domingo, 26 de abril de 2020

1º BACH DIURNO 27/4/20


!Hola a todo el mundo! 

Esta semana sólo tenemos dos horas de clase (el viernes es 1 de mayo, día del trabajo, y por lo tanto no lectivo). Vamos a terminar de impartir esta unidad explicando todo lo que debemos saber sobre los CRITERIOS DE VERDAD. La próxima semána comenzaremos a hacer una cosa nueva que se me ha ocurrido (para así, en estas limitantes circunstancias que estamos viviendo, aprovechar lo mejor que podamos el tiempo que tenemos clase). YA OS CONTARÉ! Y como siempre !Salud!


TRABAJO DE CLASE: Leibniz/Voltaire (es una de las últimas entradas).
Fecha límite de entrega: lunes, 4 de mayo

APUNTES DE CLASE

LOS CRITERIOS DE VERDAD

¿Qué es un criterio?

Un patrón por medio del cual se juzga algo. El criterio es la característica de una cosa por la cual puede juzgarse que la cosa es de un determinado modo. Ejemplo: ¿Cómo sabes que fulanito/a te ama? ¿Qué criterio utilizas para juzgar si te ama o no? El que me hace un regalo en san Valentín (aquí el criterio, la prueba de que me ama, es que me hace regalos).

¿Qué es un criterio de verdad?

Aquella prueba/razón gracias a la cual se puede considerar que realmente se da la correspondencia entre lo que afirma una proposición y los hechos del mundo. Ejemplo: ¿Cómo sabes que es verdad que Colón descubrió América? Porque hay suficientes y fiables documentos que lo atestiguan (aquí el criterio de verdad es la existencia de documentos de probada validez histórica que testimonian tal cosa).

El problema de la verdad como correspondencia es el siguiente: en muy pocos casos podemos comprobar directamente que se da una correspondencia entre la proposición y los hechos (un ejemplo sencillo: ¿Cómo puedo saber, cuando llego a casa, que fue mi madre quien hizo la comida, si no estaba allí para comprobarlo? Ya sé que es ella la que lo hizo, pero lo sé por la costumbre, porque tal cosa ya ha sucedido en otras ocasiones; un ejemplo extremo: Hume analizó lo que percibimos cuando acercamos un dedo a una llama y concluyó que no experimentamos que la llama queme al dedo sino sólo que primero sucede una cosa y luego otra (primero el dedo se acerca a la llama, y luego experimento una quemadura).

Por ello es por lo que se han establecido una serie de criterios (o reglas) que nos sirven para medir la verdad de una proposición comprobando en qué grado se adecua a los hechos. Los criterios de verdad son verdaderamente útiles cuando no es posible determinar directamente la adecuación de la proposición a los hechos de la experiencia (como veremos seguidamente, la adecuación directa sólo se da en el caso de la evidencia; en todos los demás casos, tenemos que recurrir a criterios que nos permiten indirectamente, de un modo alternativo, determinar la verdad de una proposición).

Veamos seguidamente los principales criterios de verdad que se han propuesto en epistemología. ¿Cuáles son los principales criterios de verdad?

1º LA EVIDENCIA: el primer criterio de verdad es la evidencia (es como la experiencia en primera persona de la verdad). 

¿Qué es la evidencia?

La evidencia es la presencia inmediata ante mí del objeto.

Ejemplo: alguien afirma “las ventanas están abiertas”; me vuelvo y compruebo que tal cosa es así; en el momento que veo tal cosa, se produce la evidencia, la presencia del objeto ante mí; tras ver el objeto tengo los dos términos de la relación de verdad y puedo confirmar la correspondencia.

Después de que algo se me presente como evidente, tras tener la experiencia directa del objeto, puedo saber si se produce o no la correspondencia en la que consiste la verdad: o sea, 1º se da la experiencia de la evidencia y sólo después, 2º, tomo conciencia de la correspondencia, de la verdad de la proposición.

Finalmente, hay dos tipos de evidencias (que han sido causa de enconadas discusiones filosóficas):

-          las evidencias sensibles y

-          as evidencias intelectuales (la evidencia intelectual más famosa de la historia es el “cogito, ergo sum” cartesiano (si pienso, mi mente existe); otros ejemplos de evidencias intelectuales son los primeros principios lógicos (como el principio de no-contradicción que afirma que una cosa no puede ser y no ser a la vez y en el mismo aspecto, por ejemplo, que una puerta no puede estar a la vez abierta y cerrada))

EN CONCLUSIÓN: cuando el objeto o el hecho del que habla la proposición me es evidente, entonces lo que afirma la proposición es verdadero.

2º EL TESTIMONIO DE PERSONAS FIABLES: la experiencia perceptiva humana está constreñida a unos estrechos límites espacio-temporales (sólo he tenido experiencia directa de unas pocas cosas a lo largo de mi vida). Por ello, se considera verdadero todas aquellas proposiciones que se basan en la experiencia directa de testigos fiables (y por ello, sé de que existe realmente Rusia, aunque nunca estuve allí, o que Colón descubrió América porque hay documentos históricos que lo atestiguan).

EN CONCLUSIÓN: no sólo mi experiencia perceptiva directa de las cosas es prueba irrefutable de la verdad de una proposición. También lo es las experiencias de testigos fiables. La verdad judicial (la demostración en un juicio legal de que realmente se ha cometido un delito) tiene como principal fundamento (como criterio de verdad), el testimonio de testigos.

3º LOS INDICIOS INDIRECTOS: en ocasiones, no nos queda más remedio que probar la verdad de algo indirectamente, a través de la “Prueba por indicios”.

¿Qué es la prueba indiciaria?
           
Un indicio es una marca, huella o señal de un hecho (por ejemplo, el humo es un indicio, una señal del fuego). Pues bien, a través de los indicios puedo probar la verdad de un hecho sobre el que no hay una prueba directa (la verdad de un hecho acerca del cual nadie ha sido testigo, nadie ha tenido experiencia directa, del que no tenemos evidencia alguna). Es por eso por lo que los fósiles prueban la verdad de la Teoría de la evolución ya que son un indicio de la existencia en un pasado remoto de especies ya extinguidas. Los rastros de ADN del Chicle en las ropas de Diana Quer son también un indicio de que la asesinó.

Pongamos otro ejemplo:

-          Vivo solo en mi piso de soltero.
-          Llego a casa y me encuentro la comida hecha (1º evidencia).
-          Me pregunto ¿Quién habrá hecho la comida?
-          De repente me fijo que en el sofá alguien ha olvidado un pañuelo.
-          Lo examino y en seguida lo reconozco: es un pañuelo de mi madre (2º evidencia).
-          De la presencia del pañuelo deduzco que mi madre ha estado en mi casa y de ello que ella es la responsable de que la comida esté preparada.

-          A partir de las evidencias disponibles, esa es la explicación más plausible de quién ha preparado la comida.
-          Por ello me atrevo a afirmar p (p=”mi madre ha cocinado la comida”)

-          ¿Cómo justifico p?
-          A partir de q (q=“mi madre ha estado en casa”)
-          ¿Y q?
-          A partir de r (r=”porque se ha dejado una huella de su paso por mi casa”)
-          ¿Y r?
-          En s (s= “el pañuelo de mi madre está sobre el sofá”) que ya sí es una evidencia.

-          El problema es que no puedo afirmar con plena seguridad que sea verdad que mi madre es quien me ha hecho la comida.
-          ¿Por qué?
-          Podría perfectamente haber sucedido que ni mi madre se hubiese dejado el pañuelo (lo trajo mi hermana) o que, aunque hubiese venido realmente a casa y se hubiese dejado el pañuelo, no hubiese sido ella la que hizo la comida (la comida la hizo mi hermana que vino más tarde y que, aunque se fijó que mi madre se había dejado el pañuelo, no lo recogió).

-          ¿Por qué razonamos así?
-          Nuestros razonamientos son sólo probables y los hacemos a partir de las evidencias disponibles (que son siempre muy limitadas).
-          De lo que se trata es de justificar (aunque sea parcial y provisionalmente) nuestros juicios, no de probarlos completamente y para siempre, cosa que es imposible para una mente con tantos límites como la inteligencia humana).

EN CONCLUSIÓN: en todos aquellos hechos de los que no tenemos experiencia directa (como ocurre normalmente con la comisión de un delito), tenemos que recurrir a indicios de dicho hecho, indicios que conectamos causalmente con el hecho en cuestión para probar así su verdad, para probar que tal hecho aconteció.

El indicio es el efecto del hecho que queremos probar, que sería su causa. Y así, a presencia de ADN en las ropas de Diana Quer (indicio) prueba que el Chicle estuvo con ella antes de su muerte y, por lo tanto, que fue él quien la asesinó (el que fue el Chicle el asesino es una nueva evidencia, una evidencia basado en indicios probatorios; lo que en lenguaje judicial se denomina “EVIDENCIA MÁS ALLA DE UNA DUDA RAZONABLE”)

4º LA CONFIRMACIÓN EXPERIMENTAL: la estudiaremos a fondo en la siguiente unidad dedicada a la epistemología del saber científico. Este es el principal criterio de la verdad de una teoría científica. La verdad de una teoría científica se confirma indirectamente a través de toda clase de experimentos y “predicciones arriesgadas” (Popper) que vaticinan el que se va a producir un hecho hasta entonces desconocido (por ej., el astrónomo Edmund Halley tras calcular su órbita haciendo uso de la teoría newtoniana predijo con absoluta exactitud que el cometa que lleva en su honor su nombre retornaría en el año 1758).

EN CONCLUSIÓN: ¿Cómo podemos probar la verdad de una ley o, incluso, de una teoría científica? Haciendo experimentos por medio de los cuales demostramos que sucede lo que la ley o la teoría predice que tiene que suceder (dicha predicción no puede ser previamente conocida; yo no pruebo ninguna ley científica por predecir que el Sol saldrá mañana por el Este, pero sí lo hago si predigo que los rayos luminosos se curvarán al pasar cerca de su campo gravitatorio, tal como Einstein predijo y Eddington confirmó).

5º LAS CONSECUENCIAS PRÁCTICAS: para los tres grandes filósofos pragmatistas norteamericanos (Pierce, William James y Dewey), existe una conexión entre lo que es verdadero y lo que es útil. Para ellos, el criterio (el signo o marca) de que una teoría científica es acertada es que hace posible el desarrollo de tecnologías que nos permiten manipular la naturaleza de un modo que hasta entonces no se había hecho.

La teoría pragmatista de la verdad hace suyos, como no podía ser de otra manera, los dos axiomas filosóficos del pragmatismo:

1º cualquier idea no se puede concebir  separada de las personas que la piensan, es decir, deben ser consideradas siempre como creencias suyas.

2º tampoco hay que separar las ideas de la acción pues toda creencia incluye una disposición a actuar y es un instrumento para la acción.

Para los pragmatistas, no hay que determinar la verdad de las ideas (pues no hay ideas como tales) sino de las creencias. Y como toda creencia es una disposición a la acción, podemos comprobar la validez de una idea (es decir, de una creencia) por las acciones que nos empujan a realizar. Si estas tienen éxito, son útiles, productivas, eficaces, etc., podemos afirmar que las creencias en que se basan son válidas también. Por ejemplo, la verdad de la medicina se cifra en el aumento de la esperanza de vida de los seres humanos que ha producido; o la verdad de la democracia en que las sociedades democráticas son las más prosperas, estables y libres de la historia.


EN CONCLUSIÓN: las leyes y las teorías científicas, en las que es tan difícil comprobar su adecuación con los hechos (¿Cómo confirmo que los electrones orbitan en torno al núcleo si ni los electrones ni los núcleos de los átomos pueden percibirse de ningún modo?), se pueden verificar si funcionan, si nos sirven para solucionar nuestros problemas prácticos (y así, la verdad de la medicina científica reside en que cura las enfermedades y la verdad de la física  en que nos sirve para construir viaductos como el de Catoira que no se vienen abajo)


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