"Supongo,
pues, que todas las cosas que veo son falsas; estoy persuadido de que nada de
lo que mi memoria, llena de mentiras, me representa, ha existido jamás; pienso
que no tengo sentidos; creo que el cuerpo, la figura, la extensión, el
movimiento y el lugar son ficciones de mi espíritu. ¿Qué, pues, podrá estimarse
verdadero? Acaso nada más sino esto: que nada hay cierto en el mundo. Pero ¿qué
sé yo si no habrá otra cosa diferente de las que acabo de juzgar inciertas y de
la que no pueda caber duda alguna? ¿No habrá algún Dios o alguna otra potencia
que ponga estos pensamientos en mi espíritu? No es necesario; pues quizá soy yo
capaz de producirlos por mí mismo. Y yo, al menos, ¿no soy algo? Pero ya he
negado que tenga yo sentido ni cuerpo alguno. Vacilo, sin embargo; pues ¿qué se
sigue de aquí? ¿Soy yo tan dependiente del cuerpo y de los sentidos que, sin
ellos, no pueda ser? Pero ya estoy persuadido de que no hay nada en el mundo:
ni cielos, ni tierra, ni espíritu, ni cuerpos; ¿estaré, pues, persuadido
también de que yo no soy? Ni mucho menos; si he llegado a persuadirme de algo o
solamente si he pensado alguna cosa, es sin duda porque yo era. Pero hay cierto
burlador muy poderoso y astuto que dedica su industria toda a engañarme
siempre. No cabe, pues, duda alguna de que yo soy, puesto que me engaña y, por
mucho que me engañe, nunca conseguirá hacer que yo no sea nada, mientras yo
esté pensando que soy algo. De suerte que, habiéndolo pensado bien y habiendo
examinado cuidadosamente todo, hay que concluir por último y tener por
constante que la proposición siguiente: “yo soy, yo existo”, es necesariamente
verdadera, mientras la estoy pronunciando o concibiendo en mi espíritu.
R.
DESCARTES; Meditaciones metafísicas
Análisis
del texto
Seguidamente vamos a dar paso
al análisis del texto propuesto, un fragmento de las “Meditaciones
metafísicas”. Comenzaremos nuestro comentario contextualizando la temática
del texto en el pensamiento del autor. Las “Meditaciones metafísicas” es
una obra que Descartes escribió cuando contaba unos 45 años de edad (un
conjunto de seis reflexiones sobre temas de “filosofía primera”) en la que
aplica su nueva metodología a algunos problemas filosóficos y desarrolla
algunos ideas ya esbozadas en su “Discurso del método”:
- la búsqueda de una primera certeza
sobre la que asentar el saber,
- la demostración de la existencia de la
sustancia divina,
- la demostración de la inmortalidad de
la sustancia espiritual humana (y de ahí el título de la obra, Meditationes de prima philosophia, in qua Dei
existentia et animæ immortalitas demonstrantur),
- la naturaleza extensa de la sustancia
corpórea o el dualismo cuerpo/alma característico del ser humano.
Las ideas fundamentales del texto son las siguientes:
1º Nos encontramos ante la exposición de las consecuencias de plantear
una duda radical, la duda hiperbólica o metódica. Dicha duda nos hará
concluir que no puedo estar seguro de la existencia real y objetiva de nada en
el mundo.
2º La consecuencia que aparentemente se infiere de este proceso de duda
es que, tal como defiende la
tradición escéptica, la
única verdad de la que podemos estar seguros es que nuestro espíritu no puede
alcanzar ninguna verdad.
3º Sin embargo, si hacemos uso de la duda metódica nos podemos percatar
de que existe una entidad de la que no puedo dudar que existe: yo mismo.
¿Por qué? Porque por el mero hecho de dudar pienso, y si pienso ya soy
indubitablemente algo. Incluso, aunque existiera un genio maligno que desease
engañarme no podría hacerlo, yo seguiría siendo algo y por ello estaría seguro
de que soy y existo.
4º La conclusión es la siguiente: la proposición “Yo soy, yo existo” es
necesariamente verdadera (es decir, es imposible dudar que sea falsa).
Pasemos seguidamente a aclarar algunos de los términos más relevantes
que aparecen en el texto.
- hay un cierto
burlador, muy poderoso y astuto que emplea toda su industria en engañarme
siempre: se refiere aquí al “genio maligno”, protagonista de un experimento
mental que lleva a Descartes a dudar hasta de la validez de las verdades
matemáticas.
- esta proposición:
“yo soy, yo existo”, es necesariamente verdadera: Formulación de la primera
evidencia y certeza. Dicha verdad afirma que indubitablemente mi yo, mi
pensamiento, es real.
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