UNIDAD
5 - LAS GRANDES COSMOVISIONES CIENTÍFICAS
En
las próximas clases vamos a explicar algunas de las principales concepciones
metafísicas del pensamiento occidental y lo haremos, para que nos resulte más
comprensible, explicando las grandes cosmovisiones que acerca del universo
físico se han propuesto a lo largo de la historia.
¿Qué
es una cosmovisión? Una teoría (una explicación global y total) del universo
físico, de la naturaleza, del cosmos (“cosmos” es una palabra que utilizaban
los griegos para referirse a aquello que hoy en día denominamos “universo”;
“cosmos” significa literalmente “orden”).
Dos
han sido las grandes cosmovisiones que se han tenido en el pensamiento
occidental acerca del mundo físico:
1º La cosmovisión de los antiguos:
es decir, la de los filósofos griegos; estuvo vigente durante 22 siglos (desde
el siglo VI a.C. hasta el siglo XVI d.C., es decir, desde los griegos hasta el
Renacimiento incluido).
2º La cosmovisión de los modernos:
es decir, la cosmovisión propia de la ciencia moderna. Esta nueva concepción de
la naturaleza hizo su aparición en el siglo XVII (Revolución científica: Kepler,
Galileo, Descartes, Newton…) y es la aún vigente en la actualidad. La
concepción científica de la naturaleza ha variado tanto en los últimos 150 años
(desde 1850), que en ocasiones se habla de dos cosmovisiones científicas:
a)
La mecanicista: la cosmovisión que estuvo vigente desde 1600 hasta
1850.
b)
La cosmovisión científica contemporánea: la que es propia de
nuestros días y que comenzó a elaborarse allá por 1850 (esta nueva concepción
es la evolucionista, cuántica y relativista de la naturaleza).
De todo lo que vamos a explicar
seguidamente, lo más importante que debemos entender es que la comprensión del
universo físico propio de los antiguos (de los filósofos griegos) y la
comprensión del universo de la ciencia moderna es radicalmente distinta y, en
muchos aspectos, opuestas entre sí.
¿A qué se debe este cambio radical en
la manera de entender lo que sea el universo físico? ¿Es que acaso los
filósofos griegos y los científicos modernos no percibían una misma realidad?
La razón de esta disparidad de
concepciones de la realidad es efecto de la aparición, de la invención, en la
segunda mitad del siglo XVI de una nueva ciencia, una ciencia que los griegos
prácticamente desconocían (en realidad ya la conocían, pero la aplicaban sólo
en ámbitos muy específicos).
¿Qué ciencia? La ciencia que estudia
la materia, mejor dicho (porque en realidad no estudia la materia), la ciencia
que estudia el movimiento de la materia y las fuerzas que lo producen. Y que
además, realiza este estudio del movimiento y de las fuerzas desde una
perspectiva matemática.
¿Cuál es el nombre de esta ciencia, de esta
ciencia geométrica de la naturaleza? La Física. Pero no la física de los
antiguos (como la física de Aristóteles) que no era matemática, sino la física
de los modernos, la física-matemática moderna, la MECÁNICA.
Volvamos a hacernos la pregunta. ¿Por
qué los griegos y los modernos comprenden el universo físico de modos tan
distintos? Los griegos comprendieron el universo físico de un modo muy distinto
a como lo hacemos los modernos porque no lo comprendieron desde la perspectiva
de la mecánica. Por el contrario, la comprensión moderna es el resultado de
explicar la realidad a través de los ojos de la mecánica.
La cosmovisión de los griegos
Sobre la concepción que del universo
físico tenían los griegos, debemos saber lo siguiente:
1º Los filósofos griegos no tenían
una única teoría acerca del universo físico sino múltiples cosmovisiones,
algunas de las cuales son muy similares entre sí, pero otras muy dispares (al
contrario de lo que sucede en el mundo moderno, donde sólo hay una cosmovisión
del universo: la de la ciencia moderna).
¿Qué cosmovisiones?
A)
La cosmovisión matematicista de los pitagóricos
B)
La cosmovisión materialista de los atomistas (de Demócrito)
C)
La cosmovisión idealista de Platón
D)
La cosmovisión naturalista (esencialista) de Aristóteles
E)
La cosmovisión panteísta del estoicismo
Todas estas cosmovisiones mantienen
una visión diferente acerca del Cosmos. Sin embargo, entre todas ellas hay
muchos puntos en común, con la excepción del atomismo democriteano.
Expliquemos en 1º lugar la
cosmovisión atomista. El atomismo reduce la realidad a átomos y vacío
(corpúsculos de materia moviéndose en un espacio vacío). Todo lo que existe en
el universo (el mundo mineral, los astros, las plantas, los animales, incluso
el alma del hombre) es el resultado del movimiento de los átomos y su
combinación.
El atomismo fue la primera
cosmovisión puramente materialista de la historia (materialismo= doctrina
metafísica, no científica, según la cual no existe nada más que la materia).
Sin embargo, no tuvo ningún éxito. Sólo los epicúreos la profesaron. El resto
de las escuelas filosóficas (el pitagorismo, el platonismo, el aristotelismo y
el estoicismo) rechazaron el materialismo propio del atomismo e incluso lo
combatieron. ¿Por qué? El resto de las escuelas consideraban que el universo
físico y sobre todo su orden (a ese orden es a lo que los griegos denominaron
cosmos; como ya dijimos anteriormente, “kosmos” significa “orden”) no puede ser
explicado en términos corpóreos (en términos puramente materiales, es decir,
como átomos y vacío) y de ahí que se requieran otros principios explicativos
(principios explicativos no corpóreos). ¿Cuáles?
A)
Para los pitagóricos: los números.
B)
Para Platón y los platónicos: las Ideas (para Platón, las
Ideas se ubican fuera del mundo físico, en un mundo suprafísico, metafísico: el
mundo de las Ideas).
C)
Para Aristóteles y la escuela peripatética (significa “los
paseantes”): la naturaleza de los seres (a la naturaleza de los seres, por
ejemplo, a la naturaleza de una planta que la hace reproducirse mediante
semillas, Aristóteles también la denomino “forma”, “esencia” y “substancia”).
D)
Para los estoicos: el Logos o Espíritu cósmico.
El atomismo democriteano resurgirá
con una extraordinaria fuerza cuando en el siglo XVII sea reivindicado por la
ciencia moderna como la concepción filosófica correcta acerca del universo
físico (es la teoría corpuscular mantenida en el siglo XVII por Richard
Boyle y Pierre Gassendi; no confundir esta versión moderna del atomismo, la
teoría corpuscular, que es la principal doctrina filosófico-científica de la
ciencia moderna, con la teoría atómica de Dalton, que es simplemente una teoría
química).
¿En qué términos describen los
griegos el universo físico?
1º El universo es esférico: es
una enorme esfera, y tiene forma esférica porque es perfecto y pleno (la esfera
es el cuerpo geométrico perfecto).
2º El universo está estructurado
como una sucesión de esferas homocéntricas. ¿Qué esferas? Dichas esferas
están hechas de una materia especialísima denominada éter, la quinta
esencia o quinto elemento (los otros cuatro elementos son: la tierra, el agua,
el aire y el fuego). En la Edad Media imaginaban estas esferas de éter como si
fuesen de cristal. En cada esfera está engastada, como si de una gema se
tratase, cada uno de los astros. ¿Qué astros? La Luna, el Sol (que para los
griegos no era una estrella) y los cinco planetas que se pueden contemplar a
simple vista: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Finalmente, las 1022
estrellas, ni una más ni una menos, se ubican en una única y última esfera, la
esfera de las estrellas fijas (los astrónomos griegos organizaron las 1022
estrellas en 48 constelaciones; además, no consideraban la Vía Láctea como un
cúmulo de estrellas. ¿Qué es la Vía Láctea? Un fenómeno meteorológico, como los
cometas, emanaciones y efluvios que se producen en las capas altas de la
atmosfera).
3º Porque tiene una forma definida,
esférica, el universo es finito (no infinito, como será el universo
moderno). Al ser finito, el universo tiene un límite irrebasable. ¿Cuál es el
límite del universo? La esfera donde se encuentran las 1022 estrellas que
podemos observar a simple vista en el firmamento. A esta esfera, el confín del
universo físico, la denominaron “la esfera de las fijas”.
4º El universo es eterno:
existe desde siempre y perdurará por siempre. Además, no cambia, no evoluciona
(como defendemos los modernos), es decir, no puede aparecer en él nada nuevo.
¿Por qué? Porque para los griegos, el universo esta hecho, es una obra rematada
(no está “haciéndose” como creemos hoy en día en virtud de teorías como el
evolucionismo darwiniano o la cosmología del Big Bang). Es por ello por lo que,
frente a la concepción evolucionista darwiniana del mundo orgánico, hoy en día
denominamos a la concepción griega (no evolucionismo sino) fijismo (ya que las
especies son fijas, permanentes, inalterables).
5º En el centro del universo se ubica
la Tierra (la Tierra no es por ello un planeta, un astro). El universo de
los griegos es geocéntrico. También es geoestático: las esferas que
componen el universo, las esferas celestes, están en movimiento. La única
esfera que no se mueve es la Tierra. Toda la física de los antiguos se
construyó sobre este axioma (sobre este principio o afirmación fundamental). De
ahí que el copernicanismo, que defiende el movimiento de la Tierra como un
planeta, más implicase la refutación de toda la física de los antiguos.
6º El movimiento de las esferas
celestes es perfecto (matemática y geométricamente perfecto: un movimiento
circular y uniforme). En los cielos todo es eterno, nada cambia (con la
excepción de ese movimiento perfecto del que hablábamos antes), nada nace y
perece, nada se crea y se destruye (como, por el contrario, no deja de suceder
en la Tierra, donde todo es efímero), nada deviene. Por ello, porque los cielos
son eternos y perfectos, es por lo que los cielos son divinos, un ámbito
superior y perfecto de la realidad. Finalmente, ¿qué mueve los cielos? Los
cielos son movidos por “Inteligencias”, una por cada esfera (Aristóteles
llegará a postular la existencia fuera del cosmos físico de una inteligencia
perfecta, el theos, que se constituye
como el gran motor del universo y que lo mueve pensándose a sí mismo; a este “noesis noeseos”, a este pensamiento
autopensante lo denomina el Primer Motor Inmóvil).
7º La Tierra, el “mundo
elemental” (se contrapone al “mundo celeste”, al constituido por las esferas
celestes de éter), se configura también como una serie de esferas
concéntricas, una por cada uno de los cuatro elementos (los cuatro
elementos son las substancias más simples; es resto de substancias, las
substancias mixtas, son el resultado de la combinación de estos cuatro
elementos). Pues bien, en el centro del mundo terrestre se encuentra la esfera
del elemento “tierra” (una esfera que está en reposo absoluto y de ahí el
geoestatismo; esa esfera es lo que hoy en día denominamos “geósfera”). Por
encima de ella, se encuentra la esfera del elemento “agua” (los océanos; la
“hidrósfera”). Después nos encontramos con la esfera del aire (la “atmósfera”)
y finalmente con la esfera del fuego que colinda con el primer cielo, el cielo
o esfera lunar (la Vía Láctea, los cometas… eran fenómenos “meteorológicos”,
fenómenos que se producían en la zona de contacto entre la esfera del aire la
esfera del fuego; “meteoro” significa en griego “elevado por encima del
suelo”).
8º La heterogeneidad de la región
celeste y la región terrestre: con respecto a la estructura del cosmos (es
decir, respecto a cómo se organizan y distribuyen las distintas esferas que lo
componen), lo más importante que tenemos que saber es que el cosmos no es
homogéneo (como defenderá la ciencia moderna) sino heterogéneo. ¿Por qué?
Porque en el cosmos hay dos regiones claramente diferenciadas: la región
celeste y la región terrestre (a cada una de ellas le corresponde una física
distinta: la física celeste o astronomía a los cielos y la física terrestre a
la Tierra; como veremos más adelante, para la ciencia moderna no hay dos regiones
diferenciadas ya que el universo es homogéneo y por ello sólo habrá una física:
la mecánica).
9º Jerarquía cósmica: estas
dos regiones están además jerarquizadas, es decir, ordenadas en relación a su
mayor o menor perfección: los cielos son una región perfecta ya que todo
lo que allí hay (las esferas y los astros) es eterno. Además, el movimiento de
los cuerpos celestes es también perfecto por ser un movimiento uniforme,
circular y eterno. La región terrestre es un ámbito inferior, es el reino del devenir,
de lo que nace y perece: es el reino de lo efímero (de lo que no es eterno).
Además, el movimiento de los cuerpos terrestres no es circular sino rectilíneo
(ascendente o descendente; por ello, de un modo natural y no violento, forzado,
las piedras caen y los gases y el fuego ascienden). Además, dicho movimiento no
es uniforme (los graves, los cuerpos pesados, aceleran al caer; algo
inexplicable para la física de los antiguos hasta el punto de convertirse en la
crux del aristotelismo).
NOTA LITERARIA: la más famosa obra
literaria del espectáculo divino de las esferas celestes son los Cantos
intermedios de la Divina Comedia de
Dante; Fray Luis de León, al contemplar los cielos, se refería a ellos en los
siguientes términos: “Morada de
grandeza/Templo de claridad y hermosura”).
Explicación griega acerca del
dinamismo del universo
Pasemos seguidamente a explicar cómo
concebían los filósofos griegos el funcionamiento, el dinamismo del universo
(de todo lo que vamos a explicar de la cosmología de los antiguos, ésta es la
parte más interesante, la más importante, aunque también la más difícil de
entender).
1º El organicismo
Normalmente se dice que los griegos
tenían una concepción organicista del universo, es decir, que concebían a éste
como si de un ser vivo se tratase. El universo era concebido como un gran
animal, como un descomunal organismo animado por un alma que lo dotaba de vida,
sensibilidad e, incluso, inteligencia.
El paradigma organicista griego se
contrapone tópicamente al paradigma mecanicista moderno: el universo concebido
no como un ser vivo sino como una máquina. Vamos seguidamente a explicar popr
qué razón la mayoría de los filósofos griegos mantuvieron esta concepción
organicista y de todos los seres o sustancias que lo componen (desde las rocas,
pasando por las plantas, animales y hombres, hasta los cuerpos celestes).
Los griegos querían llegar a entender
el dinamismo del universo. ¿Por qué una piedra cae por sí sola, aunque nadie la
empuje a caer? ¿Por qué un imán atrae al hierro? ¿Por qué llueve? ¿Por qué el
fuego calienta y quema? ¿Por qué las semillas germinan y los árboles florecen?
¿Por qué los animales se aparean con miembros de su misma especie y del sexo
contrario al suyo? ¿Por qué los seres humanos piensan o viven en polis? ¿Por qué
los cuerpos celestes se mueven con un movimiento uniforme, circular y eterno?
Los griegos habían observadop que la mayoría de los movimientos eran naturales,
es decir, espontáneos, no forzados (por ejemplo, una piedra cae por sí misma ya
que nada la empuja a caer; por ello, este movimiento espontáneo es natural,
todo lo contrario que ese otro movimiento, el movimiento de un proyectil, el
movimiento de esa misma piedra cuando la lanzo lejos, que es un movimiento
forzado, “violento” lo denominarán, ya que la piedra no se mueve por sí misma
sino por la acción de quien la arroja). Pues bien, a los filósofos griegos lo
que más les interesaba llegar a comprender son los movimientos naturales (no
los movimientos violentos o mecánicos), aquellos que una cosa realiza
espontáneamente por sí misma (en virtud de su naturaleza intrínseca). Para
explicar este tipo de movimientos naturales, los filósofos griegos postularon
la existencia dentro de las cosas de principios activos que son los
causantes de dichos movimientos. Estos principios activos los denominaron de
diversas maneras, pero la más importante es la de naturaleza, la
“naturaleza de un ser” (ej., esa naturaleza es aquello a lo que nos referimos
cuando por ejemplo afirmamos que es propio de la naturaleza del agua hervir a
100 grados). Esa naturaleza era denominada en ocasiones “alma”,
fundamentalmente en el caso de aquellas sustancias que eran capaces de
desenvolver un comportamiento más complejo y perfecto: plantas, animales,
hombres y astros (como veremos más adelante, todo el pensamiento científico
moderno se construye sobre la negación de este axioma del pensamiento antiguo:
para la ciencia moderna, dentro de los cuerpos no existe ningún tipo de
principio activo, pues no existen los
principios activos internos a la materia ya que esta es absolutamente inerte
tal como declara el principio de inercia).
2º La teleología del movimiento
La segunda característica de la
concepción griega acerca del dinamismo del universo, es que el movimiento tiene
carácter teleológico. ¿Qué significa “teleológico”? Es un adjetivo que se
aplica a todo aquel proceso (a todo movimiento o actividad) que está orientado
hacia un fin. ¿Por qué está orientado hacia un fin? Porque responde a un
propósito ya que dicho movimiento está planificado de antemano. Y justamente
por eso, porque responde a un plan preestablecido, ese movimiento está
orientado (se dirige a) hacia un fin (“fin” en griego se dice “telos”, y de ahí lo de “teleológico”),
hacia la consecución de una meta, de un objetivo preestablecido: el movimiento
se dirige hacia la consecución de un estado que se constituye como el estado
final del proceso.
Un ejemplo de actividad teleológica
la tenemos en la conducta humana: las cosas que hacemos las hacemos siempre
para con ello lograr alcanzar un estado de cosas final que nos resulta
deseable. ¿Para qué estudiamos? Algunos responderán que para aprobar, otros que
para aprender, pero siempre tiene que haber un “para qué” de la actividad que
desenvuelvo. Ese “para qué” es el fin, el objetivo o telos hacia el que se orienta o dirige mi actividad de estudiar.
Por el contrario, cuando un individuo actúa sin razón, sin motivo (es decir,
sin fin, sin telos, sin para qué), de
él sólo podemos decir que actúa de ese modo porque está loco, porque ha perdido
el juicio y la cordura. Como hemos visto a través de este ejemplo, la acción
humana es teleológica y resulta incomprensible si no la interpretamos desde
esta perspectiva (la perspectiva teleológica).
Pues bien, como acabamos de ver, una
actividad teleológica es todo aquel proceso o cambio que se produce orientado
hacia un fin, hacia la consecución de un determinado estado, el estado final
del proceso. En el mundo moderno, sólo explicaremos desde esta perspectiva
teleológica la actividad humana. ¿Por qué? Porque para la ciencia moderna, todo
el dinamismo de la naturaleza carece de teleología. Pero los filósofos de la
Antigüedad tenían al respecto una opinión completamente diferente. Para ellos,
todo lo que sucede en la naturaleza (todos los movimientos naturales, no
aquellos que denominamos violentos o “contranatura”) son movimientos
teleológicos, movimientos orientados hacia un fin. ¿Dónde es más fácil observar
esa teleología de la naturaleza? En el mundo de los seres vivos. Ejemplo: ¿Por
qué crecen los árboles? Para florecer y fructificar, para alcanzar ese estado
final de completa maduración que hace posible su reproducción (la producción de
semillas que podemos encontrar dentro del fruto es el telos, es el fin de la actividad vital que despliega la planta).
Otro ejemplo, ¿Por qué construyen nidos las aves? Para así proteger mejor a sus
polluelos de los depredadores. Pero los filósofos también descubrían esta
teleología en ámbitos diferentes a la biología. Aristóteles, por ejemplo,
consideraba que la causa de la caída de los cuerpos pesados (de la caída de una
piedra) era que estos buscaban su “lugar natural”, su fin, el lugar en el que
ya sí podían reposar: el centro del universo. Para Aristóteles (y para el resto
de filósofos griegos), la teleología más admirable del universo era la que
podemos contemplar en los cielos. Como sabemos, para los griegos el movimiento
de los cuerpos celestes era eterno, uniforme y circular. Aristóteles se
preguntó por qué los cielos se mueven así. Esa pregunta, para ser respondida,
debía ser reformulada en términos teleológicos: ¿Para qué los cielos se
mueven así? ¿Cuál es la meta de este movimiento, el estado final de dicho
movimiento? En caso de que no hubiese fin, el movimiento de los cielos sería
irracional, carecería de sentido (lo cual lo haría incomprensible). Pues bien,
para poder encontrar un fin que diese sentido al movimiento de los cuerpos
celestes, Aristóteles postuló que en una dimensión suprafísica, transfísica,
metafísica de la realidad (metafísica significa literalmente más allá del
universo físico), existe una entidad que es el telos del movimiento celeste: esa entidad es el theos (es decir, dios; Theos=dios en griego, y de ahí lo de
“teología”. Dios es el fin del universo, de su movimiento. ¿Por qué dios es
el fin del movimiento de las esferas celestes? Porque con su eterno y regular
girar, las esferas imitan la perfección del pensamiento autopensante (noesis noeseos) en que consiste la
divinidad. Y gracias a dicho movimiento ordenado de los cielos, se producen los
ciclos de la naturaleza, el sucederse del día y la noche y el ciclo de las estaciones, ciclos que tienen
su origen en los movimientos de las esferas celestes. Y gracias a ello, el
universo físico se ordena a sí mismo y se autoconstituye como un Cosmos.
NOTA: como podemos comprobar, el
concepto de mímesis, de “imitación”,
es fundamental para la comprensión metafísica de la realidad ya que lo inferior
imita a lo superior que es lo perfecto y pleno.
3ºEl porqué de esta teleología
universal
Terminemos nuestra explicación acerca
de la comprensión teleológica del movimiento característica de los filósofos
griegos, explicado la razón última de dicha teleología (supra, es decir, más arriba, hemos explicado sólo la razón última
del movimiento de los cuerpos celestes, no del universo entero: imitar la
perfección divina). La razón última de esta teleología universal, de esta
teleología que es propia de todas las cosas que hay en el universo (no sólo de
los cielos) es que el estado final al que tiende todo ser natural es
alcanzar el pleno desenvolvimiento de su naturaleza.
Ejemplo: todas las complejas
actividades vitales que desenvuelve una planta de nutrición, crecimiento y
reproducción tienen como objetivo final el que la planta florezca y
fructifique, el que la planta alcance su total madurez como planta, el pleno
desenvolvimiento de su naturaleza de planta, su perfecto desarrollo como
planta. Y es en ese momento, sólo en ese momento, cuando la planta podrá
reproducirse, estando preparada no sólo para producir una copia de sí misma (un
ejemplar individual más al fin y al cabo de una especie natural) sino para
transferir a ese nuevo individuo su propia naturaleza, la naturaleza “planta”,
que logrará de ese modo perpetuarse en el tiempo, no perecer al igual que los
individuos, ejemplares efímeros de la especie, y ser así eterna).
La cosmovisión científica moderna
La cosmología de los antiguos fue
sustituida en la Revolución Científica del siglo XVII por una nueva: la
cosmología propia de la ciencia moderna. Esta nueva cosmología se basa en una
nueva concepción de la materia y del movimiento que rompe totalmente con el
pensamiento de los antiguos (la ocasión que hizo posible ese cambio de
concepción de la materia y el movimiento fue la Revolución Astronómica
Copernicana; por eso, la Revolución Copernicana puso en marcha la Revolución
Científica, aunque Copérnico no era un científico moderno sino un astrónomo a
la usanza antigua). Esta nueva teoría o concepción de la materia y el
movimiento la conocemos con el nombre de “Teoría Corpuscular” (o “atomismo
moderno”; no confundir este atomismo moderno que es la ontología de la ciencia
moderna con la teoría química atómica de Dalton). La Teoría Corpuscular es una
adaptación del atomismo antiguo de Demócrito a las leyes de la mecánica de
Galileo y Descartes. ¿Quiénes fueron los creadores de la Teoría Corpuscular?
Todos los grandes científicos del siglo XVII: Galileo, Descartes, Huygens,
Boyle (Richard Boyle fue quien la formuló explícitamente), Pierre Gassendi y
Newton.
Expliquemos seguidamente la teoría
corpuscular:
1º Homogeneidad de la materia:
la afirmación fundamental de esta teoría es la siguiente: a lo largo de toda la
extensión del universo, la materia es cualitativamente homogénea (lo que
quiere decir que todas las sustancias que hay en el universo, todos los tipos
de cosas que existen, desde las rocas a los astros, por diferentes que sean,
están hechas de un mismo tipo de materia y, por lo tanto, de una materia que
obedece siempre unas mismas leyes; para los griegos, como por ejemplo
Aristóteles, hay muchos tipos de sustancias hechas de muchos tipos de materia
que por ser cualitativamente diferentes no pueden obedecer las mismas leyes:
las leyes que determinan el movimiento de las sustancias celestes hechas de
éter, tienen que ser distintas que las leyes que determinan el movimiento de
los graves, de los cuerpos pesados, de las sustancias compuestas por tierra y
agua). La homogeneidad de toda la materia que hay en el universo es lo que hará
que la física (la mecánica) se convierta en la ciencia fundamental (en aquella
que es presupuesta por todas las demás: química, geología, biología …).
2º Naturaleza corpuscular de la
materia: La materia se presenta siempre en forma de corpúsculos, en forma
de pequeñas partículas. Para algunos, esas partículas (Descartes) son siempre
divisible, pero otros (Pierre Gassendi) defenderán que son indivisibles, que
son átomos, partículas atómicas. Finalmente se impondrá la concepción atomista
cuando Newton se decante por ella.
Por otro lado, todo lo que existe en
el universo no es sino el resultado de la agregación, de la combinación de
partículas.
3º Hablemos de las propiedades de
las partículas: En principio, parecen ser muy heterogéneas y tener
diferentes propiedades (color, temperatura …) pero de hecho son muy homogéneas,
diferenciándose sólo por su forma, tamaño, movimiento y número. Es por ello que
los físicos de la época (Galileo fue el primero en hacerlo) hablaban de dos
tipos de cualidades:
A)
Cualidades primarias: son las únicas cualidades reales,
las únicas que verdaderamente se dan en las cosas. Son propiedades mensurables
(pueden ser medidas, son magnitudes) y gracias a ello, estas propiedades son
inteligibles (se pueden llegar a conocer; ¿por qué se pueden llegar a conocer?
Porque se pueden llegar a medir). Cualidades primarias son, como dijimos antes,
la forma, el tamaño, el número y, finalmente, el movimiento (como veremos
seguidamente, la física moderna, es decir, la mecánica, estudia exclusivamente
la propiedad del movimiento, esta cualidad primaria).
B)
Cualidades secundarias: son las propiedades cualitativas de
las cosas (colores, sonidos, sabores, olores, etc.). Estas cualidades,
cualitativamente distintas entre sí pero no cuantificables, no mensurables, no
son reales, objetivas (no son verdaderas propiedades de las partículas) sino
propiedades subjetivas (estas propiedades son el efecto que producen las cosas
en nuestros sentidos; son sensaciones, fenómenos psíquicos, fenómenos
subjetivos).
4º La relevancia de las
matemáticas: La distinción Cualidades primarias/secundarias se encuentra en
primer lugar en Galileo Galilei y fue incorporada a la teoría corpuscular por
Richard Boyle. El hecho de que las cualidades primarias sean las únicas reales
y objetivas es lo que hace que la matemática sea la herramienta idónea para
lograr describir (y explicar) la naturaleza (la materia y su movimiento).
La física moderna se constituirá por
ello como la ciencia geométrica de la naturaleza (Galileo Galilei
afirmaba que la naturaleza era como un gran libro, el Gran Libro de la
Naturaleza, y que este libro estaba escrito en un particular idioma; quien
lograse entender ese idioma, lograría entender lo que dicho libro dice; pues
bien, ese idioma, esa lengua, es la matemática: el libro de la naturaleza está
escrito en caracteres matemáticos).
4º El movimiento. De todas las
propiedades de los cuerpos, la más importante es el movimiento. Justamente por
ello, la física moderna es, más que la ciencia de la materia, la ciencia que
estudia el movimiento de la materia. Pues bien, la concepción del movimiento de
la ciencia moderna rompe totalmente con la concepción griega del movimiento.
¿Por qué? 1º Porque para la ciencia moderna no hay más movimiento que el
movimiento en el espacio mientras que para los antiguos hay muchos tipos
distintos de cambio. 2º Porque para los antiguos, el principio activo (la causa
eficiente) del movimiento es interno a la materia, a los cuerpos, mientras que
para los modernos el movimiento es el resultado de la acción de fuerzas
motrices mecánicas, esto es, externas, sobre los cuerpos. Expliquemos estos dos
puntos con mayor profundidad.
A)
Para los griegos existen cuatro tipos de movimientos, de
cambios, y todos ellos son irreductibles entre sí (inconmensurables, es decir,
no se pueden explicar unos en términos de los otros). ¿Qué cambios?
1º Cambio sustancial:
el nacer y perecer de los seres (de las sustancias, de las cosas). Aquí
incluían los griegos tanto el nacimiento/aparición de un nuevo ser vivo como el
producto de una reacción química, como la sustancia que produce una reacción
química, como por ejemplo la ceniza en la que se convierte un papel cuando lo
hemos quemado.
2º Cambio cualitativo:
la adquisición de una nueva propiedad por parte de un ser (ejemplo, el
florecimiento de una planta o el amarillear de sus hojas en otoño).
3º Cambio
cuantitativo: es el fenómeno del crecimiento, del cambio de tamaño (por
ejemplo, una planta que crece o el fenómeno de dilatación de la materia).
4º Cambio local:
el cambio de posición o lugar de un cuerpo.
Decíamos
que esos cuatro cambios para los griegos son irreductibles, inconmensurables
(no se puede explicar ninguno de ellos en términos de cualquier otro; por
ejemplo, no se puede explicar el cambio sustancial en términos de cambio
local). Además, de esos cuatro cambios, los más importantes son los dos
primeros: el sustancial y el cualitativo. El cuarto, el cambio local, es
prácticamente irrelevante. Pues bien, para la ciencia moderna, por el
contrario, sólo existe el cambio local. Y entonces, ¿qué son los otros tres
tipos de cambio? Los otros tres tipos de cambio que de hecho se dan (el cambio
sustancial, cualitativo y cuantitativo) pueden ser reducidos y explicados en
términos de cambio local.
B)
No a los principios activos: ya sabemos que, para los griegos,
la clave de la comprensión del movimiento y cambio de los cuerpos reside en
alguna clase de “cualidad oculta”. Estos principios activos internos (o
potencias, poderes) eran denominados “la naturaleza de los seres”
(ejemplo, una semilla germina dando lugar a una planta porque está en la
naturaleza de las semillas, que no de las piedras, el poder, la potencia de
germinar, de hacer nacer una planta; otro ejemplo, una piedra cae en virtud de
su naturaleza de grave). Pues bien, el axioma fundamental de la física moderna
es la negación de la existencia de principios activos internos a la materia.
La materia es por ello inerte (inactiva) y el principio de inercia será
el que establecerá la afirmación fundamental acerca del movimiento de la
materia: la materia es inerte y, por lo tanto, no puede ponerse por sí misma en
movimiento.
Como bien vemos, esta
inercia es sólo inercia del reposo (no inercia del movimiento) y como
tal inercia del reposo fue establecida por Kepler. Galileo fue el primero en
defender que dicha inercia de los cuerpos no era sólo del reposo sino también
del movimiento (si un cuerpo está en movimiento, permanecerá en ese estado de
movimiento eternamente; eso significa que para que un cuerpo se mueva, no se
requiere de un motor, de ninguna clase de principio activo interno). Sin
embargo, Galileo no acertó en otro punto clave de este principio de inercia: la
dirección del movimiento. Para Galileo, el movimiento inercial era circular
(como el de los astros) cuando en realidad debe ser lineal, en línea recta.
Hablemos ahora de la inercia
del movimiento. Quien formuló explícitamente el principio de inercia en su
totalidad (inercia del reposo, del movimiento y movimiento rectilíneo) por
primera vez fue Descartes. ¿Por qué es tan importante la inercia del
movimiento? Porque rompe totalmente con la concepción del movimiento de los
antiguos. Para los antiguos (por ejemplo Aristóteles), el movimiento no es un estado
en el que se pueden encontrar los cuerpos sino el tránsito entre los dos
estados en los que se puede encontrar un cuerpo: el ser en potencia y el ser en
acto (ejemplo, el nacimiento de una planta es explicado en los siguientes
términos: una semilla no es en acto una planta pero sí lo es en potencia, ya
que una semilla y no una piedra es en potencia una planta; cuando esa potencia
se actualiza, es decir, cuando la semilla germina, cuando deja de ser una
semilla y comienza a ser una planta, es cuando se produce el movimiento; en
este caso, el movimiento es el cambio sustancial: el germinar de la semilla es
el tránsito que se da entre estos dos estados: ser en potencia planta y ser en
acto planta).
Pues bien, para la
ciencia moderna, el movimiento (en este caso el movimiento local) no es el
tránsito entre el estado “ser en potencia” y el estado “ser en acto” sino que
el movimiento, el mismo movimiento, es un estado (uno de los dos estados en los
que se puede encontrar la materia: el estado de reposo y el estado de
movimiento). El principio de inercia lo único que hace es reconocer la
existencia de estos dos estados: cuando un cuerpo se encuentra en cualquiera de
estos dos estados (sea en reposo o en movimiento) permanecerá en dicho estado
(aunque originalmente, como ya vimos más arriba, “inercia” significaba
“inactividad”, y por eso se hablaba sólo de la inercia del reposo, al aplicarse
también al movimiento, el término “inercia” cambiará de significado pasando a
significar “permanencia en un estado”, ya sea de reposo, ya sea de movimiento).
Para los griegos, el
movimiento requería ser explicado y para que pueda producirse y, sobre todo,
mantenerse y prolongarse, se requería de un motor. Si no hay motor, un móvil
deja de moverse y permanece en reposo (por ello, por ejemplo, los cuerpos
celestes tenían como motor interno una “inteligencia” que los movía). Para la
ciencia moderna, por el contrario, el movimiento ya no requiere explicación
pues un cuerpo se mueve no porque un motor lo mueva sino por inercia. Lo único
que hay que explicar para la ciencia moderna es cómo se produce el cambio de
estado (el paso del reposo al movimiento o del movimiento al reposo; la
aceleración o la desaceleración; y finalmente, el cambio de dirección) porque
para que tal cosa suceda sí que se requiere de un motor, de un agente, de una causa
eficiente. Pues bien, la apuesta de la ciencia moderna es la siguiente: el
motor, el agente, la causa eficiente del movimiento es un principio activo externo
a los cuerpos (no interno como defendían los griegos): las fuerzas físicas, las
fuerzas mecánicas, las fuerzas motrices (y no la naturaleza de los seres).
Nota adicional al principio de inercia – como bien sabemos, el
principio de inercia establece que el movimiento es uniforme. Por ello,
cualquier aceleración o desaceleración de un cuerpo será explicada por la
intervención de una fuerza extrínseca. También sabemos que la inercia del
movimiento lo es en línea recta. Pues bien, Galileo defendía aún que la inercia
no era rectilínea sino circular manteniendo el prejuicio griego de que el
movimiento circular es el más natural y perfecto. Descartes fue el primero en
establecer que la inercia lo era de un movimiento rectilíneo, pero, de hecho,
como su universo es un “plenum” (está lleno de materia y no hay vacío), el
movimiento inercial de los cuerpos termina siendo circular (así explicaba el movimiento
circular-elipsoidal planetario). Finalmente, fue Isaac Newton el primero en
mantener que el movimiento inercial es siempre rectilíneo. Por ello es el
movimiento circular (el de los planetas) el que debe ser explicado. Lo hizo
postulando una fuerza centrípeta ejercida desde el sol: la atracción
gravitatoria.
C)
Hablemos ahora de la teleología del movimiento.
Si el movimiento no es el desenvolvimiento de la naturaleza de un ser, si el
movimiento no tiene propósito porque es el resultado de la acción de fuerzas
ciegas (las fuerzas mecánicas son ciegas porque en ellas no hay propósito, no
hay meta, no hay fin), entonces, mantendrá la ciencia moderna, es que en el
Universo no hay teleología. Y como ningún movimiento natural es teleológico,
entonces el orden del Universo no es un orden teleológico (como defendían los
filósofos griegos) sino un orden mecánico. Este mecanicismo universal es el que
justifica el que la ciencia moderna ya no conciba el Universo como un gran
organismo vivo (el organicismo de los griegos) sino como una máquina, como un
mero mecanismo (el mecanicismo de los modernos). Para la ciencia moderna, todo
lo que existe en el Universo, desde el más humilde corpúsculo de materia hasta
el organismo vivo más complejo (como el cuerpo de los animales), incluso el
cerebro de los hombres, es sólo una máquina y por lo tanto debe ser explicado
en términos puramente mecánicos.
D)
Hablemos seguidamente de las fuerzas físicas,
el verdadero, único y último principio activo causante del dinamismo, de la
actividad universal. Para la ciencia moderna, sólo existen las fuerzas
mecánicas que a partir de ahora serán las únicas fuerzas físicas (algunas
escuelas de pensamiento griegas defendían la existencia de fuerzas vitales, de
fuerzas vivas: las almas, el espíritu o pneuma,
las inteligencias; esta concepción acerca de las fuerzas vivas era dominante
aún en el Renacimiento y de ahí que dicha época fuese un periodo de extraordinario desarrollo de la
alquimia, de la magia y del ocultismo; en el renacimiento vivieron los últimos
grandes magos como Paracelso, Nostradamus o Agrippa von Nettesheim que en aquel
tiempo eran considerados como los sabios más ilustres de la época). ¿Qué son
las fuerzas mecánicas? En principio, fuerzas motrices (fuerzas que producen un
movimiento local) que se transmiten por contacto a través del choque (ejemplo:
dos bolas de billar que chocan entre sí; las fuerzas mecánicas son aquel tipo
de fuerzas características de las maquinas, las que producen el movimiento de
sus piezas, engranajes y resortes y que se transmiten siempre por contacto):
-
En un primer momento (éste era el punto de vista
defendido por Descartes), una fuerza mecánica sólo se puede transmitir por
contacto (Descartes no hablaba siquiera de “fuerzas” sino de “transmisión del
movimiento”. ¿Por qué? Porque nadie ha visto una fuerza y menos aún sabemos lo
que una fuerza es; por eso Descartes prefería hablar de la transmisión de la
cantidad del movimiento, movimiento que se conserva en su transmisión gracias
al principio de inercia, y no de fuerzas. Será Newton el que introduzca la
noción de fuerza en el ámbito del paradigma mecanicista de la época.
-
En un segundo momento, Newton postuló la existencia de
fuerzas mecánicas que no actúan por contacto sino a distancia. Es el fenómeno
de la atracción y repulsión de la que tenemos constancia desde siempre a través
de un humilde fenómeno de la naturaleza: el magnetismo. A principios del siglo
XVII, un astrónomo inglés llamado William Gilbert propuso la hipótesis de que
la causa del movimiento planetario era la atracción que sobre ellos ejercía el
sol que operaba como una especie de gran imán. Kepler hizo suya esta sugerencia
para explicar el movimiento planetario. Sin embargo, Descartes (el gran inventor
del paradigma mecanicista) la desechó por absurda: no pueden existir fuerzas
que atraigan a distancia porque eso significaría la resurrección de de las
“cualidades ocultas” de los antiguos, de la “naturaleza de los seres”, de los
principios activos internos a la materia, del alma ínsita en el cuerpo, de los
poderes mágicos, etc. Sin embargo, Newton hizo suya esa intuición y la elevó a
la categoría de ley y teoría científica: la ley de la gravedad y la teoría de
la gravitación universal. Para Newton, el motor del Universo es la fuerza de la
gravedad, la atracción que a distancia se da de un modo instantáneo entre todos
los cuerpos del Universo (como bien sabemos, esto se considera como el mayor
descubrimiento del pensamiento científico de todos los tiempos y, por ello, su
descubridor es estimado como el más grande científico de toda la historia).
Recapitulación final:
-
el principio de inercia quedó canónicamente enunciado
en la 1º ley de Newton.
-
la consideración de que el mecanicismo universal es
más que un mecanicismo del movimiento (Descartes), un mecanicismo de la fuerza
(Newton) quedó canónicamente formulado en la 2º ley de Newton.
-
La consideración de que las fuerzas que actúan a
distancia son las responsables del dinamismo entero del Universo quedó
establecido en la enunciación de la principal ley física: la ley de la
gravedad.
-
Además, dicha fuerza de la gravedad es una interacción
tal como establece la 3º ley de Newton para la que la acción de una fuerza, sea
por contacto o a distancia, produce siempre una reacción de la misma
intensidad, pero de dirección contraria.
E)
Hablemos ahora, finalmente, de la última
característica de la realidad física: el espacio. Desde Pierre Gassendi
(Descartes también rechazó esta idea por absurda) se postula que el movimiento
de las partículas se produce en el espacio, pero en un espacio vacío. ¿Qué es
por lo tanto para Gassendi el espacio? Un receptáculo vacío en el que se
encuentran y mueven los cuerpos. No es un cuerpo, pero tampoco una propiedad de
los cuerpos. Entonces ¿Qué es? Según Gassendi, al espacio no se le pueden
aplicar las categorías aristotélicas (no es ni una substancia, una cosa, ni un
accidente, una propiedad de las substancias; Aristóteles afirmaba que el
espacio, el “lugar”, era un accidente, una propiedad de las substancias).
Newton llegó a defender
una concepción del espacio según la cual el espacio es absoluto (algo que entra
en contradicción con el principio de relatividad del movimiento de Galileo).
¿Qué es el espacio absoluto para Newton? El “sensorio divino”, el sensorio de
Dios (el sensorio, en la filosofía del siglo XVII, era el lugar donde
interactuaban la materia y el espíritu). Para Newton, por lo tanto, el espacio
absoluto (y el tiempo absoluto) es el lugar donde se produce la presencia de
Dios en el Universo (las ideas físicas de Newton estaban muy influidas por las
especulaciones teológicas de los platónicos de Cambridge que defendía de nuevo
la vieja idea griega de la existencia de un Alma del Mundo, de la presencia en
el Universo de un espíritu que lo
gobierna; para Newton, este espíritu es Dios mismo que se hace presente en el
Universo en forma de espacio absoluto.
Pero bueno, más allá del
carácter hipotético de estas especulaciones metafísicas acerca de la naturaleza
del espacio está la validez matemática de todas las leyes enunciadas por Newton
y que eran corroboradas por la experiencia una y otra vez.
LA COSMOVISIÓN CIENTÍFICA CONTEMPORANEA
La
concepción actual del universo físico ha cambiado mucho en el último siglo y
medio, pero sigue manteniendo vigentes los principios de la ciencia del siglo
XVII y XVIII (es decir, la física actual es muy diferente a la de Newton pero
esa diferencia es incomparablemente menor a la que existía entre Newton y los
antiguos). ¿Cuál es la idea más novedosa de la ciencia contemporánea? La idea
de que la realidad está evolucionando, la idea de evolución. La afirmación de
que la realidad evoluciona se presento en primer lugar en el ámbito de las
investigaciones de los naturalistas (el conde de Buffon) y las discusiones
filosóficas del siglo XVIII (el filósofo que defendió la idea de evolución fue
Denis Diderot, el director de la Enciclopedia). En el siglo XIX, la teoría de
la evolución dejó de ser una mera especulación filosófica para convertirse en
una teoría científica de la mano de la teoría de la evolución de las especies a
través de la selección natural de Charles Darwin. La existencia de la evolución
quedó probada en el ámbito de los seres vivos, en el mundo orgánico, en la
biología. Habrá que esperar hasta el siglo XX para que la idea de evolución se
extienda incluso al mundo físico. Tal cosa aconteció cuando en la década de los
treinta del pasado siglo se formuló la Teoría de la evolución del Universo o
Teoría del Big Bang.
¿Qué
es la evolución? La consideración de que la realidad misma se está transformando,
está cambiando, evolucionando, haciéndose posible por ello la aparición de
cosas nuevas, de cosas que previamente no existían (indudablemente, nos estamos
refiriendo a la aparición de nuevas clases naturales, de nuevos tipos de cosas:
nuevas especies de seres vivos como descubrió Darwin, nuevas partículas, nuevas
fuerzas, nuevos elementos químicos, etc.). En este tema nos vamos a centrar en
la evolución del universo físico, en la Teoría del Big Bang. ¿Qué tenemos que
saber de dicha teoría? En primer lugar, que esta teoría sólo se pudo
desarrollar gracias a la previa aparición de la teoría relativista de Einstein
y la mecánica cuántica. ¿Qué cambios fundamentales introdujeron estos
paradigmas físicos en nuestra comprensión científica de la realidad?
Mecánica relativista
-
Desarrolla el concepto de campo, un tipo de realidad
física que no puede ser explicado en términos sustancialistas (es decir, en
términos corpóreos, de cosas, de cuerpos) y que no se rige por las leyes de la
mecánica clásica.
-
Parte de una concepción no euclediana del espacio.
-
Materia y energía son convertibles.
-
No existe una distinción cualitativa entre materia y
campo.
-
Extiende el principio de relatividad del movimiento de
galileo al tiempo, la longitud y la masa.
-
Las ecuaciones de Maxwell (que explican la estructura
del campo) son invariantes en cualquier sistema de referencia).
Mecánica cuántica
-
La estructura de la realidad es discontinua.
-
La materia tiene una constitución dual: algunos
fenómenos han de ser explicados como si su estructura última estuviese
compuesta de ondas, y otros como si estuviesen compuesta de partículas.
-
Las leyes que rigen los fenómenos cuánticos son de
tipo estadístico (no por ignorancia nuestra sino por la propia naturaleza de la
realidad cuántica que es indeterminista).
-
Ello implica que nunca podremos predecir el
comportamiento individual de una partícula (indeterminismo).
-
En segundo lugar, la teoría sobre el origen del cosmos
recibe el nombre de teoría del Big Bang y fue propuesta por el astrónomo
americano Edwin Hubble. Según esta teoría, nuestro Universo (no el Universo) se
originó hace 13.500 millones de años. ¿Qué había en el principio? No había ni
partículas ni interacciones. Toda la materia se encontraba bajo una forma
infinitamente condensada y caliente. Ese estado es conocido como “singularidad
original”.
A
partir de esta “singularidad inicial” se produjo una explosión (el Big Bang) y
el Universo comenzó a 1º expandirse y 2º enfriarse (situación que continúa en
la actualidad) creándose la materia y las cuatro fuerzas que rigen el Universo:
gravedad, electromagnetismo, nuclear fuerte y nuclear débil.
El
Universo ha pasado por cinco eras:
1º ERA CUÁNTICA: duraría desde t=0 s. hasta t= 10 -43
s. Ese instante es imposible de describir con las teorías actuales. Se supone
que toda la materia se encontraba en forma de energía y las 4 fuerzas se
encontraban agrupadas en una: la fuerza electronuclear gravitatoria.
2º ERA HADRÓNICA: duró hasta t=10-5 s. Se separan las
4 fuerzas elementales y se originan los hadrones (partículas pesadas
constituidas por quarks):
a)
a las 10-12 s., la temperatura había descendido a los
1015 grados Kelvin. El Universo era una bola de gas de materia (quarks) y
antimateria (antiquarks) que interaccionaban entre sí y con la radiación (los
fotones). La materia y la antimateria interaccionaba entre sí aniquilándose
mutuamente. Pero en esa interacción se formo una pequeña cantidad más de
materia que de antimateria (por cada 1.000 millones de antiquarks se forman
1.001 millones de quarks). Esa pequeña proporción sobrante es la que constituye
la materia actual del Universo.
b)
A las 10-5 s., el Universo se había enfriado lo
suficiente para que actuase la fuerza nuclear fuerte sobre los quarks, dándose
lugar a los hadrones (protones, neutrones, etc.) y sus correspondientes
antipartículas.
3º ERA LEPTÓNICA: duró hasta t=10 s. Los fotones se
transformaron en partículas sin masa, los leptones [2 fotones = 1 leptón
(electrón) + 1 antileptón (positrón)], hasta que la temperatura descendió tanto
que dejo de ocurrir.
La energía radiante (la radiación) actual del Universo
(los electrones) procede de ese momento.
4º ERA RADIACTIVA: duró hasta t=1 millón de años.
a)
entre los 3 minutos y los 30 minutos ocurre la
denominada “nucleosis original”. La temperatura desciende para que protones y
neutrones se asocien formando los núcleos del hidrógeno. También se produce la
fusión nuclear de éstos dando lugar a los núcleos de helio.
b)
En el año 300.000, la temperatura descendió a 3.000
grados kelvin. En ese momento empezó a actuar la fuerza electromagnética que
posibilitó la asociación de núcleos y electrones apareciendo los primeros
átomos (los átomos de hidrógeno y helio).
Mientras los electrones estaban libres, la radiación
(los fotones) interaccionaba con la materia y no podía escapar (el Universo era
una especie de niebla cósmica). Pero en el momento en el que los electrones se
asociaron a los núcleos, los fotones pudieron pasar a través de la materia sin
chocar (interactuar) con ella. Esta radiación aún puede captarse en la
actualidad. Es la famosa “radiación cósmica de fondo” detectada por Robert
Wilson y Arzo Penzias en 1965 y que fue la primera gran prueba empírica de la
validez de la hipótesis del Big Bang.
5º ERA ESTELAR: dura hasta la actualidad. Se formaron
inmensas nebulosas de hidrógeno y helio. Comenzó a actuar la fuerza de la
gravedad formándose las estrellas. Por efecto de la condensación del hidrógeno
y el helio: 1º se forma una protoestrella; 2º el aumento de la densidad hará
que choquen y colisionen los átomos aumentando la temperatura hasta que la
estrella se encienda; 3º en el interior de la estrella, por fusión
termonuclear, se van formando todos los elementos químicos más pesados, es
decir, todos los componentes químicos del Universo actual.
Esta
teoría plantea muchos problemas:
1º ¿se crea el tiempo con el Universo? ¿Qué había
antes? ¿Tiene sentido preguntarse por un “antes”?
2º ¿es nuestro Universo el único que existe? ¿Hay
otros Universos coexistiendo con éste?
3º ¿Ha nacido de un Universo previo?
4º ¿Por qué ha explotado la singularidad inicial?
¿Tiene algún sentido científico hablar de singularidades cuando la ciencia se
caracteriza por descubrir regularidades, leyes?