miércoles, 26 de octubre de 2022

1º BACH ADULTOS - UNIDAD III (LA MENTE)

 


LA MENTE

LECTURA

FILOSOFÍA DE LA MENTE (Stephen Law)

¿Qué es la mente?

Esta pregunta es el centro de la filosofía de la mente, pero, a pesar de los esfuerzos de los filósofos y científicos que la estudian, la mente sigue siendo un gran enigma.

Son muchos los problemas que plantea la mente. Éstos son algunos de ellos:

·         El enigma de la naturaleza de la conciencia.

·         La enigmática relación entre la mente y el mundo no mental (el mundo físico)

·         El enigma de la intencionalidad: ¿cómo pueden nuestros pensamientos referirse/representar otras cosas?, ¿qué es lo que les da el poder de representar?

·         El enigma de la percepción: ¿hasta qué punto nuestra mente condiciona lo que experimentamos?

·         El enigma de la identidad personal: ¿qué es lo que hace, cuando miramos un álbum de fotos y vemos las distintas etapas de nuestra vida, que todos esos individuos tan distintos sean la misma persona, es decir, un mismo yo?

·         El enigma de la memoria: ¿qué es la memoria y cómo se relaciona con la continuidad de nuestra identidad personal?

Hay que distinguir la filosofía de la mente de disciplinas científicas como la psicología, la neurociencia o las ciencias cognitivas (que estudian la mente como si fuese una computadora). Mientras la investigación científica implica una investigación empírica (basada en la observación y la experimentación) de los fenómenos mentales, la reflexión filosófica consiste en una aproximación lógica y conceptual:

·         al preguntar qué es la mente, no se busca conocer los hechos sobre la mente (hechos que se pueden descubrir a través de una investigación científica), sino lo que implica el concepto de mente.

·         su método incluye la exploración de las conexiones lógicas y conceptuales que existen entre la mente, la conducta y las distintas facultades mentales.

Los descubrimientos de la filosofía de la mente pueden llegar a tener consecuencias de gran alcance en otras ramas de la filosofía como por ejemplo en la ética: dependiendo de cómo se responda a la pregunta por la identidad personal, se puede plantear el problema de la eutanasia (o del aborto) de formas contrapuestas (como un homicidio o como un acto de piedad o un derecho).

 

 

EL ENIGMA DE LA MENTE

Todos somos conscientes de nuestra rica vida interior: sensaciones, percepciones, recuerdos, fantasías, pensamientos, emociones y deseos. Pero:

·         ¿cómo se relacionan todos ellos con el mundo físico?

·         ¿es mi mente consciente algo que está por encima de lo que ocurre físicamente o es  también algo físico?

La privacidad de la conciencia

Si mordemos una manzana, disfrutaremos de una gran variedad de sensaciones, de experiencias mentales conscientes:

·         la visión del color de su cáscara

·         la textura cerosa de su piel

·         su olor ácido

·         el sabor dulce de su carne

Una de las características interesantes de estas experiencias es su PRIVACIDAD: Cuando miro una manzana roja, tengo una experiencia sobre el color. Sé cómo es para mí esa experiencia y no dudo que tú tengas una experiencia similar, pero no puedo saber cómo es para ti. No podemos acceder a la mente de los demás para saber qué tipo de experiencias están teniendo. Parece que nuestra vida interior es privada, en el sentido más estricto de la palabra. Nuestro cerebro y nuestro sistema nervioso también son privados, pero en un sentido mucho menos estricto: aunque mi cerebro está oculto dentro del cráneo, es posible en principio llegar a contemplar lo que está pasando en su interior (por ejemplo, con un TAC se puede explorar su funcionamiento)). Por el contrario, cuando se trata de la mente, es imposible acceder a ella. Aunque tengas una experiencia consciente igual a la mía, nunca podrás experimentar la que yo tengo. Se podría preguntar, ¿y si mi sistema nervioso estuviera conectado con el tuyo para que mi cerebro recibiese exactamente la misma estimulación sensorial que el tuyo? Incluso entonces, sólo podrás tener una experiencia igual a la mía, pero no la misma experiencia que yo tengo. Parece que mi experiencia es inaccesible para ti.

En 1974, el filósofo estadounidense Thomas Nagel exploró la idea de la privacidad de lo mental en su ensayo “¿Cómo se siente siendo un murciélago?”  (“What Is It Like to Be a Bat?"), en el que se preguntaba cómo podríamos saber lo que es experimentar el mundo desde el punto de vista de otro ser. Concluía que, aunque lo sepamos todo sobre el cerebro de un murciélago, no podemos saber qué experimenta un murciélago. Los murciélagos ven de noche mediante la ecolocalización: al emitir un chillido agudo inaudible para el ser humano y oír su eco, pueden percibir el ambiente que los rodea con todo detalle. ¿Qué tipo de experiencia tiene el murciélago cuando puede ver gracias al sonido? Nagel señala que, aunque conociéramos todos los hechos físicos acerca de lo que le ocurre a un murciélago cuando emplea la ecolocalización, seguiríamos sin saber cómo es esa experiencia para él. Nagel sugiere que el carácter SUBJETIVO de la experiencia de otro ser (ser el punto de vista exclusivo de un organismo) hace que quede oculta irremediablemente para nosotros.

El dualismo mente/cuerpo

 ¿Es la mente algo físico?

¿Qué relación hay entre mi mente y el mundo físico?

¿Cuál es la relación entre nuestra mente consciente y nuestro cuerpo físico?

Respecto a la cuestión de qué es la mente hay dos posibles planteamientos:

1.     DUALISMO: la mente y lo físico son dos tipos de cosas distintas (la mente no es algo físico).

2.    MONISMO MATERIALISTA: la mente es algo físico.

Comenzaremos explicando el planteamiento dualista:

·         El dualista más famoso de la historia ha sido Descartes en el mundo moderno. Platón lo fue de la Antigüedad.

·         También la mayoría de las religiones mantienen de algún modo planteamientos que podríamos calificar de dualistas. La creencia religiosa de que todos tenemos, independientemente de nuestro cuerpo físico, un alma:

1º no física e inmortal, 

2º que abandona el cuerpo en el momento de la muerte de éste, para

3º trasladarse a algún tipo de región o dimensión no física de la realidad,

es una doctrina que podemos calificar de dualista.

·         Para los dualistas, la mente y el cuerpo son sustancias separadas.

 ¿Qué es una sustancia?

Aquello que, a diferencia de las propiedades, puede existir por sí sólo, independientemente de las demás cosas o sustancias. Un libro, por ejemplo, es una sustancia porque existe por sí mismo. El peso del libro, por el contrario, no es una sustancia (porque el peso no puede existir por sí mismo; requiere del libro para existir). El peso es sólo una simple propiedad de la sustancia a la que pertenece.

Pues bien, para los dualistas, lo mental no es una propiedad de una sustancia física como defienden los materialistas (esa sustancia sería nuestro cuerpo, más en concreto, nuestro cerebro), sino que es una verdadera sustancia por sí misma: la sustancia mente, la sustancia pensante, una sustancia que no está hecha de materia sino de pensamiento.

Expliquemos ahora el planteamiento monista. Los materialistas creen que sólo existe un tipo de sustancia: la materia (de ahí, lo de monistas; monismo=una sustancia). Hay distintas concepciones materialistas sobre la mente y lo mental:

1.     La mente es un objeto material y es evidente que ese objeto tiene que ser el cerebro (la neurocientífica Susan Greenfield, de la Universidad de Oxford, ha afirmado: “Tú eres tu cerebro”).

2.    Las propiedades y los procesos mentales se tienen que poder identificar con propiedades y procesos físicos (y así, si el agua no es otra cosa que H2O, el dolor es idéntico a ciertos estados neuronales del cerebro).

3.    Otros materialistas, llamados conductistas lógicos, creen que la mente no es más que un conjunto de disposiciones conductuales de una sustancia material, el cuerpo. Y así, sentir dolor no es otra cosa que un conjunto de conductas (retorcerse, gritar…). Fueron los conductistas lógicos los que afirmaron que defender que hay una mente más allá de un cuerpo material y sus disposiciones conductuales es introducir un fantasma en la máquina totalmente mítico y superfluo.

4.    La forma más radical de materialismo, el eliminativismo, niega que la mente exista. Quizá que la mente existe es algo evidente para nosotros, pero, conforme la ciencia avance, según los eliminativistas, se descubrirá que la mente es tan real como las brujas o los demonios. La explicación de la conducta de los organismos humanos no requerirá de la existencia de ninguna mente, o de lo que supuestamente hay en ella, como las ideas y sentimientos. La explicación correcta de nuestra conducta implicará sucesos neuronales y nada más, no sucesos mentales.

5.    Hay una forma sutil de materialismo que es al mismo tiempo monista y dualista: es el dualismo de la propiedad. Los dualistas de la propiedad son materialistas porque defienden que no hay más sustancia que la materia, que el cuerpo, que el cerebro, pero afirman también que esa única sustancia física puede tener tanto propiedades físicas como mentales (y que dichas propiedades mentales son distintas a las físicas e irreductibles a éstas). El cerebro posee dos tipos de propiedades (propiedades ordinarias como tienen todos los objetos físicos, y propiedades extra que no tienen la mayoría de los objetos físicos): propiedades físicas como el peso y propiedades mentales como sentir dolor. En conclusión: el cerebro tiene una doble identidad (al tener propiedades físicas y propiedades no físicas sino metales).

¿Qué teoría está en lo cierto:? ¿el dualismo, que defiende que la mente es una sustancia diferenciada del cuerpo, o el monismo materialista, que afirma que no puede haber otra sustancia que el cerebro?

Hasta el siglo XX, se impuso la concepción dualista cartesiana. A partir del siglo XX, en virtud del desarrollo de la neurociencia, es dominante de un modo abrumador el monismo materialista. Veamos cuáles han sido las principales objeciones que se le han puesto al dualismo, pero también algún argumento a favor de él.

·         La objeción más conocida al dualismo es el problema de cómo pueden interactuar la mente y el cuerpo (cuando me pincho en los dedos, siento inmediatamente un dolor; y cuando mi mente siente ese dolor, manda una orden a mi mano para que evite seguir cogiendo ese objeto punzante).

El problema es explicar como una mente no física puede causar un efecto en un cuerpo físico (y a la inversa):

- la mente, en principio, tiene que ser causalmente inactiva, no puede producir ningún efecto en mi cuerpo (los monistas no tienen este problema porque para ellos todo lo que sucede es físico: desde el movimiento de los músculos de la mano a las señales neuronales que llegan o envía el cerebro).

- lo mismo ocurre con el cuerpo, ya que es inexplicable cómo pude dejar algún tipo de huella o marca en la mente, ya que la mente no es algo físico.

La solución propuesta por Descartes fue postular que la glándula pineal (la epífisis, una glándula que se encuentra en el centro del cerebro) estaba lleno de “espíritus animales”, unas partículas líquidas ligerísimas que se movían a gran velocidad por todo el cuerpo, y que eran capaces de 1º controlar mecánicamente el cuerpo y 2º producir en el alma percepciones del cuerpo. Esta explicación no convenció a nadie y se convirtió en el gran problema filosófico del siglo XVII.

·         El principal argumento a favor del dualismo es el siguiente: además de todos los hechos físicos, existen hechos no físicos, los hechos mentales (la experiencia consciente subjetiva). ¿Cómo podernos demostrar que los hechos mentales no son hechos físicos?  El filósofo australiano Frank Jackson propuso el experimento hipotético “Mary y la sala en blanco y negro” para probarlo. Supongamos que unos científicos crean y crían a Mary en una sala en blanco y negro. Sus experiencias se controlan para que nunca experimente el color. Cuando Mary llega a la edad adulta se convierte en un neurocientífica extraordinaria. Descubre todo lo que sucede dentro del cerebro humano cuando experimenta el color rojo, hasta la conexión de la última neurona. En el tema de los hechos físicos sobre la percepción del color, no hay nada que Mary no sepa. Entonces, uno de los científicos que está fuera de la sala lanza un tomate maduro al mundo en blanco y negro de Mary. Esta experimenta algo que nunca antes había vivido. Aprende algo nuevo: lo que es experimentar el color rojo desde un punto de vista subjetivo. Aprende un nuevo hecho: el hecho de percibir el color rojo. Pero Mary conocía ya los hechos físicos, por lo que este nuevo hecho no es físico. Jackson concluye que existen más hechos además de los físicos.

 

¿Podría pensar una máquina?

Los ordenadores avanzan rápidamente. Ahora se pueden programar para ejecutar muchas de las labores que antes hacían los seres humanos. ¿Significa eso que al final podrán pensar igual que nosotros?

Las preguntas filosóficas que nos planteamos son las siguientes: ¿es posible que una máquina piense (que comprenda conceptualmente, incluso que sienta)? ¿Existe alguna razón para suponer que, independientemente de lo sofisticados que lleguen a ser, los ordenadores nunca podrán pensar?

¿Y si programáramos un ordenador que imitara el pensamiento: la comprensión y los sentimientos humanos? ¿Y si lo introdujéramos en un cuerpo robótico? Si el conjunto fuera lo bastante sofisticado, podría parecer que realmente piensa y siente. Pero, ¿sería una verdadera máquina pensante o sólo simularía que piensa?

Es evidente que normalmente una simulación por ordenador nunca será real, dando igual lo bien que imite la realidad. Por ejemplo, la simulación de un incendio forestal: se puede crear una simulación tan perfecta como se quiera, programarla para que incluya todos los detalles del fuego, incluso el movimiento del último átomo, pero seguirá siendo una simulación, no un incendio de verdad (si metemos la mano en el ordenador, no nos quemaremos).

Pero en otros casos, la simulación es tan buena que deja de ser una simulación. Eso sucede por ejemplo con el cálculo matemático: un ordenador programado para simular un cálculo matemático no sólo simula, sino que realiza esos cálculos.

¿Podría, un ordenador programado para simular el pensamiento, pensar, o sólo lo simularía? Muchos filósofos y científicos creen que, si el ordenador fuera lo bastante sofisticado, sí que podría pensar y sentir de verdad, no sólo lo simularía. Es cierto que cuesta entender cómo unos simples chips y cables pueden recrear ideas y sentimientos, pero es igual de misterioso que nuestro cerebro pueda hacerlo (somos máquinas biológicas, por lo que ¿por qué no puede pensar y sentir una máquina de silicio creada por el hombre?).

Los que niegan esa posibilidad consideran que los ordenadores son sólo un dispositivo programado para responder mecánicamente patrones de símbolos que se introducen en él. Por ejemplo, ¿comprende algo de lo que está haciendo el ordenador de un avión? La respuesta es no, el ordenador del avión no comprende nada. Sólo responde, tal como está programado, a las complejas secuencias de unos y ceros que se envían desde los alerones, el motor, el timón, etc.

En 1980, el filósofo John Searle elaboró uno de los experimentos mentales más famosos de la filosofía de la mente: “la sala china”. Este experimento intenta probar que ningún ordenador podrá nunca pensar porque nunca podrá obtener una comprensión lingüística. Searle no niega que una máquina pueda pensar. Después de todo, nosotros somos máquinas complejas, aunque biológicas. Pero opina que para comprender y pensar de verdad hay que estar hecho de materia biológica. Los ordenadores no son capaces de pensar porque no están hechos de ninguna sustancia orgánica que se parezca al cerebro (en ese caso, sólo creando una réplica del cerebro orgánico, con dispositivos electrónicos en lugar de neuronas, podríamos crear una máquina inteligente).

FIN DE LA LECTURA

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Para entender qué es el conocimiento, partiremos no de la explicación de lo que es el conocimiento, sino que lo primero que haremos será preguntarnos acerca de quién conoce.

¿Qué es esa cosa que conoce?

La mente. Son, pues, las mentes las cosas que piensan, que conocen.

¿Por qué?

Porque el conocimiento es una actividad (la actividad de conocer) no física, sino psíquica, mental, y por eso sólo pueden conocer las mentes:

-          una piedra, por ejemplo, no conoce porque no es una mente sino, simplemente, materia inerte;

-          una planta no conoce tampoco porque las plantas, aunque son materia viva, no tienen aún mente;

-          los animales ya pueden conocer: por ejemplo, mi perro me conoce como su amo, y lo hace porque ya tiene mente, una mente que es capaz sólo de conocer de un modo básico y primario lo que le rodea a través de la experiencia sensorial;

-          finalmente, los seres humanos conocemos porque estamos dotados de una mente que no es sólo capaz de experimentar sensaciones como los animales, sino que, sobre todo, es capaz de pensar, de pensar conceptualmente, de pensar lingüísticamente. 

 

¿Qué es lo psíquico o mental?

Hay ocho tipos de procesos psíquicos:

1º SENSACIÓN: siento un picor en mi brazo.

2º PERCEPCIÓN: percibo una mosca.

3º CREENCIA: creo que las moscas vuelan.

4º INFERENCIA: razono que “si muevo el brazo, la mosca saldrá volando”.

5º MEMORIA: recuerdo que en otras ocasiones ya me molestaron otras moscas.

6º IMAGINACIÓN: imagino cómo sería un mundo sin moscas.

7º EMOCIÓN: me irrita esta puñetera mosca.

8º VOLICIÓN/APETICIÓN: deseo que la mosca deje de molestarme.

CONDUCTA: finalmente, y esto ya no es un proceso mental (psíquico), sino corporal (es decir, físico), le arreo un papirotazo a la mosca con el periódico que estoy leyendo (conducta). R.I.P. (descanse en paz).

 

¿Qué es la mente?

A lo largo de la historia, tal como venimos viendo a lo largo de todo el curso, ha habido dos grandes concepciones, dos grandes paradigmas, sobre la mente:

-          la de los antiguos (la de los filósofos griegos que estuvo vigente hasta el Renacimiento incluido)

-          la de los modernos (la de Descartes, es decir, la que ha estado vigente desde el siglo XVII y está aún vigente, aunque con importantes modificaciones, en la actualidad).

¿Qué es la mente para los antiguos?

A la mente, los filósofos griegos la denominaban “psiché”, ALMA (de dicho término, proceden las palabras “psicología”, “psicólogo”, “psiquiatría”, etc.). Para los griegos, el alma cumplía dos funciones:

1º Mover la materia y por ello animarla, darle vida. La función principal de las almas es ser el principio activo interno que mueve a los cuerpos haciendo, por ello, que éstos vivan, que estén animados (dotados de un “ánima”). EN CONCLUSIÓN: para el pensamiento antiguo, el alma es el principio vital (aquello que hace que un cuerpo este vivo, animado: un cuerpo está vivo porque tiene alma).

2º La segunda función de las almas, pero sólo de algunas almas, las almas espirituales o espíritus, es la función de conocer, de pensar. No todas las almas son capaces de esto. Sólo pueden hacerlo las almas superiores, las almas racionales o espirituales.

Estas almas también eran denominadas “inteligencias”. Este tipo de almas superiores sólo eran poseídas por los hombres (no por los animales, capaces sólo de conocimiento sensorial) y por los cuerpos celestes.

EN CONCLUSIÓN: para los griegos, la función principal de las almas no es pensar, sino mover la inerte materia dándole por ello vida a los cuerpos, animando a los cuerpos. Sólo algunas formas de vida superiores (los animales, pero, sobre todo, los hombres y los astros) son capaces de desenvolver además una actividad cognoscitiva.

¿Qué es la mente para los modernos?

            El padre de la concepción moderna de la mente (y de tantas otras cosas, como por ejemplo del universo exclusivamente material y mecánico) fue Descartes.

Para Descartes, sólo los seres humanos tienen mente (a la mente, Descartes la seguirá llamando “alma” o “espíritu”, pero preferirá llamarla “res cogitans”, la “cosa pensante”). Los animales, por el contrario, no tienen mente, son sólo cuerpos.

            La gran innovación introducida por Descartes es que la mente (el alma) ya no cumple ninguna función vital (no da vida a un cuerpo porque el fenómeno de la vida es un fenómeno puramente físico, mecánico, hoy en día diríamos, bioquímico).

Entonces…, si las almas ya no animan a los cuerpos, ¿qué es lo que hace el alma?

El alma sólo piensa, sólo conoce (y de ahí que Descartes la denomine “cosa pensante”, “res cogitans”).

Hoy en día (desde los años 50 del pasado siglo XX), mantenemos la concepción de lo mental de Descartes (rechazamos que la mente dé vida al cuerpo), pero matizada: la vida no es una función de las mentes sino la mente, el pensamiento, es una función, una propiedad de ciertos cuerpos vivos. ¿Qué cuerpos? Hay materia viva que tiene la propiedad de pensar: esa materia viva que piensa es la materia gris cerebral.

 

EL ALMA PARA LOS FILÓSOFOS GRIEGOS

ESQUEMAS: FOTOS 6 ABRIL 2022

A) Expliquemos seguidamente de un modo más detallado, en primer lugar, ¿Qué es el alma para los griegos?

1º Para algunos filósofos griegos el alma es una cosa, una sustancia (sustancia es un tecnicismo filosófico de aquello que en lenguaje ordinario denominamos cosa u objeto; la sustancia es el armazón que soporta y mantiene unidas las propiedades de una cosa).

¿Qué tipo de sustancia?

a)      Una sustancia material: la materia de la que están hechas las almas es una materia sutil y leve, ingrávida:

o   Aire: este elemento se vinculó con el aliento vital, con aquello que da vida y anima al cuerpo y que al escaparse por la boca al expirar hace que el cuerpo muera.

o   Fuego: en este caso, este elemento se vincula con el calor corporal que para el pensamiento primitivo es una fuente de vida.

o   Átomos sutiles: ésta es la concepción de Demócrito y del atomismo.

b)      Una sustancia inmaterial, espiritual: éste es el punto de vista defendido por los pitagóricos y por Platón. Según estos filósofos, existen dos tipos de sustancias: las sustancias corpóreas (la materia) y las sustancias incorpóreas (el espíritu). A juicio de estas escuelas, la causa del fenómeno de la vida, y del pensamiento, es el espíritu, no la materia. Por lo tanto, un cuerpo que esté vivo y piense tiene que alojar en su interior este tipo de sustancia espiritual inmaterial (esta concepción del alma la hará suya el judaísmo farisaico y el cristianismo, y de ahí que defiendan que el ser humano posee un alma espiritual, inmortal y capaz de decidir libremente).

2º Para otros filósofos premodernos, el alma no es una sustancia, no es una cosa. ¿Qué es entonces el alma?

a)      La forma, la estructura, de un cuerpo que está vivo. Ésta fue la concepción del alma más elaborada y exitosa del pensamiento griego y estuvo vigente y fue predominante hasta el siglo XVII. Su creador fue Aristóteles.

b)      Para otros filósofos, los filósofos vitalistas (fueron muy importantes también en el Renacimiento y en el Romanticismo), el alma es una fuerza (no una sustancia sino una fuerza), pero no una fuerza física, mecánica, sino una “fuerza vital”.

LA MENTE PARA LOS MODERNOS

B) Expliquemos seguidamente, en segundo lugar, ¿Qué concepción se mantuvo en el mundo moderno acerca del alma o del espíritu?

Recordemos que, desde Descartes, el alma ya es sólo la mente, lo psíquico. Pues bien, la mente puede ser explicada en términos sustancialistas o no sustancialistas.

1º La mente fue explicada en términos sustancialistas (la mente es una cosa, la cosa pensante) en primer lugar por Descartes y por la mayoría de los filósofos racionalistas del siglo XVII (a partir del siglo XVIII, el Siglo de la Ilustración, muchos filósofos ilustrados cuestionaron la validez del pensamiento cartesiano y mantuvieron que la mente no es una cosa, que no existe la sustancia mente).

La mente es una cosa, una sustancia: la cosa que piensa. Para Descartes, la sustancia mental puede pensar porque es inmaterial y no funciona mecánicamente. Además, por ello, es también inmortal (el punto de vista de Descartes sobre el alma, aunque novedosísimo, no entraba en contradicción con el dogma cristiano porque Descartes era un fervoroso católico).

Para Descartes, además, como sabemos, el alma no cumple ninguna función vital ya que el cuerpo humano, nuestro cuerpo, es material y funciona mecánicamente.

EN CONCLUSIÓN: para Descartes y el mecanicismo del siglo XVII, el hombre está compuesto por dos sustancias: un cuerpo material y una mente espiritual, un cuerpo físico y una mente psíquica, separados y desconectados entre sí (de ahí, que el principal problema/misterio filosófico de la época era explicar cómo se comunicaban dichas dos sustancias).

 

 

2º Concepción no sustancialista de la mente.

Es la concepción dominante hoy en día. Para esta concepción no existe la sustancia mente.

La primera corriente filosófica en defender este punto de vista fue el Empirismo británico del siglo XVIII (Locke, Hume, etc.). Los filósofos empiristas cuestionaron la existencia de la sustancia mente. Sus conclusiones:

-          Existe lo psíquico, lo mental, la corriente de la conciencia.

-          No existe la mente (el alma, el “yo” de Descartes)

 

¿Qué ocurrió después?

En el siglo XVIII, un médico francés llamado LaMettrie se dio cuenta de hasta qué punto los procesos mentales están conectados con el funcionamiento del órgano cerebral (hasta ese momento se pensaba que la función del cerebro era enfriar la sangre del cuerpo, cumpliendo una función similar a la del radiador/refrigerador del motor de un coche). Por ello, defendió un nuevo concepto de lo mental anticartesiano: la mente ya no es una sustancia separada del cuerpo sino una función del cuerpo, más en concreto del cerebro. Nuestro cuerpo, nuestro cerebro (y no nuestro espíritu) es quien piensa. El ser humano es por ello una máquina pensante (y fue así como tituló su principal obra, obra que provocó un escándalo mayúsculo en la Europa de su época: “El hombre máquina”).

¿Qué es la mente hoy en día?

La mente no es sino la palabra que utilizamos para referirnos a la totalidad de procesos mentales que se producen en el cerebro. Mi cerebro es por ello la única sustancia verdaderamente existente, y los procesos mentales (la mente) no son sino una función cerebral (un producto del cerebro, una propiedad o estado del cerebro).

EN CONCLUSIÓN: desde el siglo XX, definitivamente, ya prácticamente ningún filósofo defiende la existencia de una sustancia mental. No existe otra sustancia que el cerebro y por lo tanto los procesos mentales deben ser explicados en términos de procesos cerebrales (de esto trata una de las ramas más novedosas del pensamiento científico: la neurociencia).

 

 

 

LA NUEVA FILOSOFÍA DE LA MENTE:

¿Qué concepción de la mente y de lo mental (de la naturaleza de los procesos psíquicos) tenemos a partir del siglo XX?

En el siglo XX hace su aparición una nueva filosofía de la mente, una nueva concepción de lo mental que es efecto del surgimiento de tres nuevas ramas del pensamiento científico (una de las características de la filosofía moderna es que no se puede sustraer a los avances del pensamiento científico; la prueba de ello fue el cambio que en el siglo XVII se produjo, de la concepción filosófica acerca del universo físico, que se produjo por efecto del surgimiento de la física-matemática moderna; de tal modo que si la filosofía en la Edad Media era “criada de la teología” (de la religión) en la Edad Moderna lo será de la ciencia). Pues bien, en el siglo XX hizo su aparición tres nuevas disciplinas científicas que son, al fin, capaces de estudiar lo mental desde una perspectiva científica:

1º en 1874, el fisiólogo (médico) alemán Wilhem Wundt inaugura en la facultad de medicina de la universidad de Leipzig (a la sazón la mejor facultad de medicina del mundo) el primer laboratorio de psicología experimental (esto es, de psicología científica). Da comienzo así al estudio científico de algunos procesos mentales: de la sensación, la percepción, la memoria, la atención y el aprendizaje. Dos años después siguiendo su ejemplo William James abrió en la universidad de Harvard otro laboratorio EEUU. A finales de siglo, había más de 70 laboratorios abiertos ya en todo el mundo.

¿Qué enfoque mantiene la psicología acerca de la mente?

La psicología no estudia la mente entendida como una sustancia (no estudia la cosa mente) sino que solo estudia los procesos mentales, algunos procesos mentales, aquellos procesos que pueden ser objeto de observación empírica y de experimentación. Por ello, la corriente dominante de la psicología en los dos primeros tercios del siglo XX (hasta 1970) fue el conductismo o behaviorismo, cuyos principales representantes fueron John Watson y Burrhus Skinner. Para el conductismo los procesos mentales no pueden ser objeto de estudio científico porque son subjetivos y privados (no objetivos y públicos) y por lo tanto se sustraen a la observación empírica directa. Para los conductistas la mente solo pude ser estudiada a través de su manifestación en la conducta. En conclusión, para el conductismo la psicología científica es el estudio de la conducta humana y no de la mente (de la que algunos llegarán a afirmar que no existe).

2º Hablemos de la segunda ciencia relacionada con la mente que hizo también su aparición en el s.XX: la neurociencia, el estudio científico del sistema nervioso en general, del órgano cerebral (fundamentalmente de las zonas en las que se localizan las funciones mentales; por ejemplo, el estudio de la visión que se produce en la zona occipital del cerebro, en el occipucio: una persona que ha sufrido una lesión en esa parte del cerebro pierde la visión aunque sus ojos estén intactos), y los procesos neuronales en particular. La puesta en marcha de la neurociencia fue en gran medida obra del fisiólogo español Santiago Ramón y Cajal quien fue capaz de aislar la unidad elemental del sistema nervioso: la neurona.

3º En los años treinta del pasado siglo, hizo su aparición la teoría de la computación, la teoría de la información, la informática (fue obra de extraordinarios matemáticos e ingenieros de aquel entonces). Por efecto de ello hicieron su aparición las ciencias cognitivas.

¿Qué es la cognición?

Entender el conocimiento (es decir, los procesos mentales, porque en todos los procesos mentales hay conocimiento) en términos de computación, de computación de información. A lo largo de la segunda mitad del s. XX harán su aparición las distintas ciencias cognitivas: la psicología cognitiva, la inteligencia lingüística cognitiva, la neurociencia cognitiva… El punto de partida es un simposio (un congreso de científicos) que se llevó a cabo en el MIT en 1956. En 1977 hizo su aparición el primer número de la revista “Ciencias cognitivas”, principal órgano de difusión de estas ciencias.

El impacto de las ciencias cognitivas en la nueva filosofía de la mente ha sido extraordinario. Ha hecho su aparición una nueva corriente filosófica denominada funcionalismo que describe la naturaleza de los procesos mentales en términos computacionales. 

Hablemos ahora ya de la nueva filosofía de la mente del s.XX (hasta ahora no hemos hablado más que de las disciplinas e investigaciones científicas que respecto de la mente se han llevado a cabo a lo largo del s.XX). Nos hacemos la siguiente pregunta.

¿Qué nueva concepción acerca de la mente se va a proponer en el siglo XX?

La siguiente: la concepción de la mente y de lo mental de Descartes es un error.

¿Por qué?

En primer lugar, porque la mente no es una sustancia (tal cosa, es decir, el carácter sustancial de la mente, ya la habían rechazado otras corrientes filosóficas de la era moderna, algunas contemporáneas a Descartes, como el empirismo británico del s. XVII y XVIII).

Y, en segundo lugar y fundamentalmente, porque se cuestiona la naturaleza no física de lo mental. Para Descartes los procesos mentales son psíquicos, no físicos. El problema entonces para la ciencia sería el cómo es posible que Descartes afirme la existencia de lo psíquico, de lo mental, en un mundo exclusivamente físico. Tal problema es irresoluble desde una perspectiva científica porque la ciencia parte de la suposición de que en la realidad no hay nada más que lo físico

¿De qué modo el pensamiento científico y la nueva filosofía de la mente ha resuelto esta antinomia?

Considerando que los procesos mentales (lo psíquico) puede ser explicado y concebido en términos exclusivamente físicos o al menos dependientes de lo físico:

Para los conductistas (tanto la psicología conductista como los filósofos conductistas) los procesos mentales deben de ser descritos y explicados en términos conductuales (como bien vemos la conducta ya es algo físico).

Para la neurociencia y la filosofía fisicalista que le es aneja, los procesos mentales son explicados en términos de procesos físico-químicos que se producen en el cerebro (la naturaleza puramente física de lo mental queda también salvaguardada).

Para las ciencias cognitivas y la filosofía funcionalista los procesos mentales no son exactamente estados físicos sino lógicos, pero, aun así, salvaguardan en cierta medida el carácter material de los procesos mentales.

Finalmente, para el emergentismo, la aparente naturaleza no física de los procesos mentales no conlleva que no podamos considerar como incuestionable el que lo mental es causado, producido, fabricado por lo neuronal y también que lo mental, los procesos mentales, se localiza en los procesos neuronales.

Antes de explicar las principales corrientes de la nueva filosofía de la mente, tenemos que explicar por qué estas nuevas concepciones nos resultan tan chocantes: porque chocan con la “psicología popular” o “psicología del sentido común”, es decir, con cómo cada uno de nosotros experimenta y vivencia sus propios procesos mentales y el modo como ordinariamente los explicamos (en términos de primera persona y en términos de actitudes mentales: “yo creo…”, “yo deseo…”, “yo siento…”, …). Esta manera de interpretar nuestra vida mental la proyectamos sobre nuestros semejantes para así poder explicar y entender su conducta. Y así, si veo que Hugo se está rascando la nariz, inmediatamente pienso que lo hace porque le pica. Esa interpretación de la conducta de lo mental y toda la terminología de la que hacemos uso es NO CIENTÍFICA.

¿Cuál es entonces la manera científica de describir y explicar los procesos mentales?

Como vamos viendo en términos conductuales, o en términos neuronales, o en términos computacionales. Como bien vamos viendo, la psicología popular o psicología del sentido común por el contrario no chocaba con la filosofía de la mente de Descartes (y esta es una de las razones del enorme éxito de la concepción cartesiana que la mente tuvo en el pasado, y tiene aun en el presente).

CONDUCTISMO LÓGICO

Pues bien, en los años cincuenta del pasado siglo, en las universidades de Oxford y Cambridge, hizo su aparición una nueva corriente filosófica cuyo principal objetivo fue matar a Descartes para siempre. En 1949, Gilbert Ryle publica “El concepto de lo mental”. En esta obra pone fin a lo que él denomina el mito cartesiano. Para Ryle, Descartes concibe al ser humano como si en él se diesen al mismo tiempo dos historias paralelas: la historia de sus procesos corporales y la historia de sus procesos mentales (es el famoso dualismo mente/cuerpo de Descartes). Ryle considera que Descartes concibe al ser humano como “un fantasma encerrado dentro de una máquina”. Esta concepción es, según Ryle, un disparate.

¿En qué términos se debe concebir los procesos mentales según Ryle?

No en términos conductuales (esto es lo que hacia la psicología conductista de la época, pero tal cosa para Ryle es un error). Entonces, ¿Qué son los procesos mentales? Un proceso mental no es una conducta sino una disposición conductual, una disposición para desenvolver una conducta moral e inteligente (la mente, por lo tanto, para Ryle, no es otra cosa que el conjunto de disposiciones para llevar a cabo una conducta moral e inteligente).

Antes de las vacaciones de Semana Santa estuvimos explicando la nueva concepción que de la mente y de lo mental tenemos en el siglo XX. Ya sabemos que lo más importante es que en el siglo XX se rompió definitivamente con la concepción cartesiana de la mente (con la concepción de la mente de los griegos, eso del “alma”, ya habíamos roto cuatro siglos antes). Aun así, no podemos olvidar que el cartesianismo sigue vivo ya que es la concepción que acerca de la mente seguimos teniendo cada uno de nosotros (somos gente corriente, no filósofos de la mente ni científicos y por ello nuestra concepción de la mente es la propia del sentido común o psicología popular).

En el siglo XX ha habido tres nuevas grandes concepciones acerca de lo mental:

- La concepción de la mente de la neurociencia: la mente es una ilusión filosófica, no existe, porque la mente es el cerebro.

- Para los funcionalistas, lo mental no es otra cosa que procesamiento y computación de información (de ahí que los funcionalistas más extremistas lleguen a afirmar o defender que los ordenadores tienen mente).

- Finalmente, tenemos a los conductistas lógicos. Esto es lo que estuvimos explicando el último día de clase. Recordemos que se llaman así porque son conductistas filosóficos, no psicólogos conductistas (utilizan la palabra lógico en lugar de filosófico, porque la palabra filosófica tiene en estos tiempos muy poco prestigio). Para el conductismo lógico, como ya explicamos, la mente, lo mental, lo psíquico no se puede desvincular de la conducta exterior observable. ¿Qué es la mente? Según los conductistas lógicos, la mente no es otra cosa que la disposición para poder desenvolver una conducta moral-inteligente (ejemplo: ¿qué procesos mentales se están dando en este momento en el profesor que nos está dando clase? Toda la conducta inteligente que en este momento está desenvolviendo, es decir, todo el discurso y explicaciones que nos está dando en clase). En conclusión, predicar atributos mentales (predicar atributos mentales del comportamiento del profesor), de carácter moral como “ameno” o “aburrido”, o de carácter intelectual como “competente” o “incompetente”, es simplemente atribuir capacidad o incapacidad para hacer determinado tipo de conductas. La mente no es esta o aquella conducta sino el conjunto de disposiciones para conducirnos moral e inteligentemente.

Hablemos seguidamente de la concepción de la mente de Ludwig Wittgenstein (en el ámbito anglosajón ha sido el filósofo más importante del siglo XX, es decir, el más influyente; vienés de nacimiento, desenvolvió toda su carrera en la universidad de Cambridge; era ingeniero de formación y terminó recalando en dicha universidad tras conocer a Bertrand Russell, universidad en la que trabajó hasta su muerte; considerado por aquellos que lo conocieron como un genio absoluto, no leyó un libro de filosofía en su vida y escribió solo dos obras a lo largo de su vida, ambas en lengua alemana: el “Tractatus”, obra que escribió en las trincheras de la 1ª Guerra Mundial y que es la obra inspiradora de toda la filosofía lógico-matemática del s.XX, y sus “Investigaciones filosóficas”, obra responsable de que la filosofía en el s.XX se convierta principalmente en filosofía del lenguaje; es en esta última obra en la que expone sus teorías postcartesianas acerca de la mente y lo mental).

La tesis básica de Wittgenstein en filosofía de la mente es la siguiente: no existe ni puede existir un lenguaje privado en el cual expresarlas adecuadamente. Todo lenguaje humano es público y por ello los procesos mentales sólo pueden ser estudiados, mediante un lenguaje público, en su manifestación en la conducta. Wittgenstein también defiende, por lo tanto, aunque de un modo matizado, la tesis principal del conductismo filosófico: los procesos mentales existen en sí mismos, pero sólo pueden ser estudiados (solo podemos hablar de ellos) a través de su manifestación en la conducta.

FISICALISMO

Hablemos ahora de la segunda concepción acerca de la mente, la propia de la neurociencia. Los filósofos que defienden en enfoque que de lo mental mantienen los neurocientíficos, pueden ser calificados de físicalistas: lo psíquico puede ser reducido, explicado en términos puramente físicos, físico-químicos, materiales.

¿Qué es la mente?

La mente es el cerebro.

¿Qué son los estados mentales?

Estados cerebrales, estado físico-químicos de las neuronas del cerebro.

Hay dos principales ramas o teorías fisicalistas:

1. La TEORÍA DE LA IDENTIDAD que defiende que los estamos mentales pueden ser reducidos a estados cerebrales, que los procesos mentales son idénticos que determinados procesos cerebrales (por ejemplo, la sensación psíquica de un dolor no es otra cosa que un determinado estado en el que se encuentran las neuronas de una zona del cerebro). La concepción de la mente de una neurocientífica como Susan Greenfield que afirma que “tú eres tu cerebro” es un ejemplo de Teoría de la identidad.

2. El ELIMINATIVISMO: los eliminativistas como R. Rorty y P. Feyerabend son aún más radicales hasta el punto de defender la eliminación de lo mental: lo mental no se reduce a lo neuronal, sino que solo existe lo neuronal (la mente es una ilusión, una ilusión similar a las brujas y a los espíritus en los que se creía en el pasado, y del mismo modo que hoy en día ya no creemos en tales supercherías, en el futuro tampoco creeremos en la existencia de la mente).

FUNCIONALISMO

Hablemos ahora del funcionalismo, la tercera gran corriente de la filosofía de la mente del s.XX (junto con el conductismo lógico y el fisicalismo). En el año 1936 surge la Teoría de la información. Hará posible replantear el problema del conocimiento (de lo mental, en general) en términos de cognición.

¿Qué es la cognición?

El uso y manipulación (el procesamiento) de información.

¿Qué o quienes realizan actividades cognitivas?

No solo los animales y el ser humano sino también maquinas debidamente programadas (ordenadores).

Va a hacer su aparición por ello una nueva forma de entender la psicología científica: la psicología cognitiva (se rechaza la psicología conductista). Esta nueva psicología recupera el mentalismo, el estudio científico de los procesos psíquicos.

¿Qué son los procesos mentales para la psicología cognitiva?

Procesos cognitivos, computacionales.

También hizo su aparición la teoría de la inteligencia artificial (IA) que defiende que además de la mente humana y animal existe una mente mecánica (a Descartes le habría dado un soponcio): cuando un computador debidamente programado posee sensaciones, recuerdos, o realiza inferencias (razonamientos) no parece inteligente, sino que es inteligente.

Expliquemos seguidamente el funcionalismo, la concepción filosófica de la mente acorde con los planteamientos de la ciencia cognitiva. La primera formulación de la teoría funcionalista de la mente la llevó a cabo en los años sesenta del pasado siglo Hilary Putnam (el catedrático de lógica de la universidad de Harvard).

¿Qué es el funcionalismo?

Una doctrina filosófica sobre la mente que afirma:

1. Los procesos mentales no son conducta externa observable (el funcionalismo rechaza el concepto de lo mental del conductismo lógico; prueba: los súper-espartanos de Putnam, unos guerreros espartanos que han sido entrenados para soportar cualquier tipo de dolor, por ejemplo, la extracción sin anestesia de una muela sin manifestar ninguna muestra conductual de dolor; ergo (en conclusión), la mente no puede ser explicada en términos conductuales).

2. Contra el fisicalismo reductivista de la neurociencia que reduce la mente al cerebro. Los funcionalistas defienden que el soporte físico (el cerebro) de los procesos mentales es irrelevante. Según los funcionalistas, el mismo proceso mental (que es computación de información) se puede dar en un cerebro como en un ordenador (Putnam afirma que incluso se podría dar en un alma cartesiana, un espíritu incorpóreo).

3. Los procesos mentales son funciones mediadoras (de ahí el nombre de funcionalismo) entre entradas sensoriales (input) y salidas motoras, la conducta externa observable (output).

ENTRADAS                ESTADO INTERNO                           SALIDAS

SENSORIALES           DE INFORMACIÓN                           MOTORAS

(Fuerte ruido)               (Proceso mental)                                  (Taparme los oídos)

 


INPUT                         FUNCIÓN MEDIADORA                   OUTPUT                               

 

4. Los procesos mentales pueden ser caracterizados como estados funcionales. ¿Qué es un estado funcional? Un estado lógico, un estado de información. En conclusión, los estados mentales no son estados cerebrales sino estados funcionales, estados de información.

¿Cómo procesa o se produce la computación de la información en la mente?

Jerry Fodor (fue profesor del MIT), el otro gran filosofo funcionalista, ha propuesto que existe dentro de la mente un lenguaje a través del cual se lleva a cabo la computación.

¿Qué lenguaje?

Ningún lenguaje natural, ningún idioma en particular (gallego, español, inglés, chino…), sino un lenguaje universal, “el lenguaje del pensamiento” o “mentalés” (ese lenguaje cumple la misma función que en los ordenadores, cumple el “lenguaje de máquina”).  

En conclusión, Fodor ha intentado descifrar ese lenguaje del pensamiento que lleva a cabo la computación en la que consiste en definitiva los procesos mentales.

EMERGENTISMO

Hablemos finalmente del emergentismo de John Searle. Searle es norteamericano, se doctoró en Oxford y es profesor en la universidad de Berkeley (es la universidad de San Francisco; es muy importante, y lleva el nombre de un filósofo empirista británico del s.XVIII). Expliquemos la teoría de Searle acerca de la mente: el emergentismo. La tesis de Searle es que los procesos mentales no son independientes de los procesos cerebrales, pero a la vez no se reducen a procesos cerebrales (tal como estos son estudiados por el neurocientífico).

¿Qué son entonces los procesos mentales?

Son fenómenos o propiedades emergentes, propiedades que emergen de los procesos cerebrales (ese emerger no es un proceso no físico de carácter misterioso).

El problema es el de siempre: cómo encajar los fenómenos mentales en nuestra concepción científica del mundo como realidad compuesta de cosas físicas exclusivamente.

Y es que hay cuatro propiedades de lo mental que es difícil de concebir en términos físicos:

1) LA CONCIENCIA: es el “darse cuenta” de lo que hacemos (ese darse cuenta es el hecho central de la existencia específicamente humana). Pues bien, es difícil imaginar que un sistema físico tenga conciencia.

2) INTENCIONALIDAD: los procesos mentales son intencionales. Los procesos mentales representan algo y así se refieren a objetos o estados de cosas distintos de los propios estados mentales. Es difícil concebir que un sistema físico pueda representarse algo y así referirse a un objeto (siempre que se piensa, se siente, se desea, hay que pensar, sentir, desear algo; ese algo es una representación mental y esa representación mental se refiere a un objeto extramental; los procesos físicos como la circulación de la sangre, por el contrario, no son intencionales).

3) LA SUBJETIVIDAD: es el privilegio del acceso directo de cada sujeto humano a sus propios procesos mentales (solo yo puedo conocer o experimentar directamente mis propios estados mentales internos). Los fenómenos físicos, por el contrario, no son subjetivos sino objetivos y de ahí que sea difícil acomodar la propiedad de la subjetividad con la concepción científica de la mente.

4) El problema de la CAUSACIÓN MENTAL: nuestros procesos mentales causan efectos físicos, pero no parece fácil comprender cómo algo mental puede tener influencia física.

La respuesta de Searle a estos cuatro problemas es la siguiente: las cuatro propiedades intrínsecamente mentales del universo son rasgos o propiedades físicas, pero de nivel superior de los cerebros, son propiedades emergentes de los sistemas neurofisiológicos (los procesos mentales son algo diferenciado de los procesos cerebrales en cuento procesos neuronales, pero no existen al margen de los procesos neuronales).

Rematemos nuestra explicación. Para Searle, los procesos mentales son causados por procesos neurológicos (y por ello emergen de ellos y sobre todo son distintos, diferenciables de ellos: son efectos, efectos epifenoménicos de los procesos neuronales, de un modo similar a como una sombra es un epifenómeno de un árbol) pero al mismo tiempo se producen en procesos cerebrales, es decir, están realizados en procesos cerebrales (y por lo tanto no son independientes de ellos ni tampoco radicalmente distintos de ellos).

¿Cómo es esto posible?

Hay que diferenciar entre:

- Micropropiedades: propiedades de los elementos que componen un objeto.

- Macropropiedades: propiedades de un objeto considerado como un todo, propiedades globales o propiedades a nivel superficial.

Ejemplo: ¿Cómo se explica la propiedad solidez de una mesa? Se explica por la estructura de enrejado (esa sería la propiedad global o superficial) de las moléculas de las que se componen. Indudablemente, aunque la solidez no es una propiedad de las moléculas sí es una propiedad causada por las moléculas y realizada en el sistema compuesto por las moléculas.

Y así, siguiendo la analogía (comparación), los fenómenos mentales son:

- Causados por procesos que tienen lugar en el cerebro en el micronivel de las neuronas.

- Fenómenos que se realizan en el sistema neuronal.

Conclusión final del emergentismo: en el cerebro, que es la única sustancia existente, existen dos niveles de descripción reales: el micronivel de los procesos neuronales y el macronivel de los procesos mentales. Y tal es la relación entre la mente y el cerebro.

Como acabamos de ver el emergentismo le sirve a Searle para refutar los planteamientos sobre la mente de la neurociencia. Searle también es famoso por demostrar, contra lo que afirma la inteligencia artificial, que la única máquina que puede pensar es el cerebro. Esta tesis es coherente con la afirmación de que los procesos neuronales son emergentes con relación a los procesos cerebrales, es decir, que solo pueden ser producidos por estos y no por una computadora. Para demostrar creó un experimento mental “la habitación china” que demuestra que es imposible que una computadora realmente piense (un ordenador solo manipula símbolos que no comprende: sus símbolos solo tienen sintaxis, relaciones de orden entre ellos, pero no semántica, relación con un significado, esto es, la famosa intencionalidad de los procesos mentales). Conclusión final: la única máquina que puede pensar es el cerebro. Los cerebros causan mentes (no existe la mente mecánica porque los procesadores no tienen cerebro).

ESQUEMA DE LA CONCEPCIÓN DE LO MENTAL EN EL SIGLO XX-XXI: ver blog  Axitación filosófica - 20 de abril 2021

II ANEXO – EL ALMA DE LAS RELIGIONES

            Esta última clase antes del examen que vamos a hacer mañana sobre la mente la vamos a dedicar a un tema de filosofía de la religión. ¿Qué es la filosofía de la religión? La reflexión filosófica no sobre la mente (eso sería la filosofía de la mente), no sobre la verdad matemática (eso sería filosofía de las matemáticas), sino sobre las creencias religiosas, es decir, sobre el mundo de las religiones.

El tema principal de las creencias religiosas es lo sagrado (lo numinoso), lo divino, Dios. La mayoría de las religiones creen, postulan la existencia de una realidad incognoscible que se encuentra en el fondo de todas las cosas. Dicha realidad es el fondo último de todo lo que existe, es la realidad última y definitiva: lo sagrado, lo divino, Dios que además es descrito como algo misterioso, terrible y fascinante (sublime). Pues bien, una de las creencias fundamentales de las religiones, de la mayoría de las religiones, es la creencia en la existencia del alma, pero atención, del alma tal como la conciben las religiones (no del alma tal como ésta es concebida por el pensamiento filosófica, ya sean los filósofos de un remoto pasado como lo fueron los filósofos griegos, ya sean los de un pasado más cercano como fue Descartes y sus seguidores, ya sean incluso los filósofos del presente).

¿Qué es el alma que postulan las creencias religiosas?

-          El alma es la presencia de ese principio divino de algún modo en cada uno de nosotros (para los cristianos, por ejemplo, el alma que poseen todos los hombres ha sido creada directamente por Dios y creada a su imagen y semejanza, es decir, el alma es lo divino, lo sagrado que hay en el ser humano; estas creencias, además, tienen consecuencias prácticas, éticas, en la vida de los creyentes cristianos y así, por ejemplo, es por este motivo por lo que los cristianos están en contra del aborto: para ellos, es en el momento mismo de la concepción cuando Dios crea el alma de cada individuo singular).

-          El alma de las religiones es también quien puede llegar a experimentar (incluso entrar en comunión; es el amor místico) ese principio divino que subyace a toda la realidad; es decir, puede llegar a percibir de alguna manera (en esto consisten las experiencias místicas) a Dios.

-          Finalmente, el alma también es un principio inmaterial (espiritual) que subsiste a la aparente destrucción de nuestro cuerpo tras la muerte (y de ahí que uno de los temas fundamentales de muchas religiones sea el destino del alma tras la muerte del cuerpo); es por ello por lo que las creencias religiosas son principalmente creencias escatológicas (escatología=creencias acerca de la vida de ultratumba, de la vida más allá de la muerte…del cuerpo).

En consecuencia, cuando reflexionamos acerca de la naturaleza y legitimidad de las creencias religiosas, tenemos que comprender que el alma de la que hablan las religiones no es el alma que postulaban los filósofos griegos ya fuese para comprender el fenómeno de la vida, ya fuese para explicar el movimiento de los cuerpos celestes o del cosmos entero. Tampoco es el alma (la mente) acerca de la cual “meditaba metafísicamente” Descartes: el alma cartesiana (de la que tanto se reía Ryle llamándola “Ghost in the machine”). Y es que tenemos que comprender que las creencias religiosas, que la experiencia y comprensión religiosa de la realidad, implica siempre un plus, una experiencia y conocimiento extra que no se puede adquirir por vía ordinaria, que no se puede alcanzar por medios estrictamente racionales: esa experiencia es la experiencia religiosa, la experiencia del contacto directo con la divinidad. A ese conocimiento es a lo que denominamos fe (por ello Kierkegaard, un importantísimo filósofo danés del siglo XIX, el cristiano atormentado del siglo XIX por excelencia como Pascal lo fue del siglo XVII, decía que el creyente tiene que ir más allá de sus creencias ordinarias, racionales acerca de la realidad y dar lo que él denominó “el salto de fe”. Por ello afirmaba que “si puedo comprender a Dios racionalmente es que no tengo fe; pero como no puedo hacerlo, debo tener fe”).

¿Qué relación existe entre la concepción religiosa del alma y la concepción que acerca del alma tuvieron los antiguos filósofos griegos?

La reflexión de los filósofos griegos sobre el alma forma parte de la reflexión racional, ordinaria sobre la realidad. Los filósofos griegos se preguntaban, ¿qué mueve a los cuerpos, sobre todo a los cuerpos celestes, las esferas y los astros?, ¿qué anima a las plantas, a los animales, incluso al cuerpo de los hombres?, ¿qué hace posible que los hombres no sólo vivan y sientan, sino incluso que piensen? La respuesta era una entidad a la que denominaron psyché, el alma (esa alma fue concebida de múltiples modos por los distintos filósofos y corrientes de pensamiento de la Antigüedad, tal como hemos visto en la unidad que acabamos de explicar). Como bien vemos, el alma de los filósofos griegos no es el alma de la que hablan las religiones. Sin embargo, aunque no se coimpliquen, ambas concepciones se complementan (y de ahí que no nos resulte extraño que un filósofo como Sócrates en el diálogo Fedón de Platón postulase la supervivencia del alma a la muerte del cuerpo y el traslado de ésta a una región superior y divina). En el caso de Descartes, la concepción de la mente cartesiana, su concepción dualista mente/cuerpo es compatible con el dogma cristiano que afirma la existencia y supervivencia de las almas (y así, la filosofía cartesiana sobre la mente no entra en contradicción con los dogmas del cristianismo, algo especialmente importante para Descartes que era un fervoroso y auténtico católico; no olvidemos que la principal creencia del cristianismo es la salvación de nuestra alma a través de la muerte en la cruz de Jesucristo y por ello, ¿qué sentido tendría el sacrificio de Cristo si no tuviésemos alma?).

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