KANT - Epistemología
VIDA
Kant nace, vive y
muere en la ciudad prusiana de Königsberg (hoy en día, Kaliningrado; desde el
final de la II Guerra Mundial forma parte de Rusia y ya no hay población de
habla alemana). Nació en 1724 y murió en 1804. Fue soltero y tuvo una vida
dedicada al estudio y a la reflexión sumamente ordenada. Trabajó toda su vida
como profesor universitario. En su juventud profesó el racionalismo cartesiano
en su versión alemana (Leibniz-Wölff) pero la lectura de Hume le despertó del
“sueño dogmático de la razón”, es decir, de las ficciones del racionalismo
cartesiano, y le ayudó a alumbrar su propia filosofía: la filosofía crítica, el
criticismo o idealismo trascendental. El pensador que más le influyó fue
Rousseau. La lectura de su obra le ganó para la defensa de la dignidad e
igualdad de todos los hombres y la causa de los derechos sagrados de la
humanidad.
SU OBRA
Su pensamiento se divide en dos
grandes etapas:
- el periodo
precrítico
- el periodo crítico
(el más importante; también hay un periodo postcrítico).
En el periodo precrítico, Kant es un filósofo
racionalista cartesiano al uso. Al periodo crítico le corresponde su etapa de
madurez y su pensamiento propio.
Principales obras: sus tres grandes
críticas.
1. “Crítica de la razón pura” KrV (reflexión
sobre la epistemología: el conocimiento y la verdad).
2. “Crítica de la razón práctica” KpV (es
una de reflexión ética; sin embargo, su principal obra ética fue “Fundamentación de la metafísica de las
costumbres”).
3. “Crítica del juicio” (reflexiona sobre la
teleología en la naturaleza y la belleza).
Escribió muchas otras
obras y entre ellas cabe destacar el pequeño ensayo u opúsculo (obrita) “¿Qué es la Ilustración?”
¿Por qué Kant es tan importante en
la historia del pensamiento?
1. Kant es la
culminación filosófica del pensamiento ilustrado. Fue capaz de elaborar un
sistema filosófico original en el que, en sintonía con el espíritu ilustrado de
la época, sintetizó las aportaciones fundamentales del empirismo y del
racionalismo: es su filosofía crítica que abre un nuevo capítulo en la historia
del pensamiento filosófico occidental.
2. Su pensamiento
sienta las bases de lo que será el idealismo alemán (Fichte, Shelling y Hegel).
FILOSOFÍA
TEÓRICA KANTIANA (EPISTEMOLOGÍA/ONTOLOGÍA)
LA CRÍTICA DE KANT AL RACIONALISMO
Y AL EMPIRISMO
Kant en su juventud
profesó el racionalismo en el que se había formado en su época. Kant estaba
sumido en lo que luego él denominó el “sueño dogmático de la razón”, esto es,
una concepción errónea de la inteligencia humana, la propia del racionalismo
cartesiano, para el cual la razón humana es infinita y no finita.
¿Qué significa que la
razón es infinita?
Que no tiene límites
y, por lo tanto, que puede llegar a saberlo todo. En definitiva, que es una
razón divina (esta concepción de la inteligencia humana procedía de los
griegos, que estaban convencidos de que la inteligencia es la manifestación de
lo divino en el hombre, una chispa del logos cósmico; después, el cristianismo
reforzará esta idea cuando afirme 1º que la razón humana ha sido creada por
Dios a imagen y semejanza de la razón divina y 2º que la razón humana es
iluminada directamente por la gracia divina).
Kant va a mantener una
concepción totalmente distinta de lo que es la inteligencia humana (la razón) y
esa es la motivación última de su filosofía. Por ello, va a llevar a cabo la
definitiva crítica (análisis y evaluación) de la razón que le permitirá
al género humano hacerse una idea cabal de ésta para así saber con seguridad
(con certeza) lo que puede esperar de ella. Es por todo ello por lo que la
filosofía de Kant es un criticismo: el objetivo último de la filosofía
es la crítica de la razón (ya no el conocimiento metafísico del mundo), que en
realidad es una autocrítica que la razón hace de sí misma. A esta
autocrítica o metacrítica (metacrítica, no metafísica) la denominará Kant
“filosofía trascendental”. En ella, la razón tendrá que dilucidar cuál es su
naturaleza para así determinar cuáles son sus capacidades y sus límites. Para
Kant, esa razón no es infinita, sino que tiene límites ya que esa razón no es
divina sino humana.
Las conclusiones a las
que llegó Kant fueron las siguientes:
1º El ser humano tiene dos razones
o, mejor dicho, la “razón humana única” tiene dos usos o funciones
diferenciadas:
I.
el
uso teórico o cognoscitivo (razón teoría);
II.
el
uso práctico o moral (razón práctica).
La primera, la razón teórica, la
estudiará en la “Crítica de la razón pura”; y la segunda, en la “Crítica de la
razón práctica” (aunque sea difícil de entender, la existencia de estas dos
razones es la última manifestación del dualismo platónico; es decir, Kant es un
filósofo dualista).
2º Como decimos más arriba, en el ámbito
teórico, la razón tiene límites irrebasables:
el límite principal es la experiencia. Por efecto de ello, Kant, con Hume,
concluirá que es imposible el conocimiento metafísico de la realidad pero, contra
Hume, estará convencido de que es posible un auténtico conocimiento
científico, un conocimiento de leyes, un conocimiento verdadero, cierto, seguro
(y no sólo probable, tal y como defendía Hume) de lo fenoménico, de lo
empírico. Ésta es la gran conclusión a la que llega Kant en el ámbito teórico:
que la ciencia en general y la newtoniana en particular es conocimiento seguro,
no meramente hipotético, como mantenía Hume).
En el ámbito práctico, la
conclusión que alcanza es que el ser humano es una excepción en el universo (en
sintonía con la tradición humanista occidental); porque es verdaderamente
libre, porque es y debe ser dueño y señor de su destino. En ello radica su
dignidad.
3º
Una buena concepción de la verdad que en cierta medida estaba ya latente en el
racionalismo cartesiano y en el empirismo británico, pero que sólo en Kant
alcanzó su definitiva sazón y madurez: el conocimiento humano, la verdad
accesible a la razón humana, es una construcción de la mente, de la razón. Esto
implicará que el objetivismo tradicional, el realismo objetivista procedente de
los griegos, va a ser sustituido por el subjetivismo (la verdad es una
construcción de la subjetividad) pero un subjetivismo trascendental: el
subjetivismo crítico, el idealismo.
En esto consistirá el
giro copernicano de la filosofía kantiana. Si en la concepción objetivista
o realista, el objeto se halla en el centro del sistema y es el sujeto quien
orbita en torno a él, es la concepción subjetivista o idealista será el sujeto
quien se ubique en el centro, y el objeto quien, orbitando en su torno, se
someta a su ley.
Todas estas cuestiones
las planteó Kant a la par que contestaba las que él consideraba las tres
grandes preguntas de la filosofía:
1. ¿Qué puedo conocer?
(contestada en la “Crítica de la razón pura”).
2. ¿Qué debo hacer?
(contestada en la “Crítica de la razón práctica”).
3. ¿Qué me cabe
esperar? (contestada en la “Crítica del juicio” y en sus escritos de filosofía
de la historia y filosofía de la religión).
Finalmente, estas tres preguntas se
resumen en una:
4. ¿Qué es el hombre?
Como podemos ver, si
para la filosofía griega la gran pregunta es ¿qué es la realidad?, ¿qué es el
cosmos?; si para la filosofía cristiana lo será ¿qué es Dios?; para la
filosofía moderna lo es ¿qué es el ser humano? Por ello:
-
la filosofía griega era cosmología,
-
la
cristiana, teología; y
-
lamodernaseráantropología.
LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA (KrV)
En su filosofía
teórica, en su explicación sobre el conocimiento humano (sobre cómo es posible
para el ser humano alcanzar la verdad), Kant elaboró un nuevo y original
sistema filosófico en el que llevará a cabo una genial síntesis del
racionalismo cartesiano y del empirismo británico.
¿Cómo fue esto
posible? ¿Cómo pudo conciliar Kant dos filosofías incompatibles entre sí?
Lo hizo llevando a
cabo una síntesis de elementos de ambas filosofías, haciendo suyos los que le
parecían más aprovechables y prescindiendo de otros, pero sin caer nunca en el
error de elaborar con todo ello una mera doctrina sincrética, un pastiche.
Veamos ahora cuáles
son estos elementos: del racionalismo cartesiano, Kant tomará la concepción de
que la mente elabora por sí misma espontáneamente, activamente, unas
representaciones a los que Kant denominará “categorías” (y también “ideas”).
Kant rechazará, por lo tanto, el punto de vista empirista para el que la mente
humana, en el momento del nacimiento, es una tabula rasa, una pizarra en
blanco. Según Kant, la mente humana, la razón, posee en sí misma una especie de
“programa lógico” que no proviene de la experiencia, sino que es inherente a
ella misma. Sin embargo, Kant rechazará del racionalismo el que con estos
conceptos o ideas innatas, “a priori” (“a priori” significa lo independiente
de la experiencia; así denominó Kant a lo innato de la mente; “a posteriori”
significa lo procedente de la experiencia), la razón pueda alcanzar el
conocimiento metafísico de la realidad, el conocimiento metaempírico de ésta.
Para Kant, las ideas y conceptos que la razón humana halla en sí misma sólo
pueden ser usados legítimamente si se aplican a la experiencia, a las
impresiones sensibles, con la intención de comprender y ordenar éstas.
En conclusión: del
cartesianismo, Kant tomará la consideración de que existen contenidos mentales
innatos, a priori, que de ningún modo proceden de la experiencia, pero
rechazará que con estos contenidos se pueda alcanzar un conocimiento metafísico
de la realidad, pues sólo sirven para ordenar la experiencia, las impresiones
sensibles.
Veamos ahora qué
acepta y qué rechaza del empirismo británico. Está de acuerdo con los
empiristas en que la experiencia es el límite del conocimiento humano. Pero
para él, esto no significa que la experiencia sea la única fuente del conocimiento
humano (como defendían los empiristas; por ejemplo, Hume). Para Kant, no todo
el conocimiento humano procede de la experiencia: para Kant, la razón humana es
activa y espontáneamente, por sí misma, produce unos contenidos
representacionales, las categorías, que no proceden de la experiencia y que son
necesarios para que se pueda dar el conocimiento humano.
EL PROBLEMA DE LA METÁFÍSICA
Vamos a explicar cómo
Kant desenvuelve su crítica de la razón (teórica). Esta crítica de la razón va
a consistir en un análisis crítico del conocimiento humano. Sin embargo, Kant
no va a plantearse genéricamente el problema del conocimiento (no se va a
preguntar “¿qué es el conocimiento?”), sino que va a plantearse un problema muy
específico.
¿Cuál?
La cuestión de si es o
no posible el conocimiento metafísico. Pues bien, para responder a la pregunta
de si es o no posible la metafísica como ciencia, de si es o no posible un
conocimiento de la razón pura (de ahí el título de la obra de Kant), de
la razón por sí misma, es por lo que Kant se tendrá que preguntar acerca de qué
es lo que hace posible el conocimiento en general (la pregunta específica por
el conocimiento metafísico le ha conducido a la pregunta genérica acerca del
conocimiento humano). Es por esto, por lo que Kant se ve obligado a realizar
una crítica, un análisis de la razón, de las facultades cognoscitivas humanas.
Veamos cómo lo lleva a cabo.
Punto de partida
Kant parte de la
consideración (que no cuestiona) de que la inteligencia humana puede alcanzar
el verdadero conocimiento.
¿En qué consiste el
“verdadero conocimiento”?
En el conocimiento de
verdades absolutas (ciertas, y no sólo probables), y de verdades universales y
necesarias (es decir, conocimiento de leyes, leyes generales que necesariamente
tiene que cumplirse).
¿En dónde, según Kant,
se dan este tipo de verdades?
Se dan en las
matemáticas y en la física newtoniana. Dicho de otro modo, sólo las matemáticas
(ya desde los griegos) y la física moderna (desde Galileo Galilei y
definitivamente desde Isaac Newton) han alcanzado el “recto camino de la
ciencia”, se han constituido en verdaderos saberes científicos, esto es, en
conocimiento de verdades universales y necesarias. Por ejemplo, el teorema de
Pitágoras o la ley de la gravedad.
¿Por qué está tan
seguro Kant de que las matemáticas y sobre todo la física newtoniana han
alcanzado el recto y seguro camino de la ciencia?
1. Porque ambos
saberes avanzan, descubren cosas nuevas (es el progreso científico).
2. Porque en ambos
saberes hay acuerdos entre los sabios es el consenso científico).
Por el contrario, Kant constató que
la situación en la que se encontraba la metafísica era lamentable. ¿Por qué?
1. No avanza, no
progresa (los metafísicos discuten desde Platón los mismos problemas).
2. No hay acuerdo
entre los metafísicos.
Es por ello, por lo
que Kant constatará que la metafísica no ha alcanzado aún el recto camino de la
ciencia. Y su pregunta será:
¿podrá en alguna
ocasión alcanzar la metafísica, del mismo modo que lo logró la física con Galileo
Galilei, alcanzar dicho camino?
Para responder a esta
pregunta Kant escribirá la “Crítica de la razón pura” (diez años meditando y en
3 meses la escribió de un tirón; hubo una segunda edición revisada).
Esta es la cuestión:
de lo que se trata es de llevar a cabo la evaluación final de cuáles son las
condiciones (condiciones trascendentales) que hacen posible el conocimiento
científico, unas condiciones que sí se dan en las matemáticas y en física
newtoniana. Posteriormente tendremos que comprobar si dichas condiciones se
pueden dar en la metafísica. En caso de que así fuese, la metafísica alcanzaría
el recto y seguro camino de la ciencia. En caso de que esas condiciones no se
cumpliesen, podríamos abandonar para siempre el pensamiento metafísico como una
empresa vana, estéril y fútil.
Planteado el problema,
¿cómo planteó Kant la investigación de las condiciones que hacen posible el
conocimiento científico, esas condiciones que cumplen la matemática y la
física, pero no la metafísica?
Kant lo hizo del
siguiente modo. Según él, la ciencia es un conjunto de afirmaciones sobre la
realidad, es decir, un conjunto de juicios, de proposiciones y oraciones
enunciativas susceptibles de ser verdaderas o falsas.
Pues bien, ¿en qué
consisten los juicios científicos (los axiomas y teoremas de la matemática, las
leyes de la física)? ¿Qué condiciones hacen posible la formulación de juicios
científicos?
Aquí Kant pasa a
realizar un análisis de los distintos tipos de juicios.
Tipos de juicios
Según la tradición,
atendiendo a cómo sean clasificados, podemos diferenciar entre cuatro tipos de
juicios:
·
Criterio
de clasificación - inclusión o no del predicado en el sujeto:
Ø Juicio analítico:
“Todo triángulo es un polígono”
Ø Juicio sintético:
“Este triángulo es de color rojo”
·
Criterio
de clasificación - modo cómo se conoce su verdad:
Ø Juicio a priori: “Todo
triángulo tiene tres lados”
Ø Juicio a posteriori:
“Este triángulo es rectángulo”
1. Analíticos Estos cuatro tipos de juicios están conectados
y relacionados entre sí dando como resultado final dos tipos de juicios:
1.
los
“juicios analíticos a priori” y
2.
los
“juicios sintéticos a posteriori”.
-
¿Qué
es un juicio analítico?
Una
definición, una tautología, lo que Hume denominaba una “relación entre ideas”.
Es todo aquel juicio en el que el predicado se infiere del sujeto porque está
ya contenido en él. Por ejemplo: “todo soltero es un no casado”; “un triángulo
es un polígono”. En definitiva, “A es A” (en este tipo de juicios no aprendemos
nada nuevo, nada que previamente no supiésemos).
-
¿Qué
es un juicio sintético?
Son
aquellos en los que el predicado no puede deducirse del sujeto. Por ejemplo:
“el fuego quema”; “el Sol sale todas las mañanas por el este”). Estos juicios
los denominaba Hume “verdades de hecho” (aprendemos cosas nuevas).
Los juicios analíticos
se denominan así, “analíticos”, porque basta con analizar el sujeto para
poder inferir el predicado.
En los juicios sintéticos enlazamos, unimos, sintetizamos
cosas diversas, y por eso se llaman sintéticos.
Pues bien, los juicios
analíticos no amplían nuestro conocimiento, no son extensivos. Por el
contrario, los sintéticos sí lo amplían, son extensivos.
Los juicios también
pueden ser clasificados de otra manera: dependiendo si su verdad puede ser
conocida a través de la experiencia (a posteriori) o independientemente de la
experiencia (a priori). Ejemplo de juicio a posteriori: “el fuego quema” (sólo
sabemos tal cosa por medio de la experiencia sensible); ejemplo de juicio a
priori: “el todo es mayor que la parte” (la verdad de este juicio es conocida
aunque no tengamos experiencia de ningún tipo de todo ni de sus partes).
Todos los juicios a
posteriori, los basados en la experiencia, son meramente probables, contingentes
(nos referimos a su verdad, ya que son verdaderos, pero podrían ser falsos; por
ejemplo: en una galaxia remota podría
que el fuego no quemase). Por el contrario los juicios a priori son
universales y necesarios (no contingentes). Los juicios a priori pueden ser,
con fundamento:
1º juicios
universales, es decir, generales (“todos los triángulos son polígonos),
y
2º juicios necesarios,
juicios que no pueden ser puestos en duda de ningún modo pues lo que afirman ha de acontecer sí o sí
(“Es imposible que los triángulos no sean polígonos”)
En conclusión, si
todos los juicios analíticos y a priori son universales y necesarios, y si
todos los juicios sintéticos y a posteriori son extensivos, pero no universales
ni necesarios, es decir, sólo verdades probables, entonces, dirá Kant, Hume
tiene razón.
¿En qué Hume está en
lo cierto?
Tiene razón en que
todo conocimiento empírico (el no
lógico) es falible, hipotético, sólo probable, (una mera conjetura verosímil;
mera creencia, no ciencia, tal como en la antigüedad defendía Platón: doxa, no
epistheme). Ningún conocimiento humano universal, con la excepción de ese
conocimiento inútil (por no extensivo) de los juicios analíticos a priori (las
tautologías lógicas), es conocimiento epistémico, científico (en el sentido
platónico).
Pues bien, si las cosas se plantean
en estos términos, según Kant, la posibilidad del conocimiento científico
requeriría la existencia de algún nuevo tipo de juicios, juicios de los que la
tradición filosófica occidental jamás se había planteado su existencia: los juicios
sintéticos a priori.
TIPOS DE JUICIOS
JUICIOS ANALÍTICOS < “Todo cuerpo es extenso” >
JUICIOS A PRIORI
JUICIOS SINTÉTICOS < “Todo
cuerpo es pesado” > JUICIOS A
POSTERIORI
JUICIOS SINTÉTICOS < “La materia
de todo cuerpo se conserva inalterable a través de todas sus transformaciones”
(principio de conservación de la materia). > JUICIOS A PRIORI
Estos juicios, de
haberlos, cumplirían las dos condiciones que Kant exige al conocimiento
científico:
1. Ser extensivo,
ampliar nuestro conocimiento (pueden cumplir esta condición porque son
sintéticos, no analíticos).
2. Ser un conocimiento
de lo universal y necesario, es decir, ser conocimiento de auténticas leyes
(esta condición se cumple porque son juicios a priori, independientes de la
experiencia y sus contingencias).
Pues bien, la gran apuesta de Kant
es:
1. Existen los juicios
sintéticos a priori.
2. Los juicios de la
matemática y de la física newtoniana son juicios sintéticos a priori:
a) Todos los axiomas y
teoremas de la matemática son juicios sintéticos a priori (ejemplo: el teorema
de Pitágoras).
b) Las leyes de la
ciencia moderna, es decir, de la física newtoniana, son juicios sintéticos a
priori (ejemplo, las tres leyes de Newton: principio de inercia; definición de
fuerza como único principio activo del universo y principio de acción y
reacción).
¿Qué diría Hume al respecto?
“Disiento”
¿Por qué?
Porque para Hume, todas las leyes
de la física, también de la física newtoniana, son juicios sintéticos a
posteriori y todas las verdades matemáticas, tautologías lógicas, juicios
analíticos a priori.
En conclusión, la pregunta acerca
de “cuáles son las condiciones que hacen posible el conocimiento científico”
puede ser reformulada en forma de una nueva pregunta.
¿Cuál? La pregunta de “cuáles son las condiciones
(condiciones trascendentales) que hacen posible los juicios sintéticos a priori”.
PARTES DE LA CRÍTICA DE LA RAZÓN
PURA
La primera parte es la
“Estética trascendental”: en ella, estudia el funcionamiento de la
sensibilidad.
La segunda parte es
“Analítica trascendental”: estudia el funcionamiento del entendimiento, de la
inteligencia, es decir, de la razón cuando ésta se aplica al conocimiento de
los fenómenos, lo dado en la experiencia.
La tercera y última
parte es la “Dialéctica trascendental”: en ella estudia la razón pura, el uso
especulativo, metafísico, de la inteligencia al margen de la experiencia. Ésta
última parte es la más importante y de ahí que dé nombre al libro (Crítica de
la razón pura). En ella, Kant va a darle la puntilla definitiva al pensamiento
metafísico occidental, pero desde una perspectiva completamente distinta a la
de Hume y al empirismo británico (más adelante, esta perspectiva alumbrará el
pensamiento metafísico moderno: el idealismo alemán).
EL IDEALISMO TRASCENDENTAL KANTIANO
I
¿Qué es el idealismo?
Es comprender que el
fundamento último del conocimiento humano y de toda verdad está en la misma
inteligencia, en las leyes que rigen el funcionamiento de la inteligencia humana.
Por eso, el idealismo
moderno no puede ser confundido con un vulgar subjetivismo (con un
relativismo): el idealismo es el nuevo objetivismo (no el objetivismo realista
ingenuo de los griegos).
El idealismo kantiano,
además, a diferencia del de Descartes, no es solo epistemológico, sino
ontológico.
¿Por qué?
-
Para
Descartes, el fundamento de la verdad es el cogito, la mente humana, pero el
fundamento de la realidad (también de la propia mente) es Dios.
-
Para
Kant, la misma constitución de los objetos depende de lo que en ellos pone el
sujeto. Es el giro copernicano de la filosofía Kantiana. Con él comienza la
definitiva primacía del sujeto sobre el objeto, de la conciencia sobre el ser.
Y de ahí saldrá el idealismo alemán.
¿Qué significa el término
“trascendental” en Kant?
Significa dos cosas:
a)
Por
un lado, hace referencia a las condiciones (condiciones
trascendentales) que hacen posible el conocimiento, tanto el sensible como
el inteligible.
¿Cuáles son las condiciones trascendentales del conocimiento
sensible, de la experiencia?
El espacio y el tiempo.
¿Cuáles son las condiciones trascendentales del
conocimiento inteligible?
Las categorías (de sustancia, causa, clase natural,
etc.; todas aquellas ideas que, como sabemos, cuestionó Hume).
b)
Por
otro lado el término trascendental hace referencia al conocimiento que poseemos
de dichas condiciones: el conocimiento de cómo conocemos es el conocimiento
trascendental, el conocimiento crítico (en Kant la filosofía deja de ser
metafísica para convertirse en filosofía crítica).
FACULTADES DEL CONOCIMIENTO
Para Kant, siguiendo
la tradición que va desde Platón a Hume, el conocimiento humano se obtiene a
través de dos facultades:
-
La
facultad sensorial: los sentidos
-
La
facultad intelectual: la razón o inteligencia.
Vamos a comenzar estudiando la
sensibilidad.
ESTÉTICA TRASCENDENTAL (1º PARTE KrV)
La estética es la
parte de la Crítica de la razón pura dedicada a analizar el funcionamiento de
la sensibilidad (estética = sensibilidad en griego). Kant va a descubrir que en
la sensibilidad, además de impresiones sensibles (colores, olores, figuras,
sonidos…) hay elementos que no proceden de la experiencia (que no son
impresiones sensibles) y que, además, son condiciones de toda experiencia
sensible.
¿Cuáles son éstas?
Son el espacio y el
tiempo. Espacio y tiempo no son intuiciones empíricas (como los colores, los
sonidos, etc.), sino intuiciones puras y a priori.
¿Por qué intuiciones puras?
Porque no tienen
contenido.
¿Por qué a intuiciones
a priori?
Porque son anteriores
a la experiencia y condiciones de ella.
La filosofía anterior
a Kant (de Aristóteles a Leibniz/Newton) no se ponía de acuerdo en la
naturaleza del espacio y del tiempo. Para Kant, y de ahí su “idealismo”, el
espacio y el tiempo no son propiedades objetivas de las cosas, sino una
construcción subjetiva.
¿Qué es el espacio y
el tiempo?
Son como dos
coordenadas que el sujeto proyecta sobre las impresiones sensibles (colores,
formas, tamaños, movimientos, etc.)
¿Por qué o para qué lo
hace?
Lo hace para ordenar
las caóticas impresiones sensibles en dicho marco espacio-temporal, es decir,
bajo leyes espacio-temporales (que como veremos más adelante son leyes
matemáticas). El resultado de este proceso de estructuración llevado a cabo por
la sensibilidad aplicándole a las impresiones sensibles las intuiciones puras
del espacio y del tiempo es doble:
a)
Por
un lado, las impresiones sensibles ya espacio-temporalizadas, ya ordenadas en
el espacio y en el tiempo, son fenómenos: los fenómenos.
b)
En
virtud de este proceso de espacio-temporalización, los objetos nos son dados
(por objeto hay que entender el objeto del conocimiento, las cosas que van a
ser conocidas, no las cosas en sí mismas): la experiencia es posible.
Hablemos del fenómeno.
Para Kant, el fenómeno es aquello que puede ser llegado a conocer por el ser
humano (es el objeto del conocimiento del que hablábamos más arriba). Para Kant
no podemos comprender las impresiones sensibles en bruto: son un caos y son
ininteligibles (no son el objeto del conocimiento; contra Hume).
¿Cuándo el ser humano
puede comprender lo dado en la experiencia?
Sólo cuando la
sensibilidad, aplicando las intuiciones puras del espacio y el tiempo, ordena y
estructura las impresiones sensibles como fenómenos, produciendo los objetos
(los objetos del conocimiento, no los objetos en sí mismos).
Para Kant hay que
distinguir en el fenómeno una materia y una forma:
-
la
materia, el contenido del fenómeno, son las impresiones sensibles (colores,
olores…).
-
la
forma es el orden, la estructura espacio-temporal que podemos encontrar en
dichas impresiones.
Por ejemplo, con
respecto al tiempo, todas las impresiones se dan en un orden temporal: toda
impresión se da antes de, o simultáneamente a, o después de… otra impresión
(entre las impresiones existe por lo tanto un orden simultáneo o sucesivo). Con
respecto al espacio, toda impresión se da a la derecha de, a la izquierda de,
detrás de, etc. de otra impresión sensible.
¿Cómo son posibles los
juicios sintéticos a priori en las matemáticas?
Según Kant, la
geometría es el estudio del espacio puro, y la aritmética del tiempo puro.
En conclusión:
1.
Kant
rechaza la consideración tradicional de que los juicios matemáticos son juicios
analíticos a priori: son juicios sintéticos a priori.
¿Por qué?
2.
Porque
las leyes espacio-temporales (estudiadas por la matemática) no proceden de la
experiencia, son a priori, y se aplican a las impresiones sensibles para
organizarlas. Sin esta organización espacio-temporal, llevada a cabo por la
sensibilidad, no habría siquiera experiencia, fenómenos, objetos (del
conocimiento), sino sólo un caos sensorial (no habría, por lo tanto, nada
sintético en la mente, sólo analítico).
ANALÍTICA TRASCENDENTAL (2º PARTE KrV)
En la analítica
trascendental se va a estudiar el funcionamiento del entendimiento para
descubrir cuáles son las condiciones trascendentales que hacen posible los
juicios sintéticos a priori en el campo de la física (newtoniana). Esas
condiciones trascendentales son las categorías o “conceptos puros” del
entendimiento. Son doce:
¿Qué es el
entendimiento?
Si la sensibilidad era
la facultad en la que nos son dados los objetos (las impresiones sensibles
estructuradas por las formas espacio-temporales), el entendimiento es la
facultad que, aplicando las categorías, las formas a priori del entendimiento,
a dichos objetos de la experiencia, a los “fenómenos”, dará lugar al
conocimiento.
La función del
entendimiento es, por lo tanto, comprender, conocer, los objetos de la
experiencia, los fenómenos.
¿Cómo conoce el
entendimiento? ¿Cuándo comprende el entendimiento?
El entendimiento
comprende cuando logra asignar un concepto a un conjunto de impresiones
sensibles, a un fenómeno.
¿Dónde lleva a cabo el
entendimiento esa función de conceptualizar los fenómenos?
Esa función se lleva a
cabo en el juicio (“S es P”) cuya forma básica es: “esto (este conjunto de
impresiones sensibles que estoy percibiendo) es una tiza”.
Por ello, para Kant el
entendimiento es:
1.
La
facultad de los conceptos:
para Kant conocer es conceptualizar, asignar un concepto a un conjunto de
impresiones sensibles.
2.
La
facultad de los juicios:
conocer es enjuiciar, construir juicios, ya que el juicio es el lugar donde
asignamos los conceptos a las impresiones sensibles (predicamos un concepto de
un conjunto de impresiones sensibles a las que nos referimos con el pronombre
demostrativo “esto”).
Pues bien, Kant afirma
que existen dos tipos de conceptos:
-
los
conceptos empíricos y
-
los
conceptos puros o categorías
De una forma análoga a
lo que ocurre en la sensibilidad, donde diferenciaba entre intuiciones
empíricas (las impresiones sensibles; la materia o contenido de la experiencia)
y las intuiciones puras (el espacio y el tiempo; la forma de la experiencia),
Kant diferencia entre conceptos empíricos y puros:
1.
Conceptos
empíricos: son aquellos elaborados a partir de la experiencia, es decir, los
conceptos a posteriori (ejemplo: conceptos de árbol, mesa, color rojo, alto, en
movimiento…).
2.
Conceptos
puros o categorías: aquí se cifra la originalidad de Kant. Kant afirmaba la
existencia de conceptos independientes de la experiencia, de conceptos a
priori.
¿Qué son los conceptos puros o categorías? ¿Qué
función cumplen?
Son los esquemas mentales a través de los cuales el
entendimiento une los fenómenos (las impresiones sensibles), gracias a
lo cual (una vez conectados los fenómenos entre sí por las categorías) estos
pueden llegar a ser conocidos a través de los conceptos empíricos. Es por ello
por lo que las categorías son las condiciones trascendentales del conocimiento:
las categorías van a establecer las distintas formas en que los fenómenos
pueden ser unidos, sintetizados, estructurados. Este orden y estructura es el
que va a hacer posible el que los fenómenos se constituyan como objetos sobre
los cuales recae la comprensión científica.
¿Qué categorías hay? ¿Cuántas son?
Hay doce categorías, de cuatro géneros distintos, y tres especies de cada
género.
Categorías de cantidad:
Ø Unidad (Todo X es Y) – Todos los hombres son animales.
Ø Pluralidad (Algunos X son Y) – Algunos hombres son rubios.
Ø Totalidad (El individuo X es Y)- Este hombre es español
Categorías de cualidad:
Ø Realidad (X es Y) Afirmación
Ø Negación (X no es Y) Negación
Ø Limitación (X es no Y)
Categorías de relación:
Ø Substancia y accidente (X es Y) – La puerta es verde.
Ø Causa y efecto (si X, entonces Y) - Si mi dedo se acerca a la llama, entonces se
quema.
Ø Acción recíproca (X es Y o Z)
Categorías de modalidad:
Ø Posibilidad (X puede ser Y) – Podría estar lloviendo
Ø Existencia (X es Y) -
Está lloviendo
Ø Necesidad (X es necesariamente Y) – El Sol saldrá
necesariamente por el este.
EL IDEALISMO TRASCENDENTAL II
Vamos a explicar cómo el entendimiento aplica las
categorías para alcanzar el conocimiento de la realidad. Lo primero que tenemos
que saber al respecto es que las categorías sólo se aplican a los fenómenos.
Según Kant, hay que diferenciar entre 1º los fenómenos, la realidad tal como la
percibimos por la sensibilidad, y 2º la
cosa en-sí o noúmeno (noúmeno=lo inteligible), la realidad tal y como es en sí
misma. Es por ello por lo que para Kant las categorías sólo sirven para conocer
los fenómenos, y no son aplicables al conocimiento de las cosas en-sí mismas.
Esta es la razón, como veremos más adelante, de por qué la metafísica es
imposible como ciencia: la metafísica es la búsqueda del conocimiento de lo que
son las cosas en sí mismas (el conocimiento de su ser, de su esencia, de su
forma, de su eidos, de su noúmeno). Pues bien, como el
entendimiento humano sólo puede conocer a través de las categorías, y como las categorías no
se pueden aplicar a las cosas en sí mismas (sí son aplicables a los fenómenos),
el ser último de las cosas, su esencia, permanece incognoscible.
Podemos concluír, por todo ello, que no es posible el
conocimiento metafísico, porque también para Kant la experiencia es el límite del conocimiento
humano (la experiencia es el límite del conocimiento porque las categorías sólo
se pueden aplicar a los fenómenos, no porque, tal como defendían los empiristas
británicos, la experiencia sea la única fuente del conocimiento humano). Por
todo ello, podemos afirmar que todas las filosofías anteriores a Kant, esas que
creían posible el conocimiento de la realidad tal cual es (el conocimiento de
la cosa en-sí, de la sustancia) son realistas (un realismo que desde
Hume-Kant podemos calificar de ingenuo, pueríl). Por el contrario, la filosofía
de Kant, como toda filosofía moderna, es idealista. Para Kant, el
idealismo es darse cuenta de que la estructura de mi mente define y
determina la estructura del mundo, de mi mundo (no del mundo en-sí,
sino del mundo para mí, del mundo tal como se presenta en mi experiencia).
La conclusión de la analítica trascendental es que las
principales leyes de la física newtoniana, las tres leyes de Newton, son
juicios sintéticos a priori y tienen su fundamento último en las
categorías, en la aplicación de las
categorías del entendimiento a los fenómenos.
DIALÉCTICA TRASCENDENTAL (3º PARTE KrV)
En esta tercera y
última parte de la Crítica de la razón pura (la más extensa; ocupa más de la
mitad de la obra), Kant estudiará la razón pura.
¿Qué es la razón pura?
La inteligencia humana
cuando no se usa para conocer lo dado en la experiencia, los fenómenos (en ese
caso, la inteligencia se denomina “entendimiento”), sino para el ejercicio del
pensamiento puro, es decir, para especular libremente sobre la naturaleza
última de Dios, del alma y del universo físico.
La naturaleza de la
mente humana es, según Kant, sintetizar, unir, relacionar, lo cual hace posible
llevar lo múltiple a la unidad (y así, sintetizamos unos colores, olores y
fragancias en mi percepción de una rosa). Es así como la mente humana trabaja y
de este modo logra conocer la experiencia:
1. La sensibilidad sintetiza
(ordena más que unifica) las impresiones enlazándolas bajo las condiciones (las
leyes) del espacio y el tiempo.
2. El entendimiento sintetiza la
diversidad de los fenómenos bajo un concepto: organiza los fenómenos mediante
las categorías, es decir, subsumiendo los fenómenos bajo conceptos. Esta
operación la lleva a cabo el entendimiento en los juicios.
3. ¿Y la razón?
La razón lo que hace
es sintetizar, unir, varios juicios.
¿Cómo los une?
A través de los
razonamientos.
¿Qué busca?
Alcanzar juicios cada
vez más generales, más omniabarcantes.
Ejemplo:
1º
razonamiento
1ª
premisa – Todos los hombres son mortales.
2ª
premisa – Sócrates es hombre.
Conclusión
– Sócrates es mortal.
Pues bien, este
razonamiento liga tres juicios, une tres juicios. Además, se puede enlazar con
un 4º y 5º juicio, a través de un segundo razonamiento.
2º
razonamiento
1ª
premisa – Todos los animales son mortales.
2ª
premisa – Todos los hombres son animales.
Conclusión – Todos los
hombres son mortales (1º premisa del razonamiento anterior)
A través de este segundo
razonamiento ya se han unido cinco juicios. El proceso puede continuar con
nuevos razonamientos (3º razonamiento: 1º premisa “todos los vivientes son
mortales”, 2º premisa “todos los animales son vivientes”, conclusión “todos los
animales son mortales”, etc.).
Este proceso de
unificación de los juicios a través de los razonamientos tiene el objetivo de
la búsqueda de juicios cada vez más omniabarcantes. Este proceso seguiría hasta
que la razón consiguiese agrupar la totalidad del conocimiento humano en uno o
unos pocos juicios, que serían capaces de dar cuenta de toda la experiencia.
Pero este proceso de búsqueda es inacabable, no tiene fin, porque mientras nos
mantengamos vinculados a la experiencia, nunca podremos llegar al conocimiento
final de la realidad, al conocimiento de la causa última, del principio
absoluto de todo (que sería el conocimiento de la cosa en-sí). Y es entonces
(como por la naturaleza misma de la razón le es esencial la búsqueda de la
unidad de todo el conocimiento humano) por lo que la razón se siente tentada a
dar un salto ilegítimo y agrupar todo el conocimiento humano bajo tres
Ideas, las tres ideas de la razón:
- La idea de Mundo
(sustancia corpórea y universo físico; la res extensa cartesiana)
- La idea de Alma
(sustancia mental finita; la res cogitans finita)
- La idea de Dios
(sustancia mental infinita; res cogitans infinita cartesiana).
1.
MUNDO:
La razón agrupa toda la experiencia sensorial externa, todo el conocimiento de
los fenómenos físicos, bajo la idea de Mundo o Universo físico (es, al fin y al
cabo, la idea de materia, de sustancia corpórea: la res extensa cartesiana).
2.
ALMA:
se agrupa toda la experiencia sensorial interna, el conocimiento de todos los
fenómenos mentales (mis estados mentales internos) bajo la idea de Alma: idea
de substancia mental, el “yo” que tanto cuestionó Hume (es, al fin y al cabo,
la sustancia mental cartesiana: la res cogitans finita).
3.
DIOS:
agrupa la totalidad de la experiencia, interna y externa, bajo la idea de Dios
(del Dios judeo-cristiano como principio creador de la materia y de las mentes;
en definitiva, la res cogitans infinita cartesiana).
Al Alma, al Mundo y a
Dios, Kant las denominó “Ideas de la razón pura”. El problema de estas ideas (a
diferencia del resto de los conceptos, de los conceptos del entendimiento, como
por ejemplo, el concepto de “rosa”) es que no corresponden a ningún objeto de
la experiencia, a nada fenoménico. Por ello, no proporcionan conocimiento (para
Kant, el conocimiento metafísico, el conocimiento del mundo, del alma y de Dios
no es posible).
Pero para Kant, en
contra de la opinión de Hume, estas ideas no son “quimeras de mentes enfermas”,
sino que cumplen una función.
¿Qué función?
La función de ser el
motor (el “motor inmóvil”… del entendimiento humano), una especie de faro e
imán para el entendimiento humano: faro que orienta e imán que atrae al
entendimiento hacia la unidad (hacia la unidad del conocimiento). Por ello,
afirmará Kant que la función de las ideas de la razón es completamente distinta
a la de las categorías del entendimiento. Las categorías tienen un uso o
función constitutiva del conocimiento, pues son imprescindibles para
construir el conocimiento humano (para Kant, sin las categorías de sustancia,
causa/efecto, clase natural …, no podríamos entender la realidad). Las ideas de
la razón no tienen un uso constitutivo (las ideas de Mundo, Alma o Dios no se
aplican a los fenómenos para ordenarlos), sino un uso regulativo, pues
orientan el conocimiento humano hacia la unidad (y así, por ejemplo, ese afán
de unidad que tiene la razón es lo que le impulsó a la ciencia moderna a
unificar la dinámica terrestre galileana y la dinámica celeste kepleriana en la
mecánica universal newtoniana).
Lo malo es que la
razón se empeña en utilizar no sólo regulativamente, sino también
constitutivamente las ideas. Y el resultado de este error es el pensamiento
metafísico. Y por ello los metafísicos, cuando reflexionan sobre el Mundo, el
Alma y Dios, emiten juicios acerca de aquellos objetos a los que se refieren
estas ideas. Pero esos juicios, los juicios de la metafísica, serán
contradictorios e indemostrables.
Paralogismos de la razón pura
Kant se pregunta si es
posible un conocimiento sobre la sustancia mental en-sí misma (el “yo”
cartesiano), aquello a lo que se refiere la idea de Alma. Kant concluye:
1.
De
lo único que estamos seguros es de la existencia del “yo pienso”.
2.
El
“yo pienso” no es el cogito cartesiano (la sustancia mental cartesiana), sino la
unidad sintética de la apercepción (la conciencia, la unidad de la
conciencia), la conciencia que debe acompañar a toda experiencia para 1º
unificarlas y 2º para que nuestra mente no acaba siendo una mera sucesión
dispersa de estados mentales (tal como defendía Hume, para el que no hay mente,
no hay substancia mental, y sólo existe el flujo de la conciencia unificada por
el mecanismo de la memoria).
Sin
embargo, una vez dicho esto y establecida la función unificadora final de la
conciencia, Kant afirma que no se pueden aplicar las categorías al “yo pienso”.
Por el contrario, el pensamiento metafísico sí lo hace (la aplicación de las
categorías a la idea de Alma da lugar a toda clase de paralogismos; ¿qué es un “paralogismo”? Un razonamiento
falso en el que, a diferencia del sofisma o falacia, no hay voluntad de engañar).
¿Cuándo lo hace?
1.
Cuando
lo concibe, el “yo pienso”, como una sustancia y por ello afirma que tenemos
un alma.
2.
Cuando
afirma que, en virtud de su simplicidad e inmaterialidad, este alma es
inmortal.
Estos
dos juicios sin fin fundamento, indemostrables, son paralogismos.
Antinomias de la razón pura
Una
antinomia es una paradoja: demostrar a la vez como verdaderas dos afirmaciones
que se contradicen entre sí (es paradójico demostrar tanto que el universo es
eterno como que ha sido creado).
Al no distinguir entre
lo fenoménico y lo nouménico, la razón emite una serie de afirmaciones
contradictorias sobre el universo físico, sobre la idea de Mundo. Hablamos de
antinomias porque se puede demostrar A y no A, una cosa y su contraria. Y así,
los metafísicos afirmarán:
1ª Antinomia:
a)
El
mundo es finito en el espacio y en el tiempo (en el espacio, griegos; en el tiempo,
el creacionismo cristiano)
b)
El
universo es infinito en el tiempo y el espacio (Aristóteles y ciencia moderna)
2ª Antinomia:
a)
La
materia es infinitamente divisible (Descartes y Leibniz)
b)
La
divisibilidad de la materia tiene fin (atomismo de Gassendi y Newton)
3ª Antinomia (la más importante,
por sus implicaciones éticas):
a)
Todo
lo que sucede en el mundo está sometido a la férrea causalidad de las leyes de
la naturaleza (determinismo, Spinoza)
b)
Existe
la libertad, es decir, los seres humanos son seres libres, sujetos morales,
personas (tradición humanista occidental).
4ª Antinomia:
a)
Existe
algo necesario por sí mismo: Dios (filósofos que defienden su existencia).
b)
Todo
es contingente: no es necesario postular la existencia de Dios (filosofías
ateas o agnósticas).
La solución de las
antinomias, según Kant, pasa por diferenciar entre el fenómeno y el noúmeno. Y
así, en la 3ª antinomia la opción a) es válida en el ámbito fenoménico
(fenoménicamente, incluso el ser humano está totalmente determinado por las
leyes de la naturaleza: las leyes biológicas, genéticas, psicológicas,
sociológicas, históricas…) y la opción b) es válida en el ámbito nouménico (en
la acción moral, el ser humano se experimenta a sí mismo como un ser libre).
El ideal de la razón pura
¿Por qué ideal?
Porque la idea de Dios
es la idea del infinito ontológico, del ser perfecto, aquel ser que integra en
sí mismo toda la realidad: el Absoluto (el primer principio, el ser necesario,
la causa inacausada, etc.).
Para Kant, al igual
que Hume, todas las demostraciones de la existencia de Dios se reducen a tres:
1.
Prueba
ontológica:
del concepto de Dios, se infiere su existencia (san Anselmo).
2.
Prueba
cosmológica:
de la contingencia del mundo (o de su movimiento), se infiere la existencia de
un ser necesario, Dios (las cuatro primeras vías tomistas).
3.
Prueba
físico-teleológica:
de la existencia de un orden en el mundo se concluye con la existencia de una
inteligencia ordenadora divina (el demiurgo platónico y la quinta vía tomista).
¿Por qué según Kant
estas tres pruebas no tienen validez?
Porque no demuestran
realmente la existencia de Dios.
-
en
la 1ª y en la 2ª pruebas, porque aplicamos categorías del entendimiento (las
categorías de modalidad) fuera del campo de la experiencia fenoménica, y esta
aplicación no es legítima (la regla de uso de las categorías sólo nos permite
utilizarlas si las aplicamos a la experiencia), y de ahí que estas pruebas no
tengan validez.
-
en
la 3ª prueba, concede Kant, se podría terminar concluyendo con la existencia de
un demiurgo ordenador (Platón), pero no de un Dios creador omnipotente
(cristianismo).
COMPARATIVAS EXTRA
Síntesis racionalismo – empirismo.
Desde la perspectiva de la
racionalidad teórica, podemos comparar el punto de vista “idealista” de la
filosofía kantiana con la concepción “realista” dominante en la filosofía
occidental desde los griegos hasta la Edad Moderna.
¿Qué es el idealismo?
La toma de conciencia de que lo que
sea el mundo (la realidad) para el hombre, es una construcción mental que éste
mismo lleva a cabo. Es decir, el objeto (el mundo) es una construcción del
sujeto, más en concreto, una construcción de su razón (el objeto del
conocimiento, que en Kant nos viene dado por la experiencia sensible, está
mediatizado por las estructuras cognoscitivas del sujeto que lo conoce).
La primera filosofía de carácter
idealista de la Era Moderna fue la metafísica de Descartes, padre, por ello, de
la filosofía moderna (el “idealismo platónico” no es un idealismo en sentido
moderno, un subjetivismo sino meramente un esencialismo formalista).
El empirismo británico también es
otra forma más de idealismo, en este caso, un idealismo cuyo apoyo último no es
la facultad mental de la inteligencia, sino la facultad mental de la
sensibilidad, esto es, la experiencia (el idealismo empirista es un
fenomenismo).
Finalmente, podemos considerar el
idealismo trascendental kantiano con aquella forma de idealismo en el que éste
alcanza su completa madurez.
¿Por qué?
El idealismo kantiano no es un mero
idealismo epistemológico, como el de Descartes (el cogito, el yo pienso, es el
fundamento de nuestro conocimiento de la realidad, pero no el fundamento de la
realidad, que es Dios), sino también ontológico (las cosas son para el hombre,
confirme a cómo éste las conoce y a las condiciones trascendentales de dicho
conocimiento). Las formas posteriores de idealismo, el idealismo alemán de Fichte, Schilling y Hegel, nos adentran en un nuevo universo mental, el del
romanticismo y su filosofía de la libertad.
Frente a la concepción idealista,
subjetivista dominante en la filosofía moderna, se presentan el resto de las
doctrinas filosóficas que pueden ser calificadas de realistas, es decir, que
entienden:
1.
Que
lo que sea el mundo, lo que sean las cosas, es algo independiente del sujeto
que las piensa.
2.
Que
las cosas pueden ser conocidas tal como son en-sí mismas.
Desde la perspectiva de la
filosofía idealista moderna, toda la filosofía realista anterior es ingenua,
pueril, al no tomar en consideración, al no cobrar conciencia de hasta qué
punto el sujeto condiciona y mediatiza el objeto.
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