lunes, 25 de abril de 2022

1º BACH - CONOCIMIENTO TEÓRICO IV

 




LOS CRITERIOS DE VERDAD:

Acabamos de explicar que la verdad es la correspondencia entre lo que afirma una proposición (lo que significa) y los hechos.

Pues bien, necesitamos criterios para poder comprobar que dicha correspondencia se da y para medir y evaluar en qué grado se da esta. Vamos por lo tanto a explicar la cuestión de los distintos criterios de verdad, lo cual nos servirá también para explicar la cuestión de la necesidad de justificar la verdad.

¿Cuál es el principal criterio de verdad, es decir, cuál es la forma fundamental de justificar la verdad de una proposición?

LA OBSERVACIÓN EMPÍRICA DIRECTA

La observación empírica, los datos de los sentidos. Y así sabemos que la nieve es blanca porque percibimos directamente tal cosa a través del conocimiento directo o perceptivo de la realidad.

El problema de la experiencia directa (más allá 1º de la cuestión de si podemos o no fiarnos, si podemos o no confiar en los sentidos como fuente de información que nos sirva para justificar la verdad de una proposición, es decir, para justificar la verdad de nuestras creencias; y también  2º independientemente de la cuestión de si los hechos brutos de la experiencia pueden justificar alguna creencia sin requerir previamente ser interpretados, tal como demostró Wilfrid Sellars), el problema de la justificación de la verdad de una proposición a través simplemente de la experiencia ordinaria, es que ésta tiene unas extraordinarias limitaciones.

¿Cuál es la más importante limitación de mi experiencia sensorial?

La más relevante limitación de mi experiencia sensorial es que de la mayoría de los hechos que acontecen en el mundo no he tenido ni puedo llegar a tener experiencia directa de ellos en el presente. En el caso de que sí la hubiese tenido dicha experiencia directa al menos en el pasado tendría que hacer uso de mi memoria y fiarme del funcionamiento de esta.

En otros casos, debemos recurrir al testimonio fiable de otras personas que han tenido dicha experiencia (y así sé, por ejemplo, que Moscú existe aunque nunca estuve allí).

LOS INDICIOS

Pero el criterio más utilizado para justificar la verdad de una proposición cuando no hemos tenido experiencia directa del hecho correspondiente es el de acudir a los indicios directos, esto es, hacer uso de la denominada “prueba indiciaria” o de indicios (a esa se recurre continuamente en los procesos judiciales de carácter penal cuando no hay testigos directos de la comisión del delito: un asesinato, un robo, una violación).

Expliquemos seguidamente la prueba indiciaria, es decir, expliquemos cómo un indicio puede servir de criterio de verdad de una proposición, cómo la prueba indiciaria puede servir para justificar la verdad de lo que afirma una proposición.

¿Qué es un indicio?

Una huella, una señal, la huella que un determinado hecho (un hecho del que no tengo ni he tenido, ni yo ni nadie, experiencia directa) ha dejado en el mundo. La particularidad de esta huella, a diferencia del hecho que la ha producido, es que de la huella, del indicio, sí volvemos a tener experiencia directa, cosa que como sabemos en este caso no podemos tener del hecho correspondiente.

Recordemos que todo hecho (ese hecho del cual habla la proposición cuya verdad estamos comprobando) es un suceso en el mundo, un suceso que produce efectos en el mundo, un suceso que tiene consecuencias, consecuencias que se manifiestan en el mundo. Pues bien, un indicio es simplemente uno de esos efectos o consecuencias que produce en el mundo el hecho o suceso acerca del cual habla la proposición de la que estamos comprobando su verdad (es decir, de la que estamos comprobando su correspondencia con los hechos). Como vemos el indicio es una señal que señala el hecho que lo ha producido (del mismo modo que el humo es una señal, un indicio del fuego, pues señala, indica que algo se quema).

La relación que existe por lo tanto entre un indicio y su hecho correspondiente es una relación causal: el indicio es el efecto (uno de los múltiples efectos) que tiene el hecho, que es su causa. Pues bien, la presencia del indicio requiere ser explicada. Y explicamos el indicio cuando somos capaces de determinar su causa. El indicio, por lo tanto, nos sirve para probar que el hecho que es su causa realmente ha acontecido. Ejemplo: un pelo de Diana Quer que apareció en el maletero del coche del Chicle es un indicio que prueba, que justifica “más allá de toda duda razonable” el siguiente hecho y la verdad de la proposición correspondiente: “Diana Quer fue secuestrada, violada y asesinada por el Chicle”.

Como bien vemos tenemos continuamente que recurrir a la prueba indiciaria para reconstruir todos aquellos hechos de los que no hay ningún testigo directo.

 

COMPROBACIÓN EXPERIMENTAL

Flecha derecha: CONEXIÓNEl pensamiento científico hace un uso muy particular de la prueba indiciaria: la prueba indiciaria de la que hacen uso los científicos recibe el nombre de la confirmación experimental. La confirmación experimental es el siguiente criterio de verdad, la siguiente forma de justificar la verdad de una proposición que vamos a explicar.

Tenemos que tomar en consideración,

-          en primer lugar, que los científicos comprueban la verdad no de proposiciones particulares (acerca de un hecho singular, como fue el asesinato de Diana Quer) sino que comprueban la verdad de proposiciones generales, de leyes que versan no sobre hechos singulares sino sobre regularidades (el ejemplo canónico de lo que es una ley científica es la Ley de la gravedad de Newton).

-          la segunda peculiaridad del pensamiento científico es que en la mayoría de las proposiciones científicas se hace uso de conceptos teóricos (un ejemplo es fuerza de la gravedad, electrón, campo electromagnético…). El problema de los conceptos teóricos es que denotan, se refieren a entidades inobservables (entidades que ni se han percibido ni se percibirán jamás). El problema indudablemente es cómo podemos confirmar la verdad de una proposición que habla de electrones cuando nadie ha visto ni verá jamás tal cosa. Es la tópica contraposición: MUNDO EXPLICACIONES CIENTÍFICAS /  MUNDO OBSERVABLE

-          El tercer problema del pensamiento científico es que además de tener que verificar proposiciones sueltas (leyes) también tiene interés  en comprobar la verdad de una teoría científica en bloque (una teoría científica es un conjunto ordenado de proposiciones, de leyes científicas: un sistema teórico; el ejemplo canónico de teoría científica es la mecánica newtoniana).

Pues bien, los científicos evalúan la verdad de las proposiciones que formulan (esas proposiciones reciben el nombre de hipótesis científicas) recurriendo como criterio de justificación a la confirmación experimental.

¿Cómo se confirma experimentalmente la verdad de una hipótesis científica?

El científico supone que si su hipótesis es correcta, verdadera, se tienen que dar ciertas consecuencias (indicios científicos) en el mundo, consecuencias que son empíricamente observables y que prueban, justifican la verdad de lo que afirma dicha hipótesis. Ejemplo: el astrónomo ingles Halley haciendo uso de la Ley de la gravedad de Newton predijo que el cometa que lleva su nombre reaparecería en el firmamento 70 años después. Cuando tal cosa aconteció dicha reaparición confirmó la validez de la Ley de la gravedad de Newton.

CONSECUENCIAS PRÁCTICAS (CRITERIO PRAGMATISTA DE LA VERDAD)

El último criterio de verdad que vamos a explicar es el criterio pragmatista de verdad. El pragmatismo fue una corriente filosófica que surgió en USA a finales del siglo XIX (los filósofos más importantes fueron Pierce, W. James, de quien ya hemos hablado y Dewey, el padre de todo el sistema educativo norteamericano). Para los pragmatistas la manera de comprobar la verdad de una proposición, esto es, la correspondencia de la proposición con los hechos, es evaluando las consecuencias prácticas de dicha proposición (de dicha creencia). Podemos considerar que es verdadera aquella proposición o creencia que hace posible la resolución de un problema práctico y, por lo tanto, dicha creencia es verdadera por ser útil y beneficiosa (la verdad, la correspondencia de una proposición se evalúa midiendo su utilidad y la ventajas que nos aporta).

Ejemplo: la verdad de las leyes de la física queda justificada ya que gracias a ellas construimos viaductos como el de Catoira y éstos no se vienen abajo. Otro ejemplo: la verdad de la medicina científica (de las vacunas por poner el caso) queda justificada por los efectos benéficos que tiene la vacunación de la población al descender exponencialmente los contagios de una enfermedad.

 

ANEXO – LA VERDAD EN LAS MATEMÁTICAS Y EN LOS SABERES NORMATIVOS (ÉTICA Y POLÍTICA)

Hasta ahora hemos explicado en qué consiste la verdad de las proposiciones empíricas (aquellas que hablan acerca del mundo).

La verdad de las proposiciones matemáticas

Pues bien, ¿en qué puede consistir la verdad de una proposición matemática? (Las proposiciones matemáticas no hablan sobre hechos o sucesos mundanos). La verdad de las proposiciones matemáticas, por ejemplo la verdad del Teorema de Pitágoras, no puede consistir en la correspondencia ya que ello exigiría la existencia de los entes matemáticos (tal cosa, solo lo han defendido los filósofos de la antigüedad y no todos, solo los platónicos: Platón y sus seguidores). En el siglo XX se mantiene que la verdad de una proposición matemática se cifra en la coherencia (compatibilidad) de dicha proposición con el resto de proposiciones del sistema teórico en el que se integra. Y así la verdad del Teorema de Pitágoras consiste en que dicho teorema es coherente con la totalidad de los teoremas que constituyen el sistema teórico denominado Geometría euclidiana.

¿Qué  criterio utilizan los matemáticos para probar, justificar, que dicha coherencia se da?

El criterio es la deducibilidad (la demostración de dicho teorema a partir de los axiomas y teoremas más básicos del sistema).

La verdad de las proposiciones que establecen valores ético-políticos

En el caso de las proposiciones normativas, ¿en qué consiste la verdad de estas? ¿Cómo  justifico que es verdadera la proposición que afirma la igualdad entre hombres y mujeres? ¿Cómo podemos justificar la verdad de la afirmación “la democracia es la forma de gobierno más justa”?

En el caso de los saberes normativos, en el siglo XX, la verdad es entendida como consenso, no como la adecuación entre un sujeto y un objeto (verdad como correspondencia), sino como el acuerdo entre sujetos, el consenso acerca de lo que es bueno y valioso.

El criterio de verdad en este ámbito es que dicho acuerdo se lleve a cabo conforme a las reglas de un diálogo democrático en el que pueden participar en igualdad de condiciones todos los afectados para que así puedan defender sus legítimos intereses.

 

LOS GRADOS DE JUSTIFICACIÓN

Rematemos nuestros apuntes sobre el conocimiento proposicional explicando los grados del conocimiento. Existen tres grados de conocimiento, tres niveles en la justificación de la verdad de una proposición (de una creencia):

- Primer nivel – LA CERTEZA (saber): cuando justifico la verdad de una proposición de un modo concluyente, alcanzo la certeza, la seguridad plena de que dicha proposición es verdadera. Cuando estoy cierto de algo, mi conocimiento se convierte en SABER y en él no existe la posibilidad de error (por eso es imposible que sepa algo y que eso que sé sea falso). Este tipo de conocimiento, la certeza, es el que siempre buscaron los filósofos (ya desde Platón; Descartes lo busco más que ningún otro pues lo buscó metódicamente). Hoy en día, consideramos que el conocimiento cierto o perfecto es una quimera metafísica (un sueño irrealizable, inalcanzable, para la inteligencia humana)

- Segundo nivel – LA CREENCIA (creer): cuando logro justificar una proposición no de un modo concluyente pero sí al menos de un modo suficiente, mi conocimiento alcanza el estado de la creencia. Si cuando sé “p” es imposible que “p” sea falsa, cuando creo “p”, pienso que “p” es verdadera porque he aportado razones que lo justifican (esas razones aportan una buena base que justifican la verdad de “p”) pero cabe la posibilidad de que “p” sea falsa.

- Tercer nivel – LA DUDA O IGNORANCIA (dudar, ignorar, no saber): el último grado o estado en el que se puede encontrar el conocimiento respecto a la verdad es el estado de duda o ignorancia. Dudo cuando no tengo razones para decantarme ni por la verdad de “p” ni por su falsedad. Es un estado muy corriente por el que pasamos y en el que nos encontramos en muchas ocasiones.

¿Cómo se plantea esta cuestión de los grados del conocimiento en la actualidad, es decir, en el siglo XX-XXI?

Para la filosofía del siglo XX-XXI, más que hablar de grados de conocimiento se prefiere hablar de los grados de lo razonable. El punto de partida es considerar que todo pensamiento humano es una creencia. Pero no el mismo tipo de creencias: las creencias pueden ser muy diferentes según lo razonable que sean. Se puede decir que existe una escala de lo razonable de las creencias.

El punto de partida es admitir que todas mis creencias sin excepción pueden estar equivocadas (para el pensamiento del siglo XX no existe la certeza; detrás de una certeza no hay otra cosa que una verdad lógica, una verdad analítica, una tautología, una verdad por definición):

- en la parte superior de la escala de las creencias están las creencias extremadamente razonables: la creencia de que delante de mí tengo un folio en el que estoy escribiendo es una creencia extremadamente razonable.

- el siguiente grado de creencia está ocupado por las creencias muy razonables: por ejemplo, la creencia de que los electrones existen, aunque no los veamos (a este tipo de creencia pertenecen la mayoría de los conocimientos científicos).

- el tercer grado de creencia es el de las creencias bastante razonables: por ejemplo, la creencia de que hay otras formas de vida, incluso de vida inteligente, en algún lugar del universo. No tenemos de que existe ningún tipo de vida ni de vida inteligente extraterrestre pero en virtud de nuestros conocimientos acerca de cómo ha evolucionado la vida en la Tierra y sabedores de que en el universo hay innumerables planetas parecidos al nuestro no es improbable dicha creencia.

- por debajo de este grado de creencias, nos encontramos con las creencias bastante irrazonables: por ejemplo, la creencia de que Elvis vive y todo lo relacionado con su aparente muerte fue en realidad una conspiración (éstas serían las creencias de aquellos que motejamos hoy en día de “terraplanistas”).

- la parte inferior de la escala estaría ocupada por todas aquellas creencias que consideramos extremadamente irracionales: por ejemplo, la creencia de que las hadas, los duendes o las brujas existen.

 

APUNTES  ANTERIORES SOBRE LOS GRADOS DE CONOCIMIENTO

Hasta el siglo XX, se consideraba que la mente se puede encontrar en tres estados dependiendo del grado en que se hubiese logrado justificar la verdad de una proposición.

1º estado – CERTEZA: cuando logramos justificar la verdad de una proposición de un modo suficiente, podemos considerar que estamos seguros, ciertos, de la verdad de dicha proposición y, por lo tanto, que sabemos que es verdad.

Por ello, cuando alguien afirma que sabe algo, es imposible que eso que sabe sea falso (es imposible que diga que sé “p” y luego que “p” sea falso).

Ejemplo: miro por la ventana de mi cuarto y por ello sé que ahora no está lloviendo.

 

2º estado – CREENCIA: cuando logramos justificar la verdad de una proposición aportando razones o pruebas de su verdad, pero dicha justificación no es suficiente para estar seguros completamente de la verdad de dicha proposición, nos encontramos en un estado de creencia.

Por ello, cuando afirmo que creo “p”, consideró que “p” es verdadero pero acepto que podría equivocarme y ser falso.

Ejemplo: después de comprobar que el suelo está mojado, afirmo que esta noche llovió (pudo haber llovido, pero también pudo suceder que los suelos estuviesen mojados por haber sido regados por el servicio de limpieza municipal; es por ello por lo que aunque creo que llovió, me puedo equivocar al respecto)

 

3º estado - DUDA : cuando tengo razones del mismo peso que justifican “p” como su negación, mi mente se encuentra en el estado de duda.

Ejemplo: de repente se apaga la luz en mi cuarto (son altas horas de la madrugada y sólo mi luz está encendida) y dudo acerca de si se habrá fundido la bombilla o habrá saltado el diferencial (la bombilla ya estaba gastada y había parpadeado, pero también creí escuchar un levísimo click en el momento en el que se fue la luz)

Nota - por cierto, los escépticos son aquellos que extienden este estado de duda a toda posible afirmación, incluso a aquellas que nos resultan más evidentes y por ello afirmamos saber. Un escéptico no es el que afirma que nada es verdadero, sino que nada es cierto, que no hay razones para creer más en la verdad de algo que en su negación. ¿Por qué los escépticos razonan así? Porque no podemos fiarnos de nuestras facultades cognoscitivas (ni de los sentidos, ni de la memoria, ni de la inteligencia siquiera) ya que no sabemos cómo funcionan (de esto trata el famoso experimento mental del “genio maligno” cartesiano.

 

 

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