LA NUEVA FILOSOFÍA DE LA MENTE:
¿Qué concepción de la mente y de lo
mental (de la naturaleza de los procesos psíquicos) tenemos a partir del siglo
XX?
En el siglo XX hace su aparición
una nueva filosofía de la mente, una nueva concepción de lo mental que es
efecto del surgimiento de tres nuevas ramas del pensamiento científico (una de
las características de la filosofía moderna es que no se puede sustraer a los
avances del pensamiento científico; la prueba de ello fue el cambio que en el
siglo XVII se produjo, de la concepción filosófica acerca del universo físico,
que se produjo por efecto del surgimiento de la física-matemática moderna; de
tal modo que si la filosofía en la Edad Media era “criada de la teología” (de
la religión) en la Edad Moderna lo será de la ciencia). Pues bien, en el siglo
XX hizo su aparición tres nuevas disciplinas científicas que son, al fin,
capaces de estudiar lo mental desde una perspectiva científica:
1º en 1874, el
fisiólogo (médico) alemán Wilhem Wundt inaugura en la facultad de medicina de
la universidad de Leipzig (a la sazón la mejor facultad de medicina del mundo)
el primer laboratorio de psicología experimental (esto es, de psicología
científica). Da comienzo así al estudio científico de algunos procesos
mentales: de la sensación, la percepción, la memoria, la atención y el
aprendizaje. Dos años después siguiendo su ejemplo William James abrió en la
universidad de Harvard otro laboratorio EEUU. A finales de siglo, había mas de
70 laboratorios abiertos ya en todo el mundo.
¿Qué enfoque mantiene
la psicología acerca de la mente?
La psicología no
estudia la mente entendida como una sustancia (no estudia la cosa mente) sino
que solo estudia los procesos mentales, algunos procesos mentales, aquellos
procesos que pueden ser objeto de observación empírica y de experimentación.
Por ello, la corriente dominante de la psicología en los dos primeros tercios
del siglo XX (hasta 1970) fue el conductismo o behaviourismo, cuyos principales
representantes fueron John Watson y Bhurrus Skinner. Para el conductismo los
procesos mentales no pueden ser objeto de estudio científico porque son
subjetivos y privados (no objetivos y públicos) y por lo tanto se sustraen a la
observación empírica directa. Para los conductistas la mente solo pude ser
estudiada a través de su manifestación en la conducta. En conclusión, para el
conductismo la psicología científica es el estudio de la conducta humana y no
de la mente (de la que algunos llegarán a afirmar que no existe).
2º Hablemos de la
segunda ciencia relacionada con la mente que hizo también su aparición en el
s.XX: la neurociencia, el estudio científico del sistema nervioso en general,
del órgano cerebral (fundamentalmente de las zonas en las que se localizan las
funciones mentales; por ejemplo, el estudio de la visión que se produce en la
zona occipital del cerebro, en el occipucio: una persona que ha sufrido una lesión
en esa parte del cerebro pierde la visión aunque sus ojos estén intactos), y
los procesos neuronales en particular. La puesta en marcha de la neurociencia
fue en gran medida obra del fisiólogo español Santiago Ramón y Cajal quien fue
capaz de aislar la unidad elemental del sistema nervioso: la neurona.
3º En los años treinta
del pasado siglo, hizo su aparición la teoría de la computación, la teoría de
la información, la informática (fue obra de extraordinarios matemáticos e
ingenieros de aquel entonces). Por efecto de ello hicieron su aparición las
ciencias cognitivas.
¿Qué es la cognición?
Entender el
conocimiento (es decir, los procesos mentales, porque en todos los procesos
mentales hay conocimiento) en términos de computación, de computación de
información. A lo largo de la segunda mitad del s. XX harán su aparición las
distintas ciencias cognitivas: la psicología cognitiva, la inteligencia
lingüística cognitiva, la neurociencia cognitiva… El punto de partida es un
simposio (un congreso de científicos) que se llevó a cabo en el MIT en 1956. En
1977 hizo su aparición el primer número de la revista “Ciencias cognitivas”,
principal órgano de difusión de estas ciencias.
El impacto de las
ciencias cognitivas en la nueva filosofía de la mente ha sido extraordinario.
Ha hecho su aparición una nueva corriente filosófica denominada funcionalismo
que describe la naturaleza de los procesos mentales en términos computacionales.
Hablemos ahora ya de la nueva filosofía de la
mente del s.XX (hasta ahora no hemos hablado más que de las disciplinas e
investigaciones científicas que respecto de la mente se han llevado a cabo a lo
largo del s.XX). Nos hacemos la siguiente pregunta.
¿Qué nueva concepción acerca de la
mente se va a proponer en el s.XX?
La siguiente: la concepción de la mente y de
lo mental de Descartes es un error.
¿Por qué?
En primer lugar, porque la mente no
es una sustancia (tal cosa, es decir, el carácter sustancial de la mente, ya la
habían rechazado otras corrientes filosóficas de la era moderna, algunas contemporáneas a Descartes, como el empirismo
británico del s.XVII y XVIII).
Y en segundo lugar, y
fundamentalmente, porque se cuestiona la naturaleza no física de lo mental. Para
Descartes los procesos mentales son psíquicos, no físicos. El problema entonces
para la ciencia sería el cómo es posible que Descartes afirme la existencia de
lo psíquico, de lo mental, en un mundo exclusivamente físico. Tal problema es
irresoluble desde una perspectiva científica porque la ciencia parte de la
suposición de que en la realidad no hay nada más que lo físico
¿De qué modo el pensamiento
científico y la nueva filosofía de la mente ha resuelto esta antinomia?
Considerando que los procesos
mentales (lo psíquico) puede ser explicado y concebido en términos
exclusivamente físicos o al menos dependientes de lo físico:
➢ Para los conductistas
(tanto la psicología conductista como los filósofos conductistas) los procesos
mentales deben de ser descritos y explicados en términos conductuales (como
bien vemos la conducta ya es algo físico).
➢ Para la neurociencia
y la filosofía fisicalista que le es aneja, los procesos mentales son
explicados en términos de procesos físico-químicos que se producen en el
cerebro (la naturaleza puramente física de lo mental queda también
salvaguardada).
➢ Para las ciencias
cognitivas y la filosofía funcionalista los procesos mentales no son
exactamente estados físicos sino lógicos, pero aún así, salvaguardan en cierta
medida el carácter material de los procesos mentales.
➢ Finalmente, para el
emergentismo, la aparente naturaleza no física de los procesos mentales no
conlleva que no podamos considerar como incuestionable el que lo mental es
causado, producido, fabricado por lo neuronal y también que lo mental, los
procesos mentales, se localiza en los procesos neuronales.
Antes de explicar las principales
corrientes de la nueva filosofía de la mente, tenemos que explicar por qué
estas nuevas concepciones nos resultan tan chocantes: porque chocan con la “psicología
popular” o “psicología del sentido común”, es decir, con cómo cada uno de
nosotros experimenta y vivencia sus propios procesos mentales y el modo como
ordinariamente los explicamos (en términos de primera persona y en términos de
actitudes mentales: “yo creo…”, “yo deseo…”, “yo siento…”, …). Esta manera de
interpretar nuestra vida mental la proyectamos sobre nuestros semejantes para
así poder explicar y entender su conducta. Y así, si veo que Hugo se está
rascando la nariz, inmediatamente pienso que lo hace porque le pica. Esa
interpretación de la conducta de lo mental y toda la terminología de la que
hacemos uso es NO CIENTÍFICA.
¿Cuál es entonces la manera
científica de describir y explicar los procesos mentales?
Como vamos viendo en términos
conductuales, o en términos neuronales, o en términos computacionales. Como
bien vamos viendo, la psicología popular o psicología del sentido común por el
contrario no chocaba con la filosofía de la mente de Descartes (y esta es una
de las razones del enorme éxito de la concepción cartesiana que la mente tuvo
en el pasado, y tiene aun en el presente).
CONDUCTISMO LÓGICO
Pues bien, en los años cincuenta
del pasado siglo, en las universidades de Oxford y Cambridge, hizo su aparición
una nueva corriente filosófica cuyo principal objetivo fue matar a Descartes
para siempre. En 1949, Gilbert Ryle publica “El concepto de lo mental”. En esta
obra pone fin a lo que él denomina el mito cartesiano. Para Ryle, Descartes
concibe al ser humano como si en él se diesen al mismo tiempo dos historias
paralelas: la historia de sus procesos corporales y la historia de sus procesos
mentales (es el famoso dualismo mente/cuerpo de Descartes). Ryle considera que
Descartes concibe al ser humano como “un fantasma encerrado dentro de una
máquina”. Esta concepción es, según Ryle, un disparate.
¿En qué términos se debe concebir
los procesos mentales según Ryle?
No en términos conductuales (esto
es lo que hacia la psicología conductista de la época pero tal cosa para Ryle
es un error). Entonces, ¿Qué son los procesos mentales? Un proceso mental no es
una conducta sino una disposición conductual, una disposición para desenvolver
una conducta moral e inteligente (la mente, por lo tanto, para Ryle, no es otra
cosa que el conjunto de disposiciones para llevar a cabo una conducta moral e
inteligente).
Antes de las vacaciones de Semana
Santa estuvimos explicando la nueva concepción que de la mente y de lo mental
tenemos en el siglo XX. Ya sabemos que los mas importante es que en el siglo XX
se rompió definitivamente con la concepción cartesiana de la mente (con la
concepción de la mente de los griegos, eso del “alma”, ya habíamos roto cuatro
siglos antes). Aún así no podemos olvidar que el cartesianismo sigue vivo ya
que es la concepción que acerca de la mente seguimos teniendo cada uno de
nosotros (somos gente corriente, no filósofos de la mente ni científicos y por
ello nuestra concepción de la mente es la propia del sentido común o psicología
popular).
En el siglo XX ha habido tres
nuevas grandes concepciones acerca de lo mental:
- La concepción de la mente de la
neurociencia: la mente es una ilusión filosófica, no existe, porque la mente es
el cerebro.
- Para los funcionalistas, lo
mental no es otra cosa que procesamiento y computación de información (de ahí
que los funcionalistas mas extremistas lleguen a afirmar o defender que los
ordenadores tienen mente).
- Finalmente, tenemos a los
conductistas lógicos. Esto es lo que estuvimos explicando el último día de
clase. Recordemos que se llaman así porque son conductistas filosóficos, no
psicólogos conductistas (utilizan la palabra lógico en lugar de filosófico,
porque la palabra filosófica tiene en estos tiempos muy poco prestigio). Para
el conductismo lógico, como ya explicamos, la mente, lo mental, lo psíquico no
se puede desvincular de la conducta exterior observable. ¿Qué es la mente?
Según los conductistas lógicos, la mente no es otra cosa que la disposición
para poder desenvolver una conducta moral-inteligente (ejemplo: ¿qué procesos
mentales se están dando en este momento en el profesor que nos está dando
clase? Toda la conducta inteligente que en este momento esta desenvolviendo, es
decir, todo el discurso y explicaciones que nos está dando en clase). En
conclusión, predicar atributos mentales (predicar atributos mentales del
comportamiento del profesor), de carácter moral como “ameno” o “aburrido”, o de
carácter intelectual como “competente” o “incompetente”, es simplemente
atribuir capacidad o incapacidad para hacer determinado tipo de conductas. La
mente no es esta o aquella conducta sino el conjunto de disposiciones para
conducirnos moral e inteligentemente.
Hablemos seguidamente de la
concepción de la mente de Ludwig Wittgenstein (en el ámbito anglosajón ha sido
el filósofo más importante del siglo XX, es decir, el más influyente; vienés de
nacimiento, desenvolvió toda su carrera en la universidad de Cambridge; era
ingeniero de formación y terminó recalando en dicha universidad tras conocer a
Bertrand Russell, universidad en la que trabajó hasta su muerte; considerado
por aquellos que lo conocieron como un genio absoluto, no leyó un libro de
filosofía en su vida y escribió solo dos obras a lo largo de su vida, ambas en
lengua alemana: el “Tractatus”, obra que escribió en las trincheras de la 1ª
Guerra Mundial y que es la obra inspiradora de toda la filosofía
lógico-matemática del s.XX, y sus “Investigaciones filosóficas”, obra
responsable de que la filosofía en el s.XX se convierta principalmente en
filosofía del lenguaje; es en esta última obra en la que expone sus teorías
postcartesianas acerca de la mente y lo mental).
La tesis básica de Wittgenstein en
filosofía de la mente es la siguiente: no existe ni puede existir un lenguaje
privado en el cual expresarlas adecuadamente. Todo lenguaje humano es público y
por ello los procesos mentales sólo pueden ser estudiados, mediante un lenguaje
público, en su manifestación en la conducta. Wittgenstein también defiende, por
lo tanto, aunque de un modo matizado, la tesis principal del conductismo
filosófico: los procesos mentales existen en sí mismos pero sólo pueden ser
estudiados (solo podemos hablar de ellos) a través de su manifestación en la
conducta.
FISICALISMO
Hablemos ahora de la segunda
concepción acerca de la mente, la propia de la neurociencia. Los filósofos que
defienden en enfoque que de lo mental mantienen los neurocientíficos, pueden
ser calificados de físicalistas: lo psíquico puede ser reducido, explicado en
términos puramente físicos, físico-químicos, materiales.
¿Qué es la mente?
La mente es el cerebro.
¿Qué son los estados mentales?
Estados cerebrales, estado
físico-químicos de las neuronas del cerebro.
Hay dos Principales ramas o teorías
fisicalistas:
1. La TEORÍA DE LA
IDENTIDAD que defiende que los estamos mentales pueden ser reducidos a estados
cerebrales, que los procesos mentales son idénticos que determinados procesos
cerebrales (por ejemplo, la sensación psíquica de un dolor no es otra cosa que
un determinado estado en el que se encuentran las neuronas de una zona del
cerebro).
2. El ELIMINATIVISMO:
los eliminativistas son aún más radicales hasta el punto de defender la
eliminación de lo mental: lo mental no se reduce a lo neuronal sino que solo
existe lo neuronal (la mente es una ilusión, una ilusión similar a las brujas y
a los espíritus en los que se creía en el pasado, y del mismo modo que hoy en
día ya no creemos en tales supercherías, en el futuro tampoco creeremos en la
existencia de la mente).
FUNCIONALISMO
Hablemos ahora del funcionalismo,
la tercera gran corriente de la filosofía de la mente del s.XX (junto con el
conductismo lógico y el fisicalismo). En el año 1936 surge la Teoría de la
información. Hará posible replantear el problema del conocimiento (de lo
mental, en general) en términos de cognición.
¿Qué es la cognición?
El uso y manipulación (el
procesamiento) de información.
¿Qué o quienes realizan actividades
cognitivas?
No solo los animales y el ser
humano sino también maquinas debidamente programadas (ordenadores).
Va a hacer su aparición por ello
una nueva forma de entender la psicología científica: la psicología cognitiva
(se rechaza la psicología conductista). Esta nueva psicología recupera el
mentalismo, el estudio científico de los procesos psíquicos.
¿Qué son los procesos mentales para
la psicología cognitiva?
Procesos cognitivos,
computacionales.
También hizo su aparición la teoría
de la inteligencia artificial (IA) que defiende que además de la mente humana y
animal existe una mente mecánica (a Descartes le habría dado un soponcio): cuando
un computador debidamente programado posee sensaciones, recuerdos, o realiza
inferencias (razonamientos) no parece inteligente sino que es inteligente.
Expliquemos seguidamente el
funcionalismo, la concepción filosófica de la mente acorde con los
planteamientos de la ciencia cognitiva. La primera formulación de la teoría
funcionalista de la mente la llevó a cabo en los años sesenta del pasado siglo
Hilary Putnam (el catedrático de lógica de la universidad de Harvard).
¿Qué es el funcionalismo?
Una doctrina filosófica sobre la
mente que afirma:
1. Los procesos
mentales no son conducta externa observable (el funcionalismo rechaza el
concepto de lo mental del conductismo lógico; prueba: los súper-espartanos de
Putnam, unos guerreros espartanos que han sido entrenados para soportar
cualquier tipo de dolor, por ejemplo, la extracción sin anestesia de una muela
sin manifestar ninguna muestra conductual de dolor; la conclusión ( o ergo), la
mente no puede ser explicada en términos conductuales).
2. Contra el
fisicalismo reductivista de la neurociencia que reduce la mente al cerebro. Los
funcionalistas defienden que el soporte físico (el cerebro) de los procesos
mentales es irrelevante. Según los funcionalistas, el mismo proceso mental (que
es computación de información) se puede dar en un cerebro como en un ordenador
(Putnam afirma que incluso se podría dar en un alma cartesiana, un espíritu
incorpóreo).
3. Los procesos
mentales son funciones mediadoras (de ahí el nombre de funcionalismo) entre
entradas sensoriales (input) y salidas motoras, la conducta externa observable
(output).
ENTRADAS ESTADO INTERNO SALIDAS
SENSORIALES DE
INFORMACIÓN MOTORAS
(Fuerte ruido) (Proceso mental) (Taparme los
oídos) INPUT FUNCIÓN MEDIADORA OUTPUT
4. Los procesos
mentales pueden ser caracterizados como estados funcionales. ¿Qué es un estado
funcional? Un estado lógico, un estado de información. En conclusion, los
estados mentales no son estados cerebrales sino estados funcionales, estados de
información.
¿Cómo procesa o se produce la
computación de la información en la mente?
Jerry Fodor (fue profesor del MIT),
el otro gran filosofo funcionalista, ha propuesto que existe dentro de la mente
un lenguaje a través del cual se lleva a cabo la computación.
¿Qué lenguaje?
Ningún lenguaje natural, ningún
idioma en particular (gallego, español, inglés, chino…), sino un lenguaje
universal, “el lenguaje del pensamiento” o “mentalés” (ese lenguaje cumple la
misma función que en los ordenadores, cumple el “lenguaje de máquina”).
En conclusión, Fodor ha intentado
descifrar ese lenguaje del pensamiento que lleva a cabo la computación en la
que consiste en definitiva los procesos mentales.
EMERGENTISMO
Hablemos finalmente del
emergentismo de John Searle. Searle es norteamericano, se doctoró en Oxford y
es profesor en la universidad de Berkeley (es la universidad de San Francisco;
es muy importante, y lleva el nombre de un filósofo empirista británico del
x.XVIII). Expliquemos la teoría de Searle acerca de la mente: el emergentismo.
La tesis de Searle es que los procesos mentales no son independientes de
los procesos cerebrales pero a la vez no se reducen a procesos
cerebrales (tal como estos son estudiados por el neurocientífico).
¿Qué son entonces los procesos mentales?
Son fenómenos o propiedades que
emergen de los procesos cerebrales (ese emerger no es un proceso no físico de
carácter misterioso).
El problema es el de siempre: cómo
encajar los fenómenos mentales en nuestra concepción científica del mundo como
realidad compuesta de cosas físicas exclusivamente.
Y es que hay cuatro propiedades de
lo mental que es difícil de concebir en términos físicos:
1) LA CONCIENCIA: es
el “darse cuenta” de lo que hacemos (ese darse cuenta es el hecho central de la
existencia específicamente humana). Pues bien, es difícil imaginar que un
sistema físico tenga conciencia.
2) INTENCIONALIDAD:
los procesos mentales son intencionales. Los procesos mentales representan algo
y así se refieren a objetos o estados de cosas distintos de los propios estados
mentales. Es difícil concebir que un sistema físico pueda representarse algo y
así referirse a un objeto (siempre que se piensa, se siente, se desea, hay que
pensar, sentir, desear algo; ese algo es una representación mental y esa representación
mental se refiere a un objeto extramental; los procesos físicos como la
circulación de la sangre, por el contrario, no son intencionales).
3) LA SUBJETIVIDAD: es
el privilegio del acceso directo de cada sujeto humano a sus propios procesos
mentales (solo yo puedo conocer o experimentar directamente mis propios estados
mentales internos). Los fenómenos físicos, por el contrario, no son subjetivos
sino objetivos y de ahí que sea difícil acomodar la propiedad de la
subjetividad con la concepción científica de la mente.
4) El problema de la
CAUSACIÓN MENTAL: nuestros procesos mentales causan efectos físicos pero no
parece fácil comprender cómo algo mental puede tener influencia física.
La respuesta de Searle a estos
cuatro problemas es la siguiente: las cuatro propiedades intrínsecamente
mentales del universo son rasgos o propiedades físicas pero de nivel superior
de los cerebros, son propiedades emergentes de los sistemas neurofisiológicos
(los procesos mentales son algo diferenciado de los procesos cerebrales en
cuento procesos neuronales pero no existen al margen de los procesos
neuronales).
Rematemos nuestra explicación. Para
Searle, los procesos mentales son causados por procesos neurológicos (y
por ello emergen de ellos y sobre todo son distintos, diferenciables de ellos:
son efectos, efectos epifenoménicos de los procesos neuronales, de un modo
similar a como una sombra es un epifenómeno de un árbol) pero al mismo tiempo se
producen en procesos cerebrales, es decir, están realizados en procesos
cerebrales (y por lo tanto no son independientes de ellos ni tampoco
radicalmente distintos de ellos).
¿Cómo es esto posible?
Hay que diferenciar entre:
- Micropropiedades: propiedades de
los elementos que componen un objeto.
- Macropropiedades: propiedades de
un objeto considerado como un todo, propiedades globales o propiedades a nivel
superficial.
Ejemplo: ¿Cómo se explica la
propiedad solidez de una mesa? Se explica por la estructura de enrejado (esa
sería la propiedad global o superficial) de las moléculas de las que se
componen. Indudablemente, aunque la solidez no es una propiedad de las
moléculas sí es una propiedad causada por las moléculas y realizada en el
sistema compuesto por las moléculas.
Y así, siguiendo la analogía
(comparación), los fenómenos mentales son:
- Causados por procesos que tienen
lugar en el cerebro en el micronivel de las neuronas.
- Fenómenos que se realizan en el
sistema neuronal.
Conclusión final del emergentismo:
en el cerebro, que es la única sustancia existente, existen dos niveles de
descripción reales: el micronivel de los procesos neuronales y el macronivel de
los procesos mentales. Y tal es la relación entre la mente y el cerebro.
Como acabamos de ver el
emergentismo le sirve a Searle para refutar los planteamientos sobre la mente
de la neurociencia. Searle también es famoso por demostrar, contra lo que
afirma la inteligencia artificial, que la única máquina que puede pensar es el
cerebro. Esta tesis es coherente con la afirmación de que los procesos neuronales
son emergentes con relación a los procesos cerebrales, es decir, que solo
pueden ser producidos por estos y no por una computadora. Para demostrar creó
un experimento mental “la habitación china” que demuestra que es imposible que
una computadora realmente piense (un ordenador solo manipula símbolos que no
comprende: sus símbolos solo tienen sintaxis, relaciones de orden entre ellos,
pero no semántica, relación con un significado, esto es, la famosa
intencionalidad de los procesos mentales). Conclusion final: la única máquina
que puede pensar es el cerebro. Los cerebros causan mentes (no existe la mente
mecánica porque los procesadores no tienen cerebro).
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filosófica 20 de abril 2021
II ANEXO – EL ALMA DE LAS RELIGIONES
Esta
última clase antes del examen que vamos a hacer mañana sobre la mente la vamos
a dedicar a un tema de filosofía de la religión. ¿Qué es la filosofía de la
religión? La reflexión filosófica no sobre la mente (eso sería la filosofía de
la mente), no sobre la verdad matemática (eso sería filosofía de las
matemáticas), sino sobre las creencias religiosas, es decir, sobre el mundo de
las religiones.
El tema principal de las
creencias religiosas es lo sagrado (lo numinoso), lo divino, Dios. La mayoría
de las religiones creen, postulan la existencia de una realidad incognoscible
que se encuentra en el fondo de todas las cosas. Dicha realidad es el fondo
último de todo lo que existe, es la realidad última y definitiva: lo sagrado,
lo divino, Dios que además es descrito como algo misterioso, terrible y
fascinante (sublime). Pues bien, una de las creencias fundamentales de las
religiones, de la mayoría de las religiones, es la creencia en la existencia
del alma, pero atención, del alma tal como la conciben las religiones (no del
alma tal como ésta es concebida por el pensamiento filosófica, ya sean los
filósofos de un remoto pasado como lo fueron los filósofos griegos, ya sean los
de un pasado más cercano como fue Descartes y sus seguidores, ya sean incluso
los filósofos del presente).
¿Qué es el alma que
postulan las creencias religiosas?
-
El alma es la presencia de ese principio divino de algún modo
en cada uno de nosotros (para los cristianos, por ejemplo, el alma que poseen
todos los hombres ha sido creado por Dios a su imagen y semejanza, es decir, el
alma es lo divino, lo sagrado que hay en el ser humano).
-
El alma de las religiones es también quien puede llegar a
experimentar, incluso a entrar en comunión (es el amor místico), ese principio
divino que subyace a toda la realidad, es decir, puede llegar a percibir de
alguna manera (en esto consisten las experiencias místicas) a Dios.
-
Finalmente, el alma también es un principio inmaterial
(espiritual) que subsiste a la aparente destrucción de nuestro cuerpo tras la
muerte (y de ahí que uno de los temas fundamentales de muchas religiones sea el
destino del alma tras la muerte del cuerpo). Es por ello por lo que las
creencias religiosas son principalmente creencias escatológicas
(escatología=creencias acerca de la vida de ultratumba, de la vida más allá de
la muerte…del cuerpo).
En consecuencia, cuando reflexionamos
acerca de la naturaleza y legitimidad de las creencias religiosas, tenemos que
comprender que el alma de la que hablan las religiones no es el alma que
postulaban los filósofos griegos ya fuese para comprender el fenómeno de la
vida, ya fuese para explicar el movimiento de los cuerpos celestes o del cosmos
entero. Tampoco es el alma (la mente) acerca de la cual “meditaba
metafísicamente” Descartes: el alma cartesiana (de la que tanto se reía Ryle
llamándola “Ghost in the machine”). Y es que tenemos que comprender que las
creencias religiosas, que la experiencia y comprensión religiosa de la realidad
implica siempre un plus, una experiencia y conocimiento extra que no se puede
adquirir por vía ordinaria, que no se puede alcanzar por medios estrictamente
racionales: esa experiencia es la experiencia religiosa, la experiencia del
contacto directo con la divinidad. A ese conocimiento es a lo que denominamos
fe (por ello Kierkegaard, un importantísimo filósofo danés del siglo XIX, que
el creyente tiene que ir más allá de sus creencias ordinarias, racionales
acerca de la realidad y dar lo que él denominó “el salto de fe”. Por ello
decía, “si puedo comprender a Dios racionalmente es que no tengo fe; pero como
no puedo hacerlo, debo tener fe).
¿Qué relación existe entre la
concepción religiosa del alma y la concepción que acerca del alma tuvieron los
antiguos filósofos griegos?
La reflexión de los filósofos griegos
sobre el alma forma parte de la reflexión racional, ordinaria sobre la
realidad. Los filósofos griegos se preguntaban, ¿qué mueve a los cuerpos, sobre
todo a los cuerpos celestes, las esferas y los astros?, ¿qué anima a las
plantas, a los animales, incluso al cuerpo de los hombres?, ¿qué hace posible
que los hombres no sólo vivan y sientan, sino incluso que piensen? La respuesta
era una entidad a la que denominaron psyché, el alma (esa alma fue concebida de
múltiples modos por los distintos filósofos y corrientes de pensamiento de la
Antigüedad, tal como hemos visto en la unidad que acabamos de explicar). Como
bien vemos, el alma de los filósofos griegos no es el alma de la que hablan las
religiones. Sin embargo, aunque no se coimpliquen, ambas concepciones se complementan
(y de ahí que no nos resulte extraño que un filósofo como Sócrates en el
diálogo Fedón de Platón postulase la supervivencia del alma a la muerte del
cuerpo y el traslado de ésta a una región superior y divina). En el caso de
Descartes, la concepción de la mente cartesiana, su concepción dualista
mente/cuerpo es compatible con el dogma cristiano que afirma la existencia y
supervivencia de las almas (y así, la filosofía cartesiana sobre la mente no
entra en contradicción con los dogmas del cristianismo, algo especialmente
importante para Descartes que era un fervoroso y auténtico católico; no
olvidemos que la principal creencia del cristianismo es la salvación de nuestra
alma a través de la muerte en la cruz de Jesucristo y por ello, ¿qué sentido
tendría el sacrificio de Cristo si no tuviésemos alma?).