sábado, 17 de octubre de 2020

2º BACH - SOFISTAS Y SÓCRATES

 

El giro antropológico del pensamiento griego: la sofística y Sócrates

LA SOFÍSTICA

Fue el movimiento cultural característico del s. V a.C. También es conocido con el sobrenombre de “Ilustración sofística” (por su parecido con el movimiento ilustrado del s. XVIII).

Los sofistas eran profesores, maestros ambulantes que iban de una polis a otra enseñando a hablar persuasivamente (retórica) y a argumentar correctamente (dialéctica y erística) a todos aquellos jóvenes que podían pagarles (cobraban por su magisterio) y que querían triunfar en la vida pública, en la política. ¿Cómo? Convirtiéndose en líderes en la Asamblea. Por eso se dice que los sofistas eran “maestros de virtud”: el término “virtud” aquí no tiene connotaciones morales, sino que se refiere a aquellas habilidades y destrezas que eran imprescindibles para el éxito social en las jóvenes democracias griegas:

·         Retórica: hablar persuasivamente

·         Dialéctica: arte de dialogar

·         Erística. Arte de disputar, discutir y triunfar en las disputas

¿Cuál es el contenido de la enseñanza de los sofistas?

1º GIRO ANTROPOLÓGICO DEL PENSAMIENTO GRIEGO

Con los sofistas, se produce lo que se denomina “el giro antropológico del pensamiento griego”: si los filósofos presocráticos especulaban sobre el cosmos y la physis, los sofistas reflexionarán sobre la vida en la polis, sobre la vida en sociedad (y por extensión, sobre el ser humano en general).

PHYSIS/NOMOS

Los sofistas contrapusieron la physis al nomos, estableciendo una distinción entre:

·         el campo de la physis (ámbito de la naturaleza, de todo aquello que es como es independientemente de la voluntad humana; por ej., la caída de una piedra o la tendencia de los animales y los hombres de buscar el placer y huir del dolor) y

·         el campo del nomos (aquello que existe por convención, que es obra humana artificial; todo aquello que no es obra de la naturaleza sino de la cultura y cuya manifestación más sobresaliente para los griegos eran las leyes, las normas, las costumbres y las instituciones de la polis).

Si para los presocráticos, todo era physis, para los sofistas hay que distinguir entre lo que es por physis y lo que es por nomos. Ej.: las vacas sagradas de la India son por physis vacas, y por nomos sagradas; los Pirineos son por physis una cordillera de montañas, y por nomos la frontera entre Francia y España; la búsqueda del placer y la evitación del dolor es una comportamiento natural del ser humano, mientras que el arrojo y la valentía del ciudadano en el campo de batalla es fruto del nomos, de la convención, de la arraigada creencia y costumbre de que no hay mayor honor y gloria que morir por la patria en el campo de batalla (“dulce et decorum est pro patria mori”).

Para los sofistas, el nomos (las leyes y costumbres sociales) es fruto de un acuerdo, de un pacto entre los hombres. Por ello, las leyes son convencionales, el resultado de una convención (y no sagradas, mandatos divinos, como se creía en aquel entonces).

3º PAIDEIA O EDUCACIÓN

Los sofistas defendían que la virtud (las virtudes entendidas como las destrezas y habilidades que debía poseer el ciudadano) es enseñable, y que, por lo tanto, no es un patrimonio exclusivo de los nobles. No sólo los aristócratas de cuna poseen determinadas virtudes imprescindibles para la vida pública (prudencia, justicia, valor y coraje guerrero; retórica, erística…), sino que cualquier ciudadano las puede adquirir a través de una adecuada paideia o educación. Los sofistas eran quienes, a cambio de un estipendio, impartían esa educación.

4º RELATIVISMO EPISTEMOLÓGICO/MORAL

Abandono de la búsqueda de la verdad, tanto en el ámbito del conocimiento (relativismo epistemológico), como en el ámbito de la moral y de las leyes (relativismo moral).

·         Relativismo epistemológico: no existe una verdad objetiva acerca de las cosas y, por lo tanto, no hay una verdad común (universal) a todos los hombres. Cada individuo tendrá su propia visión de las cosas (la verdad no es ya objetiva, sino subjetiva) y de ahí la importancia que tendrá para los sofistas la retórica y la erística: de lo que se trata no es de alcanzar la verdad, sino de convencer a otro hombre de tu visión de las cosas.

·         Relativismo moral: tampoco hay ningún fundamento objetivo que determine qué leyes o costumbres son mejores que otras (no habría posibilidad de decidir, por ejemplo, que costumbre es mejor: si la de enterrar a los padres como hacemos nosotros, quemarlos en una pira como hacían los griegos, o devorarlos en un ritual caníbal necrófilo como hacían los escitas).

¿Quiénes fueron los sofistas más sobresalientes?

Hay dos generaciones de sofistas:

1)      De la primera generación: Protágoras y Gorgias (vivieron en los tiempos de Pericles).

 

·         PROTÁGORAS: natural de Abdera, la patria de Demócrito, formó parte del círculo de Pericles, y sufrió un proceso por impiedad por efecto del cual fue expulsado de la ciudad.

Creador de la “doctrina del hombre-medida” (es, por lo tanto, el padre del relativismo epistemológico), fue él, el que dijo, “el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son, y de las que no son en tanto que no son” (es la primera y más famosa formulación del relativismo epistemológico: las cosas no son en sí mismas ni frías ni calientes, ni dulces o amargas, sino que son lo que son dependiendo de cómo son para mí, no de cómo sean en sí).

Respecto al nomos, defendió que aunque las leyes de la ciudad sean convencionales, se justifican o legitiman por su utilidad para los hombres (ya que hacen posible la paz y la cooperación social).

 

·         GORGIAS: natural de Sicilia, fue considerado por los griegos como el padre de la retórica, como el defensor del poder de la palabra. Su doctrina se resume en tres tesis:

1º TESIS: Nada es

2º TESIS: Si algo fuese, sería incognoscible

3º TESIS: Si fuera cognoscible, sería incomunicable

 

2)      De la segunda generación: Hipias, Trasímaco, Prodico y Calicles.

De ellos tenemos que saber dos cosas:

                                I.            Radicalizaron el relativismo epistemológico de Protágoras, llevándolo hasta el escepticismo: el conocimiento es imposible (no hay ninguna verdad, ni verdades relativas).

                             II.            Radicalizaron también el relativismo moral y defendieron el nihilismo o cinismo moral: no existen los valores morales (ni los relativos y convencionales, los propios de una comunidad humana y que son resultado de un pacto al que llegan sus integrantes y que están justificados por su utilidad, tal como defendía la sofística de la primera generación) y por ello al individuo todo le está permitido (ergo, a los más fuertes, todo les debe ser consentido)

 

SÓCRATES

Nace en Atenas en el año 470 a.C. Muere a los 71 años, en el año 399, ejecutado por la democracia ateniense. No interviene en política (no asistía a la Asamblea), no escribe nada. Practica una enseñanza directa por medio del diálogo. Parece un sofista pero, a diferencia de éstos, no cobra por sus enseñanzas. Sólo le interesa la reflexión filosófica sobre cuestiones morales y políticas (reflexionó en su juventud sobre el cosmos, siendo seguidor de Anaxágoras, pero abandonó estas reflexiones en la edad adulta por considerarlas fútiles; este Sócrates cosmólogo fue ácidamente retratado por el comediógrafo Aristófanes en su comedia “Las nubes”). Se le considera, por ello, el inventor de la moralidad en Occidente. Condenado a muerte por impiedad, se negó a huir por respeto a las leyes de la polis (había dedicado toda su vida a enseñar ese respeto a la ley).

PUNTO DE PARTIDA: para Sócrates, la causa de la crisis de Atenas (la pérdida de la Guerra del Peloponeso, la Tiranía de los Treinta, la corrupción de los demagogos) es que ya no hay buenos ciudadanos, ciudadanos que cumplan y respeten las leyes de la polis, que asuman como propio el bien de la ciudad y cumplan por ello con sus deberes cívicos.

¿Quién es el principal responsable, a juicio de Sócrates, de todo ello?

Los sofistas. ¿Por qué? La sofística ha inoculado el veneno del relativismo moral, una doctrina disolvente que terminará justificando como natural el que los individuos antepongan sus intereses privados al bien de la polis y al cumplimiento de las leyes.

Por ello, la filosofía de Sócrates tiene como punto de partida la crítica del relativismo sofístico.

 

 

CRÍTICA DEL RELATIVISMO SOFÍSTICO

Sócrates muestra que la postura relativista de los sofistas respecto a los conceptos morales conduce a una paradoja.

¿Qué paradoja?

1.      Los sofistas defendían que cada individuo entiende una cosa distinta por:

-          el bien (aquello que nos hace felices),

-          lo justo (las leyes que hacen posible la convivencia civilizada),

-          lo preceptivo (los deberes del ciudadano respecto de su comunidad),

-          lo valioso (lo que es digno de aprecio), o

-          la virtud (en qué dónde reside la excelencia del ser humano).

 

2.      Si lo antedicho es cierto, la comunicación entre los humanos es imposible y la posibilidad de entenderse nula.

 

3.      Sin embargo, y hete aquí la paradoja, hay hechos que contradicen lo establecido en el punto anterior:

 

-          En la asamblea de una polis, se decide cuál es el deber de los ciudadanos.

-          En los tribunales de justicia, se acuerda si un acusado quebrantó las leyes (la justicia).

-          Un grupo de amigos es tal porque comparten un concepto de bondad.

-          Una polis es una comunidad y no un mero agregado de individuos porque sus miembros comparten un concepto de lo que es valioso para todos sus integrantes.

Por todo ello, Sócrates concluye: si estos hechos se producen, entonces los conceptos morales no pueden ser relativos (tal como mantenían los sofistas), pues los individuos demuestran en distintos contextos que logran entenderse con significados más o menos comunes. Los equívocos, las ambigüedades y las opiniones dispares nacen del hecho de que no han sido bien definidos. La misión de Sócrates, la misión del filósofo consistirá en intentar definirlos.

 

EL MÉTODO DIALÉCTICO SOCRÁTICO

¿Cómo se puede lograr definir los conceptos morales?

Para Sócrates, la tarea principal del filósofo es definir correctamente los conceptos morales y, gracias a ello, acceder al saber moral (un saber que, como veremos más adelante, es imprescindible para alcanzar la virtud, para que el ciudadano pueda actuar con rectitud y cumplir las leyes)

Para lograr definir los conceptos morales, Sócrates propone un método.

¿Qué método?

El método dialéctico, es decir, la reflexión filosófica llevada a cabo a través del diálogo.

El método dialéctico de Sócrates se despliega en tres momentos: ironía, mayéutica y definición.

                    I.            LA IRONÍA SOCRÁTICA

El punto de partida del método socrático es la ironía.

 ¿En qué consiste la ironía?

Sócrates pregunta a su interlocutor acerca de qué es la virtud, la belleza, la justicia, la piedad… y finge ignorancia, un no saber la respuesta (ese fingimiento de ignorancia es la ironía). A través de sus preguntas, muestra que el ignorante es su interlocutor (normalmente un sofista).

 

                 II.            LA MAYÉUTICA

La mayéutica es la obstetricia, el arte de las comadronas de ayudar a dar a luz (la madre de Sócrates era partera).

Una vez reconocida la ignorancia por parte de su interlocutor, Sócrates intenta conducirlo hacia la verdad. Sócrates no enseña la verdad (como hacían los sofistas con sus discursos), porque afirma no tenerla (“sólo sé que no sé nada”, afirmaba), sino que por medio de su hábil interrogar ayuda a su interlocutor a dar a luz la verdad que reside dentro de él (dar a luz ideas, y de ahí lo de mayéutica).

En conclusión, Sócrates ayuda a aquellos con quienes dialoga a encontrar la verdad por sí mismos, esto es, a pensar autónomamente, críticamente.

 

               III.            LA DEFINICIÓN

La verdad para Sócrates consiste en la definición universal:

- una definición que sea válida para todos los casos (que sea una significación objetiva),

- y que sea válida para todas las personas que hacen uso de ese término (que sea una significación común).

Ejemplo: “lo justo es cumplir las leyes de la polis

 

Sócrates busca la definición universal de lo que es la virtud, la belleza, la justicia, la piedad… Sin embargo, esta tarea queda siempre inacabada al no poder alcanzar nunca Sócrates y sus interlocutores una definición definitiva de los conceptos morales (“¿es justo el cumplimiento de las leyes de la polis cuando éstas han sido promulgadas por un tirano o por una asamblea de ciudadanos manipulados por demagogos?”.

Sócrates justifica esta paradójica situación 1º reconociendo de nuevo los límites del conocimiento humano (que busca el saber de las cosas pero que nunca lo alcanza), y 2º proclamando que sólo “el dios es sabio”.

 

Más, a pesar de estos inconvenientes, en el ejercicio del diálogo nos ejercitamos en la virtud, porque la mera búsqueda de la verdad a través del diálogo hace mejor al ser humano:

-          sea porque le hace consciente de su ignorancia (“sólo sé que no sé nada”).

-          sea porque le libera de las falsas creencias, de los prejuicios y de la opinión común, acercándole a la verdad.

-          sea porque el individuo, buscando la verdad dentro de sí, alcanza el autoconocimiento (conforme al precepto délfico “conócete a ti mismo”).

-          sea porque le descubre su libertad interior al empujarle a pensar autónoma y críticamente

Por esta búsqueda de la verdad objetiva, de la definición universal, se considera a Sócrates el padre del racionalismo occidental, el primero que defendió conscientemente la objetividad del conocimiento humano (aunque fuese un ideal inalcanzable). Y porque esta búsqueda lo fuese de la definición de los conceptos morales, se le considera el padre de la ética en Occidente, el primero en empezar a comprender en qué consiste la verdadera esencia de la moralidad (de la acción moral).

 

EL INTELECTUALISMO MORAL

El intelectualismo moral es la principal doctrina filosófico-moral de Sócrates.

¿Qué es el intelectualismo moral?

Aquella concepción de la moralidad que identifica la virtud con el saber.

Esta doctrina moral identifica la virtud con el saber por dos razones:

1º porque sólo el que sabe lo que es el bien (lo que es justo, bueno, preceptivo y valioso), actuará virtuosamente (es decir, como un buen ciudadano, con justicia, bondad, y responsabilidad).

2º porque el saber es la virtud o excelencia suprema del alma  (cuando el alma alcanza el saber, logra su máximo grado de desarrollo y su perfección).

 

Esta identificación llega hasta el punto de considerar que el saber es condición no sólo necesaria sino también suficiente de la virtud, es decir, que el saber es la única causa de la virtud, la única fuente de la acción correcta (a la vez condición suficiente y necesaria).

 El conocimiento del bien es:

-          condición necesaria de la virtud: sólo si se sabe lo que es lo justo, se puede obrar con justicia.

+

-          condición suficiente de la virtud: basta con saber lo que es lo justo para actuar inexorablemente de un modo justo.

En conclusión, el saber es condición necesaria y suficiente de la virtud ya que sólo el que sabe qué es la justicia puede obrar con rectitud:

-          No: “sólo si sabes que es lo justo, obrarás rectamente” (condición necesaria).

-          Tampoco: “si sabes que es lo justo, obrarás con rectitud” (condición suficiente).

-          Sino: “sólo el que sabe lo que es justo, obrará con rectitud” (condición suficiente y necesaria: si y sólo si).

Consecuencias de esta doctrina:

1.      Sólo los sabios (los conocedores del bien) podrán ser virtuosos (buenos ciudadanos).

 (Platón explorará está tesis, extrayendo las conclusiones pertinentes: sólo los sabios, por ser los únicos ciudadanos verdaderamente virtuosos, deben acceder al gobierno de la polis)

2.      El que obra mal lo hace por ignorancia, por desconocer el bien. Los criminales no pueden ser acusados de nada, excepto de ser ignorantes (las cárceles deberían ser cerradas y reconvertidas en escuelas donde se les enseñase lo que es el bien). No existe por lo tanto ni el pecado ni la culpa.

Según Sócrates, nadie es malo por dejarse arrastrar por sus bajas pasiones, sino sólo por ignorancia. El individuo no es malo de por sí ya que nadie, en su sano juicio, podría no querer obrar bien: nadie quiere renunciar a la felicidad que significa vivir una vida verdadera.

Es por todo ello por lo que Sócrates afirmó: “sólo hay un bien: el conocimiento; sólo hay un mal: la ignorancia”.

 

 

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