jueves, 3 de marzo de 2022

2º BACH - EPISTEMOLOGÍA KANTIANA

 




KANT - Epistemología

VIDA

Kant nace, vive y muere en la ciudad prusiana de Königsberg (hoy en día, Kaliningrado; desde el final de la II Guerra Mundial forma parte de Rusia y ya no hay población de habla alemana). Nació en 1724 y murió en 1804. Fue soltero y tuvo una vida dedicada al estudio y a la reflexión sumamente ordenada. Trabajó toda su vida como profesor universitario. En su juventud profesó el racionalismo cartesiano en su versión alemana (Leibniz-Wölff) pero la lectura de Hume le despertó del “sueño dogmático de la razón”, es decir, de las ficciones del racionalismo cartesiano, y le ayudó a alumbrar su propia filosofía: la filosofía crítica, el criticismo o idealismo trascendental. El pensador que más le influyó fue Rousseau. La lectura de su obra le ganó para la defensa de la dignidad e igualdad de todos los hombres y la causa de los derechos sagrados de la humanidad.

SU OBRA

Su pensamiento se divide en dos grandes etapas:

- el periodo precrítico

- el periodo crítico (el más importante; también hay un periodo postcrítico).

 En el periodo precrítico, Kant es un filósofo racionalista cartesiano al uso. Al periodo crítico le corresponde su etapa de madurez y su pensamiento propio.

Principales obras: sus tres grandes críticas.

1. “Crítica de la razón pura” KrV (reflexión sobre la epistemología: el conocimiento y la verdad).

2. “Crítica de la razón práctica” KpV (es una de reflexión ética; sin embargo, su principal obra ética fue “Fundamentación de la metafísica de las costumbres”).

3. “Crítica del juicio” (reflexiona sobre la teleología en la naturaleza y la belleza).

Escribió muchas otras obras y entre ellas cabe destacar el pequeño ensayo u opúsculo (obrita) “¿Qué es la Ilustración?”

¿Por qué Kant es tan importante en la historia del pensamiento?

1. Kant es la culminación filosófica del pensamiento ilustrado. Fue capaz de elaborar un sistema filosófico original en el que, en sintonía con el espíritu ilustrado de la época, sintetizó las aportaciones fundamentales del empirismo y del racionalismo: es su filosofía crítica que abre un nuevo capítulo en la historia del pensamiento filosófico occidental.

2. Su pensamiento sienta las bases de lo que será el idealismo alemán (Fichte, Shelling y Hegel).

 

FILOSOFÍA TEÓRICA KANTIANA (EPISTEMOLOGÍA/ONTOLOGÍA)

LA CRÍTICA DE KANT AL RACIONALISMO Y AL EMPIRISMO

Kant en su juventud profesó el racionalismo en el que se había formado en su época. Kant estaba sumido en lo que luego él denominó el “sueño dogmático de la razón”, esto es, una concepción errónea de la inteligencia humana, la propia del racionalismo cartesiano, para el cual la razón humana es infinita y no finita.

¿Qué significa que la razón es infinita?

Que no tiene límites y, por lo tanto, que puede llegar a saberlo todo. En definitiva, que es una razón divina (esta concepción de la inteligencia humana procedía de los griegos, que estaban convencidos de que la inteligencia es la manifestación de lo divino en el hombre, una chispa del logos cósmico; después, el cristianismo reforzará esta idea cuando afirme 1º que la razón humana ha sido creada por Dios a imagen y semejanza de la razón divina y 2º que la razón humana es iluminada directamente por la gracia divina).

Kant va a mantener una concepción totalmente distinta de lo que es la inteligencia humana (la razón) y esa es la motivación última de su filosofía. Por ello, va a llevar a cabo la definitiva crítica (análisis y evaluación) de la razón que le permitirá al género humano hacerse una idea cabal de ésta para así saber con seguridad (con certeza) lo que puede esperar de ella. Es por todo ello por lo que la filosofía de Kant es un criticismo: el objetivo último de la filosofía es la crítica de la razón (ya no el conocimiento metafísico del mundo), que en realidad es una autocrítica que la razón hace de sí misma. A esta autocrítica o metacrítica (metacrítica, no metafísica) la denominará Kant “filosofía trascendental”. En ella, la razón tendrá que dilucidar cuál es su naturaleza para así determinar cuáles son sus capacidades y sus límites. Para Kant, esa razón no es infinita, sino que tiene límites ya que esa razón no es divina sino humana.

Las conclusiones a las que llegó Kant fueron las siguientes:

1º El ser humano tiene dos razones o, mejor dicho, la “razón humana única” tiene dos usos o funciones diferenciadas:

                                I.            el uso teórico o cognoscitivo (razón teoría);

                             II.            el uso práctico o moral (razón práctica).

La primera, la razón teórica, la estudiará en la “Crítica de la razón pura”; y la segunda, en la “Crítica de la razón práctica” (aunque sea difícil de entender, la existencia de estas dos razones es la última manifestación del dualismo platónico; es decir, Kant es un filósofo dualista).

2º Como decimos más arriba, en el ámbito teórico, la razón tiene límites irrebasables: el límite principal es la experiencia. Por efecto de ello, Kant, con Hume, concluirá que es imposible el conocimiento metafísico de la realidad pero, contra Hume, estará convencido de que es posible un auténtico conocimiento científico, un conocimiento de leyes, un conocimiento verdadero, cierto, seguro (y no sólo probable, tal y como defendía Hume) de lo fenoménico, de lo empírico. Ésta es la gran conclusión a la que llega Kant en el ámbito teórico: que la ciencia en general y la newtoniana en particular es conocimiento seguro, no meramente hipotético, como mantenía Hume).

En el ámbito práctico, la conclusión que alcanza es que el ser humano es una excepción en el universo (en sintonía con la tradición humanista occidental); porque es verdaderamente libre, porque es y debe ser dueño y señor de su destino. En ello radica su dignidad.

3º Una buena concepción de la verdad que en cierta medida estaba ya latente en el racionalismo cartesiano y en el empirismo británico, pero que sólo en Kant alcanzó su definitiva sazón y madurez: el conocimiento humano, la verdad accesible a la razón humana, es una construcción de la mente, de la razón. Esto implicará que el objetivismo tradicional, el realismo objetivista procedente de los griegos, va a ser sustituido por el subjetivismo (la verdad es una construcción de la subjetividad) pero un subjetivismo trascendental: el subjetivismo crítico, el idealismo.

En esto consistirá el giro copernicano de la filosofía kantiana. Si en la concepción objetivista o realista, el objeto se halla en el centro del sistema y es el sujeto quien orbita en torno a él, es la concepción subjetivista o idealista será el sujeto quien se ubique en el centro, y el objeto quien, orbitando en su torno, se someta a su ley.

Todas estas cuestiones las planteó Kant a la par que contestaba las que él consideraba las tres grandes preguntas de la filosofía:

1. ¿Qué puedo conocer? (contestada en la “Crítica de la razón pura”).

2. ¿Qué debo hacer? (contestada en la “Crítica de la razón práctica”).

3. ¿Qué me cabe esperar? (contestada en la “Crítica del juicio” y en sus escritos de filosofía de la historia y filosofía de la religión).

Finalmente, estas tres preguntas se resumen en una:

4. ¿Qué es el hombre?

Como podemos ver, si para la filosofía griega la gran pregunta es ¿qué es la realidad?, ¿qué es el cosmos?; si para la filosofía cristiana lo será ¿qué es Dios?; para la filosofía moderna lo es ¿qué es el ser humano? Por ello:

-           la filosofía griega era cosmología,

-          la cristiana, teología; y

-          lamodernaseráantropología.

LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA (KrV)

En su filosofía teórica, en su explicación sobre el conocimiento humano (sobre cómo es posible para el ser humano alcanzar la verdad), Kant elaboró un nuevo y original sistema filosófico en el que llevará a cabo una genial síntesis del racionalismo cartesiano y del empirismo británico.

¿Cómo fue esto posible? ¿Cómo pudo conciliar Kant dos filosofías incompatibles entre sí?

Lo hizo llevando a cabo una síntesis de elementos de ambas filosofías, haciendo suyos los que le parecían más aprovechables y prescindiendo de otros, pero sin caer nunca en el error de elaborar con todo ello una mera doctrina sincrética, un pastiche.

Veamos ahora cuáles son estos elementos: del racionalismo cartesiano, Kant tomará la concepción de que la mente elabora por sí misma espontáneamente, activamente, unas representaciones a los que Kant denominará “categorías” (y también “ideas”). Kant rechazará, por lo tanto, el punto de vista empirista para el que la mente humana, en el momento del nacimiento, es una tabula rasa, una pizarra en blanco. Según Kant, la mente humana, la razón, posee en sí misma una especie de “programa lógico” que no proviene de la experiencia, sino que es inherente a ella misma. Sin embargo, Kant rechazará del racionalismo el que con estos conceptos o ideas innatas, “a priori” (“a priori” significa lo independiente de la experiencia; así denominó Kant a lo innato de la mente; “a posteriori” significa lo procedente de la experiencia), la razón pueda alcanzar el conocimiento metafísico de la realidad, el conocimiento metaempírico de ésta. Para Kant, las ideas y conceptos que la razón humana halla en sí misma sólo pueden ser usados legítimamente si se aplican a la experiencia, a las impresiones sensibles, con la intención de comprender y ordenar éstas.

En conclusión: del cartesianismo, Kant tomará la consideración de que existen contenidos mentales innatos, a priori, que de ningún modo proceden de la experiencia, pero rechazará que con estos contenidos se pueda alcanzar un conocimiento metafísico de la realidad, pues sólo sirven para ordenar la experiencia, las impresiones sensibles.

Veamos ahora qué acepta y qué rechaza del empirismo británico. Está de acuerdo con los empiristas en que la experiencia es el límite del conocimiento humano. Pero para él, esto no significa que la experiencia sea la única fuente del conocimiento humano (como defendían los empiristas; por ejemplo, Hume). Para Kant, no todo el conocimiento humano procede de la experiencia: para Kant, la razón humana es activa y espontáneamente, por sí misma, produce unos contenidos representacionales, las categorías, que no proceden de la experiencia y que son necesarios para que se pueda dar el conocimiento humano.

 

EL PROBLEMA DE LA METÁFÍSICA

Vamos a explicar cómo Kant desenvuelve su crítica de la razón (teórica). Esta crítica de la razón va a consistir en un análisis crítico del conocimiento humano. Sin embargo, Kant no va a plantearse genéricamente el problema del conocimiento (no se va a preguntar “¿qué es el conocimiento?”), sino que va a plantearse un problema muy específico.

¿Cuál?

La cuestión de si es o no posible el conocimiento metafísico. Pues bien, para responder a la pregunta de si es o no posible la metafísica como ciencia, de si es o no posible un conocimiento de la razón pura (de ahí el título de la obra de Kant), de la razón por sí misma, es por lo que Kant se tendrá que preguntar acerca de qué es lo que hace posible el conocimiento en general (la pregunta específica por el conocimiento metafísico le ha conducido a la pregunta genérica acerca del conocimiento humano). Es por esto, por lo que Kant se ve obligado a realizar una crítica, un análisis de la razón, de las facultades cognoscitivas humanas. Veamos cómo lo lleva a cabo.

Punto de partida

Kant parte de la consideración (que no cuestiona) de que la inteligencia humana puede alcanzar el verdadero conocimiento.

¿En qué consiste el “verdadero conocimiento”?

En el conocimiento de verdades absolutas (ciertas, y no sólo probables), y de verdades universales y necesarias (es decir, conocimiento de leyes, leyes generales que necesariamente tiene que cumplirse).

¿En dónde, según Kant, se dan este tipo de verdades?

Se dan en las matemáticas y en la física newtoniana. Dicho de otro modo, sólo las matemáticas (ya desde los griegos) y la física moderna (desde Galileo Galilei y definitivamente desde Isaac Newton) han alcanzado el “recto camino de la ciencia”, se han constituido en verdaderos saberes científicos, esto es, en conocimiento de verdades universales y necesarias. Por ejemplo, el teorema de Pitágoras o la ley de la gravedad.

¿Por qué está tan seguro Kant de que las matemáticas y sobre todo la física newtoniana han alcanzado el recto y seguro camino de la ciencia?

1. Porque ambos saberes avanzan, descubren cosas nuevas (es el progreso científico).

2. Porque en ambos saberes hay acuerdos entre los sabios es el consenso científico).

Por el contrario, Kant constató que la situación en la que se encontraba la metafísica era lamentable. ¿Por qué?

1. No avanza, no progresa (los metafísicos discuten desde Platón los mismos problemas).

2. No hay acuerdo entre los metafísicos.

Es por ello, por lo que Kant constatará que la metafísica no ha alcanzado aún el recto camino de la ciencia. Y su pregunta será:

¿podrá en alguna ocasión alcanzar la metafísica, del mismo modo que lo logró la física con Galileo Galilei, alcanzar dicho camino?

Para responder a esta pregunta Kant escribirá la “Crítica de la razón pura” (diez años meditando y en 3 meses la escribió de un tirón; hubo una segunda edición revisada).

Esta es la cuestión: de lo que se trata es de llevar a cabo la evaluación final de cuáles son las condiciones (condiciones trascendentales) que hacen posible el conocimiento científico, unas condiciones que sí se dan en las matemáticas y en física newtoniana. Posteriormente tendremos que comprobar si dichas condiciones se pueden dar en la metafísica. En caso de que así fuese, la metafísica alcanzaría el recto y seguro camino de la ciencia. En caso de que esas condiciones no se cumpliesen, podríamos abandonar para siempre el pensamiento metafísico como una empresa vana, estéril y fútil.

Planteado el problema, ¿cómo planteó Kant la investigación de las condiciones que hacen posible el conocimiento científico, esas condiciones que cumplen la matemática y la física, pero no la metafísica?

Kant lo hizo del siguiente modo. Según él, la ciencia es un conjunto de afirmaciones sobre la realidad, es decir, un conjunto de juicios, de proposiciones y oraciones enunciativas susceptibles de ser verdaderas o falsas.

Pues bien, ¿en qué consisten los juicios científicos (los axiomas y teoremas de la matemática, las leyes de la física)? ¿Qué condiciones hacen posible la formulación de juicios científicos?

Aquí Kant pasa a realizar un análisis de los distintos tipos de juicios.

 

Tipos de juicios

Según la tradición, atendiendo a cómo sean clasificados, podemos diferenciar entre cuatro tipos de juicios:

·         Criterio de clasificación - inclusión o no del predicado en el sujeto:

Ø  Juicio analítico: “Todo triángulo es un polígono”

Ø  Juicio sintético: “Este triángulo es de color rojo”

 

·         Criterio de clasificación - modo cómo se conoce su verdad:

Ø  Juicio a priori: “Todo triángulo tiene tres lados”

Ø  Juicio a posteriori: “Este triángulo es rectángulo”

1. Analíticos                                                        Estos cuatro tipos de juicios están conectados y relacionados entre sí dando como resultado final dos tipos de juicios:

1.       los “juicios analíticos a priori” y

2.       los “juicios sintéticos a posteriori”.

 

-          ¿Qué es un juicio analítico?

Una definición, una tautología, lo que Hume denominaba una “relación entre ideas”. Es todo aquel juicio en el que el predicado se infiere del sujeto porque está ya contenido en él. Por ejemplo: “todo soltero es un no casado”; “un triángulo es un polígono”. En definitiva, “A es A” (en este tipo de juicios no aprendemos nada nuevo, nada que previamente no supiésemos).

 

-          ¿Qué es un juicio sintético?

Son aquellos en los que el predicado no puede deducirse del sujeto. Por ejemplo: “el fuego quema”; “el Sol sale todas las mañanas por el este”). Estos juicios los denominaba Hume “verdades de hecho” (aprendemos cosas nuevas).

Los juicios analíticos se denominan así, “analíticos”, porque basta con analizar el sujeto para poder inferir el predicado.

 En los juicios sintéticos enlazamos, unimos, sintetizamos cosas diversas, y por eso se llaman sintéticos.

Pues bien, los juicios analíticos no amplían nuestro conocimiento, no son extensivos. Por el contrario, los sintéticos sí lo amplían, son extensivos.

Los juicios también pueden ser clasificados de otra manera: dependiendo si su verdad puede ser conocida a través de la experiencia (a posteriori) o independientemente de la experiencia (a priori). Ejemplo de juicio a posteriori: “el fuego quema” (sólo sabemos tal cosa por medio de la experiencia sensible); ejemplo de juicio a priori: “el todo es mayor que la parte” (la verdad de este juicio es conocida aunque no tengamos experiencia de ningún tipo de todo ni de sus partes).

Todos los juicios a posteriori, los basados en la experiencia, son meramente probables, contingentes (nos referimos a su verdad, ya que son verdaderos, pero podrían ser falsos; por ejemplo: en una galaxia remota podría  que el fuego no quemase). Por el contrario los juicios a priori son universales y necesarios (no contingentes). Los juicios a priori pueden ser, con fundamento:

1º juicios universales, es decir, generales (“todos los triángulos son polígonos), y

2º juicios necesarios, juicios que no pueden ser puestos en duda de ningún modo  pues lo que afirman ha de acontecer sí o sí (“Es imposible que los triángulos no sean polígonos”)

En conclusión, si todos los juicios analíticos y a priori son universales y necesarios, y si todos los juicios sintéticos y a posteriori son extensivos, pero no universales ni necesarios, es decir, sólo verdades probables, entonces, dirá Kant, Hume tiene razón.

¿En qué Hume está en lo cierto?

Tiene razón en que todo conocimiento empírico  (el no lógico) es falible, hipotético, sólo probable, (una mera conjetura verosímil; mera creencia, no ciencia, tal como en la antigüedad defendía Platón: doxa, no epistheme). Ningún conocimiento humano universal, con la excepción de ese conocimiento inútil (por no extensivo) de los juicios analíticos a priori (las tautologías lógicas), es conocimiento epistémico, científico (en el sentido platónico).

Pues bien, si las cosas se plantean en estos términos, según Kant, la posibilidad del conocimiento científico requeriría la existencia de algún nuevo tipo de juicios, juicios de los que la tradición filosófica occidental jamás se había planteado su existencia: los juicios sintéticos a priori.

 

TIPOS DE JUICIOS

JUICIOS ANALÍTICOS < “Todo cuerpo es extenso” > JUICIOS A PRIORI

 


JUICIOS SINTÉTICOS < “Todo cuerpo es pesado”  > JUICIOS A POSTERIORI

 

JUICIOS SINTÉTICOS < “La materia de todo cuerpo se conserva inalterable a través de todas sus transformaciones” (principio de conservación de la materia). > JUICIOS A PRIORI

Estos juicios, de haberlos, cumplirían las dos condiciones que Kant exige al conocimiento científico:

1. Ser extensivo, ampliar nuestro conocimiento (pueden cumplir esta condición porque son sintéticos, no analíticos).

2. Ser un conocimiento de lo universal y necesario, es decir, ser conocimiento de auténticas leyes (esta condición se cumple porque son juicios a priori, independientes de la experiencia y sus contingencias).

Pues bien, la gran apuesta de Kant es:

1. Existen los juicios sintéticos a priori.

2. Los juicios de la matemática y de la física newtoniana son juicios sintéticos a priori:

a) Todos los axiomas y teoremas de la matemática son juicios sintéticos a priori (ejemplo: el teorema de Pitágoras).

b) Las leyes de la ciencia moderna, es decir, de la física newtoniana, son juicios sintéticos a priori (ejemplo, las tres leyes de Newton: principio de inercia; definición de fuerza como único principio activo del universo y principio de acción y reacción).

¿Qué diría Hume al respecto?

“Disiento”

¿Por qué?

Porque para Hume, todas las leyes de la física, también de la física newtoniana, son juicios sintéticos a posteriori y todas las verdades matemáticas, tautologías lógicas, juicios analíticos a priori.

En conclusión, la pregunta acerca de “cuáles son las condiciones que hacen posible el conocimiento científico” puede ser reformulada en forma de una nueva pregunta.

¿Cuál?  La pregunta de “cuáles son las condiciones (condiciones trascendentales) que hacen posible los juicios sintéticos a priori”.

 

PARTES DE LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA

La primera parte es la “Estética trascendental”: en ella, estudia el funcionamiento de la sensibilidad.

La segunda parte es “Analítica trascendental”: estudia el funcionamiento del entendimiento, de la inteligencia, es decir, de la razón cuando ésta se aplica al conocimiento de los fenómenos, lo dado en la experiencia.

La tercera y última parte es la “Dialéctica trascendental”: en ella estudia la razón pura, el uso especulativo, metafísico, de la inteligencia al margen de la experiencia. Ésta última parte es la más importante y de ahí que dé nombre al libro (Crítica de la razón pura). En ella, Kant va a darle la puntilla definitiva al pensamiento metafísico occidental, pero desde una perspectiva completamente distinta a la de Hume y al empirismo británico (más adelante, esta perspectiva alumbrará el pensamiento metafísico moderno: el idealismo alemán).

 

EL IDEALISMO TRASCENDENTAL KANTIANO I

¿Qué es el idealismo?

Es comprender que el fundamento último del conocimiento humano y de toda verdad está en la misma inteligencia, en las leyes que rigen el funcionamiento de la inteligencia humana.

Por eso, el idealismo moderno no puede ser confundido con un vulgar subjetivismo (con un relativismo): el idealismo es el nuevo objetivismo (no el objetivismo realista ingenuo de los griegos).

El idealismo kantiano, además, a diferencia del de Descartes, no es solo epistemológico, sino ontológico.

¿Por qué?

-          Para Descartes, el fundamento de la verdad es el cogito, la mente humana, pero el fundamento de la realidad (también de la propia mente) es Dios.

-          Para Kant, la misma constitución de los objetos depende de lo que en ellos pone el sujeto. Es el giro copernicano de la filosofía Kantiana. Con él comienza la definitiva primacía del sujeto sobre el objeto, de la conciencia sobre el ser. Y de ahí saldrá el idealismo alemán.

¿Qué significa el término “trascendental” en Kant?

Significa dos cosas:

a)       Por un lado, hace referencia a las condiciones (condiciones trascendentales) que hacen posible el conocimiento, tanto el sensible como el inteligible.

 

¿Cuáles son las condiciones trascendentales del conocimiento sensible, de la experiencia?

El espacio y el tiempo.

 

¿Cuáles son las condiciones trascendentales del conocimiento inteligible?

Las categorías (de sustancia, causa, clase natural, etc.; todas aquellas ideas que, como sabemos, cuestionó Hume).

 

b)      Por otro lado el término trascendental hace referencia al conocimiento que poseemos de dichas condiciones: el conocimiento de cómo conocemos es el conocimiento trascendental, el conocimiento crítico (en Kant la filosofía deja de ser metafísica para convertirse en filosofía crítica).

 

 

FACULTADES DEL CONOCIMIENTO

Para Kant, siguiendo la tradición que va desde Platón a Hume, el conocimiento humano se obtiene a través de dos facultades:

-          La facultad sensorial: los sentidos

-          La facultad intelectual: la razón o inteligencia.

Vamos a comenzar estudiando la sensibilidad.

ESTÉTICA TRASCENDENTAL (1º PARTE KrV)

La estética es la parte de la Crítica de la razón pura dedicada a analizar el funcionamiento de la sensibilidad (estética = sensibilidad en griego). Kant va a descubrir que en la sensibilidad, además de impresiones sensibles (colores, olores, figuras, sonidos…) hay elementos que no proceden de la experiencia (que no son impresiones sensibles) y que, además, son condiciones de toda experiencia sensible. 

¿Cuáles son éstas?

Son el espacio y el tiempo. Espacio y tiempo no son intuiciones empíricas (como los colores, los sonidos, etc.), sino intuiciones puras y a priori.

¿Por qué intuiciones puras?

Porque no tienen contenido.

¿Por qué a intuiciones a priori?

Porque son anteriores a la experiencia y condiciones de ella.

La filosofía anterior a Kant (de Aristóteles a Leibniz/Newton) no se ponía de acuerdo en la naturaleza del espacio y del tiempo. Para Kant, y de ahí su “idealismo”, el espacio y el tiempo no son propiedades objetivas de las cosas, sino una construcción subjetiva.

¿Qué es el espacio y el tiempo?

Son como dos coordenadas que el sujeto proyecta sobre las impresiones sensibles (colores, formas, tamaños, movimientos, etc.)

¿Por qué o para qué lo hace?

Lo hace para ordenar las caóticas impresiones sensibles en dicho marco espacio-temporal, es decir, bajo leyes espacio-temporales (que como veremos más adelante son leyes matemáticas). El resultado de este proceso de estructuración llevado a cabo por la sensibilidad aplicándole a las impresiones sensibles las intuiciones puras del espacio y del tiempo es doble:

a)       Por un lado, las impresiones sensibles ya espacio-temporalizadas, ya ordenadas en el espacio y en el tiempo, son fenómenos: los fenómenos.

b)      En virtud de este proceso de espacio-temporalización, los objetos nos son dados (por objeto hay que entender el objeto del conocimiento, las cosas que van a ser conocidas, no las cosas en sí mismas): la experiencia es posible.

Hablemos del fenómeno. Para Kant, el fenómeno es aquello que puede ser llegado a conocer por el ser humano (es el objeto del conocimiento del que hablábamos más arriba). Para Kant no podemos comprender las impresiones sensibles en bruto: son un caos y son ininteligibles (no son el objeto del conocimiento; contra Hume).

¿Cuándo el ser humano puede comprender lo dado en la experiencia?

Sólo cuando la sensibilidad, aplicando las intuiciones puras del espacio y el tiempo, ordena y estructura las impresiones sensibles como fenómenos, produciendo los objetos (los objetos del conocimiento, no los objetos en sí mismos).

Para Kant hay que distinguir en el fenómeno una materia y una forma:

-          la materia, el contenido del fenómeno, son las impresiones sensibles (colores, olores…).

-          la forma es el orden, la estructura espacio-temporal que podemos encontrar en dichas impresiones.

Por ejemplo, con respecto al tiempo, todas las impresiones se dan en un orden temporal: toda impresión se da antes de, o simultáneamente a, o después de… otra impresión (entre las impresiones existe por lo tanto un orden simultáneo o sucesivo). Con respecto al espacio, toda impresión se da a la derecha de, a la izquierda de, detrás de, etc. de otra impresión sensible.

¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en las matemáticas?

Según Kant, la geometría es el estudio del espacio puro, y la aritmética del tiempo puro.

En conclusión:

1.       Kant rechaza la consideración tradicional de que los juicios matemáticos son juicios analíticos a priori: son juicios sintéticos a priori.

¿Por qué?

2.       Porque las leyes espacio-temporales (estudiadas por la matemática) no proceden de la experiencia, son a priori, y se aplican a las impresiones sensibles para organizarlas. Sin esta organización espacio-temporal, llevada a cabo por la sensibilidad, no habría siquiera experiencia, fenómenos, objetos (del conocimiento), sino sólo un caos sensorial (no habría, por lo tanto, nada sintético en la mente, sólo analítico).

 

ANALÍTICA TRASCENDENTAL (2º PARTE KrV)

En la analítica trascendental se va a estudiar el funcionamiento del entendimiento para descubrir cuáles son las condiciones trascendentales que hacen posible los juicios sintéticos a priori en el campo de la física (newtoniana). Esas condiciones trascendentales son las categorías o “conceptos puros” del entendimiento. Son doce:

¿Qué es el entendimiento?

Si la sensibilidad era la facultad en la que nos son dados los objetos (las impresiones sensibles estructuradas por las formas espacio-temporales), el entendimiento es la facultad que, aplicando las categorías, las formas a priori del entendimiento, a dichos objetos de la experiencia, a los “fenómenos”, dará lugar al conocimiento.

La función del entendimiento es, por lo tanto, comprender, conocer, los objetos de la experiencia, los fenómenos.

¿Cómo conoce el entendimiento? ¿Cuándo comprende el entendimiento?

El entendimiento comprende cuando logra asignar un concepto a un conjunto de impresiones sensibles, a un fenómeno.

¿Dónde lleva a cabo el entendimiento esa función de conceptualizar los fenómenos?

Esa función se lleva a cabo en el juicio (“S es P”) cuya forma básica es: “esto (este conjunto de impresiones sensibles que estoy percibiendo) es una tiza”.

Por ello, para Kant el entendimiento es:

1.       La facultad de los conceptos: para Kant conocer es conceptualizar, asignar un concepto a un conjunto de impresiones sensibles.

 

2.       La facultad de los juicios: conocer es enjuiciar, construir juicios, ya que el juicio es el lugar donde asignamos los conceptos a las impresiones sensibles (predicamos un concepto de un conjunto de impresiones sensibles a las que nos referimos con el pronombre demostrativo “esto”).

Pues bien, Kant afirma que existen dos tipos de conceptos:

-          los conceptos empíricos y

-          los conceptos puros o categorías

De una forma análoga a lo que ocurre en la sensibilidad, donde diferenciaba entre intuiciones empíricas (las impresiones sensibles; la materia o contenido de la experiencia) y las intuiciones puras (el espacio y el tiempo; la forma de la experiencia), Kant diferencia entre conceptos empíricos y puros:

1.       Conceptos empíricos: son aquellos elaborados a partir de la experiencia, es decir, los conceptos a posteriori (ejemplo: conceptos de árbol, mesa, color rojo, alto, en movimiento…).

 

2.       Conceptos puros o categorías: aquí se cifra la originalidad de Kant. Kant afirmaba la existencia de conceptos independientes de la experiencia, de conceptos a priori.

 

¿Qué son los conceptos puros o categorías? ¿Qué función cumplen?

 

Son los esquemas mentales a través de los cuales el entendimiento une los fenómenos (las impresiones sensibles), gracias a lo cual (una vez conectados los fenómenos entre sí por las categorías) estos pueden llegar a ser conocidos a través de los conceptos empíricos. Es por ello por lo que las categorías son las condiciones trascendentales del conocimiento: las categorías van a establecer las distintas formas en que los fenómenos pueden ser unidos, sintetizados, estructurados. Este orden y estructura es el que va a hacer posible el que los fenómenos se constituyan como objetos sobre los cuales recae la comprensión científica.

¿Qué categorías hay? ¿Cuántas son?

Hay doce categorías, de cuatro géneros distintos, y tres especies de cada género.

Categorías de cantidad:

Ø  Unidad (Todo X es Y) – Todos los hombres son animales.

Ø  Pluralidad (Algunos X son Y) – Algunos hombres son rubios.

Ø  Totalidad (El individuo X es Y)- Este hombre es español

Categorías de cualidad:

Ø  Realidad (X es Y) Afirmación

Ø  Negación (X no es Y) Negación

Ø  Limitación (X es no Y)

Categorías de relación:

Ø  Substancia y accidente (X es Y) – La puerta es verde.

Ø  Causa y efecto (si X, entonces Y) -  Si mi dedo se acerca a la llama, entonces se quema.

Ø  Acción recíproca (X es Y o Z)

Categorías de modalidad:

Ø  Posibilidad (X puede ser Y) – Podría estar lloviendo

Ø  Existencia (X es Y) -  Está lloviendo

Ø  Necesidad (X es necesariamente Y) – El Sol saldrá necesariamente por el este.

 

EL IDEALISMO TRASCENDENTAL II

Vamos a explicar cómo el entendimiento aplica las categorías para alcanzar el conocimiento de la realidad. Lo primero que tenemos que saber al respecto es que las categorías sólo se aplican a los fenómenos. Según Kant, hay que diferenciar entre 1º los fenómenos, la realidad tal como la percibimos por la sensibilidad,  y 2º la cosa en-sí o noúmeno (noúmeno=lo inteligible), la realidad tal y como es en sí misma. Es por ello por lo que para Kant las categorías sólo sirven para conocer los fenómenos, y no son aplicables al conocimiento de las cosas en-sí mismas. Esta es la razón, como veremos más adelante, de por qué la metafísica es imposible como ciencia: la metafísica es la búsqueda del conocimiento de lo que son las cosas en sí mismas (el conocimiento de su ser, de su esencia, de su forma, de su eidos, de su noúmeno). Pues bien, como el entendimiento humano sólo puede conocer a través  de las categorías, y como las categorías no se pueden aplicar a las cosas en sí mismas (sí son aplicables a los fenómenos), el ser último de las cosas, su esencia, permanece incognoscible.

Podemos concluír, por todo ello, que no es posible el conocimiento metafísico, porque también para Kant  la experiencia es el límite del conocimiento humano (la experiencia es el límite del conocimiento porque las categorías sólo se pueden aplicar a los fenómenos, no porque, tal como defendían los empiristas británicos, la experiencia sea la única fuente del conocimiento humano). Por todo ello, podemos afirmar que todas las filosofías anteriores a Kant, esas que creían posible el conocimiento de la realidad tal cual es (el conocimiento de la cosa en-sí, de la sustancia) son realistas (un realismo que desde Hume-Kant podemos calificar de ingenuo, pueríl). Por el contrario, la filosofía de Kant, como toda filosofía moderna, es idealista. Para Kant, el idealismo es darse cuenta de que la estructura de mi mente define y determina la estructura del mundo, de mi mundo (no del mundo en-sí, sino del mundo para mí, del mundo tal como se presenta en mi experiencia).

La conclusión de la analítica trascendental es que las principales leyes de la física newtoniana, las tres leyes de Newton, son juicios sintéticos a priori y tienen su fundamento último en las categorías,  en la aplicación de las categorías del entendimiento a los fenómenos.

 

DIALÉCTICA TRASCENDENTAL (3º PARTE KrV)

En esta tercera y última parte de la Crítica de la razón pura (la más extensa; ocupa más de la mitad de la obra), Kant estudiará la razón pura.

¿Qué es la razón pura?

La inteligencia humana cuando no se usa para conocer lo dado en la experiencia, los fenómenos (en ese caso, la inteligencia se denomina “entendimiento”), sino para el ejercicio del pensamiento puro, es decir, para especular libremente sobre la naturaleza última de Dios, del alma y del universo físico.

La naturaleza de la mente humana es, según Kant, sintetizar, unir, relacionar, lo cual hace posible llevar lo múltiple a la unidad (y así, sintetizamos unos colores, olores y fragancias en mi percepción de una rosa). Es así como la mente humana trabaja y de este modo logra conocer la experiencia:

1. La sensibilidad sintetiza (ordena más que unifica) las impresiones enlazándolas bajo las condiciones (las leyes) del espacio y el tiempo.

2. El entendimiento sintetiza la diversidad de los fenómenos bajo un concepto: organiza los fenómenos mediante las categorías, es decir, subsumiendo los fenómenos bajo conceptos. Esta operación la lleva a cabo el entendimiento en los juicios.

3. ¿Y la razón?

La razón lo que hace es sintetizar, unir, varios juicios.

¿Cómo los une?

A través de los razonamientos.

¿Qué busca?

Alcanzar juicios cada vez más generales, más omniabarcantes.

Ejemplo:

1º razonamiento

                                    1ª premisa – Todos los hombres son mortales.

                                    2ª premisa – Sócrates es hombre.

                                    Conclusión – Sócrates es mortal.

Pues bien, este razonamiento liga tres juicios, une tres juicios. Además, se puede enlazar con un 4º y 5º juicio, a través de un segundo razonamiento.

2º razonamiento

                                    1ª premisa – Todos los animales son mortales.

                                    2ª premisa – Todos los hombres son animales.

Conclusión – Todos los hombres son mortales (1º premisa del razonamiento anterior)

A través de este segundo razonamiento ya se han unido cinco juicios. El proceso puede continuar con nuevos razonamientos (3º razonamiento: 1º premisa “todos los vivientes son mortales”, 2º premisa “todos los animales son vivientes”, conclusión “todos los animales son mortales”, etc.).

Este proceso de unificación de los juicios a través de los razonamientos tiene el objetivo de la búsqueda de juicios cada vez más omniabarcantes. Este proceso seguiría hasta que la razón consiguiese agrupar la totalidad del conocimiento humano en uno o unos pocos juicios, que serían capaces de dar cuenta de toda la experiencia. Pero este proceso de búsqueda es inacabable, no tiene fin, porque mientras nos mantengamos vinculados a la experiencia, nunca podremos llegar al conocimiento final de la realidad, al conocimiento de la causa última, del principio absoluto de todo (que sería el conocimiento de la cosa en-sí). Y es entonces (como por la naturaleza misma de la razón le es esencial la búsqueda de la unidad de todo el conocimiento humano) por lo que la razón se siente tentada a dar un salto ilegítimo y agrupar todo el conocimiento humano bajo tres Ideas, las tres ideas de la razón:

- La idea de Mundo (sustancia corpórea y universo físico; la res extensa cartesiana)

- La idea de Alma (sustancia mental finita; la res cogitans finita)

- La idea de Dios (sustancia mental infinita; res cogitans infinita cartesiana).

1.       MUNDO: La razón agrupa toda la experiencia sensorial externa, todo el conocimiento de los fenómenos físicos, bajo la idea de Mundo o Universo físico (es, al fin y al cabo, la idea de materia, de sustancia corpórea: la res extensa cartesiana).

 

2.       ALMA: se agrupa toda la experiencia sensorial interna, el conocimiento de todos los fenómenos mentales (mis estados mentales internos) bajo la idea de Alma: idea de substancia mental, el “yo” que tanto cuestionó Hume (es, al fin y al cabo, la sustancia mental cartesiana: la res cogitans finita).

 

3.       DIOS: agrupa la totalidad de la experiencia, interna y externa, bajo la idea de Dios (del Dios judeo-cristiano como principio creador de la materia y de las mentes; en definitiva, la res cogitans infinita cartesiana).

Al Alma, al Mundo y a Dios, Kant las denominó “Ideas de la razón pura”. El problema de estas ideas (a diferencia del resto de los conceptos, de los conceptos del entendimiento, como por ejemplo, el concepto de “rosa”) es que no corresponden a ningún objeto de la experiencia, a nada fenoménico. Por ello, no proporcionan conocimiento (para Kant, el conocimiento metafísico, el conocimiento del mundo, del alma y de Dios no es posible).

Pero para Kant, en contra de la opinión de Hume, estas ideas no son “quimeras de mentes enfermas”, sino que cumplen una función.

¿Qué función?

La función de ser el motor (el “motor inmóvil”… del entendimiento humano), una especie de faro e imán para el entendimiento humano: faro que orienta e imán que atrae al entendimiento hacia la unidad (hacia la unidad del conocimiento). Por ello, afirmará Kant que la función de las ideas de la razón es completamente distinta a la de las categorías del entendimiento. Las categorías tienen un uso o función constitutiva del conocimiento, pues son imprescindibles para construir el conocimiento humano (para Kant, sin las categorías de sustancia, causa/efecto, clase natural …, no podríamos entender la realidad). Las ideas de la razón no tienen un uso constitutivo (las ideas de Mundo, Alma o Dios no se aplican a los fenómenos para ordenarlos), sino un uso regulativo, pues orientan el conocimiento humano hacia la unidad (y así, por ejemplo, ese afán de unidad que tiene la razón es lo que le impulsó a la ciencia moderna a unificar la dinámica terrestre galileana y la dinámica celeste kepleriana en la mecánica universal newtoniana).

Lo malo es que la razón se empeña en utilizar no sólo regulativamente, sino también constitutivamente las ideas. Y el resultado de este error es el pensamiento metafísico. Y por ello los metafísicos, cuando reflexionan sobre el Mundo, el Alma y Dios, emiten juicios acerca de aquellos objetos a los que se refieren estas ideas. Pero esos juicios, los juicios de la metafísica, serán contradictorios e indemostrables.

Paralogismos de la razón pura

Kant se pregunta si es posible un conocimiento sobre la sustancia mental en-sí misma (el “yo” cartesiano), aquello a lo que se refiere la idea  de Alma. Kant concluye:

1.       De lo único que estamos seguros es de la existencia del “yo pienso”.

 

2.       El “yo pienso” no es el cogito cartesiano (la sustancia mental cartesiana), sino la unidad sintética de la apercepción (la conciencia, la unidad de la conciencia), la conciencia que debe acompañar a toda experiencia para 1º unificarlas y 2º para que nuestra mente no acaba siendo una mera sucesión dispersa de estados mentales (tal como defendía Hume, para el que no hay mente, no hay substancia mental, y sólo existe el flujo de la conciencia unificada por el mecanismo de la memoria).

Sin embargo, una vez dicho esto y establecida la función unificadora final de la conciencia, Kant afirma que no se pueden aplicar las categorías al “yo pienso”. Por el contrario, el pensamiento metafísico sí lo hace (la aplicación de las categorías a la idea de Alma da lugar a toda clase de paralogismos; ¿qué es un “paralogismo”? Un razonamiento falso en el que, a diferencia del sofisma o falacia, no hay voluntad de engañar).

¿Cuándo lo hace?

1.       Cuando lo concibe, el “yo pienso”, como una sustancia y por ello afirma que tenemos un alma.

 

2.       Cuando afirma que, en virtud de su simplicidad e inmaterialidad, este alma es inmortal.

 

Estos dos juicios sin fin fundamento, indemostrables, son paralogismos.

 

 

Antinomias de la razón pura

Una antinomia es una paradoja: demostrar a la vez como verdaderas dos afirmaciones que se contradicen entre sí (es paradójico demostrar tanto que el universo es eterno como que ha sido creado).

Al no distinguir entre lo fenoménico y lo nouménico, la razón emite una serie de afirmaciones contradictorias sobre el universo físico, sobre la idea de Mundo. Hablamos de antinomias porque se puede demostrar A y no A, una cosa y su contraria. Y así, los metafísicos afirmarán:

1ª Antinomia:

a)       El mundo es finito en el espacio y en el tiempo (en el espacio, griegos; en el tiempo, el creacionismo cristiano)

b)      El universo es infinito en el tiempo y el espacio (Aristóteles y ciencia moderna)

 

2ª Antinomia:

a)       La materia es infinitamente divisible (Descartes y Leibniz)

b)      La divisibilidad de la materia tiene fin (atomismo de Gassendi y Newton)

3ª Antinomia (la más importante, por sus implicaciones éticas):

a)       Todo lo que sucede en el mundo está sometido a la férrea causalidad de las leyes de la naturaleza (determinismo, Spinoza)

b)      Existe la libertad, es decir, los seres humanos son seres libres, sujetos morales, personas (tradición humanista occidental).

4ª Antinomia:

a)       Existe algo necesario por sí mismo: Dios (filósofos que defienden su existencia).

b)      Todo es contingente: no es necesario postular la existencia de Dios (filosofías ateas o agnósticas).

La solución de las antinomias, según Kant, pasa por diferenciar entre el fenómeno y el noúmeno. Y así, en la 3ª antinomia la opción a) es válida en el ámbito fenoménico (fenoménicamente, incluso el ser humano está totalmente determinado por las leyes de la naturaleza: las leyes biológicas, genéticas, psicológicas, sociológicas, históricas…) y la opción b) es válida en el ámbito nouménico (en la acción moral, el ser humano se experimenta a sí mismo como un ser libre).

El ideal de la razón pura

¿Por qué ideal?

Porque la idea de Dios es la idea del infinito ontológico, del ser perfecto, aquel ser que integra en sí mismo toda la realidad: el Absoluto (el primer principio, el ser necesario, la causa inacausada, etc.).

Para Kant, al igual que Hume, todas las demostraciones de la existencia de Dios se reducen a tres:

1.       Prueba ontológica: del concepto de Dios, se infiere su existencia (san Anselmo).

 

2.       Prueba cosmológica: de la contingencia del mundo (o de su movimiento), se infiere la existencia de un ser necesario, Dios (las cuatro primeras vías tomistas).

 

3.       Prueba físico-teleológica: de la existencia de un orden en el mundo se concluye con la existencia de una inteligencia ordenadora divina (el demiurgo platónico y la quinta vía tomista).

¿Por qué según Kant estas tres pruebas no tienen validez?

Porque no demuestran realmente la existencia de Dios.

-         en la 1ª y en la 2ª pruebas, porque aplicamos categorías del entendimiento (las categorías de modalidad) fuera del campo de la experiencia fenoménica, y esta aplicación no es legítima (la regla de uso de las categorías sólo nos permite utilizarlas si las aplicamos a la experiencia), y de ahí que estas pruebas no tengan validez.

 

-         en la 3ª prueba, concede Kant, se podría terminar concluyendo con la existencia de un demiurgo ordenador (Platón), pero no de un Dios creador omnipotente (cristianismo).

 

COMPARATIVAS EXTRA

Síntesis racionalismo – empirismo.

Desde la perspectiva de la racionalidad teórica, podemos comparar el punto de vista “idealista” de la filosofía kantiana con la concepción “realista” dominante en la filosofía occidental desde los griegos hasta la Edad Moderna.

¿Qué es el idealismo?

La toma de conciencia de que lo que sea el mundo (la realidad) para el hombre, es una construcción mental que éste mismo lleva a cabo. Es decir, el objeto (el mundo) es una construcción del sujeto, más en concreto, una construcción de su razón (el objeto del conocimiento, que en Kant nos viene dado por la experiencia sensible, está mediatizado por las estructuras cognoscitivas del sujeto que lo conoce).

La primera filosofía de carácter idealista de la Era Moderna fue la metafísica de Descartes, padre, por ello, de la filosofía moderna (el “idealismo platónico” no es un idealismo en sentido moderno, un subjetivismo sino meramente un esencialismo formalista).

El empirismo británico también es otra forma más de idealismo, en este caso, un idealismo cuyo apoyo último no es la facultad mental de la inteligencia, sino la facultad mental de la sensibilidad, esto es, la experiencia (el idealismo empirista es un fenomenismo).

Finalmente, podemos considerar el idealismo trascendental kantiano con aquella forma de idealismo en el que éste alcanza su completa madurez.

¿Por qué?

El idealismo kantiano no es un mero idealismo epistemológico, como el de Descartes (el cogito, el yo pienso, es el fundamento de nuestro conocimiento de la realidad, pero no el fundamento de la realidad, que es Dios), sino también ontológico (las cosas son para el hombre, confirme a cómo éste las conoce y a las condiciones trascendentales de dicho conocimiento). Las formas posteriores de idealismo, el idealismo alemán de Fichte, Schilling y Hegel, nos adentran en un nuevo universo mental, el del romanticismo y su filosofía de la libertad.

Frente a la concepción idealista, subjetivista dominante en la filosofía moderna, se presentan el resto de las doctrinas filosóficas que pueden ser calificadas de realistas, es decir, que entienden:

1.       Que lo que sea el mundo, lo que sean las cosas, es algo independiente del sujeto que las piensa.

2.       Que las cosas pueden ser conocidas tal como son en-sí mismas.

Desde la perspectiva de la filosofía idealista moderna, toda la filosofía realista anterior es ingenua, pueril, al no tomar en consideración, al no cobrar conciencia de hasta qué punto el sujeto condiciona y mediatiza el objeto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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