martes, 30 de enero de 2018

DARWIN

capítulo 25
Diseño poco inteligente Charles Darwin

«¿Está usted emparentado con los monos por parte de abuelo o de abuela?» Ésta es la socarrona pregunta que le hizo el obispo Samuel Wilberforce a Thomas Henry Huxley en un famoso debate que tuvo lugar en el Museo de Historia Natural de Oxford en 1860. Huxley estaba defendiendo las ideas de Charles Darwin (1809–1882). La pregunta de Wilberforce pretendía ser a la vez un insulto y una broma. Pero le salió el tiro por la culata. «Gracias, Dios, por ofrecérmelo en bandeja», murmuró Huxley en voz baja, y contestó que prefería estar emparentado con un simio que con un ser humano que eludía el debate burlándose de sus ideas científicas. También podría haber respondido que descendía de ancestros simiescos por ambas partes; si bien no era algo que hubiera sucedido recientemente, sino tiempo atrás. Esto es lo que aseguraba Darwin. Todo el mundo los tiene en su árbol genealógico.

Esta idea causó un gran revuelo casi desde el mismo momento en que su libro El origen de las especies se publicó en 1859. A partir de entonces, ya no fue posible pensar en los humanos como seres completamente distintos del resto del reino animal. Ya no eran especiales: habían pasado a formar parte de la naturaleza como cualquier otro animal. Esto puede que a ti no te parezca nada sorprendente, pero sí lo fue para la mayoría de victorianos.

 Podrías pensar que lo único que hace falta para advertir nuestra cercanía con los simios son unos pocos minutos en compañía de un chimpancé o un gorila, o quizá una atenta mirada en el espejo. Pero en la época de Darwin, más o menos todo el mundo suponía que los seres humanos eran muy distintos a cualquier otro animal y la idea de que compartíamos parientes lejanos con ellos parecía ridícula. Había mucha gente que pensaba que las ideas de Darwin eran una locura y obra del diablo. Algunos cristianos se aferraron a su creencia de que el Libro del Génesis contaba la verdadera historia de cómo Dios creó todos los animales y las plantas en seis ajetreados días. Dios había diseñado el mundo y todas las cosas que había en él, asignándoles un lugar determinado para toda la eternidad. Estos cristianos creían que todas las especies de animales y plantas habían permanecido inmutables desde la Creación. Incluso hoy en día hay quienes todavía se niegan a creer que la evolución es el proceso mediante el cual hemos llegado a ser lo que somos.

Darwin era biólogo y geólogo, no filósofo, así que puede que te preguntes por qué hay un capítulo dedicado a él en este libro. La razón de su inclusión es que su teoría de la evolución por medio de la selección natural y las versiones modernas de ésta han tenido un profundo impacto en cómo los filósofos  –así como los científicos– piensan sobre la humanidad. Es la teoría científica más influyente de todos los tiempos. El filósofo contemporáneo Daniel Dennett la consideró «la idea más brillante que jamás ha tenido nadie». La teoría explica cómo los seres humanos, las plantas y los animales han llegado a  ser lo que son y cómo todavía hoy día siguen cambiando.

Una consecuencia de esta teoría científica fue que a partir de entonces resultó más fácil que nunca creer que Dios no existía. El zoólogo Richard Dawkins escribió: «No me imagino siendo ateo antes de 1859, cuando se publicó El origen de las especies de Darwin». Antes de 1859 había habido ateos, claro está –David Hume, el filósofo que protagoniza el capítulo 17, probablemente fue uno–, pero hubo muchos más después. No hay por qué ser ateo para creer en la evolución: muchos creyentes religiosos son darwinistas. Lo que no se puede es ser darwinista y además creer que Dios creó todas las especies exactamente tal y como son hoy en día.

De joven, Darwin emprendió un viaje de cinco años en el HMS Beagle y visitó Sudamérica, África y Australia. Fue la aventura de su vida (tal y como lo habría sido para la de cualquiera). Antes de eso, no había sido un estudiante par- ticularmente prometedor, y nadie habría esperado que fuera a realizar una contribución tan impresionante al pensamiento humano. En la escuela no fue ningún genio. Su padre estaba convencido de que iba a ser un vago y un deshonor para su familia porque se pasaba demasiado tiempo disparando y cazando ratas. Comenzó a estudiar medicina en Edimburgo, pero la cosa no funcionó y decidió entonces cambiarse a la Universidad de Cambridge y estudiar teología para hacerse sacerdote. En su tiempo libre era un naturalista entusiasta y coleccionaba plantas e insectos, pero no había ninguna señal de que fuera a convertirse en el mayor biólogo de la historia. En muchos sentidos, parecía algo perdido. No sabía realmente lo que quería hacer. Pero el viaje del Beagle lo transformó.

El viaje consistió en una expedición científica alrededor del mundo, en parte para trazar el mapa de las costas de los lugares que el barco iba a visitar. A pesar de su falta de cualificaciones, Darwin aceptó el cargo de botánico oficial, aunque también hizo detalladas observaciones de rocas, fósiles y animales de los lugares en los que atracaban. El pequeño barco se llenó rápidamente con las muestras que recogía. Afortunadamente, pudo enviar la mayoría de su colección a Inglaterra, donde fue almacenada para su investigación.

La parte más valiosa del viaje resultó ser, con diferencia, la visita a las islas Galápagos, un grupo de islas volcánicas del oceáno Pacífico a unos ochocientos kilómetros de Sudamérica. El Beagle llegó a las islas Galápagos en 1835. Ahí había muchos animales interesantes para examinar, entre ellos tortugas gigantes e iguanas marinas. Aunque en aquel momento no fue consciente de ello, los más importantes para la teoría de Darwin serían una serie de pinzones más bien anodinos. Cazó una gran cantidad de estos pequeños pájaros y los envió a casa para examinarlos más adelante. El estudio posterior revelaría que había trece especies distintas. Las pequeñas diferencias entre éstas se encontraban básicamente en los picos.

 Al regresar a Inglaterra, Darwin abandonó sus planes de hacerse sacerdote. Los fósiles, las plantas y los animales muertos que había ido enviando mientras estaba de viaje le habían hecho bastante famoso en la comunidad científica. Se hizo naturalista a tiempo completo y se pasó muchos años trabajando en su teoría de la evolución, además de convertirse en un experto mundial en percebes, esos pequeños animales parecidos a lapas que se aferran a las rocas y a los cascos de los barcos. Cuanto más pensaba en ello, más se convencía de que las especies habían evolucionado mediante un proceso natural y que, en vez de permanecer inmutables para siempre, estaban en constante cambio. Finalmente, formuló la teoría de que las plantas y animales que se habían adaptado a su entorno tenían más posibilidades de sobrevivir el tiempo suficiente para transmitir algunas de sus características. A lo largo de extensos periodos, este patrón producía plantas y animales que parecían haber sido diseñados para vivir en los entornos en los que habían sido en- contrados. Las islas Galápagos proveyeron algunas de las mejores pruebas de la evolución en acción. Por ejemplo, en algún momento de la historia, creía Darwin, los pinzones habían llegado aquí desde el continente, puede que empujados por fuertes vientos. A través de cientos de generaciones, los pájaros de cada isla se habían ido adaptando progresivamente al lugar en el que vivían.

No todos los pájaros de la misma especie son iguales. Suele haber una gran variedad. Puede que un pájaro tenga el pico ligeramente más puntiagudo que otro, por ejemplo. Si tener este tipo de pico le ayuda a sobrevivir, es más probable que se reproduzca. Así, a un pájaro que tenga un pico útil para comer semillas le irá bien en una isla en la que haya muchas semillas, pero no tanto en otra cuya principal fuente de comida sean frutos secos que haya que partir. Al pájaro que le cueste encontrar comida por la forma de su pico, le será difícil sobrevivir el tiempo suficiente para aparearse y reproducirse. Y eso hará menos probable que ese tipo de pico pase a las siguientes generaciones. Los pájaros con picos que se adapten a las fuentes de comida disponibles tendrán más posibilidades de transmitir ese rasgo a su descendencia. Así pues, en una isla rica en semillas, los pájaros con buenos picos para comer semillas terminarán dominando. Con el transcurso de miles de años, esto conduce al surgimiento de una nueva especie muy distinta de la original que llegó a la isla. Los pájaros con un tipo de pico inadecuado habrán ido desapareciendo. En una isla con diferentes condiciones, habrá surgido un tipo de pinzón ligeramente distinto. A lo largo de extensos periodos, los picos de los pájaros se irán adaptando cada vez mejor a su entorno. Los pájaros que terminen prosperando en los distintos entornos de cada una de las islas serán aquéllos que mejor se hayan adaptado a ese lugar.

Otras personas antes de Darwin, entre ellos su abuelo Erasmus Darwin, habían sugerido que las plantas y los animales evolucionaban. Lo que Charles Darwin añadió fue el concepto de selección natural; esto es, el proceso mediante  el cual los animales y plantas mejor adaptados sobreviven y transmiten sus rasgos.

Esta lucha por la supervivencia lo explica todo. No se trata únicamente de una lucha entre miembros de distintas especies; los de la misma especie también luchan entre sí. Todos compiten para transmitir sus propias características a la siguiente generación. Así es como han surgido los rasgos de animales y plantas que parecen haber sido diseñados por una mente inteligente.

La evolución es un proceso mecánico. No hay detrás ninguna conciencia ni ningún Dios; o al menos no necesita ninguna de esas cosas detrás. Es impersonal: como una máquina que funciona de forma automática. Es un proceso ciego, puesto que no sabe adónde va y no piensa en los animales y plantas que produce. Tampoco le importa. Cuando vemos esos productos –animales y plantas– es difícil no pensar que han sido diseñados por alguien. Pero eso sería un error. La teoría de Darwin nos proporciona una explicación más sencilla y elegante. También explica por qué hay tantos tipos de vida, con diferentes especies adaptándose al entorno en el que viven.

En 1858, Darwin todavía no se había decidido a publicar sus descubrimientos y seguía trabajando en su libro cuando otro naturalista, Alfred Russel Wallace (1823–1913) le envió un esbozo de su propia y muy parecida teoría de la evolución. Esta coincidencia empujó a Darwin a hacer públicas sus ideas, primero con una presentación en la Sociedad Linneana de Londres y, al año siguiente, 1859, con su libro El origen de las especies. Tras haber dedicado una gran parte de su vida a elaborar esta teoría, Darwin no quería que Wallace se le adelantara. El libro le hizo instantáneamente famoso.

Algunas personas que lo leyeron no quedaron convencidas. El capitán del Beagle, Robert FitzRoy, por ejemplo, también científico e inventor de un sistema de predicción meteorológica, era un devoto creyente de la historia bíblica de la Creación y se sintió consternado por haber desempeñado un papel en ese ataque a la fe religiosa. Incluso hoy, hay creacionistas que piensan que la historia que se cuenta en el Génesis es cierta y una descripción literal del origen de la vida. Entre los científicos, sin embargo, hay un abrumador convencimiento de que la teoría de Darwin explica el proceso bási- co de la evolución. En parte, esto se debe a que desde la época  de Darwin ha habido una gran cantidad de nuevos descubrimientos que respaldan la teoría y sus versiones posteriores. La genética, por ejemplo, nos ha proporcionado una detallada explicación de cómo funciona la herencia. Disponemos de gran cantidad de información acerca de los genes, los cromosomas y los procesos químicos implicados en la transmisión de determinados rasgos. Las evidencias fósiles que tenemos hoy también son mucho más convincentes que en época de Darwin. Por todas estas razones, la teoría de la evolución por medio de la selección natural es mucho más que «una mera hipótesis»: se trata de una hipótesis con una cantidad muy sustancial de pruebas que la sustenta.

El darwinismo puede que haya echado más o menos por tierra el Argumento del Diseño tradicional y minado la fe religiosa de mucha gente. Pero el propio Darwin mantuvo la mente abierta en lo que respecta a la existencia de Dios. En una carta a un colega científico, declaró que no podemos llegar a ninguna conclusión al respecto: «Es una cuestión demasiado profunda para el intelecto humano», explicó: «es como si un perro especulara sobre la mente de Newton».

Un pensador que estaba dispuesto a especular sobre la fe religiosa, y, a diferencia de Darwin, lo convirtió en un aspecto central en su obra, fue Søren Kierkegaard.

CUESTIONARIO

DISEÑO POCO INTELIGENTE – CHARLES DARWIN (Cap. 25 Warburton)

Si te place, puedes dibujar como portada de tu trabajo la cabeza y el pico de un pinzón (o incluso de varios pinzones) de la Islas Galápagos que tan transcendentales fueron en la elaboración de la Teoría de la Evolución por Medio de la Selección Natural.

1º Busca información en la wiki acerca de la vida y la obra de Charles Darwin. No olvides contar su viaje a bordo del Beagle (y como siempre, el nombre de sus principales obras). Extensión mínima 10 líneas- extensión máxima: una carilla tamaño folio

2º Una de las razones del alto nivel de las discusiones públicas en Inglaterra es que nadie puede descalificar a su contrincante insultándolo sino exclusivamente haciendo gala de una sutil e inteligente ironía. Explica 1º cómo ironizó el obispo Samuel Wilberforce acerca de la teoría de la evolución de Darwin y 2º cómo le respondió, pagándole con su misma moneda, su oponente dialéctico Thomas Henry Huxley (abuelo de Aldous Huxley, el famoso escritor de la novela distópica “Un mundo feliz”).

3º ¿Qué habría respondido Darwin a la pregunta del obispo?

4º ¿Cómo se titula el principal libro escrito por Darwin? ¿En qué año lo publicó?

5º La publicación de este libro produjo una revolución en la concepción que los seres humanos tenemos acerca de nosotros mismos. ¿Puedes explicar en qué consistió dicha conmoción?

6º a) ¿Por qué en la época victoriana en la que vivió Darwin a todo el mundo le parecía absurda e imposible la teoría darwiniana que nos emparentaba con los monos?

b) ¿Por qué, por el contrario, hoy en día nos parece de lo más plausible?

7º a) ¿Por qué algunos afirman que la “Teoría de la Evolución por la Selección Natural” es “la idea más brillante que jamás ha tenido nadie”?

b) ¿Por qué otros consideran que es la teoría científica más influyente de todos los tiempos?

c) ¿En qué fue más difícil creer desde el momento en que se comenzó a extender la validez de esta teoría?

8º a) ¿Es incompatible ser creyente y darwinista a la vez? b) ¿Y ser darwinista e interpretar literalmente los pasajes del Génesis referidos a la creación de las plantas, los animales y el ser humano? Razona tu respuesta (un escueto sí o no, no será considerado como una respuesta válida).

9º El viaje en el Beagle convenció a Darwin que las especies (tanto de plantas como de animales) estaban sometidas a un proceso natural: evolucionar. Explica a) en qué consiste dicha evolución y b) el papel que juega en dicha evolución la adaptación al medio.

10º Ejemplifica la Teoría de la evolución por la selección natural explicando la evolución de los pinzones en las Islas Galápagos.

11º Cuándo hablamos de la teoría de Darwin es mejor que la denominemos “Teoría de la Evolución por la Selección Natural” que “Teoría de la Evolución” a secas. ¿Por qué?

12º Explica el concepto de “selección natural”

13º ¿Quién compite por la supervivencia?

14º Hasta Darwin, los rasgos gracias a los cuales los seres vivos se adaptan perfectamente a su medio natural eran la prueba que demostraba …. (completa esta frase)

15º a) ¿Por qué la evolución es un proceso ciego? b) ¿Por qué es un proceso mecánico?

16º ¿Por qué crees que la teoría de Darwin es una explicación sencilla y elegante? (la contestación no viene en el libro)

17º ¿Quién fue Alfred Russell Wallace?

18º Aunque les pese a los creacionistas, la Teoría de la evolución por medio de la selección natural es hoy en día (aunque quizá aún no en los tiempos de Robert FitzRoy, capitán de la expedición oceanográfica del Beagle) mucho más que una mera suposición, que una mera hipótesis científica. Es una teoría científica verificada suficientemente. Hay pruebas de mucho peso que la avalan. ¿Cuáles son las más importantes?

19º ¿Qué planteamiento mantenía Darwin respecto al problema de la existencia de Dios?


miércoles, 24 de enero de 2018

WITTGENSTEIN

capítulo 34
Hechizado por el lenguaje: Ludwig Wittgenstein

Si hubieras acudido a uno de los seminarios que Ludwig Wittgenstein (1889–1951) dio en 1940 en la Universidad de Cambridge, rápidamente te habrías dado cuenta de que estabas en presencia de alguien muy inusual. La mayoría de la gente que lo conoció pensaba que era un genio. Bertrand Russell lo describió como alguien «apasionado, profundo, intenso y dominante». Este hombrecillo vienés de brillantes ojos azules y profundamente serio solía andar de un lado para otro del aula, haciéndoles preguntas a los estudiantes o permaneciendo absorto en sus pensamientos durante va- rios minutos. Nadie se atrevía a interrumpirle. No daba sus charlas a partir de apuntes, sino que reflexionaba en voz alta sobre distintas cuestiones, utilizando una serie de ejemplos para exponer el tema que tratara. Les decía a los estudiantes que no perdieran el tiempo leyendo libros de filosofía; si se los tomaban realmente en serio, decía, deberían tirarlos al suelo y pensar acerca de las cuestiones que planteaban.

 Su primer libro, el Tractatus Logico-Philosophicus (1922), está compuesto por pequeñas secciones numeradas, muchas de las cuales parecen más poesía que filosofía. Su mensaje principal es que las cuestiones más importantes sobre ética y religión están más allá de los límites de nuestra capacidad de comprensión y que si no podemos hablar con sentido sobre ellas, deberíamos callar.

 Un tema central en obras posteriores es el «hechizo del lenguaje». Wittgenstein creía que el lenguaje conduce a los filósofos a todo tipo de confusiones. Caen bajo su embrujo. Y él se veía a sí mismo como el psicoanalista que despeja gran parte de esta confusión. La idea era que siguieras la lógica de sus ejemplos cuidadosamente escogidos y que, al hacerlo, tus problemas filosóficos desaparecerían. Lo que parecía terriblemente importante dejaría de ser un problema.

Una de las causas de esa confusión filosófica es la suposición de que todo el lenguaje funciona del mismo modo; la idea de que las palabras simplemente nombran cosas. Él quería demostrar a sus lectores que hay muchos «juegos del lenguaje», distintas actividades que realizamos al utilizar las palabras. El lenguaje no tiene ninguna «esencia», ningún rasgo único común que explique toda la variedad de sus usos.

Imagina que estás en una boda y ves a un grupo de personas emparentadas entre sí. Puede que por el parecido físico seas capaz de reconocer a aquéllos que pertenecen a la misma la familia. Esto es lo que Wittgenstein quería decir con «parecido familiar». Puede que te parezcas un poco a tu madre en algunas cosas –quizá ambos tenéis el pelo y los ojos del mismo color– y un poco a tu abuelo en que ambos sois altos y delgados. Puede que también tengas el mismo color de pelo y constitución que tu hermana, pero quizá ella tiene los ojos de otro color. No hay un único rasgo que compartan todos los miembros de una familia y que haga posible reconocer a simple vista que genéticamente están emparentados. Lo que hay, en cambio, es un patrón de parecidos superpuestos, en el que distintos familiares comparten distintos rasgos. Este patrón de parecidos superpuestos es lo que interesaba a Wittgenstein. Utilizó esta metafora del parecido familiar para explicar algo importante acerca de cómo funciona el lenguaje.

 Pensemos en la palabra «juego». Hay muchas cosas distintas para las que utilizamos esta palabra: juegos de mesa como el ajedrez, juegos de cartas como el bridge o el solitario, deportes como el fútbol, etcétera. También hay otras cosas a las que llamamos juegos, como el escondite o los juegos de fantasía. La mayoría de la gente presupone que, si utilizamos la misma palabra, «juego», es porque hay un rasgo común, una «esencia» del concepto «juego». Sin embargo, Wittgenstein pide a sus lectores que no se limiten a asumir que existe este denominador común y les anima a «comprobarlo». Se podría pensar que todos los juegos tienen un ganador y un perdedor, pero, ¿qué hay del solitario? ¿O de la actividad de lanzar una pelota a la pared y volverla a coger? Estas dos actividades también son juegos, y sin embargo en ellos no hay ningún perdedor. También se podría pensar que el rasgo común es que se juegan de acuerdo a unas reglas, pero algunos juegos de fantasía no parecen tenerlas. Para cada uno de los distintos candidatos a rasgo común de todos los juegos, Wittgenstein ofrece un contraejemplo, un juego que no parece compartir la «esencia» sugerida para todos los juegos. Lo que él creía era que, en vez de asumir que todos los juegos tienen algo en común, deberíamos considerar palabras como «juego» en «términos de parecido familiar».

Cuando Wittgenstein describió el lenguaje como una serie de «juegos del lenguaje» estaba llamando la atención acerca del hecho de que lo utilizamos para muchas cosas distintas, y que los filósofos habían entendido las cosas mal porque pensaban que, fundamentalmente, todo el lenguaje operaba del mismo modo. En una de sus famosas descripciones de su propósito como filósofo, Wittgenstein declaró que lo que quería hacer era mostrarle a la mosca la salida de la botella. Los filósofos convencionales se limitan a dar vueltas atrapados en el interior. El modo de «resolver» un problema filosófico era sacar el corcho y dejar que saliera la mosca. Lo que quería decir con esto era que quería mostrarle al filósofo que él o ella habían estado haciendo las preguntas equivocadas o que el lenguaje les había inducido a error.

Tomemos por ejemplo la descripción que hizo san Agustín de cómo había aprendido a hablar. En sus Confesiones, sugiere que las personas mayores que tenía a su alrededor señalaban objetos y decían su nombre. Él veía una manzana, alguien la señalaba y decía, «manzana». Poco a poco, Agustín fue comprendiendo lo que significaban las palabras y pudo utilizarlas para decirles a otras personas lo que quería. Según Wittgenstein, éste es el ejemplo de alguien para el que todo el lenguaje tiene una esencia, una función única. Esta función única es nombrar objetos. Para Agustín, cada palabra tiene un significado. Wittgenstein, en cambio, nos anima a ver el uso del lenguaje como una serie de actividades estrechamente vinculadas con las vidas prácticas de los hablantes. Deberíamos ver el lenguaje como una bolsa de herramientas que contiene muchas herramientas distintas, en vez de, por ejemplo, una herramienta que siempre hace la función de destornillador.

 Puede parecerte obvio que, cuando te duele algo y lo expresas, estás utilizando palabras que nombran la sensación concreta que tienes. Wittgenstein, sin embargo, echa por tierra esta noción del lenguaje de la sensación. No es que no sientas algo. Es sólo que, desde un punto de vista lógico, tus palabras no pueden dar nombre a las sensaciones. Si todo el mundo tuviera una caja con un escarabajo que nunca enseñan a nadie, daría igual lo que hubiera dentro de esa caja cuando hablaran de su «escarabajo». El lenguaje es público, y requiere formas de comprobar que decimos cosas con sentido. Según Wittgenstein, cuando un niño aprende a «describir» el dolor que siente, lo que sucede en realidad es que los padres animan al niño a hacer varias cosas, como por ejemplo a decir «me duele» (equivalente en muchos sentidos a la expresión natural «¡Ay!»). Parte del mensaje de Wittgenstein es que no deberíamos pensar en las palabra «me duele» como un modo de nombrar una sensación privada. Si los dolores y otras sensaciones realmente fueran privados, necesitaríamos un lenguaje especial para describirlos. Otro de sus ejemplos puede ayudar a explicar por qué pensaba esto.

Un hombre decide llevar un registro de cada vez que tiene una sensación particular para la que no hay nombre; por ejemplo, un determinado cosquilleo. Cada vez que tiene esta sensación escribe «S» en su diario. «S» es una palabra de su lenguaje privado; nadie más sabe lo que quiere decir con ella. Esto parece plausible. No es difícil imaginar a un hombre haciendo algo así. Pero sigamos con el ejemplo. ¿Cuando siente un cosquilleo, cómo sabe que se trata de uno del tipo «S» y no de otro cosquilleo distinto? No puede retroceder en el tiempo y cotejarlo con nada salvo su recuerdo de otro cosquilleo «S». Pero esto no es suficiente, podría equivocarse. No es un modo fiable de saber si está utilizando la palabra del mismo modo.

 Lo que pretendía decir Wittgenstein con este ejemplo del diario es que el modo en que utilizamos las palabras para describir nuestras experiencias no puede estar basado en un vínculo privado de la palabra con la experiencia. Tiene que haber algo público en ello. No podemos tener nuestro propio lenguaje privado. Y si esto es cierto, la idea de que la mente
 es como un teatro cerrado al que nadie más puede acceder es errónea. Para Wittgenstein, pues, la idea de un lenguaje privado de las sensaciones carece totalmente de sentido. Esto es importante –y también difícil de comprender–, puesto que muchos filósofos antes que él pensaban que la mente de cada individuo es privada.

Aunque profesaba el cristianismo, la familia Wittgenstein fue considerada judía por las leyes nazis. Ludwig se pasó la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial trabajando como camillero en un hospital de Londres; su familia, en cambio, tuvo suerte de escapar de Viena. De no haberlo hecho, puede que Adolf Eichmann la hubiera deportado a los campos de exterminio. La implicación de Eichmann en el Holocausto y su posterior juicio por crímenes contra la humanidad fueron el punto de partida de las reflexiones de Hannah Arendt sobre la naturaleza del mal.

CUESTIONARIO DE LUDWIG WITTGENSTEIN

En la portada del trabajo, si te place, puedes dibujar a  una mosca saliendo de una botella o, si se te da bien dibujar, a Wittgenstein quitándole el corcho a una botella en la que hay una mosca volando en su interior. 

1º Lee y resume la reseña biográfica de Wittgenstein que aparece en la Stanford Encyclopedia of Philosophy (no olvides indicar sus obras). El artículo está en inglés con lo que podrás hacer uso de tus habilidades en la lengua de Shakespeare. La Stanford Encyclopedia of Philosophy es la mejor enciclopedia online de filosofía del mundo. La Universidad de Stanford está en California y es junto con Harvard la universidad más prestigiosa de los Estados Unidos.

2º Describe cómo impartía Wittgenstein sus clases en la Universidad de Cambridge. ¿Qué les decía acerca de las grandes obras del pensamiento filosófico?

3º ¿Cuál es el título del primer libro que escribió? ¿En qué año se publicó? ¿Cuál era su principal conclusión?

4º ¿Por qué afirmaba que estábamos embrujados por el “hechizo del lenguaje”?

5º ¿Qué misión creía Wittgenstein que tenía que desempeñar ante dicho “encantamiento del lenguaje”? ¿Cómo desenvolvía dicha misión?

6º ¿Por qué la mayoría de los problemas filosóficos se resuelven cuando comprendemos la noción de “juegos del lenguaje”?

7º ¿Qué metáfora utilizó Wittgenstein para explicar cómo funciona el lenguaje? Explica dicha metáfora.

8º Otro ejemplo que utilizó Wittgenstein para explicar su noción de “juegos del lenguaje” fue la misma noción de “juego”. ¿Cuál es el rasgo o denominador común (la esencia) que comparten todos las actividades a las que consideramos juegos (y por lo tanto, a las que nos referimos utilizando la palabra “juego”)?

9º ¿Sobre qué quería llamar la atención Wittgenstein cuando describió el lenguaje como una serie de “juegos del lenguaje”?

10º ¿En qué términos describió el malentendido que cometían los filósofos y el propósito que a él le animaba para acabar con dicho malentendido?

(NOTA: los filósofos de los que hablaba eran Russell, los neopositivistas del Círculo de Viena y él mismo, es decir Wittgenstein  cuando estaba escribiendo el Tractatus; al Wittgenstein del Tractatus se le conoce como Wittgenstein I para diferenciarlo del Wittgenstein II que es el de las “Investigaciones filosóficas” donde desarrolla su teoría acerca de los juegos del lenguaje).

11º ¿Qué significaba su metáfora de la mosca dentro de la botella?

12º ¿Cómo san Agustín explica en su obra “Confesiones” el aprendizaje de la lengua?

13º Wittgenstein (el II Wittgenstein) cuestionó esta concepción del lenguaje [que aquí nos la explican como si fuese de san Agustín (un teólogo cristiano- romano del siglo IV d.C.) pero que en realidad era la suya (la del I Wittgenstein, el Wittgenstein del Tractatus Logico-Philosophycus) y también la de Russell y los neopositivistas del Círculo de Viena]. 
Explica la crítica de Wittgenstein a esta concepción del lenguaje de san Agustín: tienes que explicar

             1º la concepción del lenguaje de san Agustín (son dos tesis) y luego,

             2º, la de Wittgenstein (es una tesis); finalmente, 

            3º. tienes que explicar la metáfora utilizada por Wittgenstein para hacernos entender su nueva                   concepción del lenguaje
.
14º Explica la crítica de Wittgenstein al lenguaje privado (al “lenguaje privado de las sensaciones”).

15º Explica el ejemplo del diario en el que se registra la experiencia de la sensación “un cierto cosquilleo S”.


16º Explica por qué según Wittgenstein este ejemplo en particular demuestra la imposibilidad de la existencia de un “lenguaje privado”

16º ¿Qué pretendía hacernos entender Wittgenstein con dicho ejemplo? Aquí tienes que explicar 1º por qué, en general, no puede haber un lenguaje privado y 2º las consecuencias que tiene la crítica wittgensteniana del “lenguaje privado” en nuestra concepción de lo mental (de la mente como un “teatro privado”).


17º           A)¿A dónde habría mandado nuestro viejo amigo Eichmann a Wittgenstein en caso de que este se hubiese quedado en su Viena natal en lugar de marcharse a Cambridge reclamado por Russell y vivir allí dedicado a dar clases de filosofía?

           B) ¿Por qué razón, aun habiendo sido bautizado Wittgenstein como católico, le habría expedido su “pasaporte al infierno”?

martes, 9 de enero de 2018

BERTRAND RUSSELL

capítulo 31
¿Está calvo el actual rey de Francia? Bertrand Russell

Los principales intereses de Bertrand Russell en su adolescencia eran el sexo, la religión y las matemáticas; todos a un nivel teórico. En su larga vida (murió en 1970, a los 97 años), terminó siendo controvertido respecto al primero, atacando el segundo y haciendo importantes contribuciones al tercero.

Las opiniones de Russell sobre el sexo le causaron problemas. En 1929, publicó Matrimonio y moral. En este libro cuestionaba las ideas cristianas sobre la importancia de ser fiel a tu pareja. Él no creía que hiciera falta. En aquella época, esto provocó cierto escándalo. Algo que tampoco importó demasiado a Russell. Éste ya había pasado seis meses en la prisión de Brixton por manifestarse en contra de la Primera Guerra Mundial en 1916. Más adelante, ayudó a fundar la Campaña para el Desarme Nuclear (CDN), un movimiento internacional en contra de todas las armas de destrucción masiva. Y, en los sesenta, este enérgico anciano encabezó manifestaciones públicas, proclamando su oposición a la guerra tal y como ya había hecho de joven cincuenta años antes. En sus propias palabras: «O el hombre elimina la guerra, o la guerra eliminará al hombre». Hasta el momento no ha pasado ninguna de las dos cosas.

En cuestiones religiosas era igual de franco y provocativo. Para Russell, no había posibilidad alguna de que Dios fuera a salvar a la humanidad: nuestra única oportunidad consistía en utilizar el poder de la razón. Él creía que la gente se sentía atraída por la religión porque tenía miedo a la muerte. La religión les consolaba. Resulta reconfortante creer que un Dios castigará a los malvados, por mucho que en la tierra hayan cometido un asesinato o cosas peores y hayan salido impunes. Pero no era cierto. Dios no existía. Y la religión casi siempre provocaba más desgracia que felicidad. Russell reconocía que el budismo era distinto, pero opinaba que el cristianismo, el islamismo, el judaísmo y el hinduísmo habían de responder por muchas cosas. A lo largo de su historia, estas religiones habían causado guerras, sufrimiento individual y odio. Millones de personas habían muerto por su culpa.

 Debería estar claro que, a pesar de ser pacifista, Russell estaba dispuesto a plantar cara y luchar (al menos con ideas) por lo que creía que era correcto y justo. Y, a pesar de ser pacifista, creía que en circunstancias excepcionales, como la Segunda Guerra Mundial, luchar era la mejor opción posible.

Aristócrata inglés de nacimiento, Bertrand Russell prove- nía de una familia muy distinguida: su título oficial era 3er conde de Russell. Sólo con mirarle uno ya podía darse cuenta de que se trataba de un aristócrata. Tenía una apariencia elegante y refinada, una sonrisa pícara y una mirada centelleante. Además, su manera de hablar le delataba como miembro de la clase alta. En las grabaciones suena como si perteneciera a otro siglo; cosa que era cierta: había nacido en 1872, de modo que era un auténtico victoriano. Su abuelo por parte de padre, lord John Russell, había sido primer ministro.

El «padrino» no religioso de Bertrand fue el filósofo John Stuart Mill (el protagonista del capítulo 24), aunque lamentablemente nunca llegó a conocerlo, ya que Mill murió cuando Russell era apenas un bebé. Aun así, supuso una gran influencia en su desarrollo. Leer la Autobiografía de Mill (1873) fue lo que condujo a Russel a rechazar a Dios. Hasta entonces había creído en el Argumento de la Primera Causa. Según éste, usado por Santo Tomás de Aquino –entre otros–, todo tiene una causa; y la causa de todo, la primera causa de la cadena de causas y efectos, es Dios. Mill planteó la pregunta «¿Qué causó a Dios?» y Russell vio el problema lógico del Argumento de la Primera Causa. Si hay algo que no tiene causa no puede ser cierta la afirmación «todo tiene una causa». En vez de que algo podía existir sin haber sido causado por otra cosa, a Russell le pareció más lógico pensar que incluso Dios había tenido una causa.

 Al igual que Mill, Russell había tenido una infancia inusual y no especialmente feliz. Sus padres murieron cuando era muy pequeño, y su abuela, que se hizo cargo de él, era estricta y un poco distante. Recibió clases en casa y se entregó a los estudios. Con el tiempo, se convirtió en un brillante matemático y llegó a dar clases en la Universidad de Cambridge. Lo que realmente le fascinaba, sin embargo, era reflexionar sobre lo que hacía ciertas las matemáticas. ¿Por qué 2 + 2 = 4 es cierto? Sabemos que lo es. Pero, ¿por qué? Esto le llevó rápidamente a la filosofía.

Como filósofo, su auténtico amor fue la lógica: un tema en la frontera entre la filosofía y las matemáticas. Los lógicos estudian la estructura del razonamiento, normalmente mediante símbolos que representan sus ideas. A Russell le fascinó la rama de las matemáticas y la lógica llamada teoría de conjuntos. Ésta parecía prometer un modo de explicar la estructura de nuestro razonamiento, pero Russell se topó con un gran problema: era contradictoria. Lo demostró mediante una famosa paradoja que recibió su nombre.

Veamos un ejemplo de la Paradoja de Russell. Imagina un pueblo en que hay un barbero cuyo trabajo es afeitar únicamente a la gente que no se afeita a sí misma. Si yo viviera ahí, seguramente me afeitaría yo mismo; lo puedo hacer yo solo perfectamente y no creo que fuera suficientemente organizado para ir al barbero cada día. Además, el barbero me resultaría demasiado caro. Ahora bien, si finalmente decido que no quiero hacerlo yo, entonces le tocaría al barbero. El problema lo tiene éste, ya que sólo puede afeitar a aquéllos que no se afeitan a sí mismos. A causa de esta regla, no puede ni siquiera afeitarse a mismo. Esto supone un problema para él. Normalmente, si alguien no se puede afeitar a sí mismo es el barbero quien lo hace por él. Pero la regla no permite al barbero hacer eso en su caso, ya que eso le convertiría en alguien que se afeita a sí mismo y sólo puede afeitar a aquéllos que no se afeitan a sí mismos.

Esta situación parece conducir a una contradicción directa: algo es verdadero y falso al mismo tiempo. En eso consiste una paradoja. Es muy desconcertante. Lo que Russell descubrió es que cuando un conjunto se refiere a sí mismo aparece este tipo de paradoja. Veamos otro ejemplo famoso de la misma situación: «Esta frase es falsa». Esto también es una paradoja. Si las palabras «Esta frase es falsa» significan lo que parecen significar (y son ciertas), la frase es falsa, ¡lo cual significaría que, en realidad, lo que afirma es cierto! Esto parece sugerir que la frase es verdadera y falsa. Sin embargo, una frase no puede ser verdadera y falsa a la vez. Es un aspecto fundamental de la lógica. Nos hallamos, pues, ante una paradoja.

Ambos casos son contrasentidos sin fácil solución, y eso resulta desconcertante. Sin embargo, para Russell eran mucho más importantes que eso. Lo que hacían era revelar que algunas de las presunciones básicas que los lógicos de to- do el mundo habían estado haciendo acerca de la teoría de
 conjuntos eran erróneas. Había que comenzar de nuevo.

Otro de los principales intereses de Russell era el modo en que aquello que decimos se relaciona con el mundo.Creía que si podía averiguar qué hacía verdadera o falsa una afirmación, realizaría una significativa contribución al conocimiento humano. De nuevo, le interesaban las cuestiones más abstractas que se encuentran detrás de nuestro pensamiento. Gran parte de su trabajo lo dedicó a explicar la estructura lógica que subyace bajo las afirmaciones que hacemos. Russell creía que nuestro lenguaje era mucho menos preciso que lógico. Había que analizar –desarmar– el lenguaje común para sacar a la luz su lógica subyacente.

Por ejemplo, veamos la frase «la montaña de oro no existe». Lo más probable es que todo el mundo esté de acuerdo en que esta afirmación es verdadera puesto que no existe en el mundo ninguna montaña hecha de oro. Parece decir algo acerca de una cosa que no existe. La frase «la montaña de oro» parece referirse a algo real, pero nosotros sabemos que no es así. Esto es un rompecabezas para los lógicos. ¿Cómo podemos hablar con sentido sobre cosas que no existen? ¿Por qué la frase no carece completamente de sentido? Una respuesta, la del lógico austríaco Alexius Meinong, era que todo aquello sobre lo que podemos pensar y hablar con sentido sí existe. Desde este punto de vista, la montaña de oro ha de existir, pero de un modo especial que él etiquetó como «subsistencia». También pensaba que los unicornios y el número 27 «subsisten» de este modo.

Russell no estaba de acuerdo con la visión de la lógica que tenía Meinong. Le parecía extraña. Significaba que el mundo estaba lleno de cosas que existían en un sentido pero no en otro. Concibió entonces una explicación más sencilla acerca de cómo lo que decimos se relaciona con lo que existe. Es lo que se conoce como la Teoría de las Descripciones. Veamos la extraña afirmación (una de las favoritas de Russell) «el actual rey de Francia es calvo». A principios del siglo xx, cuando Russell la escribió, hacía tiempo que no había reyes en Francia. Este país se había librado de todos sus reyes y reinas durante la Revolución Francesa. Así pues, ¿cómo podía tener sentido esa afirmación? La respuesta de Russell fue que, al igual que la mayoría de las frases del lenguaje común, no era exactamente lo que parecía.

He aquí el problema. Al decir que la afirmación «el actual rey de Francia es calvo» es falsa, parece que queramos decir que hay un rey actual de Francia que no es calvo. Pero eso no es para nada lo que queremos decir. Lo que no creemos es que en Francia haya un rey. El análisis de Russell es el que sigue: Una afirmación como «el actual rey de Francia es calvo» es en realidad una especie de descripción oculta. Cuando hablamos del «actual rey de Francia», la forma lógica subyacente a nuestra idea es la siguiente:

a) Existe algo que es el actual rey de Francia.
b) Sólo una cosa es el actual rey de Francia.
c) Todo lo que sea el actual rey de Francia es calvo.

Esta detallada forma de explicar las cosas permitió a Russell demostrar que la afirmación «el actual rey de Francia es calvo» puede tener sentido aunque en Francia no haya ningún rey. Tiene sentido, pero es falsa. A diferencia de Meinong, Russell no necesitaba imaginar que el actual rey de Francia tenía que existir (o subsistir) de algún modo para poder hablar y pensar sobre él. Para Russell, la afirmación «el actual rey de Francia es calvo» es falsa porque en la actualidad no existe ningún rey de Francia. La frase sugiere que sí lo hay, de modo que es más falsa que verdadera. La afirmación «el actual rey de Francia no es calvo» también es falsa por la misma razón.

Russell dio comienzo a lo que a veces se llama el «giro lingüístico» de la filosofía, un movimiento en el cual los filósofos comenzaron a reflexionar sobre el lenguaje y su forma lógica subyacente. A. J. Ayer formó parte de este movimiento.

CUESTIONARIO DE BERTRAND RUSSELL

1º Lee y resume la reseña biográfica de Russell que aparece en la wiki (no olvides indicar sus obras; aparecen al final de la reseña en el apartado obras; sólo debes copiar las que vienen en color azul). Extensión mínima, una cara de un folio.

2º Bertrand Russell es en el mundo anglosajón el modelo de intelectual crítico. ¿Qué es un intelectual crítico? Alguien que no vive encerrado en su torre de marfil académica y que, sensibilizado ante los problemas de su tiempo, toma partido atreviéndose a cuestionar las opiniones dominantes en su sociedad (en asuntos tan controvertidos como el matrimonio y la sexualidad, la guerra o la religión) aunque ello le pueda acarrear la hostilidad y animadversión de su entorno e incluso la cárcel.
  
a)      ¿Qué opinaba Russell acerca del matrimonio?

b)      ¿Qué opinaba acerca de la guerra?

c)      ¿Qué postura mantuvo respecto a la I Guerra Mundial, a la II Guerra Mundial y sobre una posible guerra nuclear?

d)      ¿Qué opinaba respecto a la religión? (creía cuatro cosas)

e)      Russell en su juventud creía en Dios.

     1º ¿Por qué razón creía entonces que Dios existía?

     2º ¿Qué causó que dejase de creer en Dios?

      3º ¿Qué error lógico detectó en el Argumento de la Primera Causa de santo Tomás de Aquino?

3º ¿Qué le condujo en sus años de estudiante en Cambridge a interesarse por la filosofía?

4º Su principal interés como filósofo fue la lógica. ¿Qué estudian los lógicos?
Contesta a la pregunta y después copia en tu trabajo la siguiente información extraída de la Wikipedia acerca de la lógica.
La lógica es la ciencia formal que estudia los principios de la demostración y la inferencia válida.1​ La palabra deriva del griego antiguo λογική logikḗ, que significa «dotado de razón, intelectual, dialéctico, argumentativo», que a su vez viene de λόγος (lógos), «palabrapensamientoideaargumentorazón o principio».
Así como el objeto de estudio tradicional de la química es la materia, y el de la biología la vida, el de la lógica es la inferencia. La inferencia es el proceso por el cual se derivan conclusiones a partir de premisas.2​Por ejemplo:
Premisa 1º - Todos los hombres son mortales
Premisa 2º - Sócrates es hombre
Conclusión – Sócrates es mortal
 La lógica investiga los fundamentos por los cuales algunas inferencias son aceptables, y otras no. Cuando una inferencia es aceptable, lo es por su estructura lógica, y no por el contenido específico del argumento o el lenguaje utilizado. Por esta razón la lógica se considera una ciencia formal, como la matemática, en vez de una ciencia empírica.

5º Explica qué es la Teoría de conjuntos. Sólo tienes que copiar en tu trabajo la siguiente información extraída de la Wikipedia.
La teoría de conjuntos es una rama de la lógica matemática que estudia las propiedades y relaciones de los conjuntos: colecciones abstractas de objetos, consideradas como objetos en sí mismas. Los conjuntos y sus operaciones más elementales son una herramienta básica en la formulación de cualquier teoría matemática.1
La teoría de los conjuntos es lo suficientemente rica como para construir el resto de objetos y estructuras de interés en matemáticas: númerosfuncionesfiguras geométricas,...; gracias a las herramientas de la lógica, permite estudiar los fundamentos de aquella. En la actualidad se acepta que el conjunto de axiomas de la teoría de Zermelo-Fraenkel es suficiente para desarrollar toda la matemática.
Además, la propia teoría de conjuntos es objeto de estudio per se, no sólo como herramienta auxiliar, en particular las propiedades y relaciones de los conjuntos infinitos. En esta disciplina es habitual que se presenten casos de propiedades indemostrables o contradictorias, como la hipótesis del continuo o la existencia de un cardinal inaccesible. Por esta razón, sus razonamientos y técnicas se apoyan en gran medida en la lógica.
El desarrollo histórico de la teoría de conjuntos se atribuye a Georg Cantor, que comenzó a investigar cuestiones conjuntistas «puras» del infinito en la segunda mitad del siglo XIX, precedido por algunas ideas de Bernhard Bolzano e influido por Richard Dedekind. El descubrimiento de las paradojas de la teoría cantoriana de conjuntos, formalizada por Gottlob Frege, propició los trabajos de Bertrand RussellErnst ZermeloAbraham Fraenkel y otros a principios del siglo XX.

a)      ¿Por qué se interesó Russell en la Teoría de Conjuntos?

b)      ¿Qué problema halló en la Teoría de Conjuntos?

c)      Explica qué es una contradicción y en qué consiste la Paradoja de Russell (para explicar la Paradoja de Russell utiliza el ejemplo del barbero)

d)      Según Russell, ¿Qué revela su paradoja?

6º A Russell se le considera uno de los padres de la filosofía analítica anglosajona (la filosofía analítica es la corriente filosófica dominante en el siglo XX y en la actualidad en el mundo anglosajón). Para los filósofos analíticos, el trabajo del filósofo es llevar a cabo un análisis lógico de lo que decimos, del lenguaje. ¿Por qué razón, según Warburton, Russell estaba interesado en dicho análisis lógico del lenguaje?

7º Russell analizó una expresión como - “La montaña de oro no existe” es verdadera – ya que le resultaba muy enigmática.
 ¿Por qué? Porque si el lenguaje nos sirve para hablar de la realidad, ¿cómo es posible que podamos hablar con sentido de cosas que no existen? (o lo que es lo mismo, ¿cómo podemos decir algo verdadero de algo que no existe?; ¿cómo podemos decir que es verdadero que “La montaña de oro no existe es falso” cuando no existen cosas tales como la montaña de oro).

a)      Explica cómo respondió a esta cuestión el lógico austriaco Alexius Meinong.

b)      Explica ahora el punto de vista de Russell sobre este asunto (aquí tienes que explicar 1º por qué no le convencía la respuesta de Meinong a este problema y 2º el nombre de la teoría que él propuso).

8º -“El actual rey de Francia es calvo” es falso-, es una oración en la que aparece una descripción (la descripción definida impropia, “el actual rey de Francia”; también hay descrip`ciones definidas propias como por ejemplo "el autor del Quijote", descripción que nos sirve para nombrar a Cervantes, y que son aquellas que no presentan ninguna incorrección lógica y por lo tanto no generan ninguna paradoja ni ningún pseudoproblema filosófico). 

Esta oración genera el siguiente problema: si afirmo que - “el actual rey de Francia es calvo” es falsa -, automáticamente estoy diciendo que - “el actual rey de Francia no es calvo”  es verdadera -; es decir, cuando digo que  -es falso que el actual rey de Francia es calvo - parece que lo que digo es que - el rey de Francia tiene melena -, y eso, como sabemos, no es lo que queremos decir. Pues bien, ¿Cómo, según Russell, puede tener sentido esta afirmación (hasta el punto de decir de ella que es falsa) si la realidad a la que se refiere la descripción que en ella aparece (el rey de Francia) no existe? 

9º ¿Cómo resolvió Russell el problema que generaban las descripciones sin un referente real (las descripciones definidas impropias) como “el actual rey de Francia”?

10º La filosofía de Russell dio origen a un movimiento o cambio en la filosofía de la época. ¿Cómo se denomina este movimiento y cuál es su centro de interés?

NOTA (también hay que copiarla en el trabajo):

 Si quereis entender la finalidad de Russell con su Teoría de las Descripciones, sustituir la descripción "el actual rey de Francia" por "el Creador del Universo" (es decir, una descripción definida impropia referida a Dios) y comprendereis la intención polémica de su teoría:

1º- su análisis lógico del lenguaje es puro positivismo: intenta demostrar la vacuidad del pensamiento religioso y metafísico, de la teología cristiana y de la filosofía idealista alemana, aunque sólo a sus seguidores, los neopositivistas del Círculo de Viena, su crítica les resultará convincente

2º- sobre este asunto, Ludwig Wittgenstein en su Tractatus Logico-Philosophicus mantuvo una posición aparentemente muy parecida pero en el fondo completamente distinta: sobre Dios, el bien y la belleza no se puede hablar pero no porque dichas realidades no existan sino porque son indecibles tal como afirma en la proposición 7, la última y más enigmáticadel libro: "Sobre lo que no se puede hablar, mejor es callarse". Amen.