LA MENTE
LECTURA
FILOSOFÍA DE LA MENTE (Stephen Law)
¿Qué
es la mente?
Esta
pregunta es el centro de la filosofía de la mente, pero, a pesar de los
esfuerzos de los filósofos y científicos que la estudian, la mente sigue siendo
un gran enigma.
Son
muchos los problemas que plantea la mente. Éstos son algunos de ellos:
·
El enigma de la naturaleza de
la conciencia.
·
La enigmática relación entre
la mente y el mundo no mental (el mundo físico)
·
El enigma de la
intencionalidad: ¿cómo pueden nuestros pensamientos referirse/representar otras
cosas?, ¿qué es lo que les da el poder de representar?
·
El enigma de la percepción:
¿hasta qué punto nuestra mente condiciona lo que experimentamos?
·
El enigma de la identidad
personal: ¿qué es lo que hace, cuando miramos un álbum de fotos y vemos las
distintas etapas de nuestra vida, que todos esos individuos tan distintos sean
la misma persona, es decir, un mismo yo?
·
El enigma de la memoria: ¿qué
es la memoria y cómo se relaciona con la continuidad de nuestra identidad
personal?
Hay
que distinguir la filosofía de la mente de disciplinas científicas como la
psicología, la neurociencia o las ciencias cognitivas (que estudian la mente
como si fuese una computadora). Mientras la investigación científica implica
una investigación empírica (basada en la observación y la experimentación) de
los fenómenos mentales, la reflexión filosófica consiste en una aproximación
lógica y conceptual:
·
al preguntar qué es la mente,
no se busca conocer los hechos sobre la mente (hechos que se pueden descubrir a
través de una investigación científica), sino lo que implica el concepto de
mente.
·
su método incluye la
exploración de las conexiones lógicas y conceptuales que existen entre la
mente, la conducta y las distintas facultades mentales.
Los
descubrimientos de la filosofía de la mente pueden llegar a tener consecuencias
de gran alcance en otras ramas de la filosofía como por ejemplo en la ética:
dependiendo de cómo se responda a la pregunta por la identidad personal, se
puede plantear el problema de la eutanasia (o del aborto) de formas
contrapuestas (como un homicidio o como un acto de piedad o un derecho).
EL
ENIGMA DE LA MENTE
Todos
somos conscientes de nuestra rica vida interior: sensaciones, percepciones,
recuerdos, fantasías, pensamientos, emociones y deseos. Pero:
·
¿cómo se relacionan todos
ellos con el mundo físico?
·
¿es mi mente consciente algo
que está por encima de lo que ocurre físicamente o es también algo físico?
La
privacidad de la conciencia
Si
mordemos una manzana, disfrutaremos de una gran variedad de sensaciones, de
experiencias mentales conscientes:
·
la visión del color de su
cáscara
·
la textura cerosa de su piel
·
su olor ácido
·
el sabor dulce de su carne
Una de
las características interesantes de estas experiencias es su PRIVACIDAD: Cuando
miro una manzana roja, tengo una experiencia sobre el color. Sé cómo es para mí
esa experiencia y no dudo que tú tengas una experiencia similar, pero no puedo
saber cómo es para ti. No podemos acceder a la mente de los demás para saber
qué tipo de experiencias están teniendo. Parece que nuestra vida interior es
privada, en el sentido más estricto de la palabra. Nuestro cerebro y nuestro
sistema nervioso también son privados, pero en un sentido mucho menos estricto:
aunque mi cerebro está oculto dentro del cráneo, es posible en principio llegar
a contemplar lo que está pasando en su interior (por ejemplo, con un TAC se
puede explorar su funcionamiento)). Por el contrario, cuando se trata de la
mente, es imposible acceder a ella. Aunque tengas una experiencia consciente
igual a la mía, nunca podrás experimentar la que yo tengo. Se podría preguntar,
¿y si mi sistema nervioso estuviera conectado con el tuyo para que mi cerebro
recibiese exactamente la misma estimulación sensorial que el tuyo? Incluso
entonces, sólo podrás tener una experiencia igual a la mía, pero no la misma
experiencia que yo tengo. Parece que mi experiencia es inaccesible para ti.
En
1974, el filósofo estadounidense Thomas Nagel exploró la idea de la privacidad
de lo mental en su ensayo “¿Cómo se
siente siendo un murciélago?” (“What Is It Like to
Be a Bat?"), en el que se preguntaba cómo podríamos
saber lo que es experimentar el mundo desde el punto de vista de otro ser.
Concluía que, aunque lo sepamos todo sobre el cerebro de un murciélago, no
podemos saber qué experimenta un murciélago. Los murciélagos ven de noche
mediante la ecolocalización: al emitir un chillido agudo inaudible para el ser
humano y oír su eco, pueden percibir el ambiente que los rodea con todo
detalle. ¿Qué tipo de experiencia tiene el murciélago cuando puede ver gracias
al sonido? Nagel señala que, aunque conociéramos todos los hechos físicos
acerca de lo que le ocurre a un murciélago cuando emplea la ecolocalización,
seguiríamos sin saber cómo es esa experiencia para él. Nagel sugiere que el
carácter SUBJETIVO de la experiencia de otro ser (ser el punto de vista exclusivo
de un organismo) hace que quede oculta irremediablemente para nosotros.
El
dualismo mente/cuerpo
¿Es la mente algo físico?
¿Qué
relación hay entre mi mente y el mundo físico?
¿Cuál
es la relación entre nuestra mente consciente y nuestro cuerpo físico?
Respecto
a la cuestión de qué es la mente hay dos posibles planteamientos:
1.
DUALISMO: la mente y lo físico
son dos tipos de cosas distintas (la mente no es algo físico).
2.
MONISMO MATERIALISTA: la mente
es algo físico.
Comenzaremos
explicando el planteamiento dualista:
·
El dualista más famoso de la
historia ha sido Descartes en el mundo moderno. Platón lo fue de la Antigüedad.
·
También la mayoría de las
religiones mantienen de algún modo planteamientos que podríamos calificar de
dualistas. La creencia religiosa de que todos tenemos, independientemente de
nuestro cuerpo físico, un alma:
1º
no física e inmortal,
2º
que abandona el cuerpo en el momento de la muerte de éste, para
3º
trasladarse a algún tipo de región o dimensión no física de la realidad,
es
una doctrina que podemos calificar de dualista.
·
Para los dualistas, la mente y
el cuerpo son sustancias separadas.
¿Qué es una sustancia?
Aquello
que, a diferencia de las propiedades, puede existir por sí sólo,
independientemente de las demás cosas o sustancias. Un libro, por ejemplo, es
una sustancia porque existe por sí mismo. El peso del libro, por el contrario,
no es una sustancia (porque el peso no puede existir por sí mismo; requiere del
libro para existir). El peso es sólo una simple propiedad de la sustancia a la
que pertenece.
Pues
bien, para los dualistas, lo mental no es una propiedad de una sustancia física
como defienden los materialistas (esa sustancia sería nuestro cuerpo, más en
concreto, nuestro cerebro), sino que es una verdadera sustancia por sí misma:
la sustancia mente, la sustancia pensante, una sustancia que no está hecha de
materia sino de pensamiento.
Expliquemos
ahora el planteamiento monista. Los materialistas creen que sólo existe un tipo
de sustancia: la materia (de ahí, lo de monistas; monismo=una sustancia). Hay
distintas concepciones materialistas sobre la mente y lo mental:
1.
La mente es un objeto material
y es evidente que ese objeto tiene que ser el cerebro (la neurocientífica Susan
Greenfield, de la Universidad de Oxford, ha afirmado: “Tú eres tu cerebro”).
2.
Las propiedades y los procesos
mentales se tienen que poder identificar con propiedades y procesos físicos (y
así, si el agua no es otra cosa que H2O, el dolor es idéntico a ciertos estados
neuronales del cerebro).
3.
Otros materialistas, llamados conductistas lógicos, creen que la mente
no es más que un conjunto de disposiciones conductuales de una sustancia
material, el cuerpo. Y así, sentir dolor no es otra cosa que un conjunto de
conductas (retorcerse, gritar…). Fueron los conductistas lógicos los que
afirmaron que defender que hay una mente más allá de un cuerpo material y sus
disposiciones conductuales es introducir un fantasma
en la máquina totalmente mítico y superfluo.
4.
La forma más radical de
materialismo, el eliminativismo, niega que la mente exista. Quizá que la mente
existe es algo evidente para nosotros, pero, conforme la ciencia avance, según
los eliminativistas, se descubrirá que la mente es tan real como las brujas o
los demonios. La explicación de la conducta de los organismos humanos no
requerirá de la existencia de ninguna mente, o de lo que supuestamente hay en
ella, como las ideas y sentimientos. La explicación correcta de nuestra
conducta implicará sucesos neuronales y nada más, no sucesos mentales.
5.
Hay una forma sutil de
materialismo que es al mismo tiempo monista y dualista: es el dualismo de la
propiedad. Los dualistas de la propiedad son materialistas porque defienden que
no hay más sustancia que la materia, que el cuerpo, que el cerebro, pero
afirman también que esa única sustancia física puede tener tanto propiedades
físicas como mentales (y que dichas propiedades mentales son distintas a las
físicas e irreductibles a éstas). El cerebro posee dos tipos de propiedades
(propiedades ordinarias como tienen todos los objetos físicos, y propiedades
extra que no tienen la mayoría de los objetos físicos): propiedades físicas
como el peso y propiedades mentales como sentir dolor. En conclusión: el
cerebro tiene una doble identidad (al tener propiedades físicas y propiedades
no físicas sino metales).
¿Qué
teoría está en lo cierto:? ¿el dualismo, que defiende que la mente es una
sustancia diferenciada del cuerpo, o el monismo materialista, que afirma que no
puede haber otra sustancia que el cerebro?
Hasta
el siglo XX, se impuso la concepción dualista cartesiana. A partir del siglo
XX, en virtud del desarrollo de la neurociencia, es dominante de un modo
abrumador el monismo materialista. Veamos cuáles han sido las principales
objeciones que se le han puesto al dualismo, pero también algún argumento a
favor de él.
·
La objeción más conocida al
dualismo es el problema de cómo pueden interactuar la mente y el cuerpo (cuando
me pincho en los dedos, siento inmediatamente un dolor; y cuando mi mente
siente ese dolor, manda una orden a mi mano para que evite seguir cogiendo ese
objeto punzante).
El
problema es explicar como una mente no física puede causar un efecto en un
cuerpo físico (y a la inversa):
-
la mente, en principio, tiene que ser causalmente inactiva, no puede producir
ningún efecto en mi cuerpo (los monistas no tienen este problema porque para
ellos todo lo que sucede es físico: desde el movimiento de los músculos de la
mano a las señales neuronales que llegan o envía el cerebro).
-
lo mismo ocurre con el cuerpo, ya que es inexplicable cómo pude dejar algún
tipo de huella o marca en la mente, ya que la mente no es algo físico.
La
solución propuesta por Descartes fue postular que la glándula pineal (la
epífisis, una glándula que se encuentra en el centro del cerebro) estaba lleno
de “espíritus animales”, unas partículas líquidas ligerísimas que se movían a
gran velocidad por todo el cuerpo, y que eran capaces de 1º controlar
mecánicamente el cuerpo y 2º producir en el alma percepciones del cuerpo. Esta
explicación no convenció a nadie y se convirtió en el gran problema filosófico
del siglo XVII.
·
El principal argumento a favor
del dualismo es el siguiente: además de todos los hechos físicos, existen
hechos no físicos, los hechos mentales (la experiencia consciente subjetiva).
¿Cómo podernos demostrar que los hechos mentales no son hechos físicos? El filósofo australiano Frank Jackson propuso
el experimento hipotético “Mary y la sala en blanco y negro” para probarlo.
Supongamos que unos científicos crean y crían a Mary en una sala en blanco y
negro. Sus experiencias se controlan para que nunca experimente el color.
Cuando Mary llega a la edad adulta se convierte en un neurocientífica
extraordinaria. Descubre todo lo que sucede dentro del cerebro humano cuando
experimenta el color rojo, hasta la conexión de la última neurona. En el tema
de los hechos físicos sobre la percepción del color, no hay nada que Mary no
sepa. Entonces, uno de los científicos que está fuera de la sala lanza un
tomate maduro al mundo en blanco y negro de Mary. Esta experimenta algo que
nunca antes había vivido. Aprende algo nuevo: lo que es experimentar el color
rojo desde un punto de vista subjetivo. Aprende un nuevo hecho: el hecho de
percibir el color rojo. Pero Mary conocía ya los hechos físicos, por lo que
este nuevo hecho no es físico. Jackson concluye que existen más hechos además
de los físicos.
¿Podría
pensar una máquina?
Los
ordenadores avanzan rápidamente. Ahora se pueden programar para ejecutar muchas
de las labores que antes hacían los seres humanos. ¿Significa eso que al final
podrán pensar igual que nosotros?
Las
preguntas filosóficas que nos planteamos son las siguientes: ¿es posible que
una máquina piense (que comprenda conceptualmente, incluso que sienta)? ¿Existe
alguna razón para suponer que, independientemente de lo sofisticados que
lleguen a ser, los ordenadores nunca podrán pensar?
¿Y si
programáramos un ordenador que imitara el pensamiento: la comprensión y los
sentimientos humanos? ¿Y si lo introdujéramos en un cuerpo robótico? Si el
conjunto fuera lo bastante sofisticado, podría parecer que realmente piensa y
siente. Pero, ¿sería una verdadera máquina pensante o sólo simularía que
piensa?
Es
evidente que normalmente una simulación por ordenador nunca será real, dando
igual lo bien que imite la realidad. Por ejemplo, la simulación de un incendio
forestal: se puede crear una simulación tan perfecta como se quiera,
programarla para que incluya todos los detalles del fuego, incluso el
movimiento del último átomo, pero seguirá siendo una simulación, no un incendio
de verdad (si metemos la mano en el ordenador, no nos quemaremos).
Pero
en otros casos, la simulación es tan buena que deja de ser una simulación. Eso
sucede por ejemplo con el cálculo matemático: un ordenador programado para simular
un cálculo matemático no sólo simula, sino que realiza esos cálculos.
¿Podría,
un ordenador programado para simular el pensamiento, pensar, o sólo lo
simularía? Muchos filósofos y científicos creen que, si el ordenador fuera lo
bastante sofisticado, sí que podría pensar y sentir de verdad, no sólo lo
simularía. Es cierto que cuesta entender cómo unos simples chips y cables
pueden recrear ideas y sentimientos, pero es igual de misterioso que nuestro
cerebro pueda hacerlo (somos máquinas biológicas, por lo que ¿por qué no puede
pensar y sentir una máquina de silicio creada por el hombre?).
Los
que niegan esa posibilidad consideran que los ordenadores son sólo un
dispositivo programado para responder mecánicamente patrones de símbolos que se
introducen en él. Por ejemplo, ¿comprende algo de lo que está haciendo el
ordenador de un avión? La respuesta es no, el ordenador del avión no comprende
nada. Sólo responde, tal como está programado, a las complejas secuencias de
unos y ceros que se envían desde los alerones, el motor, el timón, etc.
En
1980, el filósofo John Searle elaboró uno de los experimentos mentales más
famosos de la filosofía de la mente: “la sala china”. Este experimento intenta
probar que ningún ordenador podrá nunca pensar porque nunca podrá obtener una
comprensión lingüística. Searle no niega que una máquina pueda pensar. Después
de todo, nosotros somos máquinas complejas, aunque biológicas. Pero opina que
para comprender y pensar de verdad hay que estar hecho de materia biológica.
Los ordenadores no son capaces de pensar porque no están hechos de ninguna
sustancia orgánica que se parezca al cerebro (en ese caso, sólo creando una
réplica del cerebro orgánico, con dispositivos electrónicos en lugar de
neuronas, podríamos crear una máquina inteligente).
FIN DE LA LECTURA
……………………………………………………………………………………………………………………………………
Para entender qué es el
conocimiento, partiremos no de la explicación de lo que es el conocimiento,
sino que lo primero que haremos será preguntarnos acerca de quién conoce.
¿Qué es esa cosa que conoce?
La mente. Son, pues, las mentes las
cosas que piensan, que conocen.
¿Por qué?
Porque el conocimiento es una
actividad (la actividad de conocer) no física, sino psíquica, mental, y por eso
sólo pueden conocer las mentes:
-
una piedra, por ejemplo, no conoce porque no es una mente
sino, simplemente, materia inerte;
-
una planta no conoce tampoco porque las plantas, aunque son
materia viva, no tienen aún mente;
-
los animales ya pueden conocer: por ejemplo, mi perro me
conoce como su amo, y lo hace porque ya tiene mente, una mente que es capaz
sólo de conocer de un modo básico y primario lo que le rodea a través de la
experiencia sensorial;
-
finalmente, los seres humanos conocemos porque estamos
dotados de una mente que no es sólo capaz de experimentar sensaciones como los
animales, sino que, sobre todo, es capaz de pensar, de pensar conceptualmente,
de pensar lingüísticamente.
¿Qué es lo
psíquico o mental?
Hay ocho
tipos de procesos psíquicos:
1º
SENSACIÓN: siento un picor en mi brazo.
2º
PERCEPCIÓN: percibo una mosca.
3º CREENCIA:
creo que las moscas vuelan.
4º
INFERENCIA: razono que “si muevo el brazo, la mosca saldrá volando”.
5º MEMORIA:
recuerdo que en otras ocasiones ya me molestaron otras moscas.
6º
IMAGINACIÓN: imagino cómo sería un mundo sin moscas.
7º EMOCIÓN:
me irrita esta puñetera mosca.
8º
VOLICIÓN/APETICIÓN: deseo que la mosca deje de molestarme.
CONDUCTA:
finalmente, y esto ya no es un proceso mental (psíquico), sino corporal (es
decir, físico), le arreo un papirotazo a la mosca con el periódico que estoy
leyendo (conducta). R.I.P. (descanse en paz).
¿Qué es la mente?
A lo largo de la
historia, tal como venimos viendo a lo largo de todo el curso, ha habido dos
grandes concepciones, dos grandes paradigmas, sobre la mente:
-
la de los antiguos (la de los filósofos griegos que estuvo
vigente hasta el Renacimiento incluido)
-
la de los modernos (la de Descartes, es decir, la que ha
estado vigente desde el siglo XVII y está aún vigente, aunque con importantes
modificaciones, en la actualidad).
¿Qué es la mente para los antiguos?
A la mente, los
filósofos griegos la denominaban “psiché”,
ALMA (de dicho término, proceden las palabras “psicología”, “psicólogo”,
“psiquiatría”, etc.). Para los griegos, el alma cumplía dos funciones:
1º Mover la materia y
por ello animarla, darle vida. La función principal de las almas es ser el
principio activo interno que mueve a los cuerpos haciendo, por ello, que éstos
vivan, que estén animados (dotados de un “ánima”). EN CONCLUSIÓN: para el pensamiento
antiguo, el alma es el principio vital (aquello que hace que un cuerpo este
vivo, animado: un cuerpo está vivo porque tiene alma).
2º La segunda función de
las almas, pero sólo de algunas almas, las almas espirituales o espíritus, es
la función de conocer, de pensar. No todas las almas son capaces de esto. Sólo
pueden hacerlo las almas superiores, las almas racionales o espirituales.
Estas almas también eran
denominadas “inteligencias”. Este tipo de almas superiores sólo eran poseídas
por los hombres (no por los animales, capaces sólo de conocimiento sensorial) y
por los cuerpos celestes.
EN CONCLUSIÓN: para los
griegos, la función principal de las almas no es pensar, sino mover la inerte
materia dándole por ello vida a los cuerpos, animando a los cuerpos. Sólo
algunas formas de vida superiores (los animales, pero, sobre todo, los hombres
y los astros) son capaces de desenvolver además una actividad cognoscitiva.
¿Qué es la mente para los modernos?
El
padre de la concepción moderna de la mente (y de tantas otras cosas, como por
ejemplo del universo exclusivamente material y mecánico) fue Descartes.
Para Descartes, sólo los
seres humanos tienen mente (a la mente, Descartes la seguirá llamando “alma” o
“espíritu”, pero preferirá llamarla “res cogitans”, la “cosa pensante”). Los
animales, por el contrario, no tienen mente, son sólo cuerpos.
La
gran innovación introducida por Descartes es que la mente (el alma) ya no
cumple ninguna función vital (no da vida a un cuerpo porque el fenómeno de la
vida es un fenómeno puramente físico, mecánico, hoy en día diríamos,
bioquímico).
Entonces…, si las almas
ya no animan a los cuerpos, ¿qué es lo que hace el alma?
El alma sólo piensa,
sólo conoce (y de ahí que Descartes la denomine “cosa pensante”, “res
cogitans”).
Hoy en día (desde los
años 50 del pasado siglo XX), mantenemos la concepción de lo mental de
Descartes (rechazamos que la mente dé vida al cuerpo), pero matizada: la vida
no es una función de las mentes sino la mente, el pensamiento, es una función,
una propiedad de ciertos cuerpos vivos. ¿Qué cuerpos? Hay materia viva que
tiene la propiedad de pensar: esa materia viva que piensa es la materia gris
cerebral.
EL ALMA
PARA LOS FILÓSOFOS GRIEGOS
ESQUEMAS: FOTOS 6 ABRIL 2022
A) Expliquemos seguidamente de un
modo más detallado, en primer lugar, ¿Qué es el alma para los griegos?
1º Para algunos filósofos griegos el
alma es una cosa, una sustancia (sustancia es un tecnicismo filosófico de
aquello que en lenguaje ordinario denominamos cosa u objeto; la sustancia es el
armazón que soporta y mantiene unidas las propiedades de una cosa).
¿Qué tipo de sustancia?
a)
Una sustancia material: la materia de la que están hechas las
almas es una materia sutil y leve, ingrávida:
o
Aire: este elemento se vinculó con el aliento vital, con
aquello que da vida y anima al cuerpo y que al escaparse por la boca al expirar
hace que el cuerpo muera.
o
Fuego: en este caso, este elemento se vincula con el calor
corporal que para el pensamiento primitivo es una fuente de vida.
o
Átomos sutiles: ésta es la concepción de Demócrito y del
atomismo.
b)
Una sustancia inmaterial, espiritual: éste es el punto de
vista defendido por los pitagóricos y por Platón. Según estos filósofos,
existen dos tipos de sustancias: las sustancias corpóreas (la materia) y las
sustancias incorpóreas (el espíritu). A juicio de estas escuelas, la causa del
fenómeno de la vida, y del pensamiento, es el espíritu, no la materia. Por lo
tanto, un cuerpo que esté vivo y piense tiene que alojar en su interior este
tipo de sustancia espiritual inmaterial (esta concepción del alma la hará suya
el judaísmo farisaico y el cristianismo, y de ahí que defiendan que el ser
humano posee un alma espiritual, inmortal y capaz de decidir libremente).
2º Para otros filósofos premodernos,
el alma no es una sustancia, no es una cosa. ¿Qué es entonces el alma?
a)
La forma, la estructura, de un cuerpo que está vivo. Ésta fue
la concepción del alma más elaborada y exitosa del pensamiento griego y estuvo
vigente y fue predominante hasta el siglo XVII. Su creador fue Aristóteles.
b)
Para otros filósofos, los filósofos vitalistas (fueron muy
importantes también en el Renacimiento y en el Romanticismo), el alma es una
fuerza (no una sustancia sino una fuerza), pero no una fuerza física, mecánica,
sino una “fuerza vital”.
LA MENTE
PARA LOS MODERNOS
B) Expliquemos seguidamente, en
segundo lugar, ¿Qué concepción se mantuvo en el mundo moderno acerca del alma o
del espíritu?
Recordemos que, desde
Descartes, el alma ya es sólo la mente, lo psíquico. Pues bien, la mente puede
ser explicada en términos sustancialistas o no sustancialistas.
1º La mente fue explicada en términos
sustancialistas (la mente es una cosa, la cosa pensante) en primer lugar por
Descartes y por la mayoría de los filósofos racionalistas del siglo XVII (a
partir del siglo XVIII, el Siglo de la Ilustración, muchos filósofos ilustrados
cuestionaron la validez del pensamiento cartesiano y mantuvieron que la mente
no es una cosa, que no existe la sustancia mente).
La mente es una cosa,
una sustancia: la cosa que piensa. Para Descartes, la sustancia mental puede
pensar porque es inmaterial y no funciona mecánicamente. Además, por ello, es
también inmortal (el punto de vista de Descartes sobre el alma, aunque
novedosísimo, no entraba en contradicción con el dogma cristiano porque
Descartes era un fervoroso católico).
Para Descartes, además,
como sabemos, el alma no cumple ninguna función vital ya que el cuerpo humano,
nuestro cuerpo, es material y funciona mecánicamente.
EN CONCLUSIÓN: para
Descartes y el mecanicismo del siglo XVII, el hombre está compuesto por dos
sustancias: un cuerpo material y una mente espiritual, un cuerpo físico y una
mente psíquica, separados y desconectados entre sí (de ahí, que el principal
problema/misterio filosófico de la época era explicar cómo se comunicaban
dichas dos sustancias).
2º Concepción no sustancialista de la
mente.
Es la concepción
dominante hoy en día. Para esta concepción no existe la sustancia mente.
La primera corriente
filosófica en defender este punto de vista fue el Empirismo británico del siglo
XVIII (Locke, Hume, etc.). Los filósofos empiristas cuestionaron la existencia
de la sustancia mente. Sus conclusiones:
-
Existe lo psíquico, lo mental, la corriente de la conciencia.
-
No existe la mente (el alma, el “yo” de Descartes)
¿Qué ocurrió después?
En el siglo XVIII, un
médico francés llamado LaMettrie se dio cuenta de hasta qué punto los procesos
mentales están conectados con el funcionamiento del órgano cerebral (hasta ese
momento se pensaba que la función del cerebro era enfriar la sangre del cuerpo,
cumpliendo una función similar a la del radiador/refrigerador del motor de un
coche). Por ello, defendió un nuevo concepto de lo mental anticartesiano: la
mente ya no es una sustancia separada del cuerpo sino una función del cuerpo,
más en concreto del cerebro. Nuestro cuerpo, nuestro cerebro (y no nuestro
espíritu) es quien piensa. El ser humano es por ello una máquina pensante (y
fue así como tituló su principal obra, obra que provocó un escándalo mayúsculo
en la Europa de su época: “El hombre máquina”).
¿Qué es la mente hoy en día?
La mente no es sino la
palabra que utilizamos para referirnos a la totalidad de procesos mentales que
se producen en el cerebro. Mi cerebro es por ello la única sustancia
verdaderamente existente, y los procesos mentales (la mente) no son sino una
función cerebral (un producto del cerebro, una propiedad o estado del cerebro).
EN CONCLUSIÓN: desde el
siglo XX, definitivamente, ya prácticamente ningún filósofo defiende la
existencia de una sustancia mental. No existe otra sustancia que el cerebro y
por lo tanto los procesos mentales deben ser explicados en términos de procesos
cerebrales (de esto trata una de las ramas más novedosas del pensamiento
científico: la neurociencia).
LA NUEVA FILOSOFÍA DE LA MENTE:
¿Qué concepción de la mente
y de lo mental (de la naturaleza de los procesos psíquicos) tenemos a partir
del siglo XX?
En el siglo XX hace su
aparición una nueva filosofía de la mente, una nueva concepción de lo mental
que es efecto del surgimiento de tres nuevas ramas del pensamiento científico
(una de las características de la filosofía moderna es que no se puede sustraer
a los avances del pensamiento científico; la prueba de ello fue el cambio que
en el siglo XVII se produjo, de la concepción filosófica acerca del universo físico,
que se produjo por efecto del surgimiento de la física-matemática moderna; de
tal modo que si la filosofía en la Edad Media era “criada de la teología” (de
la religión) en la Edad Moderna lo será de la ciencia). Pues bien, en el siglo
XX hizo su aparición tres nuevas disciplinas científicas que son, al fin,
capaces de estudiar lo mental desde una perspectiva científica:
1º en 1874, el
fisiólogo (médico) alemán Wilhem Wundt inaugura en la facultad de medicina de
la universidad de Leipzig (a la sazón la mejor facultad de medicina del mundo)
el primer laboratorio de psicología experimental (esto es, de psicología
científica). Da comienzo así al estudio científico de algunos procesos
mentales: de la sensación, la percepción, la memoria, la atención y el aprendizaje.
Dos años después siguiendo su ejemplo William James abrió en la universidad de
Harvard otro laboratorio EEUU. A finales de siglo, había más de 70 laboratorios
abiertos ya en todo el mundo.
¿Qué enfoque mantiene
la psicología acerca de la mente?
La psicología no
estudia la mente entendida como una sustancia (no estudia la cosa mente) sino
que solo estudia los procesos mentales, algunos procesos mentales, aquellos
procesos que pueden ser objeto de observación empírica y de experimentación.
Por ello, la corriente dominante de la psicología en los dos primeros tercios
del siglo XX (hasta 1970) fue el conductismo o behaviorismo, cuyos principales
representantes fueron John Watson y Burrhus Skinner. Para el conductismo los
procesos mentales no pueden ser objeto de estudio científico porque son
subjetivos y privados (no objetivos y públicos) y por lo tanto se sustraen a la
observación empírica directa. Para los conductistas la mente solo pude ser
estudiada a través de su manifestación en la conducta. En conclusión, para el
conductismo la psicología científica es el estudio de la conducta humana y no
de la mente (de la que algunos llegarán a afirmar que no existe).
2º Hablemos de la
segunda ciencia relacionada con la mente que hizo también su aparición en el
s.XX: la neurociencia, el estudio científico del sistema nervioso en general,
del órgano cerebral (fundamentalmente de las zonas en las que se localizan las
funciones mentales; por ejemplo, el estudio de la visión que se produce en la
zona occipital del cerebro, en el occipucio: una persona que ha sufrido una lesión
en esa parte del cerebro pierde la visión aunque sus ojos estén intactos), y
los procesos neuronales en particular. La puesta en marcha de la neurociencia
fue en gran medida obra del fisiólogo español Santiago Ramón y Cajal quien fue
capaz de aislar la unidad elemental del sistema nervioso: la neurona.
3º En los años treinta
del pasado siglo, hizo su aparición la teoría de la computación, la teoría de
la información, la informática (fue obra de extraordinarios matemáticos e
ingenieros de aquel entonces). Por efecto de ello hicieron su aparición las
ciencias cognitivas.
¿Qué es la cognición?
Entender el
conocimiento (es decir, los procesos mentales, porque en todos los procesos
mentales hay conocimiento) en términos de computación, de computación de
información. A lo largo de la segunda mitad del s. XX harán su aparición las
distintas ciencias cognitivas: la psicología cognitiva, la inteligencia
lingüística cognitiva, la neurociencia cognitiva… El punto de partida es un
simposio (un congreso de científicos) que se llevó a cabo en el MIT en 1956. En
1977 hizo su aparición el primer número de la revista “Ciencias cognitivas”,
principal órgano de difusión de estas ciencias.
El impacto de las ciencias
cognitivas en la nueva filosofía de la mente ha sido extraordinario. Ha hecho
su aparición una nueva corriente filosófica denominada funcionalismo que
describe la naturaleza de los procesos mentales en términos computacionales.
Hablemos ahora ya de
la nueva filosofía de la mente del s.XX (hasta ahora no hemos hablado más que
de las disciplinas e investigaciones científicas que respecto de la mente se
han llevado a cabo a lo largo del s.XX). Nos hacemos la siguiente pregunta.
¿Qué nueva concepción acerca de la
mente se va a proponer en el siglo XX?
La siguiente: la
concepción de la mente y de lo mental de Descartes es un error.
¿Por qué?
En primer lugar,
porque la mente no es una sustancia (tal cosa, es decir, el carácter sustancial
de la mente, ya la habían rechazado otras corrientes filosóficas de la era
moderna, algunas contemporáneas a Descartes, como el empirismo británico del s.
XVII y XVIII).
Y, en segundo lugar y
fundamentalmente, porque se cuestiona la naturaleza no física de lo mental. Para
Descartes los procesos mentales son psíquicos, no físicos. El problema entonces
para la ciencia sería el cómo es posible que Descartes afirme la existencia de
lo psíquico, de lo mental, en un mundo exclusivamente físico. Tal problema es
irresoluble desde una perspectiva científica porque la ciencia parte de la
suposición de que en la realidad no hay nada más que lo físico
¿De qué modo el pensamiento
científico y la nueva filosofía de la mente ha resuelto esta antinomia?
Considerando que los
procesos mentales (lo psíquico) puede ser explicado y concebido en términos
exclusivamente físicos o al menos dependientes de lo físico:
➢ Para los conductistas
(tanto la psicología conductista como los filósofos conductistas) los procesos
mentales deben de ser descritos y explicados en términos conductuales (como
bien vemos la conducta ya es algo físico).
➢ Para la neurociencia
y la filosofía fisicalista que le es aneja, los procesos mentales son
explicados en términos de procesos físico-químicos que se producen en el
cerebro (la naturaleza puramente física de lo mental queda también
salvaguardada).
➢ Para las ciencias
cognitivas y la filosofía funcionalista los procesos mentales no son
exactamente estados físicos sino lógicos, pero, aun así, salvaguardan en cierta
medida el carácter material de los procesos mentales.
➢ Finalmente, para el
emergentismo, la aparente naturaleza no física de los procesos mentales no
conlleva que no podamos considerar como incuestionable el que lo mental es
causado, producido, fabricado por lo neuronal y también que lo mental, los
procesos mentales, se localiza en los procesos neuronales.
Antes de explicar las
principales corrientes de la nueva filosofía de la mente, tenemos que explicar
por qué estas nuevas concepciones nos resultan tan chocantes: porque chocan con
la “psicología popular” o “psicología del sentido común”, es decir, con cómo
cada uno de nosotros experimenta y vivencia sus propios procesos mentales y el
modo como ordinariamente los explicamos (en términos de primera persona y en
términos de actitudes mentales: “yo creo…”, “yo deseo…”, “yo siento…”, …). Esta
manera de interpretar nuestra vida mental la proyectamos sobre nuestros
semejantes para así poder explicar y entender su conducta. Y así, si veo que
Hugo se está rascando la nariz, inmediatamente pienso que lo hace porque le
pica. Esa interpretación de la conducta de lo mental y toda la terminología de
la que hacemos uso es NO CIENTÍFICA.
¿Cuál es entonces la manera
científica de describir y explicar los procesos mentales?
Como vamos viendo en
términos conductuales, o en términos neuronales, o en términos computacionales.
Como bien vamos viendo, la psicología popular o psicología del sentido común
por el contrario no chocaba con la filosofía de la mente de Descartes (y esta
es una de las razones del enorme éxito de la concepción cartesiana que la mente
tuvo en el pasado, y tiene aun en el presente).
CONDUCTISMO LÓGICO
Pues bien, en los años
cincuenta del pasado siglo, en las universidades de Oxford y Cambridge, hizo su
aparición una nueva corriente filosófica cuyo principal objetivo fue matar a
Descartes para siempre. En 1949, Gilbert Ryle publica “El concepto de lo
mental”. En esta obra pone fin a lo que él denomina el mito cartesiano. Para
Ryle, Descartes concibe al ser humano como si en él se diesen al mismo tiempo
dos historias paralelas: la historia de sus procesos corporales y la historia
de sus procesos mentales (es el famoso dualismo mente/cuerpo de Descartes).
Ryle considera que Descartes concibe al ser humano como “un fantasma encerrado
dentro de una máquina”. Esta concepción es, según Ryle, un disparate.
¿En qué términos se debe concebir
los procesos mentales según Ryle?
No en términos
conductuales (esto es lo que hacia la psicología conductista de la época, pero
tal cosa para Ryle es un error). Entonces, ¿Qué son los procesos mentales? Un
proceso mental no es una conducta sino una disposición conductual, una
disposición para desenvolver una conducta moral e inteligente (la mente, por lo
tanto, para Ryle, no es otra cosa que el conjunto de disposiciones para llevar
a cabo una conducta moral e inteligente).
Antes
de las vacaciones de Semana Santa estuvimos explicando la nueva concepción que
de la mente y de lo mental tenemos en el siglo XX. Ya sabemos que lo más
importante es que en el siglo XX se rompió definitivamente con la concepción
cartesiana de la mente (con la concepción de la mente de los griegos, eso del
“alma”, ya habíamos roto cuatro siglos antes). Aun así, no podemos olvidar que
el cartesianismo sigue vivo ya que es la concepción que acerca de la mente
seguimos teniendo cada uno de nosotros (somos gente corriente, no filósofos de
la mente ni científicos y por ello nuestra concepción de la mente es la propia
del sentido común o psicología popular).
En
el siglo XX ha habido tres nuevas grandes concepciones acerca de lo mental:
- La
concepción de la mente de la neurociencia: la mente es una ilusión filosófica,
no existe, porque la mente es el cerebro.
-
Para los funcionalistas, lo mental no es otra cosa que procesamiento y
computación de información (de ahí que los funcionalistas más extremistas
lleguen a afirmar o defender que los ordenadores tienen mente).
-
Finalmente, tenemos a los conductistas lógicos. Esto es lo que estuvimos
explicando el último día de clase. Recordemos que se llaman así porque son
conductistas filosóficos, no psicólogos conductistas (utilizan la palabra
lógico en lugar de filosófico, porque la palabra filosófica tiene en estos
tiempos muy poco prestigio).
Para el conductismo lógico, como ya explicamos, la mente, lo mental, lo
psíquico no se puede desvincular de la conducta exterior observable. ¿Qué es la
mente? Según los conductistas lógicos, la mente no es otra cosa que la
disposición para poder desenvolver una conducta moral-inteligente (ejemplo:
¿qué procesos mentales se están dando en este momento en el profesor que nos
está dando clase? Toda la conducta inteligente que en este momento está
desenvolviendo, es decir, todo el discurso y explicaciones que nos está dando
en clase). En conclusión, predicar atributos mentales (predicar atributos
mentales del comportamiento del profesor), de carácter moral como “ameno” o “aburrido”,
o de carácter intelectual como “competente” o “incompetente”, es simplemente
atribuir capacidad o incapacidad para hacer determinado tipo de conductas. La
mente no es esta o aquella conducta sino el conjunto de disposiciones para
conducirnos moral e inteligentemente.
Hablemos seguidamente
de la concepción de la mente de Ludwig Wittgenstein (en el ámbito anglosajón
ha sido el filósofo más importante del siglo XX, es decir, el más influyente;
vienés de nacimiento, desenvolvió toda su carrera en la universidad de
Cambridge; era ingeniero de formación y terminó recalando en dicha universidad tras
conocer a Bertrand Russell, universidad en la que trabajó hasta su muerte;
considerado por aquellos que lo conocieron como un genio absoluto, no leyó un
libro de filosofía en su vida y escribió solo dos obras a lo largo de su vida,
ambas en lengua alemana: el “Tractatus”, obra que escribió en las trincheras de
la 1ª Guerra Mundial y que es la obra inspiradora de toda la filosofía
lógico-matemática del s.XX, y sus “Investigaciones filosóficas”, obra
responsable de que la filosofía en el s.XX se convierta principalmente en
filosofía del lenguaje; es en esta última obra en la que expone sus teorías
postcartesianas acerca de la mente y lo mental).
La tesis básica de Wittgenstein
en filosofía de la mente es la siguiente: no existe ni puede existir un
lenguaje privado en el cual expresarlas adecuadamente. Todo lenguaje humano es
público y por ello los procesos mentales sólo pueden ser estudiados, mediante
un lenguaje público, en su manifestación en la conducta. Wittgenstein también
defiende, por lo tanto, aunque de un modo matizado, la tesis principal del
conductismo filosófico: los procesos mentales existen en sí mismos, pero sólo
pueden ser estudiados (solo podemos hablar de ellos) a través de su
manifestación en la conducta.
FISICALISMO
Hablemos ahora de la
segunda concepción acerca de la mente, la propia de la neurociencia. Los
filósofos que defienden en enfoque que de lo mental mantienen los
neurocientíficos, pueden ser calificados de físicalistas: lo psíquico puede ser
reducido, explicado en términos puramente físicos, físico-químicos, materiales.
¿Qué es la mente?
La mente es el
cerebro.
¿Qué son los estados mentales?
Estados cerebrales,
estado físico-químicos de las neuronas del cerebro.
Hay dos principales ramas o teorías
fisicalistas:
1. La TEORÍA DE LA
IDENTIDAD que defiende que los estamos mentales pueden ser reducidos a estados
cerebrales, que los procesos mentales son idénticos que determinados procesos
cerebrales (por ejemplo, la sensación psíquica de un dolor no es otra cosa que
un determinado estado en el que se encuentran las neuronas de una zona del
cerebro). La concepción de la mente de una neurocientífica como Susan
Greenfield que afirma que “tú eres tu cerebro” es un ejemplo de Teoría de la
identidad.
2. El ELIMINATIVISMO:
los eliminativistas como R. Rorty y P. Feyerabend son aún más radicales hasta
el punto de defender la eliminación de lo mental: lo mental no se reduce a lo
neuronal, sino que solo existe lo neuronal (la mente es una ilusión, una
ilusión similar a las brujas y a los espíritus en los que se creía en el
pasado, y del mismo modo que hoy en día ya no creemos en tales supercherías, en
el futuro tampoco creeremos en la existencia de la mente).
FUNCIONALISMO
Hablemos ahora del
funcionalismo, la tercera gran corriente de la filosofía de la mente del s.XX
(junto con el conductismo lógico y el fisicalismo). En el año 1936 surge la Teoría
de la información. Hará posible replantear el problema del conocimiento (de lo
mental, en general) en términos de cognición.
¿Qué es la cognición?
El uso y manipulación
(el procesamiento) de información.
¿Qué o quienes realizan actividades
cognitivas?
No solo los animales y
el ser humano sino también maquinas debidamente programadas (ordenadores).
Va a hacer su
aparición por ello una nueva forma de entender la psicología científica: la
psicología cognitiva (se rechaza la psicología conductista). Esta nueva
psicología recupera el mentalismo, el estudio científico de los procesos
psíquicos.
¿Qué son los procesos mentales para
la psicología cognitiva?
Procesos cognitivos,
computacionales.
También hizo su
aparición la teoría de la inteligencia artificial (IA) que defiende que además
de la mente humana y animal existe una mente mecánica (a Descartes le habría
dado un soponcio): cuando un computador debidamente programado posee
sensaciones, recuerdos, o realiza inferencias (razonamientos) no parece
inteligente, sino que es inteligente.
Expliquemos
seguidamente el funcionalismo, la concepción filosófica de la mente acorde con
los planteamientos de la ciencia cognitiva. La primera formulación de la teoría
funcionalista de la mente la llevó a cabo en los años sesenta del pasado siglo
Hilary Putnam (el catedrático de lógica de la universidad de Harvard).
¿Qué es el funcionalismo?
Una doctrina filosófica sobre la
mente que afirma:
1. Los procesos
mentales no son conducta externa observable (el funcionalismo rechaza el
concepto de lo mental del conductismo lógico; prueba: los súper-espartanos de
Putnam, unos guerreros espartanos que han sido entrenados para soportar cualquier
tipo de dolor, por ejemplo, la extracción sin anestesia de una muela sin
manifestar ninguna muestra conductual de dolor; ergo (en conclusión), la mente
no puede ser explicada en términos conductuales).
2. Contra el
fisicalismo reductivista de la neurociencia que reduce la mente al cerebro. Los
funcionalistas defienden que el soporte físico (el cerebro) de los procesos
mentales es irrelevante. Según los funcionalistas, el mismo proceso mental (que
es computación de información) se puede dar en un cerebro como en un ordenador
(Putnam afirma que incluso se podría dar en un alma cartesiana, un espíritu
incorpóreo).
3. Los procesos
mentales son funciones mediadoras (de ahí el nombre de funcionalismo) entre
entradas sensoriales (input) y salidas motoras, la conducta externa observable
(output).
ENTRADAS ESTADO
INTERNO SALIDAS
SENSORIALES DE INFORMACIÓN MOTORAS
(Fuerte ruido) (Proceso mental) (Taparme los
oídos)
INPUT FUNCIÓN MEDIADORA OUTPUT
4. Los procesos mentales
pueden ser caracterizados como estados funcionales. ¿Qué es un estado
funcional? Un estado lógico, un estado de información. En conclusión, los
estados mentales no son estados cerebrales sino estados funcionales, estados de
información.
¿Cómo procesa o se produce la
computación de la información en la mente?
Jerry Fodor (fue
profesor del MIT), el otro gran filosofo funcionalista, ha propuesto que existe
dentro de la mente un lenguaje a través del cual se lleva a cabo la
computación.
¿Qué lenguaje?
Ningún lenguaje
natural, ningún idioma en particular (gallego, español, inglés, chino…), sino
un lenguaje universal, “el lenguaje del pensamiento” o “mentalés” (ese lenguaje
cumple la misma función que en los ordenadores, cumple el “lenguaje de máquina”).
En conclusión, Fodor
ha intentado descifrar ese lenguaje del pensamiento que lleva a cabo la
computación en la que consiste en definitiva los procesos mentales.
EMERGENTISMO
Hablemos finalmente
del emergentismo de John Searle. Searle es norteamericano, se doctoró en Oxford
y es profesor en la universidad de Berkeley (es la universidad de San
Francisco; es muy importante, y lleva el nombre de un filósofo empirista
británico del s.XVIII). Expliquemos la teoría de Searle acerca de la mente: el
emergentismo. La tesis de Searle es que los procesos mentales no son
independientes de los procesos cerebrales, pero a la vez no se reducen
a procesos cerebrales (tal como estos son estudiados por el neurocientífico).
¿Qué son entonces los procesos
mentales?
Son fenómenos o
propiedades emergentes, propiedades que emergen de los procesos cerebrales (ese
emerger no es un proceso no físico de carácter misterioso).
El problema es el de
siempre: cómo encajar los fenómenos mentales en nuestra concepción científica
del mundo como realidad compuesta de cosas físicas exclusivamente.
Y es que hay cuatro propiedades de
lo mental que es difícil de concebir en términos físicos:
1) LA CONCIENCIA: es
el “darse cuenta” de lo que hacemos (ese darse cuenta es el hecho central de la
existencia específicamente humana). Pues bien, es difícil imaginar que un
sistema físico tenga conciencia.
2) INTENCIONALIDAD:
los procesos mentales son intencionales. Los procesos mentales representan algo
y así se refieren a objetos o estados de cosas distintos de los propios estados
mentales. Es difícil concebir que un sistema físico pueda representarse algo y
así referirse a un objeto (siempre que se piensa, se siente, se desea, hay que
pensar, sentir, desear algo; ese algo es una representación mental y esa
representación mental se refiere a un objeto extramental; los procesos físicos
como la circulación de la sangre, por el contrario, no son intencionales).
3) LA SUBJETIVIDAD: es
el privilegio del acceso directo de cada sujeto humano a sus propios procesos
mentales (solo yo puedo conocer o experimentar directamente mis propios estados
mentales internos). Los fenómenos físicos, por el contrario, no son subjetivos
sino objetivos y de ahí que sea difícil acomodar la propiedad de la
subjetividad con la concepción científica de la mente.
4) El problema de la
CAUSACIÓN MENTAL: nuestros procesos mentales causan efectos físicos, pero no
parece fácil comprender cómo algo mental puede tener influencia física.
La respuesta de Searle
a estos cuatro problemas es la siguiente: las cuatro propiedades
intrínsecamente mentales del universo son rasgos o propiedades físicas, pero de
nivel superior de los cerebros, son propiedades emergentes de los sistemas
neurofisiológicos (los procesos mentales son algo diferenciado de los procesos
cerebrales en cuento procesos neuronales, pero no existen al margen de los
procesos neuronales).
Rematemos nuestra
explicación. Para Searle, los procesos mentales son causados por
procesos neurológicos (y por ello emergen de ellos y sobre todo son distintos,
diferenciables de ellos: son efectos, efectos epifenoménicos de los procesos
neuronales, de un modo similar a como una sombra es un epifenómeno de un árbol)
pero al mismo tiempo se producen en procesos cerebrales, es decir, están
realizados en procesos cerebrales (y por lo tanto no son independientes de
ellos ni tampoco radicalmente distintos de ellos).
¿Cómo es esto posible?
Hay que diferenciar entre:
- Micropropiedades:
propiedades de los elementos que componen un objeto.
- Macropropiedades:
propiedades de un objeto considerado como un todo, propiedades globales o
propiedades a nivel superficial.
Ejemplo: ¿Cómo se
explica la propiedad solidez de una mesa? Se explica por la estructura de
enrejado (esa sería la propiedad global o superficial) de las moléculas de las
que se componen. Indudablemente, aunque la solidez no es una propiedad de las
moléculas sí es una propiedad causada por las moléculas y realizada en el
sistema compuesto por las moléculas.
Y así, siguiendo la analogía (comparación),
los fenómenos mentales son:
- Causados por
procesos que tienen lugar en el cerebro en el micronivel de las neuronas.
- Fenómenos que se
realizan en el sistema neuronal.
Conclusión final del
emergentismo: en el cerebro, que es la única sustancia existente, existen dos
niveles de descripción reales: el micronivel de los procesos neuronales y el
macronivel de los procesos mentales. Y tal es la relación entre la mente y el
cerebro.
Como acabamos de ver
el emergentismo le sirve a Searle para refutar los planteamientos sobre la
mente de la neurociencia. Searle también es famoso por demostrar, contra lo que
afirma la inteligencia artificial, que la única máquina que puede pensar es el
cerebro. Esta tesis es coherente con la afirmación de que los procesos
neuronales son emergentes con relación a los procesos cerebrales, es decir, que
solo pueden ser producidos por estos y no por una computadora. Para demostrar
creó un experimento mental “la habitación china” que demuestra que es imposible
que una computadora realmente piense (un ordenador solo manipula símbolos que
no comprende: sus símbolos solo tienen sintaxis, relaciones de orden entre
ellos, pero no semántica, relación con un significado, esto es, la famosa
intencionalidad de los procesos mentales). Conclusión final: la única máquina
que puede pensar es el cerebro. Los cerebros causan mentes (no existe la mente
mecánica porque los procesadores no tienen cerebro).
ESQUEMA DE LA CONCEPCIÓN DE LO MENTAL
EN EL SIGLO XX-XXI: ver blog Axitación
filosófica - 20 de abril 2021
II ANEXO – EL ALMA DE LAS RELIGIONES
Esta
última clase antes del examen que vamos a hacer mañana sobre la mente la vamos
a dedicar a un tema de filosofía de la religión. ¿Qué es la filosofía de la
religión? La reflexión filosófica no sobre la mente (eso sería la filosofía de
la mente), no sobre la verdad matemática (eso sería filosofía de las
matemáticas), sino sobre las creencias religiosas, es decir, sobre el mundo de
las religiones.
El tema principal de las
creencias religiosas es lo sagrado (lo numinoso), lo divino, Dios. La mayoría
de las religiones creen, postulan la existencia de una realidad incognoscible
que se encuentra en el fondo de todas las cosas. Dicha realidad es el fondo
último de todo lo que existe, es la realidad última y definitiva: lo sagrado,
lo divino, Dios que además es descrito como algo misterioso, terrible y
fascinante (sublime). Pues bien, una de las creencias fundamentales de las
religiones, de la mayoría de las religiones, es la creencia en la existencia
del alma, pero atención, del alma tal como la conciben las religiones (no del
alma tal como ésta es concebida por el pensamiento filosófica, ya sean los
filósofos de un remoto pasado como lo fueron los filósofos griegos, ya sean los
de un pasado más cercano como fue Descartes y sus seguidores, ya sean incluso
los filósofos del presente).
¿Qué es el alma que postulan las
creencias religiosas?
-
El alma es la presencia de ese principio divino de algún modo
en cada uno de nosotros (para los cristianos, por ejemplo, el alma que poseen
todos los hombres ha sido creada directamente por Dios y creada a su imagen y
semejanza, es decir, el alma es lo divino, lo sagrado que hay en el ser humano;
estas creencias, además, tienen consecuencias prácticas, éticas, en la vida de los
creyentes cristianos y así, por ejemplo, es por este motivo por lo que los
cristianos están en contra del aborto: para ellos, es en el momento mismo de la
concepción cuando Dios crea el alma de cada individuo singular).
-
El alma de las religiones es también quien puede llegar a
experimentar (incluso entrar en comunión; es el amor místico) ese principio
divino que subyace a toda la realidad; es decir, puede llegar a percibir de
alguna manera (en esto consisten las experiencias místicas) a Dios.
-
Finalmente, el alma también es un principio inmaterial
(espiritual) que subsiste a la aparente destrucción de nuestro cuerpo tras la
muerte (y de ahí que uno de los temas fundamentales de muchas religiones sea el
destino del alma tras la muerte del cuerpo); es por ello por lo que las
creencias religiosas son principalmente creencias escatológicas
(escatología=creencias acerca de la vida de ultratumba, de la vida más allá de
la muerte…del cuerpo).
En consecuencia, cuando
reflexionamos acerca de la naturaleza y legitimidad de las creencias
religiosas, tenemos que comprender que el alma de la que hablan las religiones
no es el alma que postulaban los filósofos griegos ya fuese para comprender el
fenómeno de la vida, ya fuese para explicar el movimiento de los cuerpos celestes
o del cosmos entero. Tampoco es el alma (la mente) acerca de la cual “meditaba
metafísicamente” Descartes: el alma cartesiana (de la que tanto se reía Ryle
llamándola “Ghost in the machine”). Y es que tenemos que comprender que las
creencias religiosas, que la experiencia y comprensión religiosa de la
realidad, implica siempre un plus, una experiencia y conocimiento extra que no
se puede adquirir por vía ordinaria, que no se puede alcanzar por medios
estrictamente racionales: esa experiencia es la experiencia religiosa, la
experiencia del contacto directo con la divinidad. A ese conocimiento es a lo
que denominamos fe (por ello Kierkegaard, un importantísimo filósofo danés del
siglo XIX, el cristiano atormentado del siglo XIX por excelencia como Pascal lo
fue del siglo XVII, decía que el creyente tiene que ir más allá de sus
creencias ordinarias, racionales acerca de la realidad y dar lo que él denominó
“el salto de fe”. Por ello afirmaba que “si puedo comprender a Dios
racionalmente es que no tengo fe; pero como no puedo hacerlo, debo tener fe”).
¿Qué relación existe entre la
concepción religiosa del alma y la concepción que acerca del alma tuvieron los
antiguos filósofos griegos?
La reflexión de los
filósofos griegos sobre el alma forma parte de la reflexión racional, ordinaria
sobre la realidad. Los filósofos griegos se preguntaban, ¿qué mueve a los
cuerpos, sobre todo a los cuerpos celestes, las esferas y los astros?, ¿qué
anima a las plantas, a los animales, incluso al cuerpo de los hombres?, ¿qué hace
posible que los hombres no sólo vivan y sientan, sino incluso que piensen? La
respuesta era una entidad a la que denominaron psyché, el alma (esa alma
fue concebida de múltiples modos por los distintos filósofos y corrientes de
pensamiento de la Antigüedad, tal como hemos visto en la unidad que acabamos de
explicar). Como bien vemos, el alma de los filósofos griegos no es el alma de
la que hablan las religiones. Sin embargo, aunque no se coimpliquen, ambas
concepciones se complementan (y de ahí que no nos resulte extraño que un
filósofo como Sócrates en el diálogo Fedón de Platón postulase la supervivencia
del alma a la muerte del cuerpo y el traslado de ésta a una región superior y
divina). En el caso de Descartes, la concepción de la mente cartesiana, su
concepción dualista mente/cuerpo es compatible con el dogma cristiano que
afirma la existencia y supervivencia de las almas (y así, la filosofía
cartesiana sobre la mente no entra en contradicción con los dogmas del
cristianismo, algo especialmente importante para Descartes que era un fervoroso
y auténtico católico; no olvidemos que la principal creencia del cristianismo
es la salvación de nuestra alma a través de la muerte en la cruz de Jesucristo
y por ello, ¿qué sentido tendría el sacrificio de Cristo si no tuviésemos
alma?).
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