miércoles, 3 de mayo de 2023

1º BACH ADULTOS - ANTROPOLOGÍA CRISTIANA

 




                       ECCE HOMO ("he aquí el hombre") de Tiziano
                                                                

LA CONCEPCIÓN CRISTIANA DEL SER HUMANO

            Lo primero que tenemos que saber es que la nueva concepción del ser humano corresponde no a una doctrina filosófica sino a un credo religioso: el cristianismo.

            ¿Qué debemos saber del cristianismo?

1º que es una rama de la religión judía

2º que es una religión que surge en el mundo antiguo (en un momento en el que la cultura hegemónica de la época era la griega: el helenismo; también los judíos se habían helenizado hasta el punto de que el griego era la lengua en que leían el texto bíblico).

3º el cristianismo terminó extendiéndose por todo el Imperio Romano llegando a convertirse en el siglo IV d. C. en la única religión lícita quedando proscrito el paganismo (“Cristo había vencido”, tal como proclamó el último emperador pagano, Juliano el Apóstata).

4º con la llegada de las invasiones bárbaras, el Imperio Romano y toda la cultura antigua (la griega) llegó a su fin. Comienza una nueva época: la Edad Media, en la que de la Antigüedad sólo perdurará el cristianismo. Durante los cinco primeros siglos (Alta Edad Media, desde el 500 hasta el 1100 d.C.), la civilización desaparece prácticamente de Europa. Pero a partir del siglo XII, la civilización resurgirá en Europa con fuerza. Esta nueva civilización, muy distinta a la civilización grecolatina de la Antigüedad, es la civilización cristiana medieval. En menos de dos siglos habrá superado a la otra gran civilización de la época (la civilización islámica). Tres siglos después, tras un periodo de transición que conocemos con el nombre de Renacimiento (en el que se produce además la Reforma protestante por efecto de la cual llega a su fin la unidad del cristianismo latino occidental, el cristianismo católico romano), esta civilización cristiana pondrá en marcha y se transmutará gradualmente en la civilización moderna, una civilización que paradójicamente hará de su carácter secularizado (el hecho de ser una civilización post-cristiana, la primera sociedad no religiosa de la historia) su seña de identidad principal.

¿Qué concepción tiene el cristianismo del ser humano?

     1º la excepcionalidad del ser humano es efecto de que el hombre ha sido creado por Dios a su imagen y semejanza. 

¿Y qué es Dios?

 El Dios en el que creen los judíos y los cristianos es un ser personal, es una persona. 

¿Qué significa, qué implica, que sea una persona? 

Que Dios no es sólo una conciencia, una inteligencia (como habían mantenido ya los filósofos griegos) sino que es sobre todo una voluntad, una voluntad libre, omnipotente y santa. 

¿Y qué significa eso?

-          Dios es una voluntad: todo lo que hace Dios tiene un propósito (frente al fatalismo griego)

-          Es una voluntad libre: no está condicionada por nada

-          Es una voluntad omnipotente: una voluntad que lo puede todo

-          Es una voluntad santa: esa voluntad sólo quiere el bien, mejor dicho, el bien es aquello que esta voluntad quiere.

En conclusión, para el cristianismo Dios es un ser personal porque es principalmente un agente moral, el único agente moral del universo (y no simplemente el logos ordenador y motor del universo, tal como habían especulado los filósofos griegos).

 

 Además, para los cristianos la lejanía de Dios con respecto al hombre se mitiga porque Dios mismo ha decidido hacerse humano. Este es el mayor misterio del cristianismo: el misterio de la Encarnación de Dios en Jesús de Nazaret (los otros dos grandes misterios del cristianismo son el de la Trinidad y el de la Resurrección).

 

 para el cristianismo, el alma del ser humano es una entidad inmortal pero no eterna (como defendían los filósofos griegos como los pitagóricos o Platón) 

¿Por qué? 

Porque las almas no preexisten al acto de creación divina. El cristianismo tampoco aceptaba la doctrina de la transmigración de las almas (no creían en la reencarnación de las almas). Por efecto de ello, los cristianos mantendrán la firme convicción del carácter individual (personal) de las almas (aquí tiene su origen la concepción de que somos seres únicos e irrepetibles, es decir, que somos verdaderos individuos, que tenemos una auténtica “identidad personal”).

 

 si para los griegos, la virtud, la areté, es excelencia (es decir, sobresalir, ser el mejor) para el cristiano la virtud principal es la humildad (reconocerse como el último, como el peor). Para el cristianismo, en su particular revolución de los valores, los últimos serán los primeros en el Reino de Dios (que es el reino de la justicia): para los cristianos, la ética de la areté de los griegos es sólo manifestación de la soberbia humana y de la injusticia del mundo (ejemplo, en una carrera entre Aquiles y un cojo ¿Quién ganará? Para el cristianismo, en este mundo todas las carreras están amañadas porque en este mundo siempre ganan los fuertes).

 

 el cristianismo tiene una extraordinaria sensibilidad ante el mal y el sufrimiento humano (el cristianismo fue junto al budismo la primera religión que se fue consciente de la universalidad del sufrimiento; a dicha “universalidad del sufrimiento” le confrontarán la “universalidad de la gracia”). Según el cristianismo, el mundo está regido por una lógica diabólica en la que el fuerte aplasta, oprime y domina al débil. Esta situación es efecto de lo que los cristianos denominan el pecado. 

¿Y quién es el responsable del pecado del mundo, del mal en el mundo (de la violencia y el sufrimiento humano)? 

Los mismos seres humanos. Nosotros somos los responsables del mal en el mundo. Esa es nuestra culpa o pecado original (los filósofos griegos, racionalistas todos ellos, jamás plantearon el problema del mal en estos términos: para Sócrates, por ejemplo, el mal era sólo un error de cálculo, la ignorancia acerca de en dónde reside el bien, no verdadera maldad). En conclusión, el cristianismo hizo consciente al ser humano de su responsabilidad ante el mal, la injusticia y el sufrimiento en el mundo.

 

 para el cristianismo, el ser humano, que ha sido creado por Dios libre para hacer el bien, ha decidido pecar, ha decidido libremente hacer el mal, ha decidido alejarse de Dios. El pecado original de la humanidad es un pecado de soberbia: el hombre sólo podía autoafirmarse ante Dios rebelándose contra Él, desobedeciéndolo. 

¿Y qué manda Dios? 

Dios manda amar, es decir, hacer el bien sin límites y sin condiciones. Pero el hombre eligió, para autoafirmarse, pecar, hacer el mal. Por ello, el hombre fue expulsado del Edén y desde entonces vaga errabundo por un mundo que se ha convertido en un valle de lágrimas sintiendo, para más inri, una inclinación irresistible hacia el mal. Por ello, el hombre pecador es un ser malvado y desdichado. De dicho estado de pecado no puede salir por sí mismo, sino que requiere ser salvado, salvado por Dios mismo. 

¿Cómo se produce dicha salvación? 

A través de la encarnación de Dios en un hombre, en un hombre humilde y del montón, Jesús de Nazaret. Tras la pasión, crucifixión, muerte y resurrección de Jesucristo se produce la redención de la humanidad del pecado (Dios se convierte en el objeto sacrificial de la humanidad: Jesús es el cordero de Dios).

 

 ¿Cuál es el modelo de ser humano para el cristianismo? 

Jesús de Nazaret, el hombre, no el Dios, o mejor dicho, aquel ser en el que se hallan inextricablemente unidos la naturaleza humana y la naturaleza divina (misterio y dogma de la doble naturaleza de Cristo). 

¿Por qué? 

Porque Jesús se ha abandonado a la voluntad del Padre, es decir, la voluntad de Jesucristo es y sólo es ya cumplir la voluntad divina. 

¿Y cuál es la voluntad divina? 

Que amemos a nuestros semejantes del mismo modo como ama Él a sus hijos (a la humanidad) hasta el punto de haber entregado a su hijo como objeto sacrificial por la redención del pecado. Y de ahí que el mandamiento principal del cristianismo (el que resume toda la Ley de Dios, toda la voluntad de Dios) es aquel que nos manda amar a todos nuestros semejantes (incluso a los que nos son indiferentes, incluso a los que son nuestros enemigos) sin límites y sin condiciones.

 

EL AMOR CRISTIANO (DEUS CARITAS EST)

 Hablemos finalmente del amor cristiano. Ya los filósofos griegos habían reflexionado sobre el fenómeno del amor, sobre la experiencia y vivencia amorosa. Pero lo habían hecho acerca de otras especies de amor. 

¿Cuáles? 

Seguidamente las explicaremos pero primero debemos saber lo que es el amor genéricamente: aquella fuerza que nos impulsa hacia nuestros semejantes, que nos impele a unirnos a un tú, a sentirnos unidos con aquellos que reconozco como otros yoes (esa unión puede llegar a ser en el caso del amor hacia el ser divino, el Yo divino, comunión; éste es el amor místico del que aquí no vamos a hablar).

 ¿Qué formas específicas de amor conocían los griegos? 

Son dos: el eros (el amor erótico) y la philia (la amistad).

 

A)       EROS - hablemos en primer lugar de eros. Aunque es la forma de amor más vinculado con la sexualidad, el amor erótico va más allá del mero “erotismo” (el eros es genéricamente el amor pasional, aquello que hoy en día denominamos “amor romántico”). El eros es un amor que se caracteriza por experimentar la carencia del otro y necesitar por ello su posesión. El eros es un tipo de amor que se place en poseer. Su paradoja es que cuando esta posesión se cumple, se alcanza, se colma, esta forma de amor se disuelve, se desvanece cayéndose en el hastío o en la indiferencia (este es el amor de las parejas).

 

B)       PHILIA - hablemos ahora de la philia. Philia significa amistad (aunque el término español de amistad no tiene la riqueza semántica del término griego). Este es el tipo de amor que se da entre aquellos que se consideran compañeros e iguales. Es el amor que existe entre los amigos, pero también entre padres e hijos. Es sobre todo el amor que mantiene unidos a los conciudadanos de una polis. Incluso algunas escuelas filosóficas griegas (como el estoicismo) hablaron de la posibilidad de una amistad por todo el género humano (philantropía). 


    ¿Qué tipo de amor es la philia? 


    Si decíamos que eros es un amor que se place en la apropiación, philia es aquel tipo de amor que se place en compartir. Este tipo de amor nos impulsa a dar. Pero no a dar a todos sino a unos pocos, a aquellos que hemos elegido como amigos. 


    ¿Y por qué los hemos elegido a ellos como amigos?

 

    Porque de algún modo ellos nos dan, nos potencian, refuerzan nuestro yo, nos sirven para autoafirmarnos mejor.

 

C)       ÁGAPE - hablemos finalmente del amor cristiano. Para comprender mejor su especificidad, nos referiremos a él con el término griego que sirvió para designarlo (el griego es la lengua del cristianismo, no el hebreo o el latín; sin embargo, Jesucristo no hablaba griego sino arameo, sirio, porque era un judío humilde, no helenizado). Pues bien, el amor cristiano se designa con el término “ágape” (término que se traducirá al latín con la palabra “caritas”, caridad). 


    ¿Qué es el ágape? 


    Ágape es una forma de amor sobrenatural, divino (eros y philia son amores naturales, ordinarios, convencionales). Es el amor de Dios, es el modo como Dios ama a la humanidad (Dios ama a la humanidad hasta el punto de que aunque en justicia debería haber aniquilado a la humanidad pecadora, le plugo, le plació, salvarla). Jesucristo, la vida y pasión de Jesucristo, es la máxima muestra de amor divino. Pues bien, a todo cristiano se le exige que ame como ama Dios: amor sin límites y sin condiciones, el amor que se place en dar, en hacer el bien a cambio de … nada. Esta es la forma suprema y la única verdadera de amor para el cristianismo. Para ser cristiano, el individuo tiene que sentir esta forma de amar en su interior y ésta es la máxima virtud, una virtud sobrenatural que sólo se alcanza por mediación de la gracia divina: el ágape, la caridad hacia el semejante.

 

La aportación griega y cristiana al humanismo occidental

 

EN CONCLUSIÓN, si los griegos aportaron a la tradición humanista occidental:

 

            1º el descubrimiento de lo humano, de la excepcionalidad de lo humano.

 

2º la invención de la ciudadanía, al considerar que los seres humanos han nacido para vivir como ciudadanos de una república (polis) y no como súbditos de un déspota (para los griegos de la era clásica, los hombres políticamente libres e iguales, esto es, los ciudadanos, son capaces de autogobernarse ya que aceptan que  comparten un logos (razón) para comprender y reconocer que el bien  común de la polis es anterior y superior al bien privado de cada cual).

 

3º la invención de la ética: desde Sócrates, el atributo principal del individuo es su virtud moral, su moralidad, su capacidad de ser justo, de obrar éticamente (“el cuidado del alma”). Sócrates exige del individuo un compromiso consciente (conciencia moral) y voluntario con el bien en general y con el bien común de la ciudad en particular.

 

4º la determinación de cuáles son las principales cualidades morales que debería poseer el individuo que aspira a vivir como un ser humano pleno: la justicia, la prudencia, la valentía y la templanza

 

el cristianismo contribuirá a la tradición humanista con:

 

1º la proclamación de la dignidad (al ser el hombre creado como  “imago dei”, a semejanza de Dios) y la igualdad (al ser todos, por igual, “hijos de Dios”) de todos los hombres.

 

2º la consideración de la absoluta singularidad de todo individuo (al estar cada hombre dotado de un alma individual intransferible).

 

3º la constatación de que el mal gobierna el mundo, un mal consistente en el desprecio, la explotación y la violencia que los seres humanos se infligen entre sí. Por lo tanto, un mal cuyo responsable y causa es el mismo ser humano (todos los seres humanos, y de ahí la universalidad del pecado, pero principalmente los arrogantes y fuertes) y cuya consecuencia y efecto es el sufrimiento que padecen los mismos seres humanos (todos los hombres, pero prioritariamente los inocentes y los débiles).

 

4º tal como se anuncia en el “Sermón de la montaña”, la declaración de que lo humano se preserva y manifiesta ante todo en los oprimidos: en los humillados, ofendidos y excluidos de la historia.

 

  finalmente , la revelación de que el ideal moral de la humanidad más sublime y puro de es el amor entendido como caridad hacia el prójimo, y que la motivación moral suprema es la buena voluntad (la virtud que se lleva a cabo no por recompensas o castigos sino por la virtud misma).

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