sábado, 11 de abril de 2020

BERKELEY

capítulo 15
El elefante en la habitación 

George Berkeley (y John Locke)

¿Te has preguntado alguna vez si la luz del frigorífico realmente se apaga cuando cierras la puerta y nadie puede verla? ¿Cómo averiguarlo? Quizá podrías instalar una cámara remota. Pero, en ese caso, ¿qué sucedería cuando apagaras la cámara? ¿Y el árbol que cae en el bosque cuando nadie puede oírlo? ¿Hace realmente algún ruido? ¿Cómo sabes que tu habitación sigue existiendo cuando no estás en ella? Puede que desaparezca cada vez que sales de ella. Podrías pedirle a otra persona que lo comprobara. El problema sería entonces si sigue existiendo cuando nadie la está observando. No está claro cómo se puede responder a estas preguntas. La mayoría de nosotros pensamos que los objetos siguen existiendo cuando nadie los observa porque es la explicación más sencilla. La mayoría de nosotros también cree que el mundo que observamos está ahí, no existe únicamente en nuestras mentes.

Sin embargo, de acuerdo con George Berkeley (1685– 1753), un filósofo irlandés que fue obispo de Cloyne, todo aquello que deja de ser observado, también deja de existir. Si ninguna mente percibe directamente el libro que estás leyendo, éste no existe. Cuando estás mirando el libro puedes ver y tocar sus páginas, pero lo único que significa eso para Berkeley es que tienes experiencias. No significa que haya algo en el mundo que las causa. El libro no es más que una recopilación de ideas en tu mente y en la de otras personas (y quizá en la de Dios), no algo que exista más allá de tu mente. Para Berkeley, la noción misma de mundo exterior no tiene sentido alguno. Estamos rodeados de objetos que siguen existiendo seamos o no conscientes de ellos, ¿no es así? Berkeley creía que no.

Comprensiblemente, cuando comenzó a exponer esta teoría, mucha gente creía que se había vuelto loco. De hecho, hasta después de su muerte los filósofos no comenzaron a tomarle en serio y reconocieron lo que había estado intentando hacer. Cuando oyó hablar de la teoría de Berkeley, Samuel Johnson le dio una patada a una piedra en la calle y declaró: «La refuto así». Lo que Johnson quería decir era que estaba seguro de que las cosas materiales existen y que no están compuestas únicamente de ideas; podía sentir la dureza de la piedra en el pie al darle una patada, así que Berkeley estaba equivocado. Pero éste era más inteligente de lo que Johnson creía. Sentir la dureza de una piedra en el pie no demostraría la existencia de los objetos materiales, sino la existencia de la idea de una piedra dura. Para Berkeley, lo que llamamos piedra no es más que la sensación que provoca. No hay ninguna piedra física «real» que cause el dolor en el pie. De hecho, no existe ninguna realidad más allá de las ideas que tenemos.

A veces se describe a Berkeley como un idealista y otras como un inmaterialista. Era idealista porque creía que todo lo que existe son ideas, e inmaterialista porque negaba la existencia de las cosas materiales –los objetos físicos–. Al igual que muchos otros filósofos de los que se habla en este
libro, estaba fascinado por la relación entre la apariencia y la realidad. La mayoría de los filósofos, creía él, estaban equivocados acerca de la naturaleza de esta relación. En particu- lar, argumentaba que John Locke estaba equivocado acerca del modo en que nuestros pensamientos se relacionan con el mundo. Es más fácil comprender el planteamiento de Berkeley si lo comparamos con el de Locke.

Si miras a un elefante, pensaba Locke, no ves al elefante mismo. Lo que tomas por un elefante es en realidad una representación; lo que él llamó una idea mental, algo así como la imagen de un elefante. Locke utilizó la palabra «idea» para referirse a cualquier cosa que seamos capaces de pensar o percibir. Si ves un elefante gris, la grisura no puede ser simplemente una característica del elefante, ya que según la luz tendrá tonalidades diferentes. La grisura es lo que Locke llamó una «cualidad secundaria». Surge por una combinación de los rasgos del elefante y los de nuestro aparato sensorial, en este caso el ojo. El color de piel del elefante, su textura y el olor de sus heces son todas cualidades secundarias.

Según Locke, las cualidades primarias, como el tamaño y la forma, son rasgos reales de cosas del mundo. Las ideas de las cualidades primarias se parecen a esas cosas. Si ves un objeto cuadrado, el objeto real que da origen a tu idea de ese objeto también es cuadrado. Sin embargo, si ves un cuadrado rojo, el objeto real en el mundo que percibes no es rojo. Los objetos reales son incoloros. Las sensaciones del color, creía Locke, provienen de la interacción de las texturas microscópicas de los objetos y de nuestro sistema visual.

En todo esto hay, sin embargo, un serio problema. Locke creía que existe un mundo exterior, aquél que los científicos intentan describir, pero que sólo lo percibimos indirectamente. Era un realista en tanto que creía en la existencia del mundo real. Este mundo real sigue existiendo incluso cuando nadie lo percibe. El problema para Locke era averiguar cómo es este mundo. Él creía que nuestras ideas de cualidades primarias como la forma y el tamaño son buenas imágenes de esa realidad. Pero, ¿cómo estar seguros? Como empirista, alguien para quien la experiencia es la fuente de todo nuestro conocimiento, debería haber tenido pruebas sólidas para asegurar que las ideas de las cualidades primarias se parecen al mundo real. Pero su teoría no explica cómo podemos comprobarlo. ¿Podemos estar seguros de que las ideas de las cualidades primarias, como la forma y el tamaño, se parecen a las cualidades del mundo real?

Berkeley aseguraba ser más coherente. A diferencia de Locke, creía que sí percibimos el mundo directamente, puesto que el mundo consta únicamente de ideas. La experiencia misma es lo único que hay. En otras palabras, el mundo y todo lo que hay en él solo existe en nuestras mentes.

Para Berkeley, todo lo que experimentas y lo que piensas –una silla o una mesa, el número tres, etcétera– sólo existe en la mente. Un objeto no es más que la colección de ideas que tú y otras personas tiene de él. No existe nada más allá. Sin alguien que los vea u oiga, los objetos simplemente dejan de existir, puesto que no son nada más que las ideas que los seres humanos (y Dios) tienen de ellas. Berkeley resumió esta extraña opinión en latín como «Esse est percipi»: ser (o existir) es ser percibidos.

De modo que la luz del frigorífico no puede estar encendida, y el árbol no hace ningún ruido cuando no hay ninguna mente que las experimente. Ésa puede ser la conclusión obvia a extraer del inmaterialismo de Berkeley. Ahora bien, éste no pensaba que los objetos estuvieran continuamente cobrando vida y dejando de existir. Incluso él reconocía que eso sería extraño. Creía que Dios garantizaba la existencia continuada de nuestras ideas; que estaba percibiendo constantemente las cosas del mundo para que no dejaran de existir.

Esto lo reflejan un par de limericks (poema humorístico de cinco versos con rima aabba)
  escritos a principios del siglo xx. He aquí el primero, que hace hincapié en la extrañeza ante la idea de que un árbol deje de existir si nadie lo observa:

Hubo una vez un hombre que dijo
«a Dios debe de parecerle sumamente extraño
descubrir que este árbol sigue existiendo
cuando no hay nadie en el quad».

(«Quad» es el nombre que recibían las zonas de hierba en los patios de las facultades de Oxford).

 Efectivamente. Lo más difícil de aceptar acerca de la teoría de Berkeley es que un árbol no esté si nadie lo experimenta.

Y aquí está la solución, un mensaje de Dios:

Estimado señor
lo extraño es su asombro: yo estoy siempre en el quad
y por eso el árbol seguirá existiendo
mientras sea observado por Un servidor,
Dios.

La dificultad surge a la hora de explicar cómo pode- mos estar equivocados acerca de algo. Si lo único que tenemos son ideas y no hay ningún mundo más allá de ellas, ¿cómo podemos distinguir entre los objetos reales y las ilusiones ópticas? La respuesta de Berkeley fue que la diferencia entre la experiencia de lo que llamamos realidad y la de una ilusión es que cuando experimentamos la «realidad» nuestras ideas no se contradicen entre sí. Por ejemplo, si ves un remo en el agua, puede parecer que está torcido en el punto en el que entra en contacto con el agua. Para un realista como Locke, el remo sigue siendo recto, sólo parece torcido. Para Berkeley, tenemos la idea de un remo torcido, pero esto contradice las ideas que tendremos si metemos el brazo en el agua y lo tocamos. Sentiremos entonces que es recto.

 Berkeley no se pasaba todas las horas del día defendiendo su inmaterialismo. Hacía muchas otras cosas en la vida. Era un hombre sociable y agradable, y entre sus amigos se encontraba el autor de Los viajes de Gulliver, Jonathan Swift. Más adelante, Berkeley trazó un ambicioso plan para fundar una universidad en la isla Bermuda y consiguió recaudar mucho dinero. Por desgracia, el plan fracasó. En gran medida porque no tuvo en cuenta lo lejos que estaba la isla del continente y lo difícil que era llevar suministros. Tras su muerte sí tuvo el honor, sin embargo, de que su apellido diera nombre a una universidad de la Costa Oeste: la Universidad de Berkeley, en California. Esto se debió a un poema que había escrito sobre Norteamérica que incluía el verso: «Hacia el oeste, el curso del imperio toma su camino»; verso que le gustó a uno de los fundadores de la universidad.

Más extraño todavía que el inmaterialismo de Berkeley es quizá la pasión que sentía por el agua de brea, una medicina tradicional norteamericana hecha de brea de pino y agua. Se suponía que curaba prácticamente todas las enfermedades. Berkeley llegó incluso a escribir un largo poema sobre lo asombrosas que eran sus propiedades. Aunque fue popular durante un tiempo, y puede que incluso funcionara como cura para ciertas dolencias menores gracias a sus propiedades antisépticas, hoy en día ya no es –con razón– un remedio popular. El idealismo de Berkeley tampoco ha cuajado.

Berkeley es un ejemplo de filósofo dispuesto a seguir un argumento hasta sus últimas consecuencias, incluso cuando parece llegar a conclusiones que desafían el sentido común. Voltaire, en cambio, no soportaba a este tipo de pensadores; ni, de hecho, tampoco a la mayoría de los filósofos.

CUESTIONARIO


CAPÍTULO 15 – El elefante en la habitación

George Berkeley (y John Locke)

Como en todos los anteriores, te invito a que ilustres tu trabajo con algún motivo de tu gusto relacionado con la filosofía de George Berkeley. Yo te propongo que lo dibujes a él con ese particular alzacuellos que parece un babero característico de los pastores anglicanos del siglo XVIII (en el libro que porta con su mano izquierda debe figurar el título de su principal obra “Tratado sobre los principios del conocimiento humano”http://www.supercoloring.com/es/dibujos-para-colorear/george-berkeley)

Puedes también dibujar el escudo de la Universidad de Berkeley California.

https://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_de_California_en_Berkeley

                                                                  



NOTAS –

A)      Cuidado con cómo se utiliza el término “idea” en este capítulo. Aquí, “idea” se refiere no a un concepto abstracto (por ejemplo, la idea de “paz”, o la idea de “función matemática”, o la idea de “tigre”) sino a cualquier contenido de la mente. El término “idea” se refiere principalmente a las percepciones (por ejemplo, la percepción de la manzana que tengo en mi mano y me estoy comiendo). Tan idea es, por lo tanto, para Berkeley y los filósofos del siglo XVII y XVIII, un concepto abstracto como los anteriormente citados (paz, tigre …), como un sentimiento, una emoción, un deseo o una percepción. Por ello, os recomiendo que cuando leáis este capítulo, siempre que veáis la palabra “idea” la asociéis con el hecho de estar percibiendo algo en nuestra experiencia sensorial (la percepción de una manzana).


B)      El término “apariencia” (contrapuesto a “realidad”) también significa aquello que percibo (la apariencia de una manzana es la manzana que percibo que se contrapone a la manzana real, la manzana extramental).


1º Reseña bio-bibliográfica de George Berkeley (mínimo 50 palabras; quién no haga bien la reseña se le restará un punto por cada uno de los dos apartados que se solicitan: vida y obra).


a)       2º En los dos primeros párrafos de capítulo se explica la teoría filosófica antirrealista de Berkeley. Según Berkeley “esse est percipi”, “ser es ser percibido”, lo cual significa que algo sólo existe porque está siendo experimentado (percibido) por alguien, por una mente que lo está observando. Según Berkeley, aunque creamos estar seguros que nuestras percepciones son producidas por cuerpos materiales que están fuera de nuestra mente (cuerpos materiales que, estamos convencidos, 1º siguen existiendo cuando no las percibimos y 2º producen nuestras percepciones cuando entran en contacto con nuestros órganos sensoriales), tal convicción es una mera suposición, una afirmación que no podemos comprobar de ningún modo que sea cierta. Pues bien, según Berkeley, cuando estas mirando un libro: 


a)       ¿Qué demuestra lo que estás viendo?


b)      ¿Qué no demuestra lo que estás viendo?


3º Busca información en la wiki sobre Samuel Johnson (mínimo 20 palabras) y explica por qué Berkeley sabía que dar patada a una piedra no refutaba su teoría antirrealista sino por el contrario la confirmaba.


4º ¿Por qué Berkeley era un filósofo “idealista”?


5º ¿Por qué Berkeley era un filósofo “inmaterialista” (lo que nosotros denominamos “antirrealista”)


6º Sobre la teoría del conocimiento de Locke


Haz una reseña bio-bibliográfica de John Locke (mínimo, 25 palabras) y después responde las siguientes preguntas:


a)       ¿Por qué Locke, a diferencia de Berkeley, era un filósofo realista?


b)      ¿Por qué era también como Berkeley un filósofo idealista? (la respuesta a esta pregunta la encontrarás en el párrafo en el que explica qué es lo que realmente estás conociendo cuando conoces algo como un elefante)


c)       ¿Qué diferencia hay para Locke entre las cualidades primarias y las cualidades secundarias?



d)      ¿Por qué es tan importante para Locke diferenciar entre las cualidades primarias (tamaño, forma…) y las cualidades secundarias (color, olor, sonido…)? 


e)      ¿Por qué, si la experiencia es la fuente de todo el conocimiento humano, no tenemos pruebas sólidas para comprobar que las cualidades primarias sí se parecen a las cualidades del mundo real y en cambio las cualidades secundarias no? (la respuesta ha de ser de tu propia cosecha)


7º Sobre la teoría del conocimiento de Berkeley.


a)        Locke consideraba que no conocíamos el mundo directamente sino sólo nuestras ideas (nuestras percepciones) de las cosas. Berkeley, por el contrario, estaba convencido de que sí conocemos directamente las cosas. ¿Por qué Berkeley pensaba eso?


b)      ¿Con qué frase latina resumió esa concepción según la cual conocemos las cosas mismas cuando las percibimos?



c)       Traduce dicha frase 


d)      La consecuencia de que las cosas sólo sean percepciones es que dejarían de existir en cuanto dejásemos de percibirlas. Sin embargo, para Berkeley, las cosas siguen permaneciendo siempre ahí, aunque mi mente no las perciba. ¿Qué es lo que garantiza la existencia continuada de las cosas?


8º El problema del antimaterialismo o antirrealismo de Berkeley es que se le plantea una dificultad irresoluble como a Locke. Del mismo modo que Locke no tenía criterios sólidos para diferenciar las cualidades primarias de las secundarias (no podía demostrar por qué debemos considerar que el tamaño es objetivo y el color no lo es), Berkeley tampoco podía diferenciar las percepciones fiables de las percepciones que son una ilusión (por ejemplo, las ilusiones ópticas; tan percepción es el remo cuando lo percibo sin romper fuera del agua como cuando lo percibo roto). ¿Cómo creyó Berkeley que se podía resolver dicha antinomia?


9º Sobre Berkeley y la universidad


a) ¿Dónde fundo una universidad Berkeley?


c)       Quien le iba a decir al conservador y piadoso obispo anglicano que iba a dar nombre a una de las mejores y, sobre todo, más progresistas y liberales universidades del mundo: la universidad de Berkeley. Busca información sobre dicha universidad. Indica cuándo se fundó, dónde se ubica y por qué es tan famosa (mínimo 25 palabras; lo de la fama tiene que ver con el movimiento hippie y la contracultura de la década de los 60).


10º Como nos cuenta Warburton, Berkeley es un ejemplo de filósofo dispuesto a seguir un argumento hasta sus últimas consecuencias, incluso cuando parece llegar a conclusiones que desafían el sentido común”.


a)       Explica por ti mismo por qué Berkeley es:

1º este tipo de filósofo máximamente coherente en su razonamiento pero que

2º llega a conclusiones inaceptables para el sentido común



b)      ¿Qué opinión te merecen este tipo de filósofos que por coherencia intelectual terminan defendiendo posturas que chocan con nuestra concepción ordinaria de las cosas? Respuesta personal del alumno





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