martes, 20 de abril de 2021

APUNTES: LA NUEVA FILOSOFÍA DE LA MENTE

 


LA NUEVA FILOSOFÍA DE LA MENTE:

¿Qué concepción de la mente y de lo mental (de la naturaleza de los procesos psíquicos) tenemos a partir del siglo XX?

En el siglo XX hace su aparición una nueva filosofía de la mente, una nueva concepción de lo mental que es efecto del surgimiento de tres nuevas ramas del pensamiento científico (una de las características de la filosofía moderna es que no se puede sustraer a los avances del pensamiento científico; la prueba de ello fue el cambio que en el siglo XVII se produjo, de la concepción filosófica acerca del universo físico, que se produjo por efecto del surgimiento de la física-matemática moderna; de tal modo que si la filosofía en la Edad Media era “criada de la teología” (de la religión) en la Edad Moderna lo será de la ciencia). Pues bien, en el siglo XX hizo su aparición tres nuevas disciplinas científicas que son, al fin, capaces de estudiar lo mental desde una perspectiva científica:

1º en 1874, el fisiólogo (médico) alemán Wilhem Wundt inaugura en la facultad de medicina de la universidad de Leipzig (a la sazón la mejor facultad de medicina del mundo) el primer laboratorio de psicología experimental (esto es, de psicología científica). Da comienzo así al estudio científico de algunos procesos mentales: de la sensación, la percepción, la memoria, la atención y el aprendizaje. Dos años después siguiendo su ejemplo William James abrió en la universidad de Harvard otro laboratorio EEUU. A finales de siglo, había mas de 70 laboratorios abiertos ya en todo el mundo.

¿Qué enfoque mantiene la psicología acerca de la mente?

La psicología no estudia la mente entendida como una sustancia (no estudia la cosa mente) sino que solo estudia los procesos mentales, algunos procesos mentales, aquellos procesos que pueden ser objeto de observación empírica y de experimentación. Por ello, la corriente dominante de la psicología en los dos primeros tercios del siglo XX (hasta 1970) fue el conductismo o behaviourismo, cuyos principales representantes fueron John Watson y Bhurrus Skinner. Para el conductismo los procesos mentales no pueden ser objeto de estudio científico porque son subjetivos y privados (no objetivos y públicos) y por lo tanto se sustraen a la observación empírica directa. Para los conductistas la mente solo pude ser estudiada a través de su manifestación en la conducta. En conclusión, para el conductismo la psicología científica es el estudio de la conducta humana y no de la mente (de la que algunos llegarán a afirmar que no existe).

2º Hablemos de la segunda ciencia relacionada con la mente que hizo también su aparición en el s.XX: la neurociencia, el estudio científico del sistema nervioso en general, del órgano cerebral (fundamentalmente de las zonas en las que se localizan las funciones mentales; por ejemplo, el estudio de la visión que se produce en la zona occipital del cerebro, en el occipucio: una persona que ha sufrido una lesión en esa parte del cerebro pierde la visión aunque sus ojos estén intactos), y los procesos neuronales en particular. La puesta en marcha de la neurociencia fue en gran medida obra del fisiólogo español Santiago Ramón y Cajal quien fue capaz de aislar la unidad elemental del sistema nervioso: la neurona.

3º En los años treinta del pasado siglo, hizo su aparición la teoría de la computación, la teoría de la información, la informática (fue obra de extraordinarios matemáticos e ingenieros de aquel entonces). Por efecto de ello hicieron su aparición las ciencias cognitivas.

¿Qué es la cognición?

Entender el conocimiento (es decir, los procesos mentales, porque en todos los procesos mentales hay conocimiento) en términos de computación, de computación de información. A lo largo de la segunda mitad del s. XX harán su aparición las distintas ciencias cognitivas: la psicología cognitiva, la inteligencia lingüística cognitiva, la neurociencia cognitiva… El punto de partida es un simposio (un congreso de científicos) que se llevó a cabo en el MIT en 1956. En 1977 hizo su aparición el primer número de la revista “Ciencias cognitivas”, principal órgano de difusión de estas ciencias.

El impacto de las ciencias cognitivas en la nueva filosofía de la mente ha sido extraordinario. Ha hecho su aparición una nueva corriente filosófica denominada funcionalismo que describe la naturaleza de los procesos mentales en términos computacionales. 

 Hablemos ahora ya de la nueva filosofía de la mente del s.XX (hasta ahora no hemos hablado más que de las disciplinas e investigaciones científicas que respecto de la mente se han llevado a cabo a lo largo del s.XX). Nos hacemos la siguiente pregunta.

¿Qué nueva concepción acerca de la mente se va a proponer en el s.XX?

 La siguiente: la concepción de la mente y de lo mental de Descartes es un error.

¿Por qué?

En primer lugar, porque la mente no es una sustancia (tal cosa, es decir, el carácter sustancial de la mente, ya la habían rechazado otras corrientes filosóficas de la era moderna, algunas  contemporáneas a Descartes, como el empirismo británico del s.XVII y XVIII).

Y en segundo lugar, y fundamentalmente, porque se cuestiona la naturaleza no física de lo mental. Para Descartes los procesos mentales son psíquicos, no físicos. El problema entonces para la ciencia sería el cómo es posible que Descartes afirme la existencia de lo psíquico, de lo mental, en un mundo exclusivamente físico. Tal problema es irresoluble desde una perspectiva científica porque la ciencia parte de la suposición de que en la realidad no hay nada más que lo físico

¿De qué modo el pensamiento científico y la nueva filosofía de la mente ha resuelto esta antinomia?

Considerando que los procesos mentales (lo psíquico) puede ser explicado y concebido en términos exclusivamente físicos o al menos dependientes de lo físico:

Para los conductistas (tanto la psicología conductista como los filósofos conductistas) los procesos mentales deben de ser descritos y explicados en términos conductuales (como bien vemos la conducta ya es algo físico).

Para la neurociencia y la filosofía fisicalista que le es aneja, los procesos mentales son explicados en términos de procesos físico-químicos que se producen en el cerebro (la naturaleza puramente física de lo mental queda también salvaguardada).

Para las ciencias cognitivas y la filosofía funcionalista los procesos mentales no son exactamente estados físicos sino lógicos, pero aún así, salvaguardan en cierta medida el carácter material de los procesos mentales.

Finalmente, para el emergentismo, la aparente naturaleza no física de los procesos mentales no conlleva que no podamos considerar como incuestionable el que lo mental es causado, producido, fabricado por lo neuronal y también que lo mental, los procesos mentales, se localiza en los procesos neuronales.

Antes de explicar las principales corrientes de la nueva filosofía de la mente, tenemos que explicar por qué estas nuevas concepciones nos resultan tan chocantes: porque chocan con la “psicología popular” o “psicología del sentido común”, es decir, con cómo cada uno de nosotros experimenta y vivencia sus propios procesos mentales y el modo como ordinariamente los explicamos (en términos de primera persona y en términos de actitudes mentales: “yo creo…”, “yo deseo…”, “yo siento…”, …). Esta manera de interpretar nuestra vida mental la proyectamos sobre nuestros semejantes para así poder explicar y entender su conducta. Y así, si veo que Hugo se está rascando la nariz, inmediatamente pienso que lo hace porque le pica. Esa interpretación de la conducta de lo mental y toda la terminología de la que hacemos uso es NO CIENTÍFICA.

¿Cuál es entonces la manera científica de describir y explicar los procesos mentales?

Como vamos viendo en términos conductuales, o en términos neuronales, o en términos computacionales. Como bien vamos viendo, la psicología popular o psicología del sentido común por el contrario no chocaba con la filosofía de la mente de Descartes (y esta es una de las razones del enorme éxito de la concepción cartesiana que la mente tuvo en el pasado, y tiene aun en el presente).

CONDUCTISMO LÓGICO

Pues bien, en los años cincuenta del pasado siglo, en las universidades de Oxford y Cambridge, hizo su aparición una nueva corriente filosófica cuyo principal objetivo fue matar a Descartes para siempre. En 1949, Gilbert Ryle publica “El concepto de lo mental”. En esta obra pone fin a lo que él denomina el mito cartesiano. Para Ryle, Descartes concibe al ser humano como si en él se diesen al mismo tiempo dos historias paralelas: la historia de sus procesos corporales y la historia de sus procesos mentales (es el famoso dualismo mente/cuerpo de Descartes). Ryle considera que Descartes concibe al ser humano como “un fantasma encerrado dentro de una máquina”. Esta concepción es, según Ryle, un disparate.

¿En qué términos se debe concebir los procesos mentales según Ryle?

No en términos conductuales (esto es lo que hacia la psicología conductista de la época pero tal cosa para Ryle es un error). Entonces, ¿Qué son los procesos mentales? Un proceso mental no es una conducta sino una disposición conductual, una disposición para desenvolver una conducta moral e inteligente (la mente, por lo tanto, para Ryle, no es otra cosa que el conjunto de disposiciones para llevar a cabo una conducta moral e inteligente).

Antes de las vacaciones de Semana Santa estuvimos explicando la nueva concepción que de la mente y de lo mental tenemos en el siglo XX. Ya sabemos que los mas importante es que en el siglo XX se rompió definitivamente con la concepción cartesiana de la mente (con la concepción de la mente de los griegos, eso del “alma”, ya habíamos roto cuatro siglos antes). Aún así no podemos olvidar que el cartesianismo sigue vivo ya que es la concepción que acerca de la mente seguimos teniendo cada uno de nosotros (somos gente corriente, no filósofos de la mente ni científicos y por ello nuestra concepción de la mente es la propia del sentido común o psicología popular).

En el siglo XX ha habido tres nuevas grandes concepciones acerca de lo mental:

- La concepción de la mente de la neurociencia: la mente es una ilusión filosófica, no existe, porque la mente es el cerebro.

- Para los funcionalistas, lo mental no es otra cosa que procesamiento y computación de información (de ahí que los funcionalistas mas extremistas lleguen a afirmar o defender que los ordenadores tienen mente).

- Finalmente, tenemos a los conductistas lógicos. Esto es lo que estuvimos explicando el último día de clase. Recordemos que se llaman así porque son conductistas filosóficos, no psicólogos conductistas (utilizan la palabra lógico en lugar de filosófico, porque la palabra filosófica tiene en estos tiempos muy poco prestigio). Para el conductismo lógico, como ya explicamos, la mente, lo mental, lo psíquico no se puede desvincular de la conducta exterior observable. ¿Qué es la mente? Según los conductistas lógicos, la mente no es otra cosa que la disposición para poder desenvolver una conducta moral-inteligente (ejemplo: ¿qué procesos mentales se están dando en este momento en el profesor que nos está dando clase? Toda la conducta inteligente que en este momento esta desenvolviendo, es decir, todo el discurso y explicaciones que nos está dando en clase). En conclusión, predicar atributos mentales (predicar atributos mentales del comportamiento del profesor), de carácter moral como “ameno” o “aburrido”, o de carácter intelectual como “competente” o “incompetente”, es simplemente atribuir capacidad o incapacidad para hacer determinado tipo de conductas. La mente no es esta o aquella conducta sino el conjunto de disposiciones para conducirnos moral e inteligentemente.

Hablemos seguidamente de la concepción de la mente de Ludwig Wittgenstein (en el ámbito anglosajón ha sido el filósofo más importante del siglo XX, es decir, el más influyente; vienés de nacimiento, desenvolvió toda su carrera en la universidad de Cambridge; era ingeniero de formación y terminó recalando en dicha universidad tras conocer a Bertrand Russell, universidad en la que trabajó hasta su muerte; considerado por aquellos que lo conocieron como un genio absoluto, no leyó un libro de filosofía en su vida y escribió solo dos obras a lo largo de su vida, ambas en lengua alemana: el “Tractatus”, obra que escribió en las trincheras de la 1ª Guerra Mundial y que es la obra inspiradora de toda la filosofía lógico-matemática del s.XX, y sus “Investigaciones filosóficas”, obra responsable de que la filosofía en el s.XX se convierta principalmente en filosofía del lenguaje; es en esta última obra en la que expone sus teorías postcartesianas acerca de la mente y lo mental).

La tesis básica de Wittgenstein en filosofía de la mente es la siguiente: no existe ni puede existir un lenguaje privado en el cual expresarlas adecuadamente. Todo lenguaje humano es público y por ello los procesos mentales sólo pueden ser estudiados, mediante un lenguaje público, en su manifestación en la conducta. Wittgenstein también defiende, por lo tanto, aunque de un modo matizado, la tesis principal del conductismo filosófico: los procesos mentales existen en sí mismos pero sólo pueden ser estudiados (solo podemos hablar de ellos) a través de su manifestación en la conducta.

FISICALISMO

Hablemos ahora de la segunda concepción acerca de la mente, la propia de la neurociencia. Los filósofos que defienden en enfoque que de lo mental mantienen los neurocientíficos, pueden ser calificados de físicalistas: lo psíquico puede ser reducido, explicado en términos puramente físicos, físico-químicos, materiales.

¿Qué es la mente?

La mente es el cerebro.

¿Qué son los estados mentales?

Estados cerebrales, estado físico-químicos de las neuronas del cerebro.

Hay dos Principales ramas o teorías fisicalistas:

1. La TEORÍA DE LA IDENTIDAD que defiende que los estamos mentales pueden ser reducidos a estados cerebrales, que los procesos mentales son idénticos que determinados procesos cerebrales (por ejemplo, la sensación psíquica de un dolor no es otra cosa que un determinado estado en el que se encuentran las neuronas de una zona del cerebro).

2. El ELIMINATIVISMO: los eliminativistas son aún más radicales hasta el punto de defender la eliminación de lo mental: lo mental no se reduce a lo neuronal sino que solo existe lo neuronal (la mente es una ilusión, una ilusión similar a las brujas y a los espíritus en los que se creía en el pasado, y del mismo modo que hoy en día ya no creemos en tales supercherías, en el futuro tampoco creeremos en la existencia de la mente).

FUNCIONALISMO

Hablemos ahora del funcionalismo, la tercera gran corriente de la filosofía de la mente del s.XX (junto con el conductismo lógico y el fisicalismo). En el año 1936 surge la Teoría de la información. Hará posible replantear el problema del conocimiento (de lo mental, en general) en términos de cognición.

¿Qué es la cognición?

El uso y manipulación (el procesamiento) de información.

¿Qué o quienes realizan actividades cognitivas?

No solo los animales y el ser humano sino también maquinas debidamente programadas (ordenadores).

Va a hacer su aparición por ello una nueva forma de entender la psicología científica: la psicología cognitiva (se rechaza la psicología conductista). Esta nueva psicología recupera el mentalismo, el estudio científico de los procesos psíquicos.

¿Qué son los procesos mentales para la psicología cognitiva?

Procesos cognitivos, computacionales.

También hizo su aparición la teoría de la inteligencia artificial (IA) que defiende que además de la mente humana y animal existe una mente mecánica (a Descartes le habría dado un soponcio): cuando un computador debidamente programado posee sensaciones, recuerdos, o realiza inferencias (razonamientos) no parece inteligente sino que es inteligente.

Expliquemos seguidamente el funcionalismo, la concepción filosófica de la mente acorde con los planteamientos de la ciencia cognitiva. La primera formulación de la teoría funcionalista de la mente la llevó a cabo en los años sesenta del pasado siglo Hilary Putnam (el catedrático de lógica de la universidad de Harvard).

¿Qué es el funcionalismo?

Una doctrina filosófica sobre la mente que afirma:

1. Los procesos mentales no son conducta externa observable (el funcionalismo rechaza el concepto de lo mental del conductismo lógico; prueba: los súper-espartanos de Putnam, unos guerreros espartanos que han sido entrenados para soportar cualquier tipo de dolor, por ejemplo, la extracción sin anestesia de una muela sin manifestar ninguna muestra conductual de dolor; la conclusión ( o ergo), la mente no puede ser explicada en términos conductuales).

2. Contra el fisicalismo reductivista de la neurociencia que reduce la mente al cerebro. Los funcionalistas defienden que el soporte físico (el cerebro) de los procesos mentales es irrelevante. Según los funcionalistas, el mismo proceso mental (que es computación de información) se puede dar en un cerebro como en un ordenador (Putnam afirma que incluso se podría dar en un alma cartesiana, un espíritu incorpóreo).

3. Los procesos mentales son funciones mediadoras (de ahí el nombre de funcionalismo) entre entradas sensoriales (input) y salidas motoras, la conducta externa observable (output).        

ENTRADAS                ESTADO INTERNO                           SALIDAS

SENSORIALES           DE INFORMACIÓN                           MOTORAS

(Fuerte ruido)               (Proceso mental)                                  (Taparme los oídos) INPUT                             FUNCIÓN MEDIADORA                   OUTPUT                               

4. Los procesos mentales pueden ser caracterizados como estados funcionales. ¿Qué es un estado funcional? Un estado lógico, un estado de información. En conclusion, los estados mentales no son estados cerebrales sino estados funcionales, estados de información.

¿Cómo procesa o se produce la computación de la información en la mente?

Jerry Fodor (fue profesor del MIT), el otro gran filosofo funcionalista, ha propuesto que existe dentro de la mente un lenguaje a través del cual se lleva a cabo la computación.

¿Qué lenguaje?

Ningún lenguaje natural, ningún idioma en particular (gallego, español, inglés, chino…), sino un lenguaje universal, “el lenguaje del pensamiento” o “mentalés” (ese lenguaje cumple la misma función que en los ordenadores, cumple el “lenguaje de máquina”).  

En conclusión, Fodor ha intentado descifrar ese lenguaje del pensamiento que lleva a cabo la computación en la que consiste en definitiva los procesos mentales.

EMERGENTISMO

Hablemos finalmente del emergentismo de John Searle. Searle es norteamericano, se doctoró en Oxford y es profesor en la universidad de Berkeley (es la universidad de San Francisco; es muy importante, y lleva el nombre de un filósofo empirista británico del x.XVIII). Expliquemos la teoría de Searle acerca de la mente: el emergentismo. La tesis de Searle es que los procesos mentales no son independientes de los procesos cerebrales pero a la vez no se reducen a procesos cerebrales (tal como estos son estudiados por el neurocientífico).

¿Qué son entonces los procesos mentales?

Son fenómenos o propiedades que emergen de los procesos cerebrales (ese emerger no es un proceso no físico de carácter misterioso).

El problema es el de siempre: cómo encajar los fenómenos mentales en nuestra concepción científica del mundo como realidad compuesta de cosas físicas exclusivamente.

Y es que hay cuatro propiedades de lo mental que es difícil de concebir en términos físicos:

1) LA CONCIENCIA: es el “darse cuenta” de lo que hacemos (ese darse cuenta es el hecho central de la existencia específicamente humana). Pues bien, es difícil imaginar que un sistema físico tenga conciencia.

2) INTENCIONALIDAD: los procesos mentales son intencionales. Los procesos mentales representan algo y así se refieren a objetos o estados de cosas distintos de los propios estados mentales. Es difícil concebir que un sistema físico pueda representarse algo y así referirse a un objeto (siempre que se piensa, se siente, se desea, hay que pensar, sentir, desear algo; ese algo es una representación mental y esa representación mental se refiere a un objeto extramental; los procesos físicos como la circulación de la sangre, por el contrario, no son intencionales).

3) LA SUBJETIVIDAD: es el privilegio del acceso directo de cada sujeto humano a sus propios procesos mentales (solo yo puedo conocer o experimentar directamente mis propios estados mentales internos). Los fenómenos físicos, por el contrario, no son subjetivos sino objetivos y de ahí que sea difícil acomodar la propiedad de la subjetividad con la concepción científica de la mente.

4) El problema de la CAUSACIÓN MENTAL: nuestros procesos mentales causan efectos físicos pero no parece fácil comprender cómo algo mental puede tener influencia física.

La respuesta de Searle a estos cuatro problemas es la siguiente: las cuatro propiedades intrínsecamente mentales del universo son rasgos o propiedades físicas pero de nivel superior de los cerebros, son propiedades emergentes de los sistemas neurofisiológicos (los procesos mentales son algo diferenciado de los procesos cerebrales en cuento procesos neuronales pero no existen al margen de los procesos neuronales).

Rematemos nuestra explicación. Para Searle, los procesos mentales son causados por procesos neurológicos (y por ello emergen de ellos y sobre todo son distintos, diferenciables de ellos: son efectos, efectos epifenoménicos de los procesos neuronales, de un modo similar a como una sombra es un epifenómeno de un árbol) pero al mismo tiempo se producen en procesos cerebrales, es decir, están realizados en procesos cerebrales (y por lo tanto no son independientes de ellos ni tampoco radicalmente distintos de ellos).

¿Cómo es esto posible?

Hay que diferenciar entre:

- Micropropiedades: propiedades de los elementos que componen un objeto.

- Macropropiedades: propiedades de un objeto considerado como un todo, propiedades globales o propiedades a nivel superficial.

Ejemplo: ¿Cómo se explica la propiedad solidez de una mesa? Se explica por la estructura de enrejado (esa sería la propiedad global o superficial) de las moléculas de las que se componen. Indudablemente, aunque la solidez no es una propiedad de las moléculas sí es una propiedad causada por las moléculas y realizada en el sistema compuesto por las moléculas.

Y así, siguiendo la analogía (comparación), los fenómenos mentales son:

- Causados por procesos que tienen lugar en el cerebro en el micronivel de las neuronas.

- Fenómenos que se realizan en el sistema neuronal.

Conclusión final del emergentismo: en el cerebro, que es la única sustancia existente, existen dos niveles de descripción reales: el micronivel de los procesos neuronales y el macronivel de los procesos mentales. Y tal es la relación entre la mente y el cerebro.

Como acabamos de ver el emergentismo le sirve a Searle para refutar los planteamientos sobre la mente de la neurociencia. Searle también es famoso por demostrar, contra lo que afirma la inteligencia artificial, que la única máquina que puede pensar es el cerebro. Esta tesis es coherente con la afirmación de que los procesos neuronales son emergentes con relación a los procesos cerebrales, es decir, que solo pueden ser producidos por estos y no por una computadora. Para demostrar creó un experimento mental “la habitación china” que demuestra que es imposible que una computadora realmente piense (un ordenador solo manipula símbolos que no comprende: sus símbolos solo tienen sintaxis, relaciones de orden entre ellos, pero no semántica, relación con un significado, esto es, la famosa intencionalidad de los procesos mentales). Conclusion final: la única máquina que puede pensar es el cerebro. Los cerebros causan mentes (no existe la mente mecánica porque los procesadores no tienen cerebro).

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II ANEXO – EL ALMA DE LAS RELIGIONES

            Esta última clase antes del examen que vamos a hacer mañana sobre la mente la vamos a dedicar a un tema de filosofía de la religión. ¿Qué es la filosofía de la religión? La reflexión filosófica no sobre la mente (eso sería la filosofía de la mente), no sobre la verdad matemática (eso sería filosofía de las matemáticas), sino sobre las creencias religiosas, es decir, sobre el mundo de las religiones.

El tema principal de las creencias religiosas es lo sagrado (lo numinoso), lo divino, Dios. La mayoría de las religiones creen, postulan la existencia de una realidad incognoscible que se encuentra en el fondo de todas las cosas. Dicha realidad es el fondo último de todo lo que existe, es la realidad última y definitiva: lo sagrado, lo divino, Dios que además es descrito como algo misterioso, terrible y fascinante (sublime). Pues bien, una de las creencias fundamentales de las religiones, de la mayoría de las religiones, es la creencia en la existencia del alma, pero atención, del alma tal como la conciben las religiones (no del alma tal como ésta es concebida por el pensamiento filosófica, ya sean los filósofos de un remoto pasado como lo fueron los filósofos griegos, ya sean los de un pasado más cercano como fue Descartes y sus seguidores, ya sean incluso los filósofos del presente).

¿Qué es el alma que postulan las creencias religiosas?

-          El alma es la presencia de ese principio divino de algún modo en cada uno de nosotros (para los cristianos, por ejemplo, el alma que poseen todos los hombres ha sido creado por Dios a su imagen y semejanza, es decir, el alma es lo divino, lo sagrado que hay en el ser humano).

-          El alma de las religiones es también quien puede llegar a experimentar, incluso a entrar en comunión (es el amor místico), ese principio divino que subyace a toda la realidad, es decir, puede llegar a percibir de alguna manera (en esto consisten las experiencias místicas) a Dios.

-          Finalmente, el alma también es un principio inmaterial (espiritual) que subsiste a la aparente destrucción de nuestro cuerpo tras la muerte (y de ahí que uno de los temas fundamentales de muchas religiones sea el destino del alma tras la muerte del cuerpo). Es por ello por lo que las creencias religiosas son principalmente creencias escatológicas (escatología=creencias acerca de la vida de ultratumba, de la vida más allá de la muerte…del cuerpo).

En consecuencia, cuando reflexionamos acerca de la naturaleza y legitimidad de las creencias religiosas, tenemos que comprender que el alma de la que hablan las religiones no es el alma que postulaban los filósofos griegos ya fuese para comprender el fenómeno de la vida, ya fuese para explicar el movimiento de los cuerpos celestes o del cosmos entero. Tampoco es el alma (la mente) acerca de la cual “meditaba metafísicamente” Descartes: el alma cartesiana (de la que tanto se reía Ryle llamándola “Ghost in the machine”). Y es que tenemos que comprender que las creencias religiosas, que la experiencia y comprensión religiosa de la realidad implica siempre un plus, una experiencia y conocimiento extra que no se puede adquirir por vía ordinaria, que no se puede alcanzar por medios estrictamente racionales: esa experiencia es la experiencia religiosa, la experiencia del contacto directo con la divinidad. A ese conocimiento es a lo que denominamos fe (por ello Kierkegaard, un importantísimo filósofo danés del siglo XIX, que el creyente tiene que ir más allá de sus creencias ordinarias, racionales acerca de la realidad y dar lo que él denominó “el salto de fe”. Por ello decía, “si puedo comprender a Dios racionalmente es que no tengo fe; pero como no puedo hacerlo, debo tener fe).

¿Qué relación existe entre la concepción religiosa del alma y la concepción que acerca del alma tuvieron los antiguos filósofos griegos?

La reflexión de los filósofos griegos sobre el alma forma parte de la reflexión racional, ordinaria sobre la realidad. Los filósofos griegos se preguntaban, ¿qué mueve a los cuerpos, sobre todo a los cuerpos celestes, las esferas y los astros?, ¿qué anima a las plantas, a los animales, incluso al cuerpo de los hombres?, ¿qué hace posible que los hombres no sólo vivan y sientan, sino incluso que piensen? La respuesta era una entidad a la que denominaron psyché, el alma (esa alma fue concebida de múltiples modos por los distintos filósofos y corrientes de pensamiento de la Antigüedad, tal como hemos visto en la unidad que acabamos de explicar). Como bien vemos, el alma de los filósofos griegos no es el alma de la que hablan las religiones. Sin embargo, aunque no se coimpliquen, ambas concepciones se complementan (y de ahí que no nos resulte extraño que un filósofo como Sócrates en el diálogo Fedón de Platón postulase la supervivencia del alma a la muerte del cuerpo y el traslado de ésta a una región superior y divina). En el caso de Descartes, la concepción de la mente cartesiana, su concepción dualista mente/cuerpo es compatible con el dogma cristiano que afirma la existencia y supervivencia de las almas (y así, la filosofía cartesiana sobre la mente no entra en contradicción con los dogmas del cristianismo, algo especialmente importante para Descartes que era un fervoroso y auténtico católico; no olvidemos que la principal creencia del cristianismo es la salvación de nuestra alma a través de la muerte en la cruz de Jesucristo y por ello, ¿qué sentido tendría el sacrificio de Cristo si no tuviésemos  alma?).







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