martes, 30 de enero de 2018

DARWIN

capítulo 25
Diseño poco inteligente Charles Darwin

«¿Está usted emparentado con los monos por parte de abuelo o de abuela?» Ésta es la socarrona pregunta que le hizo el obispo Samuel Wilberforce a Thomas Henry Huxley en un famoso debate que tuvo lugar en el Museo de Historia Natural de Oxford en 1860. Huxley estaba defendiendo las ideas de Charles Darwin (1809–1882). La pregunta de Wilberforce pretendía ser a la vez un insulto y una broma. Pero le salió el tiro por la culata. «Gracias, Dios, por ofrecérmelo en bandeja», murmuró Huxley en voz baja, y contestó que prefería estar emparentado con un simio que con un ser humano que eludía el debate burlándose de sus ideas científicas. También podría haber respondido que descendía de ancestros simiescos por ambas partes; si bien no era algo que hubiera sucedido recientemente, sino tiempo atrás. Esto es lo que aseguraba Darwin. Todo el mundo los tiene en su árbol genealógico.

Esta idea causó un gran revuelo casi desde el mismo momento en que su libro El origen de las especies se publicó en 1859. A partir de entonces, ya no fue posible pensar en los humanos como seres completamente distintos del resto del reino animal. Ya no eran especiales: habían pasado a formar parte de la naturaleza como cualquier otro animal. Esto puede que a ti no te parezca nada sorprendente, pero sí lo fue para la mayoría de victorianos.

 Podrías pensar que lo único que hace falta para advertir nuestra cercanía con los simios son unos pocos minutos en compañía de un chimpancé o un gorila, o quizá una atenta mirada en el espejo. Pero en la época de Darwin, más o menos todo el mundo suponía que los seres humanos eran muy distintos a cualquier otro animal y la idea de que compartíamos parientes lejanos con ellos parecía ridícula. Había mucha gente que pensaba que las ideas de Darwin eran una locura y obra del diablo. Algunos cristianos se aferraron a su creencia de que el Libro del Génesis contaba la verdadera historia de cómo Dios creó todos los animales y las plantas en seis ajetreados días. Dios había diseñado el mundo y todas las cosas que había en él, asignándoles un lugar determinado para toda la eternidad. Estos cristianos creían que todas las especies de animales y plantas habían permanecido inmutables desde la Creación. Incluso hoy en día hay quienes todavía se niegan a creer que la evolución es el proceso mediante el cual hemos llegado a ser lo que somos.

Darwin era biólogo y geólogo, no filósofo, así que puede que te preguntes por qué hay un capítulo dedicado a él en este libro. La razón de su inclusión es que su teoría de la evolución por medio de la selección natural y las versiones modernas de ésta han tenido un profundo impacto en cómo los filósofos  –así como los científicos– piensan sobre la humanidad. Es la teoría científica más influyente de todos los tiempos. El filósofo contemporáneo Daniel Dennett la consideró «la idea más brillante que jamás ha tenido nadie». La teoría explica cómo los seres humanos, las plantas y los animales han llegado a  ser lo que son y cómo todavía hoy día siguen cambiando.

Una consecuencia de esta teoría científica fue que a partir de entonces resultó más fácil que nunca creer que Dios no existía. El zoólogo Richard Dawkins escribió: «No me imagino siendo ateo antes de 1859, cuando se publicó El origen de las especies de Darwin». Antes de 1859 había habido ateos, claro está –David Hume, el filósofo que protagoniza el capítulo 17, probablemente fue uno–, pero hubo muchos más después. No hay por qué ser ateo para creer en la evolución: muchos creyentes religiosos son darwinistas. Lo que no se puede es ser darwinista y además creer que Dios creó todas las especies exactamente tal y como son hoy en día.

De joven, Darwin emprendió un viaje de cinco años en el HMS Beagle y visitó Sudamérica, África y Australia. Fue la aventura de su vida (tal y como lo habría sido para la de cualquiera). Antes de eso, no había sido un estudiante par- ticularmente prometedor, y nadie habría esperado que fuera a realizar una contribución tan impresionante al pensamiento humano. En la escuela no fue ningún genio. Su padre estaba convencido de que iba a ser un vago y un deshonor para su familia porque se pasaba demasiado tiempo disparando y cazando ratas. Comenzó a estudiar medicina en Edimburgo, pero la cosa no funcionó y decidió entonces cambiarse a la Universidad de Cambridge y estudiar teología para hacerse sacerdote. En su tiempo libre era un naturalista entusiasta y coleccionaba plantas e insectos, pero no había ninguna señal de que fuera a convertirse en el mayor biólogo de la historia. En muchos sentidos, parecía algo perdido. No sabía realmente lo que quería hacer. Pero el viaje del Beagle lo transformó.

El viaje consistió en una expedición científica alrededor del mundo, en parte para trazar el mapa de las costas de los lugares que el barco iba a visitar. A pesar de su falta de cualificaciones, Darwin aceptó el cargo de botánico oficial, aunque también hizo detalladas observaciones de rocas, fósiles y animales de los lugares en los que atracaban. El pequeño barco se llenó rápidamente con las muestras que recogía. Afortunadamente, pudo enviar la mayoría de su colección a Inglaterra, donde fue almacenada para su investigación.

La parte más valiosa del viaje resultó ser, con diferencia, la visita a las islas Galápagos, un grupo de islas volcánicas del oceáno Pacífico a unos ochocientos kilómetros de Sudamérica. El Beagle llegó a las islas Galápagos en 1835. Ahí había muchos animales interesantes para examinar, entre ellos tortugas gigantes e iguanas marinas. Aunque en aquel momento no fue consciente de ello, los más importantes para la teoría de Darwin serían una serie de pinzones más bien anodinos. Cazó una gran cantidad de estos pequeños pájaros y los envió a casa para examinarlos más adelante. El estudio posterior revelaría que había trece especies distintas. Las pequeñas diferencias entre éstas se encontraban básicamente en los picos.

 Al regresar a Inglaterra, Darwin abandonó sus planes de hacerse sacerdote. Los fósiles, las plantas y los animales muertos que había ido enviando mientras estaba de viaje le habían hecho bastante famoso en la comunidad científica. Se hizo naturalista a tiempo completo y se pasó muchos años trabajando en su teoría de la evolución, además de convertirse en un experto mundial en percebes, esos pequeños animales parecidos a lapas que se aferran a las rocas y a los cascos de los barcos. Cuanto más pensaba en ello, más se convencía de que las especies habían evolucionado mediante un proceso natural y que, en vez de permanecer inmutables para siempre, estaban en constante cambio. Finalmente, formuló la teoría de que las plantas y animales que se habían adaptado a su entorno tenían más posibilidades de sobrevivir el tiempo suficiente para transmitir algunas de sus características. A lo largo de extensos periodos, este patrón producía plantas y animales que parecían haber sido diseñados para vivir en los entornos en los que habían sido en- contrados. Las islas Galápagos proveyeron algunas de las mejores pruebas de la evolución en acción. Por ejemplo, en algún momento de la historia, creía Darwin, los pinzones habían llegado aquí desde el continente, puede que empujados por fuertes vientos. A través de cientos de generaciones, los pájaros de cada isla se habían ido adaptando progresivamente al lugar en el que vivían.

No todos los pájaros de la misma especie son iguales. Suele haber una gran variedad. Puede que un pájaro tenga el pico ligeramente más puntiagudo que otro, por ejemplo. Si tener este tipo de pico le ayuda a sobrevivir, es más probable que se reproduzca. Así, a un pájaro que tenga un pico útil para comer semillas le irá bien en una isla en la que haya muchas semillas, pero no tanto en otra cuya principal fuente de comida sean frutos secos que haya que partir. Al pájaro que le cueste encontrar comida por la forma de su pico, le será difícil sobrevivir el tiempo suficiente para aparearse y reproducirse. Y eso hará menos probable que ese tipo de pico pase a las siguientes generaciones. Los pájaros con picos que se adapten a las fuentes de comida disponibles tendrán más posibilidades de transmitir ese rasgo a su descendencia. Así pues, en una isla rica en semillas, los pájaros con buenos picos para comer semillas terminarán dominando. Con el transcurso de miles de años, esto conduce al surgimiento de una nueva especie muy distinta de la original que llegó a la isla. Los pájaros con un tipo de pico inadecuado habrán ido desapareciendo. En una isla con diferentes condiciones, habrá surgido un tipo de pinzón ligeramente distinto. A lo largo de extensos periodos, los picos de los pájaros se irán adaptando cada vez mejor a su entorno. Los pájaros que terminen prosperando en los distintos entornos de cada una de las islas serán aquéllos que mejor se hayan adaptado a ese lugar.

Otras personas antes de Darwin, entre ellos su abuelo Erasmus Darwin, habían sugerido que las plantas y los animales evolucionaban. Lo que Charles Darwin añadió fue el concepto de selección natural; esto es, el proceso mediante  el cual los animales y plantas mejor adaptados sobreviven y transmiten sus rasgos.

Esta lucha por la supervivencia lo explica todo. No se trata únicamente de una lucha entre miembros de distintas especies; los de la misma especie también luchan entre sí. Todos compiten para transmitir sus propias características a la siguiente generación. Así es como han surgido los rasgos de animales y plantas que parecen haber sido diseñados por una mente inteligente.

La evolución es un proceso mecánico. No hay detrás ninguna conciencia ni ningún Dios; o al menos no necesita ninguna de esas cosas detrás. Es impersonal: como una máquina que funciona de forma automática. Es un proceso ciego, puesto que no sabe adónde va y no piensa en los animales y plantas que produce. Tampoco le importa. Cuando vemos esos productos –animales y plantas– es difícil no pensar que han sido diseñados por alguien. Pero eso sería un error. La teoría de Darwin nos proporciona una explicación más sencilla y elegante. También explica por qué hay tantos tipos de vida, con diferentes especies adaptándose al entorno en el que viven.

En 1858, Darwin todavía no se había decidido a publicar sus descubrimientos y seguía trabajando en su libro cuando otro naturalista, Alfred Russel Wallace (1823–1913) le envió un esbozo de su propia y muy parecida teoría de la evolución. Esta coincidencia empujó a Darwin a hacer públicas sus ideas, primero con una presentación en la Sociedad Linneana de Londres y, al año siguiente, 1859, con su libro El origen de las especies. Tras haber dedicado una gran parte de su vida a elaborar esta teoría, Darwin no quería que Wallace se le adelantara. El libro le hizo instantáneamente famoso.

Algunas personas que lo leyeron no quedaron convencidas. El capitán del Beagle, Robert FitzRoy, por ejemplo, también científico e inventor de un sistema de predicción meteorológica, era un devoto creyente de la historia bíblica de la Creación y se sintió consternado por haber desempeñado un papel en ese ataque a la fe religiosa. Incluso hoy, hay creacionistas que piensan que la historia que se cuenta en el Génesis es cierta y una descripción literal del origen de la vida. Entre los científicos, sin embargo, hay un abrumador convencimiento de que la teoría de Darwin explica el proceso bási- co de la evolución. En parte, esto se debe a que desde la época  de Darwin ha habido una gran cantidad de nuevos descubrimientos que respaldan la teoría y sus versiones posteriores. La genética, por ejemplo, nos ha proporcionado una detallada explicación de cómo funciona la herencia. Disponemos de gran cantidad de información acerca de los genes, los cromosomas y los procesos químicos implicados en la transmisión de determinados rasgos. Las evidencias fósiles que tenemos hoy también son mucho más convincentes que en época de Darwin. Por todas estas razones, la teoría de la evolución por medio de la selección natural es mucho más que «una mera hipótesis»: se trata de una hipótesis con una cantidad muy sustancial de pruebas que la sustenta.

El darwinismo puede que haya echado más o menos por tierra el Argumento del Diseño tradicional y minado la fe religiosa de mucha gente. Pero el propio Darwin mantuvo la mente abierta en lo que respecta a la existencia de Dios. En una carta a un colega científico, declaró que no podemos llegar a ninguna conclusión al respecto: «Es una cuestión demasiado profunda para el intelecto humano», explicó: «es como si un perro especulara sobre la mente de Newton».

Un pensador que estaba dispuesto a especular sobre la fe religiosa, y, a diferencia de Darwin, lo convirtió en un aspecto central en su obra, fue Søren Kierkegaard.

CUESTIONARIO

DISEÑO POCO INTELIGENTE – CHARLES DARWIN (Cap. 25 Warburton)

Si te place, puedes dibujar como portada de tu trabajo la cabeza y el pico de un pinzón (o incluso de varios pinzones) de la Islas Galápagos que tan transcendentales fueron en la elaboración de la Teoría de la Evolución por Medio de la Selección Natural.

1º Busca información en la wiki acerca de la vida y la obra de Charles Darwin. No olvides contar su viaje a bordo del Beagle (y como siempre, el nombre de sus principales obras). Extensión mínima 10 líneas- extensión máxima: una carilla tamaño folio

2º Una de las razones del alto nivel de las discusiones públicas en Inglaterra es que nadie puede descalificar a su contrincante insultándolo sino exclusivamente haciendo gala de una sutil e inteligente ironía. Explica 1º cómo ironizó el obispo Samuel Wilberforce acerca de la teoría de la evolución de Darwin y 2º cómo le respondió, pagándole con su misma moneda, su oponente dialéctico Thomas Henry Huxley (abuelo de Aldous Huxley, el famoso escritor de la novela distópica “Un mundo feliz”).

3º ¿Qué habría respondido Darwin a la pregunta del obispo?

4º ¿Cómo se titula el principal libro escrito por Darwin? ¿En qué año lo publicó?

5º La publicación de este libro produjo una revolución en la concepción que los seres humanos tenemos acerca de nosotros mismos. ¿Puedes explicar en qué consistió dicha conmoción?

6º a) ¿Por qué en la época victoriana en la que vivió Darwin a todo el mundo le parecía absurda e imposible la teoría darwiniana que nos emparentaba con los monos?

b) ¿Por qué, por el contrario, hoy en día nos parece de lo más plausible?

7º a) ¿Por qué algunos afirman que la “Teoría de la Evolución por la Selección Natural” es “la idea más brillante que jamás ha tenido nadie”?

b) ¿Por qué otros consideran que es la teoría científica más influyente de todos los tiempos?

c) ¿En qué fue más difícil creer desde el momento en que se comenzó a extender la validez de esta teoría?

8º a) ¿Es incompatible ser creyente y darwinista a la vez? b) ¿Y ser darwinista e interpretar literalmente los pasajes del Génesis referidos a la creación de las plantas, los animales y el ser humano? Razona tu respuesta (un escueto sí o no, no será considerado como una respuesta válida).

9º El viaje en el Beagle convenció a Darwin que las especies (tanto de plantas como de animales) estaban sometidas a un proceso natural: evolucionar. Explica a) en qué consiste dicha evolución y b) el papel que juega en dicha evolución la adaptación al medio.

10º Ejemplifica la Teoría de la evolución por la selección natural explicando la evolución de los pinzones en las Islas Galápagos.

11º Cuándo hablamos de la teoría de Darwin es mejor que la denominemos “Teoría de la Evolución por la Selección Natural” que “Teoría de la Evolución” a secas. ¿Por qué?

12º Explica el concepto de “selección natural”

13º ¿Quién compite por la supervivencia?

14º Hasta Darwin, los rasgos gracias a los cuales los seres vivos se adaptan perfectamente a su medio natural eran la prueba que demostraba …. (completa esta frase)

15º a) ¿Por qué la evolución es un proceso ciego? b) ¿Por qué es un proceso mecánico?

16º ¿Por qué crees que la teoría de Darwin es una explicación sencilla y elegante? (la contestación no viene en el libro)

17º ¿Quién fue Alfred Russell Wallace?

18º Aunque les pese a los creacionistas, la Teoría de la evolución por medio de la selección natural es hoy en día (aunque quizá aún no en los tiempos de Robert FitzRoy, capitán de la expedición oceanográfica del Beagle) mucho más que una mera suposición, que una mera hipótesis científica. Es una teoría científica verificada suficientemente. Hay pruebas de mucho peso que la avalan. ¿Cuáles son las más importantes?

19º ¿Qué planteamiento mantenía Darwin respecto al problema de la existencia de Dios?


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