A.B.A.U.
- TEMA 7: EL PROBLEMA RAZÓN/FE EN LA FILOSOFÍA MEDIEVAL
TEXTO SAN AGUSTÍN
1. Esta
ventaja sobre los animales debemos cultivarla con esmero grandísimo,
reesculpirla en cierto modo y reformarla en nosotros; pero ¿quién ha de poder
hacerlo sino el artífice que la formó? Nosotros pudimos deformar en nosotros la
imagen de Dios; reformarla no podemos. Resumiendo lo dicho en breves palabras,
tenemos existencia como los árboles y las piedras, vida como los árboles, sensación
como las bestias y entendimiento como los ángeles. Con los ojos discernimos los
colores, con los oídos los sonidos, con el olfato los olores, con el gusto los
sabores, con el tacto los calores, con la inteligencia las acciones. Todos los
hombres quieren entender; nadie hay que no lo quiera, mas no todos quieren
creer. Se me dice: “Entienda yo y creeré”. Yo le respondo: “Cree y entenderás”.
Habiendo, pues, surgido entre nosotros una como controversia por decir uno:
“Entienda yo y creeré”, y responder yo: “Más bien cree y comprenderás”,
llevemos el pleito al juez, y ninguno de los dos presuma fallar en causa
propia. ¿A qué juez iremos? Examinando uno a uno a todos los hombres, no veo
podamos hallar otro superior al hombre por quien Dios habla. No vayamos, pues,
en esta controversia y asunto a los autores profanos; sea nuestro juez no un
poeta, sino un profeta. AGUSTÍN DE HIPONA; “Sermón 43”,
Contextualización
del texto
El texto que seguidamente comentaremos fue escrito por san Agustín.
Daremos comienzo a nuestro comentario contextualizando dicho texto en el
marco ideológico característico de la época en el que fue escrito.
San Agustín de Hipona es la
figura más relevante de la patrística latina u occidental. La patrística fue la
encargada de iniciar el pensamiento filosófico cristiano, justificando los
dogmas de la Iglesia y combatiendo las desviaciones de la ortodoxia llevada a
cabo por los primeros movimientos heréticos. Se caracterizó por su defensa
racional del cristianismo y por su aceptación de las verdades filosóficas,
sobre todo platónicas o neoplatónicas, que coincidían o no contradecían la
revelación bíblica.
Contextualicemos ahora la temática del texto en el marco del
pensamiento del autor. Los
“Sermones” de san Agustín son, a diferencia de sus grandes obras filosóficas,
morales o dogmáticas como “La Ciudad de Dios”, “Confesiones” o sus tratados
(sobre distintos temas), piezas donde se debate “retóricamente” una cuestión
determinada, en el este caso, la relación entre la razón y la fe.
Analicemos el seguidamente el
contenido del texto:
1º Este texto de San Agustín
procedente de su Sermón 43 trata de resolver una controversia de carácter
epistemológico: la de si en el orden que debe existir en el pensamiento, la
prioridad corresponde a la fe (al saber revelado por Dios) o al entender (al
saber obtenido a través de la razón), esto es, si la fe es anterior y condición
del entender o si, por el contrario, es el entender el que debe anteceder a la
fe.
2º De lo que se trata, por lo
tanto, es dilucidar si la fe cristiana sólo es posible tras un acto de comprensión
de aquello a lo que dicha fe se refiere (Dios y la salvación) o si por el
contrario el creer antecede y es condición de posibilidad del entender.
3º Dicha controversia aparece
planteada a través de dos fórmulas lapidarias: “Entienda yo para que pueda
creer” y “Cree para que puedas entender”.
4º
Finalmente, resuelve la controversia apelando a la misma autoridad divina
expresada por boca del profeta. Dicha sentencia indiscutible, dictada por el
Juez Supremo (no recogida en el texto que estamos comentando), no es otra que
las palabras del profeta Isaías “Si no creéis, no entenderéis” donde queda definitivamente corroborada la preeminencia
de la fe sobre la razón
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