lunes, 28 de septiembre de 2020

1º BACH. - LECTURA UNIDAD 1º (STEPHEN LAW)

 

UNIDAD 1 – INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA

LECTURA - ¿QUÉ ES LA FILOSOFÍA? (Stephen Law)

  1. TODOS TENEMOS CREENCIAS FILOSÓFICAS

La filosofía se describe como una disciplina banal que no tiene relevancia en la vida diaria, pero lo cierto es que la filosofía puede ser muy relevante, y muy a menudo lo es.

¿Por qué?

Porque quién no piensa sobre temas filosóficos no estará preparado para decidir, por sí mismo,  qué es o no ….  verdad.

Justifiquemos esta impactante afirmación.

Aunque no nos demos cuenta, todos tenemos creencias filosóficas. Por ejemplo:

-          al suponer que el pasado es una guía fiable del futuro

-          al afirmar que Dios no existe (o que sí)

-          al creer que sólo somos seres materiales (o que por el contrario tenemos un alma inmortal)

-          al identificar mi mente con mi cerebro

-          al defender que ciertas acciones son morales o inmorales independientemente de lo que supongamos (o lo contrario, que el bien y el mal son subjetivos).

Es evidente que algunas de estas creencias filosóficas pueden tener un impacto significativo en nuestra vida diaria:

-          probablemente quien crea que la maldad de robar o matar es algo objetivo no se comportará igual que aquel que crea que es algo subjetivo.

-          muchos debates morales y políticos como el aborto, los derechos de los animales, la libertad de expresión o la guerra, tienen implicaciones que requieren un tratamiento filosófico

  1. LOS FILÓSOFOS SE HACEN PREGUNTAS FUNDAMENTALES

¿Cuáles son las principales preguntas filosóficas?

Las grandes preguntas que se hace la inteligencia humana:

-          ¿qué son las cosas?

-          ¿por qué son como son?

Las mismas preguntas que repetidamente están haciendo los niños y que, como sabemos, no tardan en socavar algunas de nuestras creencias fundamentales. Pues bien, los filósofos tienen esta misma tendencia infantil a cuestionar lo fundamental, a hacer preguntas básicas que en nuestra vida diaria no se nos ocurren porque pertenecen a lo que damos por sentado.

Es por esto por lo que pensar filosóficamente no es sólo estimulante sino también perturbador. Cuando empezamos a pensar así, lo hacemos sin red de seguridad. Pensar filosóficamente hace que el suelo firme bajo nuestros pies desaparezca y nos quedemos colgados sobre el vacío. Esta sensación de vértigo intelectual es algo común en la filosofía. No es de extrañar que muchos prefiramos no pensar en estos temas y quedarnos allí donde nos sentimos seguros.

Pero vale la pena correr el riesgo. Cuestionarse lo fundamental puede ser muy fructífero: algunas de las ideas políticas y morales más importantes han sido desarrolladas por personas que cuestionaron lo que la mayoría de las personas presuponía como cierto (hasta no hace demasiado tiempo, se consideraba obvio que la esclavitud era algo moralmente aceptable y que el lugar de la mujer era el hogar). El progreso moral y político lo iniciaron los que se cuestionaron lo que los demás daban por sentado. Merece la pena por ello, estar preparado para pensar y cuestionar lo que los demás consideran como cierto.

  1. LA FILOSOFÍA NO ES RELIGIÓN

Muchas de las preguntas planteadas por la filosofía, las responde también la religión:

-          ¿por qué existe el universo?

-          ¿qué hace que las cosas estén bien o mal?

-          ¿poseemos algún tipo de esencia no física: un alma?

Sin embargo, la religión y la filosofía son muy distintas.

¿En qué se diferencian?

En el énfasis que ponen en el papel de la inteligencia humana (de la razón):

-          la filosofía reconoce que la inteligencia humana tiene sus límites y no es capaz ni de responder todas las preguntas que se hace ni de resolver todos los enigmas filosóficos. Aún así, nos anima a aplicar la razón, y sólo la razón, tanto y tan lejos como podamos.

-          la religión también anima a aplicar la razón, pero insiste en la mayor importancia de otros caminos hacia la verdad: la revelación (la iluminación o fe), o la revelación recogida en los libros sagrados (ya que a la mayoría de los hombres no viven en primera persona la experiencia de la revelación)

  1. LA FILOSOFÍA NO ES CIENCIA

La filosofía se plantea preguntas que van más allá de la frontera hasta donde alcanza el territorio en el que es posible el conocimiento científico,  en el que la ciencia da respuestas.

Por ejemplo:

-          ¿Por qué existen las cosas? (tal como se preguntaba el filósofo alemán del siglo XVIII Leibniz: “¿por qué hay algo en lugar de nada?”).

-          ¿Cómo puedo saber que no estoy atrapado en un realidad virtual? (tal como se preguntaba Descartes al plantearse la posibilidad de que todo lo que estoy viviendo no fuese real sino un sueño, una alucinación de mi imaginación).

-          ¿Tenemos un alma inmortal? (tal como se preguntaba Sócrates en el diálogo “Fedón” de Platón)

-          ¿El ser humano tiene libre albedrío? (tal como se lo preguntaba el filósofo ilustrado alemán Kant en sus grandes críticas).

Una de las razones por las que la ciencia no puede ofrecer contestación a estas preguntas es porque presupone la respuesta. Veamos dos ejemplos de ello:

1º ejemplo: ¿por qué existen las cosas? Los científicos explican la existencia del universo mediante un big bang que tuvo lugar hace unos 13.500 millones de años. En ese suceso extraordinario no sólo se creó toda la materia y energía, sino también el tiempo y el espacio. Pero, ¿explica eso por qué existen las cosas? No. Ahora podemos preguntarnos por qué se produjo ese bang, cuál es la causa de que se produjese dicha explosión. El enigma de por qué existen las cosas no se ha resuelto, sólo se ha pospuesto. Y así, aunque la ciencia tiene un gran interés en descubrir el origen del universo, parece que la razón fundamental de la existencia de las cosas va más allá del punto en el que la ciencia puede proporcionarnos respuestas. Y así, aunque los físicos de partículas intenten identificar las partículas fundamentales que componen el universo y comprender cómo interactúan, no pueden decirnos por qué existen esas partículas, ya que no es posible responder a esas preguntas mediante la experimentación.

2º ejemplo: ¿cómo puedo saber que no estoy atrapado en un mundo de fantasía? En la película Mátrix, la gente vive en un mundo que parece real pero que en realidad ha sido creado por un ordenador al que nos conectan en el momento que nacemos. Vivimos en una realidad virtual, resultado de un descomunal engaño al que ha sido sometido nuestro sistema nervioso por una gran máquina central. La ciencia jamás se plantearía dicha posibilidad porque da por supuesto, confía, que nuestros cinco sentidos nos dan acceso a la realidad.

REFLEXIONA SOBRE LOS DOS SIGUIENTES PROBLEMAS FILOSÓFICOS DESDE UN PUNTO DE VISTA CIENTÍFICO

3º ejemplo: ¿tenemos un alma, una esencia no física?, ¿es acaso, esa nuestra alma, inmortal?,  ¿es posible afirmar la existencia de una dimensión suprafísica de la realidad a la que irían las almas de los fallecidos?, ¿qué relación tiene la existencia de esa realidad paralela con la necesidad de retribuir tras la muerte a justos y malvados?

4º ejemplo: ¿Qué sentido tiene postular la existencia de la libertad y  la responsabilidad moral en un universo regido por férreas leyes naturales?

 

Otro motivo de por qué la ciencia es incapaz de responder a estas preguntas es que la filosofía suele tratar, al menos en parte, no sobre hechos, sino sobre significados y conceptos (o sobre esencias). Y así, si por ejemplo queremos responder a la pregunta de por qué el ser humano posee libre albedrío, debemos tener claro qué significa “libre albedrío” y lo que implica este concepto. Incluso cuando aparecen todos los hechos científicos, ese enigma persistirá si no sabemos lo que significa el libre albedrío. La aclaración de significados y conceptos es una de las principales labores del filósofo.

Sin embargo, aunque la ciencia no pueda resolver cuestiones filosófica, sí puede ayudar a resolverlas. Por ejemplo, la cuestión sobre la existencia de Dios o aquella en que se plantea el carácter inmaterial de lo mental. En el caso de la discusión sobre la existencia de Dios, algunos filósofos creen que la ciencia moderna ha descubierto pruebas de un diseñador inteligente, mientras que otras creen que el sufrimiento del mundo es una prueba abrumadora de que no existe un dios todopoderoso. En ambos casos, la observación del mundo revela unas pruebas que pueden cambiar enormemente las probabilidades a favor y en contra de la existencia de Dios, incluso aunque esas pruebas no puedan demostrar de forma concluyente si existe Dios o no. Y es que las pruebas empíricas y la investigación científica quizá no sea relevante cuando se trata de creer en Dios (religión), pero sí cuando se trata de plantear filosóficamente la cuestión de su existencia. En el caso de la mente, la neurociencia ha demostrado que nuestra vida mental es dependiente del funcionamiento neuronal de nuestro cerebro y quizá no sea otra cosa que éste.

  1. CÓMO RAZONAN LOS FILÓSOFOS

Las argumentaciones o razonamientos filosóficos son muy diferentes a los de los científicos. La manera de probar una afirmación filosófica nada tiene que ver con cómo se prueban las afirmaciones matemáticas  o las afirmaciones de las ciencias empíricas. Y es que las demostraciones filosóficas no son demostraciones matemáticas ni tampoco demostraciones basadas en la experimentación o la observación.

 

¿Cómo razonan los filósofos?

1º Hay que remarcar en primer lugar que el tipo de razonamiento de los filósofos no es especial o poco común, sino que la mayor parte es el razonamiento normal y corriente que aplicamos cuando intentamos averiguar qué le pasa a nuestro coche, si alguien nos está diciendo o no la verdad, o cómo llegar de A a B por el camino más corto.

2º En segundo lugar, sería un error presuponer que el razonamiento filosófico es capaz de responder nuestras preguntas más importantes. Sin duda tiene el poder de iluminar al menos algunas de ellas, e incluso, cuando no puede proporcionar respuestas definitivas, puede revelar por qué ciertas respuestas no son suficientes. Esa es una de las razones por la que pensar de forma filosófica puede ser un ejercicio valioso, aunque no se encuentre ninguna solución: nos hace conscientes de la incertidumbre del conocimiento humano, su carácter hipotético, falible y sujeto a error.

3º Hay distintas formas de aproximarse a una cuestión filosófica:

-          El método más evidente es aplicar la razón a una cuestión filosófica y e intentar encontrar su respuesta, como cuando se intenta encontrar la solución de una adivinanza.

-          En otras ocasiones, no se podrá mantener una aproximación frontal a las cuestiones filosóficas, pero sí una oblicua, como cuando no se puede decidir qué respuesta es la correcta, pero sí se puede demostrar que respuestas no lo son (igual que Sherlock Holmes cuando todavía no sabe quién ha cometido un crimen, pero puede afirmar que el mayordomo no ha sido; éste era, por ejemplo, el método utilizado por Sócrates).

-          Una aproximación contundente es aquella que consiste en demostrar que la pregunta filosófica es una pregunta equivocada, mal planteada. Por ejemplo, a la pregunta “¿por qué existen las cosas y no la nada?”, podemos intentar demostrar que aunque parezca la pregunta tener sentido, en realidad no lo tiene (el término “nada” en esta pregunta no tiene el sentido ordinario cuando es utilizado, por ejemplo, para decir que “en esta caja no hay nada”, es decir, que dentro de ella no hay guardada ninguna cosa; aquí el término “nada” es utilizado en un sentido radical, absoluto, lo que implica la ausencia de tiempo y de espacio; pero, ¿acaso esta noción de “nada” tiene siquiera sentido? Muchos filósofos afirman que no, y si la noción de “nada absoluta” no tiene sentido, la pregunta tampoco, en cuyo caso, no necesita respuesta).

4º Hay además otra razón por la que razonar filosóficamente es un buen ejercicio. La actividad de filosofar puede ayudarnos a adquirir una habilidad, la habilidad de pensar críticamente, una habilidad que todos necesitamos para descubrir por nosotros mismos la verdad (y así no permitir que otros nos engañen o nos embauquen). Es además una habilidad que nunca caduca. La habilidad:

-          de descubrir un error de lógica

-          de eliminar la paja

-          de ser relevante

-          de establecer una cuestión de forma clara y precisa

Estas habilidades críticas son prácticas en todas las facetas de la vida, pero sobre todo nos ayudan a inmunizarnos contra las artimañas de los políticos, los curanderos, los vendedores de coches de segunda mano, los terraplanistas, los negacionistas del Holocausto, los gurús de moda y otros engañabobos. Existen ciertos errores básicos del pensamiento que tendemos a cometer cuando sopesamos posibilidades, o extraemos conclusiones: el ejercicio del pensamiento filosófico, del pensamiento crítico puede contribuir a hacernos menos vulnerables.

FIN DE LA LECTURA

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