiere”. Al ejecutar esta primera
parte sólo tengo que tener cuidado con dos cosas:
1º no pasarme
de tiempo y dejar como mínimo entre 10 y 20 minutos para la tercera parte del
examen (es posible pasarse del tiempo porque algunas cuestiones contextuales
son muy largas) y
2º darme
cuenta que tengo un espacio limitado para desarrollar mis explicaciones, lo
cual me obliga desde el principio a adecuar el tamaño de mi letra al espacio
del que dispongo (os recomiendo que desarrolléis en la cara anterior las
contextualizaciones y en la posterior la cuestión contextual).
Finalmente,
tras los puntos y aparte y las introducciones retóricas correspondientes, en
los últimos 20-10 minutos de la prueba, paso a realizar la tercera parte:
comparativa y juicio crítico. Mi recomendación es que preparéis siempre el
juicio crítico (son sólo seis, uno por autor) y se os puntuará entre un 0´5-0´75
más vuestra composición. Para facilitaros el estudio de esta parte, también
podéis encontrar en el blog los juicios críticos con la parte más reseñable
subrayada en negrilla.
c)
Una vez rematada la prueba, si me quedase tiempo, tengo
dos opciones: la más fácil es la que todos normalmente hemos elegido a lo largo
de nuestra trayectoria académica, levantarnos, entregar el examen y abandonar
el aula como quien huye de una cámara de los horrores. Con lo que nos estamos
jugando, no es una elección muy prudente. Siquiera por una vez en la vida, no
está de más elegir la opción alternativa que ya os podréis imaginar cual es:
aunque no me apetezca lo más mínimo, releo mi examen intentando localizar
errores y, en la medida de lo posible, subsanarlos:
1º faltas de ortografía (bajan la nota)
2º incorrecciones sintácticas, anacolutos, etc. (bajan la nota)
3º crasos errores (errores graves) como afirmar que Descartes fue un
filósofo empirista (bajan un montón la nota ya que convencen al corrector que
no te enteras de nada y que lo único que has hecho ha sido chapar)
4º errores de bulto (errores veniales) como indicar que Kant nación en
Rusia y no en Prusia (bajan la nota)
Es mucho lo
que está en juego (en ocasiones, la selectividad se aprueba o se suspende por
una décima; en otros casos, entro en una carrera o me quedo fuera también por
una décima) por lo que no está demás poner todo de nuestra parte para arañar
hasta la última décima y obtener el mejor resultado posible.
d)
Exclusivamente para aquellos que tienen una letra
pésima o adolecen de mala presentación de sus exámenes. Haced el mayor esfuerzo
posible por que vuestra letra sea legible y por que el examen esté lo menos
emborronado posible.
e)
Una última recomendación. Si a lo largo del curso he
dejado algún autor (se me viene a la mente, Locke. ¿Por qué será?) o alguna
cuestión temática sin preparar (pienso por ejemplo en “Kant y la Ilustración”), estoy
jugando a la ruleta rusa y puedo salir escaldado. En el examen de selectividad
sólo soy un código de barras y el profesor que corrige mi examen nada sabe de
mí ni de lo que he ido haciendo, con mayor o menor acierto, a lo largo del curso.
Por ello, para todos aquellos que están en esta situación (que sois unos
cuantos, como bien sabéis) os ruego encarecidamente que os preparéis estos días
que restan a la celebración de la prueba (disponéis de un par de semanas) esas
partes que aún no habéis estudiado.
4º Después de la prueba.
Una vez conozcamos la nota que me han puesto en el examen de filosofía, tengo
tres opciones: 1º Estar de acuerdo con dicha nota. 2º No estar de acuerdo con
ella, pero conformarme con la nota que me han puesto. 3º No estar de acuerdo
con ella y reclamar.
En este último caso, tengo que
tener en cuenta lo siguiente. Si reclamo, me van a corregir de nuevo el examen
y me pueden tanto subir la nota como bajarla (por lo tanto, sólo reclamaré si
la nota final está por debajo muy claramente de las expectativas de nota que
“realistamente” me hago; es decir, no merece la pena reclamar si me han puesto
un 5´5 y considero que me merezco un 6). El riesgo de que me bajen la nota debo
tenerlo siempre presente y por ello tengo que ponderar bien las consecuencias
que puede implicar para mi nota final de selectividad (y para entrar en
determinadas carreras en las que exigen notas de corte) el que no me suban la
nota de filosofía sino que me la bajen.
Si decido reclamar y me suben la nota (por
ejemplo, paso de un 6 a
un 6´75) debo llegar al final del proceso, esto es, debe presentar una segunda
reclamación. ¿Por qué? Porque si en la primera reclamación me han subido la
nota es porque en la segunda corrección me han puesto un 7´5 (y por ello,
haciendo la media con el 6 que obtuve como primer resultado, la nota de la
primera reclamación es un 675). En la segunda reclamación, el examen es
corregido por el presidente del grupo de trabajo que se encarga de la elaborar
la prueba de selectividad, y su
planteamiento, tal como me aseguró telefónicamente hace un par de años, es
mantener la nota de la segunda corrección (es decir, la nota puesta por los
correctores del examen tras haber interpuesto la primera reclamación, esto es,
un 7´5).