LA CONCEPCIÓN CRISTIANA
DEL SER HUMANO
Lo primero que tenemos que saber es que la nueva
concepción del ser humano corresponde no a una doctrina filosófica sino a un
credo religioso: el cristianismo.
¿Qué debemos saber del cristianismo?
1º que es una rama de la
religión judía
2º que es una religión
que surge en el mundo antiguo (en un momento en el que la cultura hegemónica de
la época era la griega: el helenismo; también los judíos se habían helenizado
hasta el punto de que el griego era la lengua en que leían el texto bíblico).
3º el cristianismo
terminó extendiéndose por todo el Imperio Romano llegando a convertirse en el
siglo IV d. C. en la única religión lícita quedando proscrito el paganismo
(“Cristo había vencido”, tal como proclamó el último emperador pagano, Juliano
el Apóstata).
4º con la llegada de las
invasiones bárbaras, el Imperio Romano y toda la cultura antigua (la griega)
llegó a su fin. Comienza una nueva época: la Edad Media, en la que de la
Antigüedad sólo perdurará el cristianismo. Durante los cinco primeros siglos
(Alta Edad Media, desde el 500 hasta el 1100 d.C.), la civilización desaparece
prácticamente de Europa. Pero a partir del siglo XII, la civilización resurgirá
en Europa con fuerza. Esta nueva civilización, muy distinta a la civilización
grecolatina de la Antigüedad, es la civilización cristiana medieval. En menos
de dos siglos habrá superado a la otra gran civilización de la época (la
civilización islámica). Tres siglos después, tras un periodo de transición que
conocemos con el nombre de Renacimiento (en el que se produce además la Reforma
protestante por efecto de la cual llega a su fin la unidad del cristianismo
latino occidental, el cristianismo católico romano), esta civilización
cristiana pondrá en marcha y se transmutará gradualmente en la civilización
moderna, una civilización que paradójicamente hará de su carácter secularizado
(el hecho de ser una civilización post-cristiana, la primera sociedad no
religiosa de la historia) su seña de identidad principal.
¿Qué concepción tiene el
cristianismo del ser humano?
1º la excepcionalidad del ser humano es efecto de que el hombre ha sido
creado por Dios a su imagen y semejanza. ¿Y qué es Dios? El Dios en el que
creen los judíos y los cristianos es un ser personal, es una persona. ¿Qué
significa, qué implica, que sea una persona? Que Dios no es sólo una
conciencia, una inteligencia (como habían mantenido ya los filósofos griegos)
sino que es sobre todo una voluntad, una voluntad libre, omnipotente y santa.
¿Y qué significa eso?
-
Dios es una voluntad:
todo lo que hace Dios tiene un propósito (frente al fatalismo griego)
-
Es una voluntad libre: no
está condicionada por nada
-
Es una voluntad
omnipotente: una voluntad que lo puede todo
-
Es una voluntad santa:
esa voluntad sólo quiere el bien, mejor dicho, el bien es aquello que esta
voluntad quiere.
Además, para los cristianos la lejanía de Dios
con respecto al hombre se mitiga porque Dios mismo ha decidido hacerse humano.
Este es el mayor misterio del cristianismo: el misterio de la Encarnación de
Dios en Jesús de Nazaret (los otros dos grandes misterios del cristianismo son
el de la Trinidad y el de la Resurrección).
2º para el cristianismo, el alma del ser humano es una entidad inmortal
pero no eterna (como defendían los filósofos griegos como los pitagóricos o
Platón) ¿Por qué? Porque las almas no preexisten al acto de creación divina. El
cristianismo tampoco aceptaba la doctrina de la transmigración de las almas (no
creían en la reencarnación de las almas). Por efecto de ello, los cristianos
mantendrán la firme convicción del carácter individual (personal) de las almas
(aquí tiene su origen la concepción de que somos seres únicos e irrepetibles,
es decir, que somos verdaderos individuos, que tenemos una auténtica “identidad
personal”).
3º si para los griegos, la virtud, la areté, es excelencia (es decir,
sobresalir, ser el mejor) para el cristiano la virtud principal es la humildad
(reconocerse como el último, como el peor). Para el cristianismo, en su
particular revolución de los valores, los últimos serán los primeros en el
Reino de Dios (que es el reino de la justicia): para los cristianos, la ética
de la areté de los griegos es sólo manifestación de la soberbia humana y de la
injusticia del mundo (ejemplo, en una carrera entre Aquiles y un cojo ¿Quién
ganará? Para el cristianismo, en este mundo todas las carreras están amañadas
porque en este mundo siempre ganan los fuertes.
4º el cristianismo tiene una extraordinaria sensibilidad ante el mal y el
sufrimiento humano. Según el cristianismo, el mundo está regido por una lógica
diabólica en la que el fuerte aplasta, oprime y domina al débil. Esta situación
es efecto de lo que los cristianos denominan el pecado. ¿Y quién es el
responsable del pecado del mundo, del mal en el mundo (de la violencia y el
sufrimiento humano)? Los mismos seres humanos. Nosotros somos los responsables
del mal en el mundo. Esa es nuestra culpa o pecado original (los filósofos
griegos, racionalistas todos ellos, jamás plantearon el problema del mal en
estos términos: para Sócrates, por ejemplo, el mal era sólo un error de
cálculo, la ignorancia acerca de en dónde reside el bien, no verdadera maldad).
En conclusión, el cristianismo hizo consciente al ser humano de su
responsabilidad ante el mal, la injusticia y el sufrimiento en el mundo.
5º para el cristianismo, el ser humano, que ha sido creado por Dios libre
para hacer el bien, ha decidido pecar, ha decidido libremente hacer el mal, ha
decidido alejarse de Dios. El pecado original de la humanidad es un pecado de
soberbia: el hombre sólo podía autoafirmarse ante Dios rebelándose contra Él,
desobedeciéndolo. ¿Y qué manda Dios? Dios manda amar, es decir, hacer el bien
sin límites y sin condiciones. Pero el hombre eligió, para autoafirmarse,
pecar, hacer el mal. Por ello, el hombre fue expulsado del Edén y desde
entonces vaga errabundo por un mundo que se ha convertido en un valle de
lágrimas sintiendo, para más inri, una inclinación irresistible hacia el mal.
Por ello, el hombre pecador es un ser malvado y desdichado. De dicho estado de
pecado no puede salir por sí mismo, sino que requiere ser salvado, salvado por
Dios mismo. ¿Cómo se produce dicha salvación? A través de la encarnación de
Dios en un hombre, en un hombre humilde y del montón, Jesús de Nazaret. Tras la
pasión, crucifixión, muerte y resurrección de Jesucristo se produce la
redención de la humanidad del pecado (Dios se convierte en el objeto
sacrificial de la humanidad: Jesús es el cordero de Dios).
6º ¿Cuál es el modelo de ser humano para el cristianismo? Jesús de Nazaret,
el hombre, no el Dios, o mejor dicho, aquel ser en el que se hallan
inextricablemente unidos la naturaleza humana y la naturaleza divina (misterio
y dogma de la doble naturaleza de Cristo). ¿Por qué? Porque Jesús se ha
abandonado a la voluntad del Padre, es decir, la voluntad de Jesucristo es y
sólo es ya cumplir la voluntad divina. ¿Y cuál es la voluntad divina? Que
amemos a nuestros semejantes del mismo modo como ama el a sus hijos (a la
humanidad) hasta el punto de haber entregado a su hijo como objeto sacrificial
por la redención del pecado. Y de ahí que el mandamiento principal del
cristianismo (el que resume toda la Ley de Dios, toda la voluntad de Dios) es
aquel que nos manda amar a todos nuestros semejantes (incluso a los que nos son
indiferentes, incluso a los que son nuestros enemigos) sin límites y sin
condiciones.
Hablemos finalmente del
amor cristiano. Ya los filósofos griegos habían reflexionado sobre el fenómeno
del amor, sobre la experiencia y vivencia amorosa. Pero lo habían hecho acerca
de otras especies de amor. ¿Cuáles? Seguidamente las explicaremos pero primero
debemos saber lo que es el amor genéricamente: aquella fuerza que nos impulsa
hacia nuestros semejantes, que nos impele a unirnos a un tú, a sentirnos unidos
con aquellos que reconozco como otros yoes (esa unión puede llegar a ser en el
caso del amor hacia el ser divino, el Yo divino, comunión; éste es el amor
místico del que aquí no vamos a hablar).
¿Qué formas específicas
de amor conocían los griegos? Son dos: el eros (el amor erótico) y la philia
(la amistad).
A)
EROS - Hablemos en primer
lugar de eros. Aunque es la forma de amor más vinculado con la sexualidad, el
amor erótico va más allá del mero “erotismo” (el eros es genéricamente el amor
pasional, aquello que hoy en día denominamos “amor romántico”). El eros es un
amor que se caracteriza por experimentar la carencia del otro y necesitar por
ello su posesión. El eros es un tipo de amor que se place en poseer. Su
paradoja es que cuando esta posesión se cumple, se alcanza, se colma, esta
forma de amor se disuelve, se desvanece cayéndose en el hastío o en la
indiferencia (este es el amor de las parejas).
B)
PHILIA - Hablemos ahora
de la philia. Philia significa amistad (aunque el término español de amistad no
tiene la riqueza semántica del término griego). Este es el tipo de amor que se
da entre aquellos que se consideran compañeros e iguales. Es el amor que existe
entre los amigos, pero también entre padres e hijos. Es sobre todo el amor que
mantiene unidos a los conciudadanos de una polis. Incluso algunas escuelas
filosóficas griegas (como el estoicismo) hablaron de la posibilidad de una
amistad por todo el género humano (philantropía). ¿Qué tipo de amor es la
philia? Si decíamos que eros es un amor que se place en la apropiación, philia
es aquel tipo de amor que se place en compartir. Este tipo de amor nos impulsa
a dar. Pero no a dar a todos sino a unos pocos, a aquellos que hemos elegido
como amigos. ¿Y por qué los hemos elegido a ellos como amigos? Porque de algún
modo ellos nos dan, nos potencian, refuerzan nuestro yo, nos sirven para
autoafirmarnos mejor.
C)
ÁGAPE - Hablemos
finalmente del amor cristiano. Para comprender mejor su especificidad, nos
referiremos a él con el término griego que sirvió para designarlo (el griego es
la lengua del cristianismo, no el hebreo o el latín; sin embargo, Jesucristo no
hablaba griego sino arameo, sirio, porque era un judío humilde, no helenizado).
Pues bien, el amor cristiano se designa con el término “ágape” (término que se traducirá
al latín con la palabra “caritas”, caridad). ¿Qué es el ágape? Ágape es una
forma de amor sobrenatural, divino (eros y philia son amores naturales,
ordinarios, convencionales). Es el amor de Dios, es el modo como Dios ama a la
humanidad (Dios ama a la humanidad hasta el punto de que aunque en justicia
debería haber aniquilado a la humanidad pecadora, le plugo, le plació,
salvarla). Jesucristo, la vida y pasión de Jesucristo, es la máxima muestra de
amor divino. Pues bien, a todo cristiano se le exige que ame como ama Dios:
amor sin límites y sin condiciones, el amor que se place en dar, en hacer el
bien a cambio de … nada. Esta es la forma suprema y la única verdadera de amor
para el cristianismo. Para ser cristiano, el individuo tiene que sentir esta
forma de amar en su interior y ésta es la máxima virtud, una virtud
sobrenatural que sólo se alcanza por mediación de la gracia divina: el ágape,
la caridad hacia el semejante.
LA CONCEPCIÓN MODERNA DEL
SER HUMANO
¿Qué tenemos que saber
acerca de la nueva concepción que del ser humano se va a tener en la era
moderna, en la modernidad?
El hombre moderno se va a
caracterizar por los siguientes grandes rasgos:
1º Por una extraordinaria
AUTOCONFIANZA EN SÍ MISMO, una fe en su propia capacidad para alcanzar su
salvación (la solución de los problemas que le aquejan) haciendo uso de sus
facultades naturales, es decir, de su racionalidad (de su inteligencia y de su
voluntad libre). Como podemos ver, la fe en Cristo es sustituida por la fe en el
hombre, y la búsqueda de la salvación no estará orientada hacia el “Más Allá”,
sino que se buscará alcanzar aquí, en la Tierra (es el “mito del progreso”, la
convicción moderna de que es posible una continua mejora del ser humano tanto a
nivel material como espiritual, pues se cree en la posibilidad de que por medio
de nuestro trabajo, esfuerzo e inteligencia, las sociedades humanas serán cada
vez más prósperas, y también, más libres e igualitarias).
2º Por un extraordinario
DESEO Y BÚSQUEDA DE AUTOAFIRMACIÓN: el hombre moderno se siente seguro de sí
mismo y busca afirmarse ante una realidad (tanto la realidad natural como la
realidad social) que, aunque en un principio se le presente como desordenada y
hostil, está convencido que puede llegar a dominar, a controlar, a mejorar.
Este afán de autoafirmación es lo que hace que el hombre moderno busque ante
todo aumentar su poder. Este acrecentamiento de su poder se logra mediante la
técnica (mediante la ciencia y las plasmaciones tecnológicas del conocimiento
científico). Esta confianza en que la técnica nos hará dioses (nos hará señores
de la naturaleza y ´´únicos dueños de nuestro destino) es a lo que se denomina
el impulso faústico del mundo
moderno (Fausto es junto con Hamlet o el Quijote uno de los personajes
literarios que mejor representan el espíritu que mueve el alma del hombre
moderno; “Fausto” es el título de la más importante obra literaria alemana de
la era moderna, obra escrita por Göethe)
3º Si los filósofos
griegos consideraron que la identidad del ser humano dependía del lugar que el
hombre ocupaba en el orden de la naturaleza (el lugar que le corresponde en el
orden universal es aquel que se encuentra entre el que ocupan las esferas
celestes y los dioses, y el que ocupan los animales),
y si para el
cristianismo, la identidad del ser humano depende del lugar que Dios le ha
asignado en el orden de la creación,
en la era moderna se
considerará que la identidad del ser humano no depende del lugar que ocupe en
un orden preestablecido sino que el ser humano ocupará el lugar que le
corresponde (el más alto) en un orden creado por él mismo.
1º ¿Por qué el hombre
moderno no se reconoce en el orden de la naturaleza?
2º ¿Por qué el hombre
moderno no se reconoce en el orden de la creación?
3º ¿Por qué el hombre
moderno sólo se reconoce en el orden que el mismo crea?
4º ¿En qué consiste ese
orden que es obra y hechura del hombre moderno?
Respondamos por orden
estas cuatro preguntas.
1º ¿Por qué el hombre moderno no se reconoce
en el orden de la naturaleza?
El
responsable de que en el mundo moderno no busquemos nuestro lugar en el orden
de la naturaleza es el nuevo pensamiento científico moderno (la nueva
física-matemática con su concepción materialista y mecanicista de la
naturaleza). El hombre moderno no se puede someter a dicho orden natural (como
hacían los griegos; “vivir conforme a la naturaleza” era el ideal de vida
humana para la práctica totalidad de escuelas filosóficas griegas) porque ha
descubierto que el ser humano (la forma de vida propia del ser humano) no tiene
nada que ver con el resto del universo (el primer filósofo moderno en ser
completamente consciente de ello fue Descartes; de ahí su dualismo, el dualismo
mente-materia que no es otra cosa que la división de la realidad en dos regiones
diferenciadas: por un lado los seres humanos, las mentes, y por otra el
universo físico, la materia). El ser humano necesita vivir en un mundo en el
que su acción (su vida) siga teniendo sentido, es decir, un fin, una meta, un
propósito (el orden al que pertenece el ser humano seguirá siendo teleológico
mientras que el orden de la naturaleza, tal como establece la física moderna,
será un orden mecánico, un orden carente de teleología).
2º ¿Por qué el hombre
moderno no se reconoce en el orden de la creación?
Por lo
que hace referencia al orden de la creación (es decir, el orden de la realidad
tal como lo establece la religión cristiana), tras las guerras de religión que
se desencadenaron en Europa al producirse la Reforma (la reforma religiosa
protestante), éste será rechazado por efecto de la profunda desconfianza que el
mundo moderno tendrá hacia la religión cristiana, mejor dicho, hacia las
iglesias que administran las creencias cristianas. ¿Cuál es la causa de esta
desconfianza? Porque se las considera responsables de las terribles guerras
civiles de carácter religioso que
asolaron Europa desde 1517 (fecha del comienzo de la Reforma luterana) hasta
1648 (fecha en la que se firma la Paz de Westfalia que pone no sólo fin a la
Guerra de los 30 años sino a las guerras religiosas que asolaron Europa durante
más de un siglo; en algunos países, las guerras civiles duraron cincuenta años
más como por ejemplo ocurrió en Inglaterra donde no llegaron a su fin hasta
1688 con la Gloriosa Revolución No Sangrienta gracias a la cual una Inglaterra
totalmente protestante de la cual había sido extirpado definitivamente el
catolicismo se convirtió en el primer país del mundo con un monarca
constitucional y con tolerancia religiosa (tolerancia entre las distintas
iglesias protestantes, no con los intolerantes papistas).
3º ¿Por qué el hombre
moderno sólo se reconoce en el orden que el mismo crea?
El nuevo
orden que el hombre moderno va a forjar consiste en crear una nueva sociedad
(un nuevo orden social, una nueva civilización), la sociedad moderna, que se va
a caracterizar por:
a)
Su prosperidad material.
b)
Su alto grado de desarrollo
cultural: fundamentalmente científico-tecnológico pero también artístico.
c)
Su igualdad: por primera vez en
la historia de la humanidad, la sociedad será igualitaria (en ella todos los
hombres son considerados iguales en dignidad y derechos)
d)
Su libertad: en esta sociedad,
se considerará que todos sus miembros son seres autónomos (seres racionales
capaces de guiarse por sí mismos; en eso consiste la autonomía). Por ello se
les considerará libres y dignos.
e)
Su democracia y libertad
política: el gobierno existente en las sociedades modernas se considerará que
debe ser el resultado de un contrato que libremente establecen entre sí todos
esos individuos autónomos, iguales y libres. Ese pacto se convertirá en la ley
suprema a la que también deberán someterse los gobernantes: la constitución (el
primer gobernante constitucional será el rey de Inglaterra en 1688).
Para
entender este extraordinario cambio en la concepción del ser humano que se
produce en el mundo moderno, debemos partir de la concepción dominante en el
periodo anterior, la Edad Media. Es decir, nuestro punto de partida tiene que
ser la concepción cristiana del ser humano. Recordemos los puntos más importantes
de la antropología cristiana: el ser humano se encuentra en pecado (por ello es
malvado y desdichado) y requiere ser salvado. Ahora bien, el individuo no puede
salvarse a sí mismo requiriendo la ayuda de Dios, de la gracia divina. Para la
humanidad, la puerta de la salvación, la posibilidad de salvación (que hasta
entonces permanecía clausurada) se abrió tras el sacrificio de Cristo. Pero
esto no significa que la humanidad esté ya, de hecho, salvada, sino que se abre
la posibilidad de la salvación. Por lo tanto, para el cristianismo aún queda la
tarea de que cada individuo, uno a uno, tenga que salvarse. ¿Y cómo logra el
individuo alcanzar finalmente la salvación? Gracias a las iglesias. ¿Por qué?
En principio sólo se salvan aquellos en los que recae la gracia divina. Pero,
¿Quién administra de facto dicha gracia? Las iglesias (hasta la Reforma
protestante, la única existente hasta entonces, la Iglesia romana, la Iglesia
católica; desde la Reforma, las múltiples iglesias reformadas: la luterana, la
calvinista, la anglicana… en los USA se cuentan por miles). Para el
cristianismo, el creyente sólo se salva gracias a su iglesia ya que la iglesia
es quien guía y conduce al creyente hacia la salvación. La consecuencia de
plantear la salvación en estos términos es que las iglesias cristianas han
llegado a tener un extraordinario poder sobre la conciencia de los individuos:
para el cristianismo, el cristiano no es autónomo, no puede guiarse a sí mismo
y sólo la iglesia puede guiarle hacia la salvación.
Pues
bien, el mundo moderno va a rechazar categóricamente que el ser humano necesite
ser guiado tanto moral como espiritualmente por las iglesias. En el mundo
moderno consideramos que el ser humano está capacitado para guiarse a sí mismo.
A esta capacidad de guiarse a sí mismo y de no requerir la tutela de las
iglesias se la denomina autonomía, la autonomía moral del ser humano (la
libertad de conciencia que tiene todo individuo). ¿Por qué podemos guiar
autónomamente nuestras vidas? Porque somos seres de razón (porque somos seres
racionales) ya que estamos dotados de razón, de inteligencia y esa inteligencia
nos hace dueños de nosotros mismos y nos capacita para vivir autónomamente (sin
requerir ser tutelados por las iglesias). La lucha por la autonomía del individuo,
la defensa de la independencia del individuo de todo poder religioso (que
conocemos con el nombre de libertad de conciencia) es una de las causas
principales de la secularización del hombre moderno y del mundo moderno. Esta
defensa de la autonomía del individuo (que es la fuente última de nuestra
dignidad, de la dignidad humana) comenzó en el Renacimiento (sus primeros
defensores fueron los humanistas renacentistas; aún eran los humanistas del
Renacimiento completamente cristianos pero defendían un cristianismo de
carácter individual en el que el creyente debía de gozar de una cierta
independencia de criterio respecto a la continua tutela de las iglesias; el más
importante humanista del renacimiento fue Erasmo de Rotterdam, humanista que da
nombre a la corriente de renovación espiritual cristiana más importante del
siglo XVI: el erasmismo).
Hablemos
ahora del Estado moderno, de la organización política característica del mundo
moderno. El Estado moderno hizo su aparición en el siglo XVI. Los creadores del
Estado moderno fueron los monarcas de la época: los Reyes Católicos en España,
los Valois y los borbones en Francia, los Tudor en Inglaterra, los Avis en
Portugal). Gracias al Estado moderno se va a lograr la concentración de todo el
poder político de un territorio (de lo que en aquella época denominaban reinos)
en una Administración centralizada. Dicha única Administración central está en
las manos del rey, del monarca absoluto (frente a la fragmentación del poder
característico de la Edad Media, la poliarquía feudal). Sin Estado moderno, sin
esa nueva forma de organización política, la modernidad no habría advenido.
¿Por qué? El Estado moderno dotó a nuestras sociedades de una estabilidad
política que no se conocía desde los tiempos del Imperio Romano. Esa
estabilidad política era una condición ineludible para que se pudiese producir
ese extraordinario desenvolvimiento en todos los ámbitos (económico, cultural,
social) característico de la era moderna. El problema del Estado moderno es que
dejó en manos de los reyes un extraordinario poder, un poder absoluto sobre sus
súbditos. Pues bien, para que el individuo moderno pudiese desenvolver su
autonomía (su libertad e independencia de todo poder) era necesario no sólo
neutralizar a las iglesias (como vimos antes) sino limitar y controlar el poder
de los reyes, es decir democratizar el Estado (el primero en lograrlo fue
Inglaterra en 1688; el segundo, Estados Unidos al constituirse como una
república independiente de Inglaterra en 1776; el tercero, Francia en 1789 por
medio de la revolución , de la Revolución francesa; luego vendrían todos los
demás).
En conclusión, la
autonomía del hombre moderno (su libertad e independencia de todo poder) se va
a construir confrontándola con el poder de las iglesias y el poder de los
Estados absolutos. La sociedad moderna surgirá definitivamente (y dentro de
ella hará su aparición el individuo autónomo, el individuo moderno) cuando:
1º se
logre neutralizar definitivamente a las iglesias (ésta es la causa principal de
la secularización o descristianización de la sociedad europea moderna).
2º se
logre la democratización de los Estados modernos) pues sólo en un Estado
democrático los hombres pueden vivir como individuos autónomos).
4º ¿En qué consiste ese
orden que es obra y hechura del hombre moderno?
Finalmente, hablemos
brevemente de en qué consiste ese nuevo orden que va a crear el individuo
moderno haciendo un uso autónomo de u razón, de su inteligencia:
a)
Un orden económico eficiente y
productivo que hará de nuestras sociedades sociedades prosperas y que acabará
para siempre con la lacra de la pobreza y la escasez. En el mundo moderno se
logrará ordenar racionalmente el trabajo, la producción y distribución de los
bienes y servicios que necesita dicha sociedad. Dicha economía ordenada
racionalmente será la economía de mercado, es decir, la economía liberal, el
capitalismo. Este nuevo modelo económico basado en el desarrollo del comercio,
la especialización laboral, la organización racional del trabajo y el
maquinismo (Adam Smith) hará que lleguen a su fin definitivamente todos los
restantes modelos económicos caracterizados por ser infraproductivos como el
modelo esclavista o el feudal.
b)
Por lo que hace referencia al
conocimiento, en el mundo modernos e va a crear una nueva forma de saber que
acabará con las estériles disputas y discusiones características de la
filosofía de los antiguos o de los teólogos medievales. Esa nueva forma de
conocimiento es la ciencia moderna que se caracteriza por:
-
Tras una libre elaboración y
discusión crítica de las teorías científicas, en ella es posible llegar a un
acuerdo (cosa que no ocurría con las bizantinas discusiones filosóficas y
teológicas del pasado)
-
Además, el saber científico
moderno tiene un valor práctico, es productivo. A través de su aplicación y
plasmación técnica, tecnológica, la ciencia ha acrecentado exponencialmente el
dominio del ser humano sobre la naturaleza, así como la productividad de
nuestras economías (Revolución industrial).
c)
Hablemos finalmente de la
modernización de nuestras sociedades y de su organización política. Una
sociedad moderna (aquella en la que quiere habitar el hombre moderno y por ello
está decidido a crearla) es aquella que:
-
Es una sociedad igualitaria, no
estamental. En ella, todos los individuos son miembros iguales de dicha
sociedad (ciudadanos) y todas las diferencias estamentales (desde la esclavitud
a los estamentos feudales que dividen a la sociedad en señores y siervos)
quedan abolidas.
-
El poder político del Estado
tiene que estar democratizado. Un Estado es democrático cuando se dan las
siguientes condiciones:
. la
autoridad suprema está en las leyes (en la Constitución), leyes a las que se
someten incluso los gobernantes. A este tipo de Estado se le denomina Estado de
derecho (o Estado liberal parlamentario). Un Estado moderno es un Estado de
derecho.
. la
función última del Estado, del poder político, es reconocer y sobre todo,
garantizar y proteger la autonomía de sus ciudadanos. ¿Cómo? Reconociendo y
salvaguardando sus derechos. ¿Y cómo logra esto? Reconociendo sus derechos como
derechos constitucionales y salvaguardando sus derechos a través de la
administración de justicia (los jueces y los tribunales).
. los
gobernantes del Estado tienen que ser libremente elegidos por los ciudadanos,
por todos los ciudadanos (la democracia censitaria no es un modelo válido de
democratización).
.
finalmente, una sociedad democrática es aquella que protege a sus miembros de
las siguientes adversidades: el paro, accidentes laborales, vejez y enfermedad,
y provee de educación gratuita a todos sus miembros para igualar las
posibilidades de ascenso social entre éstos (todas estas medidas de protección
social son conocidas hoy en día como “derechos sociales”: derecho a la
educación, a la sanidad y a la protección social; es característico del Estado
social de derecho al que conocemos con el nombre de “Estado del bienestar”).
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