lunes, 28 de septiembre de 2020

2º BACH. - 3 EJEMPLOS DE COMENTARIOS DE TEXTO

 

I EJEMPLO DE COMENTARIO DE TEXTO - Texto sobre Tales de Mileto de Aristóteles. TALES DE MILETO (nac. circa 625 aC)

 ARIST., Met. I 3, 983b: "La mayoría de los que filosofaron por primera vez consideraron que los únicos principios de todas las cosas son de especie material. Aquello a partir de lo cual existen todas las cosas, lo primero a partir de lo cual se generan y el término en que se corrompen, permaneciendo la sustancia mientras cambian los accidentes, dicen que es el elemento y el principio de las cosas que existen; por esto consideran que nada se genera ni se corrompe, pues tal naturaleza se conserva siempre... Debe de haber, pues, alguna naturaleza única o múltiple a partir de la cual se generan las demás cosas, conservándose ella. No todos dicen lo mismo sobre el número y la especie de tal principio, sino que Tales, quien inició semejante filosofía, sostiene que es el agua (y por ello también manifestó que la tierra está sobre agua). Tal vez llegó a esta concepción tras observar que todas las cosas tienen un alimento húmedo y que el calor se produce y se mantiene en la humedad (ya que aquello a partir de lo cual se generan las cosas es el principio de todas ellas). Por eso llegó a esta concepción y también porque todas las simientes son de naturaleza húmeda y el agua es el principio natural de las cosas húmedas. Pero hay quienes consideran que los más antiguos, muy anteriores a la generación actual y primeros en reflexionar sobre los dioses, pensaron así sobre la naturaleza e hicieron a Océano y Tetis padres de la generación."

¡ATENCIÓN! Aunque este texto es de Aristóteles, el comentario lo hacemos como si hubiese sido escrito por el mismo Tales de Mileto (de los filósofos presocráticos no se conserva ninguna obra, sólo fragmentos que aparecen citados en obras de otros autores, como sucede en este caso).

CONTEXTUALIZACIÓN DEL TEXTO

Contextualización biográfica

Tales vivió aproximadamente entre el 624 y el 546 a. C. Era originario de la prospera ciudad de Mileto, sita a las orillas del río Meandro en la Jonia (costa occidental de Asia). Matemático (la tradición griega le atribuía  el teorema que lleva su nombre, el teorema de Tales), astrónomo (de él se decía que había predicho un eclipse) y legislador (razón por la que se le consideraba uno de los siete sabios de Grecia). Se le considera el primer filósofo de la historia. Por lo que respecta a su obra, no se conserva ningún fragmento y de ella sólo tenemos noticia a través de citas y referencias indirectas de autores posteriores como Aristóteles.

Contextualización histórica

Tales de Mileto vivió a caballo entre los siglos VII y VI a C. En este periodo de la historia de Grecia, se afianzaron definitivamente las nuevas estructuras sociales, políticas y económicas que habían comenzado a surgir en el siglo VIII a C:

1º la consolidación de la polis, es decir, de la Ciudad-estado (singular forma de organización política en la que por primera vez en la historia se lograron crear instituciones políticas libres y  en la que todo hombre era considerado como ciudadano),

2º el desarrollo de la industria artesana y del comercio (que convirtió las polis griegas, principalmente  a las ciudades de la Jonia, en florecientes centros económicos), así como

3º la aparición de una nueva clase de comerciantes y artesanos que, a diferencia del campesinado, se opuso activamente a la concentración del poder que, hasta aquel momento, se hallaba en manos de la nobleza terrateniente.

Contextualización filosófica

Tales de Mileto es considerado el primer filósofo presocrático. Denomínanse así a una serie de pensadores que vivieron entre los siglos VI y V a C. en la antigua Grecia, es decir, entre el final de la época arcaica y el comienzo de la clásica. Se les consideró los primeros filósofos porque fueron los primeros que intentaron explicar la realidad no por medio de mitos (de narraciones legendarias protagonizadas por dioses y héroes) sino a través de la mera observación y la reflexión. Especulaban acerca de lo qué es la physis (o naturaleza) e intentaban determinar cuál era el arjé (o principio) de ésta.

Los filósofos presocráticos se clasifican en dos grandes grupos: el de aquellos que postulaban la existencia de un solo arjé o monistas y la de aquellos otros que afirmaban la existencia de más de un arjé o pluralistas. Los principales filósofos monistas fueron los pensadores originarios de la ciudad de Mileto (Tales, Anaximandro y Anaxímenes), los eleatas (Parménides y sus discípulos) y Heráclito. Entre los pluralistas, debemos destacar a los miembros de la escuela pitagórica, a Empédocles, Anaxágoras y a atomistas como Demócrito.

 

ANÁLISIS DEL TEXTO

Idea principal

En este texto, Aristóteles explica qué entendían los primeros filósofos por el arjé: el principio de las cosas.

Ideas secundarias

1º El arjé o principio de las cosas, es:

- aquello a partir de lo cual las cosas existen, es decir, aquello gracias a lo cual estas son.

- aquello de lo que se generan las cosas.

- aquello en lo que las cosas se disuelven cuando llegan a su fin.

- aquello que permanece  y se conserva en todo cambio.

2º Como el arjé se conserva siempre (es lo que permanece cuando se produce algún cambio como acabamos de ver más arriba), los primeros filósofos llegaron a la conclusión que en  el fondo nada se genera ni se corrompe (pues su arjé permanece siempre igual).

3º Los primeros filósofos no se pusieron de acuerdo ni en cuántos arjés había (para unos, los monistas, uno, mientras que para otros, los pluralistas, múltiples) ni tampoco en cuál era su naturaleza (material, formal, etc.).

4º Sin embargo, la mayoría de los pensadores se decantaron por principios de naturaleza material (de ahí que los denomine también “elementos”). Ejemplo de ello fue Tales de Mileto que defendió que el arjé de las cosas es el agua (quizá tras observar que lo que todo lo que se genera y destruye procede de lo húmedo).

Estructura

El texto puede ser dividido en dos partes:

1º En la primera, que comprende el primer párrafo, Aristóteles expone qué era el arjé para los primeros filósofos.

2º En la segunda parte, que corresponde al segundo párrafo, después de recapitular lo dicho en el párrafo anterior, expone el desacuerdo reinante entre los filósofos acerca de la naturaleza y el número de arjés y termina exponiendo como ejemplo la doctrina de Tales acerca del agua como principio constitutivo de la physis.

Glosario (análisis semántico)

- “Los que filosofaron por primera vez” - Con esta expresión, Aristóteles designa a aquellos pensadores que hoy en día denominamos “los pensadores presocráticos”.

- Arjé - Arjé es un término griego que solemos traducir por “principio”. Se refiere a aquello que constituye el origen de las cosas, aquello de lo que surgen y proceden.

- Naturaleza (physis) - En este contexto, Aristóteles utiliza el término “naturaleza” como sinónimo de “arjé”. La razón de ello, es que una de las acepciones del término naturaleza es la de aquello que permanece constante a lo largo de las distintas transformaciones que puede sufrir una cosa.

 

INTERPRETACIÓN DEL TEXTO

Resumen del texto

Estamos ante un texto de Aristóteles, texto en el que el filósofo griego nos cuenta algunas cosas acerca de “los que filosofaron por primera vez” y, más en concreto, acerca de Tales. Nos indica Aristóteles que esos primeros filósofos pensaban que todas las cosas tienen unos “únicos principios” de naturaleza material, y que, a partir de ellos surge todo, del mismo modo que todo “vuelve” a ellos. Esos principios permanecen siempre idénticos a sí mismos en medio del proceso de generación y corrupción. Dentro de ese grupo de pensadores, Aristóteles menciona especialmente a Tales, que sitúa ese elemento y principio en el agua. Aporta, además, algunas razones que le hacen suponer por qué llegó Tales a dicha conclusión.

(Hasta aquí, la parte que podemos llamar un “resumen del contenido”: ¿de qué habla este texto? Adentrémonos más a fondo en la explicación de su contenido)

Explicación del texto

Este fragmento nos describe los orígenes del pensar filosófico: los primeros pensadores quisieron resolver el problema de la “physis”, desde la perspectiva del “arjé” (origen, principio). Parten de una suposición rotunda: todo lo que existe puede reducirse a uno o unos pocos principios, a partir del cual o los cuales surgen todas las cosas, y al cual o cuales vuelven todas las cosas. Hay, pues, dos elementos: un principio (o principios) y un ciclo cósmico de generación y corrupción. De una manera muy elemental todavía, pero muy radical intelectualmente, estos primeros filósofos son capaces de plantearnos la hipótesis de que toda la rica diversidad de elementos que encontramos en la realidad se puede explicar recurriendo a un elemento originario que, además, es de naturaleza material. Este es al gran paso que da el pensamiento humano y del que Tales constituye el primer ejemplo. Su aportación es situar este “arjé” en el agua, a partir de observaciones empíricas del tipo de “todas las cosas se nutren de lo húmedo” o “todas las simientes son de naturaleza húmeda”.

Comparativa

El asunto tratado en el texto podemos relacionarlo con dos problemas filosóficos fundamentales:

1º el problema de cuál es la causa primera de todo lo que existe y

2º la cuestión de la necesidad de postular la existencia de un sustrato que permanece inalterado en todo cambio.

La “causa primera” es el nombre que la tradición filosófica occidental de raigambre aristotélica dio a aquello que se constituye como el principio originario del que proceden todos los seres. Fue el pensamiento cristiano medieval el que tuvo una idea más precisa acerca de en qué podía consistir dicha causa primera (o última) de donde se origina todo lo que existe en el universo: es Dios, un ser perfecto e infinito. Su característica principal era la de existir por sí mismo, la de existir necesariamente, la de no poder no ser y la de tener una sobreabundancia de ser (de realidad) de tal calibre que toda el universo podía ser creado por Él en virtud de un acto libre de su omnipotente voluntad. Diametralmente opuesta es la concepción que sobre este asunto ha terminado imponiéndose en la Edad Moderna. En efecto, ya desde el siglo XVIII, a consecuencia del influjo del pensamiento científico sobre el pensamiento filosófico, empezó a ser dominante en la modernidad la concepción materialista de la realidad que considera como una evidencia que la materia físico-química es el principio primero del que procede todo lo que existe alrededor nuestro.

Por lo que respecta al segundo problema, el del sustrato que permanece por debajo de todo proceso, fue Aristóteles el que formuló esta cuestión como el problema de la sustancia. Para el Estagirita, la sustancia es aquel sujeto que permanece inalterable en toda transformación (y así por ejemplo, aunque yo haya ido cambiando a lo largo de los años, creciendo, desarrollándome y en mi cuerpo unas células sustituyendo a otras, sigo siendo el mismo, sigo siendo “yo”, un mismo individuo, una idéntica sustancia). La sustancia es, por lo tanto, entre otras cosas, el factor inalterable que dota de solidez y estabilidad ontológica a todo cambio o transformación y que hace posible, contra Heráclito, que la realidad no sea un puro devenir, un perpetuo fluir en el que nada dure.

Juicio crítico y/o opinión personal

Siempre se ha considerado y así lo hacemos también nosotros, que el interés de los primeros pensadores de la historia, aquellos a los cuales denominamos “pensadores presocráticos”, estriba más que en las opiniones concretas que mantuvieron acerca de la realidad  (algunas de las cuales, como por ejemplo la aquí citada de Tales según la cual “todo es agua”, podemos considerar como pueriles), en las preguntas  que se hicieron, cuestiones que plantean en toda su radicalidad algunos de los principales problemas filosóficos, esto es, aquellos interrogantes últimos y máximos que acerca de la realidad se puede hacer la inteligencia humana (aquí en concreto el problema de la naturaleza o physis y el del principio o arjé de todos los seres).

 

II EJEMPLO DE COMENTARIO DE TEXTO

“En todas las épocas, personas eminentes intentaron encontrar un grado, incomparablemente alto y seguro, para acceder a la Sabiduría que consiste en indagar las primeras causas y los verdaderos principio a partir de los que se pudiera deducir las razones de todo cuanto se pueda saber. Los que se afanaron en esto son conocidos como filósofos”

DESCARTES, Principios de la filosofía, Carta del autor al traductor.

CONTEXTUALIZACIÓN DEL TEXTO

A) C. BIOGRÁFICA

Vida

René Descartes nación en 1596 en Francia. De familia noble, fue educado en uno de los mejores colegios de la época, el colegio de los jesuitas de La Fleche. En su juventud, participó en la Guerra de los Treinta Años como soldado mercenario. Pasó el resto de su vida dedicado al estudio y la investigación retirado de la vida pública en Holanda (conforme a su divisa “bene vixit, bene qui latuit” – “Si quieres vivir de un modo feliz, apártate de la mirada pública” Virgilio), el país en el que en aquel tiempo convulso se podía disfrutar de mayor libertad de pensamiento y tolerancia. A los cincuenta años de edad, se trasladó a Estocolmo para enseñar matemáticas y filosofía a la reina Cristina de Suecia. Poco después de su llegada, contrajo una pulmonía y falleció.

Obra

Sus primeras obra fueron las “Reglas para la dirección del espíritu” y “El mundo” (en esta última, defendía el copernicanismo). No llegó a publicar en vida ninguna de ellas.

En 1637 publicó tres pequeños ensayos titulados “Dióptrica, Geometría y Meteoros”. Este libro iba acompañado de un prólogo autobiográfico titulado “Discurso del método”, que con el tiempo llegará a convertirse en una de las obras más importantes del pensamiento occidental.

En 1641, publica sus “Meditaciones metafísicas”, obra que le convertirá en el filósofo más grande de la época.

Su última gran obra fue “Los principio de filosofía”, obra a la que pertenece el fragmento que estamos comentando y en la cual expone la totalidad de su sistema filosófico.

Poco antes de morir, escribió “Las pasiones del alma”, una obra de reflexión ética dedicada a la vida buena, a la vida feliz.

 

B) C. HISTÓRICA

Descartes vivió en la primera mitad del siglo XVII. En aquellos convulsos años llegaron a su fin las guerras de religión que desangraron Europa durante más de un siglo. En dicho periodo se desencadenó la Guerra de los Treinta Años, una feroz y devastadora conflicto armado que dio comienzo con la Defenestración de Praga (1618) y que llegó a su final con la Paz de Westfalia (1648), guerra político-religiosa que enfrentó en el Imperio alemán a la Unión Evangélica (protestante) y a la Unión Católica y en la que intervinieron todos los Estados europeos (Francia, España; Suecia, Inglaterra). Con  la Paz de Westfalia dio comienzo un nuevo orden político internacional: Europa se constituyó como un “sistema de Estados” soberanos que se equilibran entre sí y que no se someten a instancias superiores de carácter supraestatal (el ideal imperial medieval y las interferencias de la Iglesia en la política quedan definitivamente anuladas). Tras la paz, Francia se constituye en la nueva potencia hegemónica europea en sustitución de la España de los Habsburgo.

 

 

C) C.FILOSÓFICA

René Descartes vivió en  la época del Barroco. El Barroco o el Siglo del Barroco es un término utilizado por los historiadores para referirse al movimiento cultural propio del tormentoso periodo que se extiende entre 1620 y 1680. Dicho periodo, coincidente con la grave crisis bélica, económica, política y social que desató la Guerra de los Treinta Años, se caracteriza por una  actitud pesimista y melancólica ante el mundo y un gusto por lo extavagante y contradictorio.

 

El periodo barroco fue desde la perspectiva de la historia de las ideas también, paradójicamente, el punto de arranque de la era racionalista, de la Edad de la Razón, que filosóficamente con Descartes y científicamente con Galileo pone en marcha definitivamente el pensamiento moderno iniciado en el Renacimiento.

Descartes fue el fundador de la corriente filosófica del siglo XVII que conocemos con el nombre de Racionalismo y cuyos principales autores fueron Malebranche, Spinoza y Leibniz. Los racionalistas cartesianos defendían la posibilidad de que la inteligencia humana (la razón humana) lograse comprender qué es la realidad haciendo uso de las ideas innatas de la razón y obviando la información sensorial. A dicha escuela de pensamiento se opuso un movimiento filosófico que conocemos con el nombre de empirismo británico que mantenía la primacía de la experiencia sobre la razón en la consecución del conocimiento del mundo.

 

ANÁLISIS DEL TEXTO

A)     GLOSARIO

-                           Sabiduría: grado más alto del conocimiento

-                           primeras causas: aquello que se considera como el fundamento último y origen de todas las cosas

-                           verdaderos Principios: primeras proposiciones de una ciencia

-                           razones: aquello que sustenta y justifica la verdad de algo.

-                           filósofos: persona que busca la sabiduría

 

B)     IDEA PRINCIPAL

Los filósofos son aquellos que intentan conseguir una clase (o grado) de conocimiento a partir del cual se logra acceder a la Sabiduría.

C)     IDEAS SECUNDARIAS (numeradas)

1º Dicha clase o grado de conocimiento a partir del cual podemos alcanzar la Sabiduría es la investigación de las primeras causas y de los verdaderos principios de todas las ciencias.

2º A partir de dichas primeras causas y verdaderos principios, podremos dar razón (esto es, deducir, explicar demostrativamente, argumentativamente) de todo lo que el ser humano puede llegar a saber.

 

INTERPRETACIÓN DEL TEXTO

A)     RESUMEN

En este breve texto, Descartes nos explica que han sido denominados filósofos todos aquellos que indagan sobre las primeras causas de todo lo que existe y sobre los verdaderos principios de todas las ciencias. Aquel que logra alcanzarlos puede llegar a descubrir la explicación (las razones) de todo lo que los seres humanos podemos  conocer y acceder a la verdadera Sabiduría.

B)     EXPLICACIÓN

Descartes quiere hacernos comprender cuál es el objetivo de las investigaciones (de las indagaciones) de aquellos que llamamos filósofos. Afirma que buscan alcanzar el conocimiento de las primeras causas y últimos principios de todo. Dicho conocimiento nos permitiría dar razón (es decir, demostrar deductivamente, de un modo similar a como hacen los matemáticos) de todo lo que podemos llegar a conocer sobre el mundo y la realidad. Quien alcanzase dicho conocimiento de las primeras causas y principios accedería a la Sabiduría, el grado más alto del conocimiento.

C)     COMPARATIVA

A lo largo de la historia del pensamiento se han defendido dos posturas acerca de si es posible o no alcanzar el conocimiento a través de la inteligencia de las primeras causas y principio de todos los seres. Denominamos “metafísicos” a aquellos que defienden tal posibilidad siendo Platón en la Antigüedad, el pensamiento escolástico en el Medievo y Descartes en la era moderna sus más sobresalientes representantes. En oposición a ellos, ubicamos a todos aquellos filósofos antimetafísicos que niegan la posibilidad de alcanzar tal conocimiento. Estos pensadores han recibido diversas denominaciones: empiristas, materialistas, positivistas, fenomenistas, naturalistas, cientificistas entre otras.

D)     JUICIO CRÍTICO

Es interesante resaltar en este texto que Descartes considere como la labor más propia del filósofo la búsqueda, la indagación, el afán por alcanzar el conocimiento de los últimos fundamentos de la realidad más que su posesión cierta. La búsqueda del saber nos hace filósofos mientras que la consecución y disfrute del saber, de la Sabiduría, nos convertiría en sabios, una condición quizá inalcanzable para el ser humano y más propia de dioses que de hombres.

 

III EJEMPLO DE COMENTARIO DE TEXTO

 Immanuel Kant: ¿Qué es Ilustración? 

“La ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad. Él mismo es culpable de ella. La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no yace en un defecto del entendimiento, sino en la falta de decisión y ánimo para servirse con independencia de él, sin la conducción de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! He aquí la divisa de la ilustración.”

INMANUEL KANT. Respuesta a la pregunta “¿Qué es la Ilustración?”

 

Contextualización

Contextualización biográfica

Este texto de Inmanuel Kant ha sido extraído del opúsculo ¿Qué es la Ilustración?, obra que podemos ubicar en la segunda etapa de las dos en las que se divide la reflexión filosófica kantiana: el periodo precrítico y el periodo crítico. A esta segunda etapa del pensamiento del autor pertenecen sus tres grandes críticas (Crítica de la razón pura, de la razón práctica y del juicio), periodo caracterizado por la defensa a ultranza de un concepto crítica de la razón y de la vindicación de la dignidad y autonomía del ser humano, todo ello de un modo acorde a los grandes ideales de la Ilustración, movimiento del que es sin duda uno de sus mayores exponentes.

Contextualización histórica

Kant vive durante el reinado de Federico II de Prusia, Federico el Grande, monarca que cimentará sobre base sólida el Estado prusiano, un Estado llamado a llevar a cabo, ya en el siglo XIX la tarea histórica de forjar la Alemania moderna.

Contextualización filosófica

Kant es el máximo representante en lengua alemana de la Ilustración dieciochesca. La Ilustración fue el más importante movimiento cultural de la modernidad tras el humanismo renacentista. Nació en Inglaterra a finales del siglo XVII y se extendió desde Francia por toda Europa a lo largo del siglo XVIII. Se caracterizó por una confianza absoluta en que la razón del hombre puede resolver tanto los problemas de índole político-social como religiosa, así como por la convicción de que la potenciación de  la investigación científica y el progreso tecnológico son los medios más adecuados para promover el bien común y la felicidad pública.

Análisis del texto

Idea principal

Kant define la Ilustración como aquella época en que el hombre es capaz de pensar por sí mismo.

Ideas secundarias

La Ilustración es descrita como el estadio en el que la razón logra finalmente abandonar la minoria de edad.

2º La minoría de edad sólo se supera cuando el hombre se aventura a servirse de su propio entendimiento dejando a un lado la dirección de toda autoridad o tutela.

3º Para lograr este objetivo se precisa de una cierta audacia y valentía personal (la madurez de la razón no se alcanza nunca automática y necesariamente sino que es fruto de una decisión libre del individuo).

4º No asumir esta responsabilidad propia hace al hombre culpable, causa directa de su fracaso en la tarea de automaduración de la razón.

 

Estructura

El texto puede quedar dividido en tres partes:

-          La primera parte va desde la primera oración hasta el tercer punto y seguido. Kant defiende aquí su concepto de Ilustración y explicita que entiende por minoría de edad.

-          La segunda parte se extiende desde el tercer punto hasta el cuarto y en ella determina el autor la causa de dicho estado de minoría de edad.

-          La tercera parte ocupa las dos últimas oraciones del texto y sirve de síntesis y recapitulación final. En ella la divisa "sapere aude" (aprende a pensar por ti mismo) se presenta al mismo tiempo como el objetivo de la Ilustración (objetivo que quedó establecido en la primera parte) así como el medio para alcanzarlo ( lo cual quedó fijado en la segunda parte).

 

Análisis semántico

Ilustración: Para Kant, el término Ilustración designa, más que una época determinada de la historia o un movimiento cultural, un estado que puede o no ser alcanzado por el individuo y la humanidad. Se caracterizaría por la realización completa de la razón, lo que en Kant significa el desarrollo autónomo, libre y pleno del ser humano.

Minoría de edad: Definida por Kant literalmente en el texto corno “la incapacidad de servirse del propio entendimiento sin la dirección de otro". Para Kant, que en esto sigue los planteamientos protohistoricistas tan en boga en el siglo XVIII, la humanidad pasa a lo largo de la historia por diversas etapas similares a las que atraviesa todo individuo: infancia o estado de minoría de edad, caracterizada por la dependencia de progenitores y educadores y la heteronomía; juventud, en la que cabe resaltar la consecución de un cierto grado de independencia y autonomía (a ella correspondería la que Kant denomina "época de Ilustración”); y de madurez o mayoría de edad, en la cual se alcanza una libertad plena (a ésta Kant la denomina "época Ilustrada”).

Entendimiento: Término al que no podemos dar el significado estricto que tiene en la Crítica de la razón pura donde designa la facultad de conceptuar y enjuiciar y donde es diferenciada de la sensibilidad como facultad de intuir y de la razón como facultad de razonar. Entendimiento es aquí sinónimo del término razón en su acepción más amplia. Por razón entiende Kant dos cosas: 1º A nivel teórico, la capacidad humana de captar la verdad acerca de la realidad fenoménica natural. 2º A nivel préctico, la capacidad humana de dirigir su propia conducta libremente conforme a principios morales puramente racionales, esto es, fundados en el querer universal y necesario de la voluntad humana. En este texto, Kant se refiere a la razón más bien en esta segunda acepción.

Independencia: Término sinónimo al de autonomía, concepto usado de un modo más profuso por Kant. Denota ausencia de constricción externa y connota libertad, al menos tal corno Kant la entiende: uso de la razón a partir de la legalidad que ella misma impone.

Interpretación

Resumen del texto

La Ilustración es el estado final de madurez que debe alcanzar el ser humano en su progresivo desarrollo como individualidad emancipada. ¿En qué consiste dicho estado? En ser capaz de hacer uso libremente, esto es, por sí mismo de las capacidades racionales de las que ha sido dotado por la naturaleza. En este texto en concreto, la disposición a pensar por sí mismo sin necesidad de recurrir a ningún tipo de tutela o guía externa. Kant entiende que la no realización de este estado de "mayoría de edad o de razón" puede ser imputado como responsabilidad propia del individuo en tanto en cuanto es fruto no de una carencia intrínseca y consubstancial de racionalidad, de aptitud para desarrollar una autonomía en el pensar, sino de la falta de decisión y valor para servirse del propio entendimiento. La divisa "sapere aude" indica el mandato o imperativo incondicionado que invita, o mejor dicho, ordena a discurrir libremente y que debe ser atendido inexcusablemente por el individuo que quiera vivir conforme a los designios de una racionalidad que le constituye como persona y que le dota de una dignidad y valor intrínsecos y absolutos.

Explicación del texto

Kant, en este escrito, parte de la suposición de que la naturaleza ha puesto en nuestras manos los instrumentos intelectuales necesarios para no requerir ningún tipo de tutela ajena. La pereza y la cobardía son las causas coyunturales que impiden la puesta en funcionamiento de dichas aptitudes y destrezas intelectuales potenciales. Tal oportunidad será aprovechada por algunos hombres que se erigirán en tutores de otros sin ninguna resistencia por parte de éstos. Por consiguiente, en primer lugar, la comodidad que conlleva el que otro piense y decida por uno mismo, esto es, la falta de esfuerzo y disciplina mental, y, en segundo lugar, una educación pacata y temerosa en unos supuestos peligros que acechan al individuo decidido a dar dicho paso en pos de su emancipación y clarificación de la conciencia, son las razones que aduce Kant para explicar, que no justificar, el que la mayoría de los hombres no logren superar el estado de no-ilustración, de minoría de edad o de razón en el que se encuentran sumidos.

¿Cómo puede ser trascendido este estado de falta o carencia de ilustración? La respuesta de Kant, intención última de este opúsculo, es que, aunque parezca paradójico en virtud de la aparente apatía y falta de voluntad del individuo adocenado e impedido para llevar a cabo la tarea de cultivar su espíritu, si éste dispusiese de los márgenes de libertad necesarios, terminaría ilustrándose a sí mismo. La justificación que trae a colación es la siguiente: siempre entre la masa de individuos humanos habrá alguien (quizá incluso un tutor establecido como tal) que se decida a pensar por sí mismo, y este hombre realizará la noble tarea de expandir, difundir “el espíritu de una estima razonable de la propia valía y de la vocación de cada hombre a pensar por sí mismo”. Kant mantiene, por lo tanto, la idea de que es imposible ponerle coto y freno a las capacidades con las que ha dotado la naturaleza al ser humano. Estas buscan indefectiblemente, ése es su destino ineludible, su ejercicio y consecución. Posteriormente, el germen del librepensamiento se iría contagiando al resto de los miembros de la sociedad. Aún así, la mayor resistencia se seguirá encontrando en la masa no ilustrada que ha sido educada y formada en el prejuicio, la superstición y el fanatismo, en suma, en la opinión acrítica y en un carácter refractario a la razón. Kant, este es su proyecto pedagógico, llegará a la conclusión de que no es posible, ni siquiera conveniente y prudente, intentar cambiar a la población de golpe, de un modo drástico, revolucionario. Es preferible la reforma, la modificación y enmienda parcial y no traumática, lenta, pues la transformación radical sólo sirve para que nuevos prejuicios y cadenas sustituyan a las antiguas.

Hablábamos anteriormente de una libertad que facilitaría el surgimiento, implantación, despliegue y desarrollo del pensar autónomo. ¿A qué tipo de libertad se refiere Kant? Él la considera la menos peligrosa de todas para el mantenimiento del orden y la unidad social (en esta parte de su escrito, Kant se cura en salud, cubriéndose quizá las espaldas ante una posible acusación de incitación a la subversión): libertad de expresión ante la opinión pública del propio pensamiento crítico por parte del intelectual-erudito, a la que Kant denomina “libertad en el uso público de la razón”. El filósofo prusiano distingue entre un uso privado y un uso público de la racionalidad. Por uso privado entiende literalmente “aquel que él puede hacer de su razón en un determinado puesto o función confiada a él”, el que se ejerce en un determinado cargo profesional, diríamos hoy día, y por tanto pertenece a la esfera de las obligaciones contractuales contraídas por un individuo en cuanto es miembro de un grupo. En dicho ámbito, no tiene derecho a obrar libremente sino única y exclusivamente a obedecer la autoridad personal o estatutaria competente. Se considera por ello que las asociaciones particulares y la sociedad en general son algo así como una enorme maquinaria que se dota a sí misma de mecanismos de funcionamiento que posibilitan, en primer lugar, la subordinación del individuo como parte o pieza a un conjunto o totalidad social más amplio y, en segundo lugar, permite que éste participe a través de su actuación y oriente su conducta, pasiva y automáticamente, en la búsqueda del logro de fines no individuales sino colectivos, propios del grupo en el cual se inserta. Por uso público de la razón entiende “aquel en el que alguien, en calidad de erudito, hace de ella delante de todo el público del mundo de los lectores”. Con respecto al uso público de la razón, Kant realiza las siguientes puntualizaciones:

1º El intelectual, en tanto que erudito, no forma parte de una comunidad concreta y por tanto no está sometido al imperativo de la obediencia a la autoridad competente sino que forma parte de una “comunidad cosmopolita” en el seno de la cual su único deber es la comunicación, sin constricciones ni límites de ningún tipo, de sus propias reflexiones.

2º Este derecho a expresarse libremente supone que la actividad del intelectual y su compromiso con su público no interferirá ni afectará el cumplimiento de sus deberes como súbdito de un Estado o como miembro de una asociación particular en la cual desempeña un papel definido.

3º Ningún individuo, ni grupo de individuos, ni el príncipe siquiera, tiene derecho a impedir o coartar la libertad en el uso público de la racionalidad en todos los ámbitos (religión, artes, ciencias y legislación son los campos a los que aquí se refiere Kant). Por lo tanto, nada ni nadie y menos aún los poderes públicos pueden obstaculizar el proceso de ilustración progresiva. Por el contrario, es su deber defenderlo, protegerlo, promocionarlo e impulsarlo so pena de ser acusados de abuso de autoridad, despotismo y delito de lesa humanidad (humanidad dañada) que atenta contra los derechos y la dignidad de una naturaleza como la humana cuyo destino y vocación no es otro que el mejoramiento continuo en pos de las mayores cotas de civilización, moralidad y libertad, esto es, ilustración del género humano.

Comparativa

            La reflexión kantiana sobre la Ilustración nos da pie para establecer una comparación entre los dos posibles modelos de sociedades humanas desde la perspectiva del pensamiento (del papel que en cada una de ellas juega el pensamiento racional): hay sociedades creyentes y hay sociedades pensantes. Las sociedades creyentes son aquellas que mantienen y defienden una concepción dogmática no sólo del conocimiento sino de la vida humana en su conjunto. Son aquellas sociedades que creen que el orden social sólo puede mantenerse si éste se apoya sobre ciertas verdades absolutas que se asumen acríticamente, haciendo que los garantes de dicho orden social (los príncipes) junto con los intérpretes y administardores de dichas verdades absolutas (las iglesias) se constituyan como tutores de la humanidad, de los individuos y de los pueblos y las naciones.

            Frente a esa sociedad creyente, el tipo de sociedad dominante en la historia de occidente (y de la humanidad) hasta la Edad Moderna (sobre todo durante el largo periodo de predominio ideológico del cristianismo que se extendió desde el 300 d.C. hasta el fin de las guerras de religión en el siglo XVII). El siglo XVIII, el Siglo de las Luces, alumbró un nuevo tipo de sociedad, una sociedad que quiso llegar a ser (porque de hecho nunca lo fue) pensante, crítica. Esa sociedad es (o mejor dicho, debería haber sido) la sociedad moderna. ¿Qué es una sociedad pensante? Aquella en la que el ser humano fía su destino a su inteligencia.

Opinión personal y/o juicio crítico

            Probablemente ningún filósofo del siglo XVIII fue capaz de establecer con mayor rigor y profundidad (esto es, de un modo crítico) cuáles son los fundamentos filosóficos sobre los que se apoyan los grandes ideales de la Ilustración. En el caso del asunto que nos ocupa, Kant establece que el factor fundamental para que se pueda dar un progreso en la ilustración del género humano es que se institucionalicen las condiciones sociales (culturales, educativas, legales, políticas y religiosas) que ayuden a disolver el despotismo reinante tradicionalmente en las sociedades humanas a la par que favorecen el ejercicio del pensamiento autónomo por parte del individuo.   

 

 

 

 

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