LOS GRADOS DEL CONOCIMIENTO TEÓRICO
Existen dos tipos
fundamentales de conocimiento teórico:
1º EL CONOCIMIENTO DIRECTO: la
percepción, el conocimiento por experiencia directa de cosas o hechos. Ejemplo:
es una forma de conocimiento directo el que sepamos que tal compañero (por ejemplo, María) no está
en clase.
2º CONOCIMIENTO PROPOSICIONAL: es el
conocimiento de verdades, de proposiciones verdaderas (el saber). Ejemplo: “No
sabía que Lara es hermana de María”.
Vamos, en primer lugar,
a explicar el conocimiento directo.
LA PERCEPCIÓN (el conocimiento
directo o empírico: la experiencia)
Para percibir o conocer
directamente algo se requieren estas tres condiciones:
1º Tener órganos
sensoriales (ojos, oídos…) que hacen posible que lleguen a la mente todo tipo
de sensaciones (visuales, táctiles, acústicas…).
Estas sensaciones son los datos de
los sentidos, los datos sensoriales o impresiones sensibles.
2º Que dichas
sensaciones no sólo sean experimentadas por mi mente, sino que mi mente ordene
dichas sensaciones conforme a las leyes de la percepción (las leyes de la
percepción fueron descubiertas y estudiadas a principios del siglo XX por los
psicólogos alemanes de la “Gestalt”). Las dos principales leyes de la
percepción son las siguientes:
-
1º ley (ley de la totalidad): captamos los datos sensibles de
tal modo que percibimos en ellos formas y figuras completas, formas que luego
identificamos con objetos (Ej., percibo no varias líneas sueltas sino un
rectángulo que luego identifico con el tablero de una mesa).
-
2º ley (ley de la figura/fondo): las formas y figuras que
percibimos las captamos sobresaliendo sobre un fondo que queda más difuso.
3º Finalmente, aquello
que percibimos sólo adquiere un significado y un sentido (que hace posible que
lo percibamos) si es interpretado. Para que tal cosa suceda es necesario que lo
percibido sea subsumido bajo un concepto. Ej., abro los ojos. ¿Qué veo? Una
mesa encima de la cual hay un papel en el que estoy escribiendo. Veo en primer
lugar una mesa, y un papel, y mi mano escribiendo y no un montón de datos
sensoriales, porque todos esos datos sensoriales son inmediatamente organizados
por mi cerebro (por mi mente) con las formas características de las mesas, de
los papeles, de los bolígrafos, de las manos y los brazos. Finalmente, asigno a
dichas formas los conceptos de “mesa”, “papel”, “bolígrafo” y “mano”.
Expliquemos seguidamente
el PROBLEMA DEL VALOR COGNOSCITIVO DE LA PERCEPCIÓN.
¿Son las cosas tal y
como las percibimos?
Hay tres posibilidades:
1º Las cosas son como
nos aparecen (tal como las vemos). Esta es la “actitud natural”.
2º Las cosas no son como
se nos aparecen
3ºLas cosas no son nada
en absoluto ya que sólo existen las apariencias (las percepciones)
Debemos saber que para
tratar esta cuestión entra en juego otro problema: el de la realidad o
existencia del mundo extramental (suponemos que más allá de mi mente, de mis
percepciones, están las cosas mismas que me represento)
Expliquemos seguidamente
la ACTITUD NATURAL.
Todos adoptamos respecto
a la relación entre la percepción y el mundo extramental la actitud natural:
1º
Creemos que el mundo existe
2º
Creemos que conocemos las cosas directamente.
3º
Creemos que las conocemos tal y como son.
Aunque a veces los
sentidos nos engañan (veo al Sol girar sobre mi cabeza, o partirse el lápiz que
sumerjo dentro de un vaso con agua), nada conmueve esta creencia radical. La
actitud natural es la actitud psíquicamente sana ante el fenómeno de la
percepción del mundo externo: dudar de la existencia del mundo o desconfiar de
lo que percibimos nos enloquecería, nos volvería locos.
El problema de esta
actitud es que es una actitud prerreflexiva, es “la metafísica del
paleolítico”. Por ello, los filósofos han reflexionado sobre esta cuestión con
más detenimiento:
1º PROBLEMA
¿Existe realmente el
mundo que percibimos?
Hay dos posibles respuestas: el
realismo y el antirrealismo.
A)
REALISMO: el realismo acepta como válida la creencia natural
en la existencia del mundo que percibimos (la mayoría de los filósofos son
realistas; los científicos son también todos realistas).
B)
ANTIRREALISMO: el antirrealista considera que no podemos
saber (es imposible llegar a saberlo con certeza) si hay una realidad física
más allá de nuestras percepciones.
¿Por qué?
Porque no podemos saber
si nuestras percepciones tienen un referente real en un supuesto mundo
extramental.
¿Por qué no podemos
saberlo?
Porque no tenemos
experiencia de dicho referente sino sólo de nuestras percepciones.
El filósofo
antirrealista más famoso de la historia es Berkeley, un filósofo británico del
siglo XVIII. Para este extravagante filósofo irlandés, obispo anglicano para
más inri, no existen los cuerpos ni la materia y sólo existen las mentes y sus
percepciones; las percepciones de nuestra mente no corresponden a ningún mundo
corpóreo extramental. ¿Quién produce esas percepciones y cómo es posible que
distintas personas coincidan en sus percepciones? Las percepciones de mi mente (y de las otras
mentes, por ejemplo, la percepción de la pizarra de clase que todos vemos) las
produce Dios (para Berkeley, su concepción antirrealista de la percepción era
una demostración de la existencia de Dios, algo muy importante para este
fervoroso y piadoso obispo anglicano).
2º PROBLEMA
¿Percibimos las cosas directamente o
indirectamente a través de representaciones?
A)
REALISMO DIRECTO: afirma que percibimos inmediatamente las
cosas mismas. Este es el realismo propio de los antiguos (sobre todo de
Aristóteles).
B)
REALISMO INDIRECTO: ha sido la doctrina dominante en la era moderna
desde Descartes y Locke. Defiende que lo único que conocemos directamente son
nuestras representaciones (nuestras percepciones; algo así como si lo que
viésemos son las imágenes de las cosas en una pantalla de televisión, no las
cosas mismas). Pero defiende también que a través de dichas representaciones conocemos
indirectamente las cosas del mundo que tales percepciones representan.
Pero aparece un nuevo
problema (que dará lugar al antirrealismo de Berkeley).
¿Cómo puedo estar seguro
de que existen las cosas representadas si sólo conozco mis representaciones?
Para John Locke, el gran
filósofo empirista inglés del siglo XVII, mis representaciones de las cosas no
son producidas por mi (no son un producto de mi fantasía).
¿Cómo lo sé?
Porque las percepciones
se me imponen (abro los ojos y veo lo que veo) y no puedo alterarlas según mi
deseo. Esto demuestra que las representaciones perceptivas son causadas por
objetos externos a mi mente (objetos que, tras entrar en contacto con las
superficies de mis órganos sensoriales, dejan en ellos una huella, una
impresión… sensible).
3º PROBLEMA
¿Percibimos las cosas
tal y como son? O lo que es lo mismo, ¿cómo puedo estar seguro de que mis
representaciones reflejan fielmente las cosas que representan (y así, que la
pizarra que yo veo de color verde es realmente verde)?
Percibo una pizarra
verde. Pero, ¿es la pizarra real, la pizarra extramental, realmente de color
verde? ¿Son los colores cualidades reales y objetivas de las cosas? ¿O son
cualidades subjetivas, cualidades que tienen las cosas, pero sólo en cuanto me
las represento, cualidades que sólo existen en mi mente, en mi representación?
Hay dos puntos de vista respecto a
esta cuestión: el realismo ingenuo y el realismo crítico.
A)
REALISMO INGENUO: las cosas son tal como las percibimos. Éste
fue el punto de vista defendido por los antiguos y coincide con la actitud
natural
B)
REALISMO CRÍTICO: en el siglo XVII, bajo el nombre de “Teoría
Corpuscular”, renació la filosofía atomista de Demócrito.
¿Qué afirma la Teoría Corpuscular?
Los cuerpos se componen
de partículas que no poseen más propiedades que aquellas llamadas cualidades primarias, manteniendo que
sólo ellas eran objetivas, reales (que realmente dichas cualidades estaban en
las cosas mismas; por ejemplo, su tamaño, su forma, su posición, su
movimiento…). Al resto de propiedades se las denominó cualidades secundarias y se consideró que eran cualidades
subjetivas, cualidades que las cosas tienen para nosotros cuando las
experimentamos pero que no tienen en sí mismas (por ejemplo, el color, o su
estar calientes o frías…).
Pues bien, el Realismo
Crítico mantiene este punto de vista, el punto de vista de la Teoría
Corpuscular, negando por lo tanto la realidad objetiva de las cualidades
secundarias.
EN CONCLUSIÓN: para el
Realismo Crítico, las cosas no son exactamente como las percibimos porque la
mayoría de las sensaciones son cualidades secundarias y por lo tanto no
corresponden a ninguna propiedad objetiva de las cosas (a ninguna cualidad
primaria).
¿Es chocante que según el Realismo
Crítico no conozcamos el mundo tal y cómo es?
No, porque tal cosa
tiene una explicación desde la perspectiva de la evolución de las especies:
nuestras facultades mentales son el resultado de la selección natural y su
función no es comprender la realidad sino posibilitar la supervivencia y la
reproducción de la especie.
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