Contextualización
de todos los textos
El texto que seguidamente comentaremos fue escrito por Platón. Daremos
comienzo a nuestro comentario contextualizando dicho texto en el marco
ideológico característico de la época en el que fue escrito.
1º Por un lado, la filosofía de Platón recogió el legado
ontológico-metafísico de los pensadores presocráticos:
a) el pitagorismo le aportó:
1º su concepción órfica del
alma como inmortal e independiente del cuerpo;
2º la relevancia ontológica de
los números y de las matemáticas.
b) Parménides le influyó:
1º al concebir Platón las Ideas bajo los atributos del ser (unicidad,
inmutabilidad, eternidad);
2º al diferenciar Platón dos modos de conocer: el conocimiento
sensible (doxa) y el inteligible (episteme), que retoman la
distinción parmenídea entre la vía de la verdad y la de la opinión.
c) Anaxágoras le convenció de la necesidad de postular la existencia de
un Nous, de una
Inteligencia ordenadora que dé cuenta del orden del cosmos.
d) Finalmente, Heráclito y el atomismo le legaron su concepción de un
mundo sensible-material sujeto al cambio y al devenir.
2º Sin embargo, por otro lado, su condicionante ideológico principal
fue la Ilustración sofística y Sócrates:
a) La sofística se caracterizaba por el
cuestionamiento de toda verdad (doctrina del hombre-medida de Protágoras) y de
los principales valores ético-políticos vigentes en las polis (contraposición
physis/nomos llevada a cabo por los sofistas de la segunda generación). Toda la filosofía de Platón combatirá el relativismo epistemológico y
moral característico de la sofística.
b) El racionalismo socrático (que hace de la “definición universal” el
objeto último de la indagación filosófica) así como su “intelectualismo moral”
(que liga inextricablemente la virtud y el buen gobierno al saber) pueden ser
considerados como la fuente e inspiración última de la filosofía de Platón: 1º
de su Teoría de la Ideas y 2º de su utopía política en la que una casta de
sabios y virtuosos filósofos se encargan del gobierno de la polis.
TEXTO LA REPÚBLICA: “EL MITO DE
LA CAVERNA”
PLATÓN,
República libro VII, 514a—517c
“1º —Después de eso –proseguí– compara nuestra
naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación con una
experiencia como ésta. Represéntate hombres en una morada subterránea en forma
de caverna, que tiene la entrada abierta, en toda su extensión, a la luz. En
ella están desde niños con las piernas y el cuello encadenados, de modo que
deben permanecer allí y mirar sólo delante de ellos, porque las cadenas les
impiden girar en derredor la cabeza. Más arriba y más lejos se halla la luz de
un fuego que brilla detrás de ellos; y entre el fuego y los prisioneros hay un
camino más alto, junto al cual imagínate un tabique construido de lado a lado,
como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar,
por encima del biombo, los muñecos.
—Me lo imagino.
2º—Imagínate ahora que, del otro lado del
tabique, pasan sombras que llevan toda clase de utensilios y figurillas de
hombres y otros animales, hechos en piedra y madera y de diversas clases; y
entre los que pasan unos hablan y otros callan.
—Extraña comparación haces, y extraños son esos
prisioneros.
3º—Pero son como nosotros. Pues en primer lugar,
¿crees que han visto de sí mismos, o unos de los otros, otra cosa que las
sombras proyectadas por el fuego en la parte de la caverna que tienen frente a
sí?
—Claro que no, si toda su vida están forzados a
no mover las cabezas.
4º—¿Y no sucede lo mismo con los objetos que
llevan los que pasan del otro lado del tabique?
—Indudablemente.
5º—Pues entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te
parece que entenderían estar nombrando a los objetos que pasan y que ellos ven?
—Necesariamente.
6º—Y si la prisión contara con un eco desde la
pared que tienen frente a sí, y alguno de los que pasan del otro lado del
tabique hablara, ¿no piensas que creerían que lo que oyen proviene de la sombra
que pasa delante de ellos?
—¡Por Zeus que sí!
7º—¿Y que los prisioneros no tendrían por real
otra cosa que las sombras de los objetos artificiales transportados?
—Es de toda necesidad.
8º—Examina ahora el caso de una liberación de sus
cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente les
ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de
repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz y, al hacer todo esto,
sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas
cuyas sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le dijese
que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio, está más
próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si
se le mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado de tabique y se
le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá
en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más
verdaderas que las que se le muestran ahora?
—Mucho más verdaderas.
9º—Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma,
¿no le dolerían los ojos y trataría de eludirla, volviéndose hacia aquellas
cosas que podía percibir, por considerar que éstas son realmente más claras que
las que se le muestran?
—Así es.
10º—Y si a la fuerza se lo arrastrara por una
escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo antes de llegar hasta la luz del sol,
¿no sufriría acaso y se irritaría por ser arrastrado y, tras llegar a la luz,
tendría los ojos llenos de fulgores que le impedirían ver uno solo de los
objetos que ahora decimos que son los verdaderos?
—Por cierto, al menos inmediatamente.
11º—Necesitaría acostumbrarse, para poder llegar
a mirar las cosas de arriba. En primer lugar miraría con mayor facilidad las
sombras, y después las figuras de los hombres y de los otros objetos reflejados
en el agua, luego los hombres y los objetos mismos. A continuación contemplaría
de noche lo que hay en el cielo y el cielo mismo, mirando la luz de los astros
y la luna más fácilmente que, durante el día, el sol y la luz del sol.
—Sin duda.
12º—Finalmente, pienso, podría percibir el sol,
no ya en imágenes en el agua o en otros lugares que le son extraños, sino
contemplarlo como es en sí y por sí, en su propio ámbito.
—Necesariamente.
13º—Después de lo cual concluiría, con respecto
al sol, que es lo que produce las estaciones y los años y que gobierna todo en
el ámbito visible y que de algún modo es causa de las cosas que ellos habían
visto.
—Es evidente que, después de todo esto, arribaría
a tales conclusiones.
14º—Y si se acordara de su primera morada, del
tipo de sabiduría existente allí y de sus entonces compañeros de cautiverio,
¿no piensas que se sentiría feliz del cambio y que los compadecería?
—Por cierto.
15º—Respecto de los honores y elogios que se
tributaban unos a otros, y de las recompensas para aquel que con mayor agudeza
divisara las sombras de los objetos que pasaban detrás del tabique, y para el
que mejor se acordase de cuáles habían desfilado habitualmente antes y cuáles
después, y para aquel de ellos que fuese capaz de adivinar lo que iba a pasar,
¿te parece que estaría deseoso de todo eso y que envidiaría a los más honrados
y poderosos entre aquéllos? ¿O más bien no le pasaría como al Aquiles de
Homero, y «preferiría ser un labrador que fuera siervo de un hombre pobre» o
soportar cualquier otra cosa, antes que volver a su anterior modo de opinar y a
aquella vida?
—Así creo también yo, que padecería cualquier
cosa antes que soportar aquella vida.
16º—Piensa ahora esto: si descendiera nuevamente
y ocupara su propio asiento, ¿no tendría ofuscados los ojos por las tinieblas,
al llegar repentinamente del sol?
—Sin duda.
17º—Y si tuviera que discriminar de nuevo
aquellas sombras, en ardua competencia con aquellos que han conservado en todo
momento las cadenas, y viera confusamente hasta que sus ojos se reacomodaran a
ese estado, y se acostumbraran en un tiempo nada breve, ¿no se expondría al
ridículo y a que se dijera de él que, por haber subido hasta lo alto, se había
estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar hacia
arriba? Y si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz, ¿no lo matarían,
si pudieran tenerlo en sus manos y matarlo?
—Seguramente.
18º—Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar
íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho, comparando la región
que se manifiesta por medio de la vista con la morada-prisión, y la luz del
fuego que hay en ella con el poder del sol. Compara, por otro lado, el ascenso
y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito
inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que es
lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto; en todo caso, lo que
a mí me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con
dificultad, es la Idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse (que es la
causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha
engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora
y productora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario tenerla en
vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público.”
Seguidamente
vamos a dar paso al análisis del texto propuesto, un fragmento del Mito de la
Caverna, pero antes contextualizaremos la temática del texto en el marco del
pensamiento del autor.
El Mito
de la Caverna (alegoría que aparece en el libro VII del diálogo La República y del que está entresacado
el fragmento que estamos comentando), es un relato a través del cual Platón expone metafóricamente:
1º su doctrina ontológica dualista de los dos mundos (mundo sensible y mundo inteligible)
2º su doctrina epistemológica de los dos tipos de conocimiento: opinión/doxa y ciencia/epistheme (así como de los cuatro subgrados correlativos en los que éstos se dividen: imaginación y creencia, la doxa; dianoia y nóesis, la epistheme). Por estos grados, escalonadamente, ascenderá el sabio en su camino desde la ignorancia hasta el conocimiento.
Pasemos ya a analizar las principales ideas del
Mito de la caverna. Según Platón:
1º INTERPRETACIÓN/SIGNIFICADO ONTOLÓGICO DEL MITO:
El mundo material (la caverna y sus sombras) que percibimos con los sentidos es
cambiante, efímero e imperfecto. Pero el mundo de las Ideas (el mundo exterior a la caverna) al que
acceden los filósofos por medio de la razón y en cuya cúspide se encuentra la
Idea de Bien (el Sol) es inmutable,
eterno y perfecto.
2ºINTERPRETACIÓN/SIGNIFICADO EPISTEMOLÓGICO DEL MITO:
La mayor parte de la humanidad se contenta, lo
mismo que los prisioneros de la caverna
con un mero conocimiento dóxico, prefiriendo vivir en un mundo de
sombras, de apariencias, que en la verdadera realidad. Sólo los filósofos salen
de la caverna y aprenden a percibir las cosas tal como realmente son,
alcanzando un conocimiento verdadero, epistémico. Solo los filósofos
como Sócrates (representado por el
prisionero liberado) recorren este camino que conduce de la ignorancia al
saber. Las etapas de dicho camino (que corresponden con los subgrados de
conocimiento) son las siguientes:
1º conocimiento conjetural
de imágenes (de las sombras de la caverna)
2º conocimiento
perceptivo de las cosas corpóreas del mundo sensible (de los objetos de la caverna)
3º conocimiento
dianoético de los entes matemáticos (de
los reflejos de los objetos del mundo exterior a la caverna)
4º conocimiento
noético de las Ideas y de la Idea de Bien (de los objetos del mundo exterior y del Sol).
3º INTERPRETACIÓN/SIGNIFICADO ÉTICO-POLÍTICO DEL MITO:
Finalmente, es un deber para los filósofos, para
aquellos que han accedido a la verdadera realidad de las Ideas, retornar a la
caverna con la misión de mostrarles a los prisioneros, a aquellos que
permanecen aún cautivos dentro de ella, cuál es el camino que les conduce a la
verdadera realidad. Platón nos quiere decir con ello que es tarea de los
filósofos, por haber logrado alcanzar el conocimiento de la verdad y del bien,
hacerse cargo del gobierno de la polis (doctrina del filósofo-rey), aunque el
precio que tengan que pagar por ello, por retornar a la caverna, sea la
incomprensión o incluso la muerte, en una velada referencia al trágico destino
de su maestro Sócrates.
CONCLUSIÓN DE LA ALEGORÍA
1º La última parte del mito está dedicada a explicar que representan algunas de las figuras utilizadas en la alegoría de la caverna:
- la caverna representa
alegóricamente el mundo sensible (el universo físico y corpóreo en el que
vivimos)
- la hoguera que ilumina
el interior de la gruta representa el Sol (pero atención, el astro real, no el
alegórico del relato)
- el
camino recorrido por el prisionero representa todas los grados y etapas por
las que pasa el alma en su tránsito hacia el mundo de las Ideas.
2º El mito concluye afirmando que en la cúspide o “final” del mundo inteligible se encuentra la Idea de Bien, Idea que es:
-en el mundo inteligible: fuente de toda
verdad e inteligencia
-en el mundo sensible:
causa de todas las cosas rectas y bellas, así como de la luz que ilumina dicho
mundo
- para el ser humano: condición
de la virtud tanto ética como política: “del
obrar con sabiduría tanto en el ámbito privado como en el público.
TEXTO MENÓN
SÓCRATES.- “(…)Así,
pues, para el alma, siendo inmortal, renaciendo á la vida muchas veces, y
habiendo visto- todo lo que
pasa, tanto en esta como en la otra, no hay nada que ella no haya aprendido.
Por esta razón, no es extraño
que, respecto á la virtud y á todo lo demás, esté en estado de recordar lo que ha sabido. Porque, como todo se liga en la naturaleza y
el alma todo lo ha aprendido,
puede, recordando una sola cosa, a lo cual los hombres llaman aprender, encontrar en sí misma todo lo demás, con tal que tenga valor y que
no se canse en sus indagaciones.
En efecto; todo lo que se llama buscar y
aprender no es otra cosa que recordar. Ninguna fe debe darse al tema, fecundo en cuestiones,
que propusiste antes; porque sólo sirve para engendrar en nosotros la pereza, y
no es cosa agradable dar oídos sólo á hombres cobardes. Mi doctrina, por el contrario, los hace laboriosos e inventivos. Así, pues, la tengo por
verdadera; y quiero en su
consecuencia indagar contigo lo que es la virtud.
MENÓN.- Consiento
en ello, Sócrates. Pero ¿te limitarás á decir simplemente que nosotros nada
aprendemos, y que lo que se llama aprender no es otra cosa que recordar?
¿Podrías enseñarme cómo se verifica esto?
SÓCRATES.- Ya te
dije, Menón, que eres muy astuto. En el acto mismo en que sostengo que no se
aprende nada y que no se hace más que acordarse, me preguntas si puedo
enseñarte una cosa; para hacer que inmediatamente me ponga así en contradicción
conmigo mismo.
MENÓN.- En
verdad, Sócrates, no lo he dicho con esa intención, sino por puro hábito. Sin
embargo, si puedes demostrarme que la cosa es tal como dices, demuéstramela.”
Análisis del texto
Seguidamente vamos a dar paso al análisis del texto propuesto, un fragmento del Menón, pero antes vamos a contextualizar la temática del texto en el pensamiento del autor. El diálogo platónico “Menón”, en el que Sócrates entabla una conversación filosófica con un joven aristócrata llamado Menón, trata acerca de la cuestión de si la virtud puede o no ser enseñada. En esta obra, Platón expondrá sus nuevas convicciones pitagóricas sobre la inmortalidad y la transmigración de las almas enlazándolas con una original teoría del conocimiento entendida como reminiscencia (anamnesis).
Pasemos a continuación a
analizar el texto.
1º El tema del que trata el
texto es la doctrina de la anamnesis según la cual todo
conocimiento es reminiscencia (el recuerdo de algo previamente aprendido por el
alma en una vida anterior) “¿Cómo dices
eso de que no aprendemos, sino que lo que llamamos aprender no es más que
reminiscencia?”.
2º Para poder justificar esta doctrina, se postulará que el alma es
inmortal, habiendo ésta, en sus múltiples vidas, llegado a conocer todo lo que
existe. “el alma, siendo inmortal y
habiendo renacido muchas veces y al haber contemplado todas las cosas, las de
aquí y las del Hades, no hay nada que no tenga aprendido”.
3º El alma está por ello en estado de recordar lo que ya sabía y había
aprendido anteriormente acerca de la virtud, asunto del que trata el diálogo.
Aclaremos seguidamente el significado de algunos de los términos
principales que aparecen en el texto:
-
Alma: el alma es para Platón una sustancia incorpórea,
de origen celeste, unida accidentalmente al cuerpo y que es el principio de la
vida y del conocimiento.
-
Renaciendo: el alma es inmortal y por ello renace
continuamente a la vida tal como postula la doctrina de origen
órfico-pitagórico de la metempsicosis o transmigración de las almas, doctrina
que Platón hizo suya.
-
Aprender no es otra cosa que recordar: todo
conocimiento que el alma aprende no es otra cosa que la anámnesis o recuerdo de un conocimiento que el alma adquirió en una vida celestial anterior y que luego olvidó al
quedar atrapada en un cuerpo mortal.
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