martes, 21 de abril de 2020

LEIBNIZ - VOLTAIRE




capítulo 16

¿El mejor de los mundos posibles?

Voltaire y Gottfried Leibniz

¿Si hubieras diseñado el mundo lo habrías hecho como es
ahora? Probablemente no. En el siglo xviii, sin embargo,
algunas personas aseguraban que éste era el mejor de los
mundos posibles. «Todo lo que es, está bien», declaró el poeta
inglés Alexander Pope (16881744). Todas las cosas que
hay en el mundo son así por alguna razón: forman parte de
la obra de Dios y éste es bueno y todopoderoso. Aunque algunas
cosas parezcan ir mal, no es así. Enfermedades, inundaciones,
terremotos, incendios forestales, sequías… todo
forma parte del plan de Dios. Nuestro error es centrarnos en
los detalles individuales en vez de considerarlo todo en su
conjunto. Si pudiéramos observar el universo desde donde
lo observa Dios, podríamos advertir su perfección, cómo las
piezas encajan entre sí y todo lo que parece malvado es en
realidad parte de un plan mucho más grande.

Pope no era el único optimista. El filósofo alemán
Gottfried Leibniz (16461716) utilizó su Principio de Razón
Suficiente para llegar a la misma conclusión. Presuponía
que debía de haber una explicación lógica para todo. Como
Dios es perfecto en todos los aspectos –forma parte de la
definición misma de Dios–, debió tener excelentes razones
para hacer el universo exactamente de la forma en que lo
hizo. No debió dejar nada al azar. Quizá no creó un mundo
absolutamente perfecto en todos los sentidos (eso habría
convertido el mundo en Dios, puesto que él es lo más perfecto
que hay o puede haber), pero sí creó el más perfecto de los
mundos posibles, aquél con la menor cantidad de maldad
necesaria para conseguir ese resultado. No podría haber habido
un mejor modo de juntar las piezas que éste: ningún
diseño habría producido más bondad utilizando menos
maldad.

François-Marie Arouet (16941778), más conocido como
Voltaire, no lo veía así. Todas estas «pruebas» de que
todo va bien no le consolaban lo más mínimo. Desconfiaba
profundamente de los sistemas filosóficos y de los pensadores
que creían tener todas las respuestas. Este autor teatral,
escritor satírico y pensador francés era muy conocido
en Europa por la franqueza de sus opiniones. Una famosa
escultura que lo representa, hecha por Jean-Antoine Houdon,
captura a la perfección la sonrisa y las líneas de expresión de
este hombre ingenioso y valiente. Defensor de la libertad
de expresión y de la tolerancia religiosa, Voltaire fue una
figura controvertida. Al parecer, en una ocasión declaró:
«Odio lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho
a decirlo», una poderosa defensa de la idea de que incluso
las opiniones que uno odia merecen ser oídas. En la Europa
del siglo xviii, sin embargo, la Iglesia Católica controlaba
de forma estricta lo que podía ser publicado. Muchas de las
obras de Voltaire fueron censuradas y quemadas en público
y él fue incluso encarcelado en la Bastilla de París por insultar
a un poderoso aristócrata. Nada de ello, sin embargo,
impidió que siguiera desafiando los prejuicios y
las pretensiones de aquéllos que le rodeaban. Hoy en día se le conoce
sobre todo por ser el autor de Cándido (1759).

En esta breve novela filosófica, Voltaire satiriza el optimismo
acerca de la humanidad y el universo manifestado
por personas como Pope y Leibniz. Y lo hizo de un modo
tan entretenido que el libro se convirtió en un éxito instantáneo.
Sabiamente, Voltaire no puso su nombre en la portada.
De haberlo hecho, su publicación le habría llevado de nuevo
a prisión por burlarse de las creencias religiosas.

Cándido es el protagonista. Su nombre sugiere inocencia y
pureza. Al principio del libro es un joven sirviente que se enamora
perdidamente de Cunegunda, la hija de su señor, pero
cuando les pillan a ambos en una situación comprometida a
él le echan del castillo. A partir de entonces, en un relato ágil
y a veces fantasioso, Cándido viaja por países reales e imaginarios
con su maestro de filosofía, el doctor Pangloss, hasta
que finalmente se reencuentra con su amor perdido, Cunegunda
(para entonces ya vieja y fea). En una serie de cómicos
episodios, Cándido y Pangloss son testigos de acontecimientos
terribles y se topan con una gran variedad de personajes,
todos los cuales han sufrido terribles desgracias.

Voltaire utiliza al maestro de filosofía, Pangloss, para exponer
una versión caricaturizada de la filosofía de Leibniz,
de la que el escritor se burla. Pase lo que pase, sea un desastre
natural, tortura, guerra, violación, persecución religiosa
o esclavitud, Pangloss lo considera una nueva confirmación
de que viven en el mejor de los mundos posibles. En vez de
hacer que se replantee sus creencias, cada desastre no hace
sino aumentar su confianza en que todo es para mejor y que
así es como tienen que ser las cosas para que se dé la situación
más perfecta. Voltaire disfruta al revelar la incapacidad
de Pangloss para ver lo que tiene delante, una clara burla del
optimismo de Leibniz (aunque, para ser justos, en realidad
éste no afirmaba que el mal no existiera, sino que el mal que
existía era el necesario para conformar el mejor mundo posible).
Voltaire sugiere, además, que hay tanto mal en el
mundo que es improbable que Leibniz tuviera razón; éste no
puede ser el mínimo necesario para obtener un buen resultado.
Hay demasiado dolor y sufrimiento en el mundo para
que eso pueda ser cierto.

En 1755 tuvo lugar uno de los peores desastres naturales
del siglo xviii: el terremoto de Lisboa, que mató a más de
veinte mil personas. Esta ciudad portuguesa quedó devastada
no sólo por el terremoto, sino también por el tsunami que
le siguió, y luego por incendios que ardieron durante días.
El sufrimiento y la pérdida de vidas resquebrajaron la fe de
Voltaire en Dios. El filósofo francés no podía comprender
cómo un hecho como éste podía formar parte de un plan
mayor. Esa escala de sufrimiento no tenía el menor sentido.
¿Por qué iba a permitir un Dios bueno que esto sucediera?
Tampoco entendía por qué había sucedido en Lisboa. ¿Por
qué ahí y no en otro sitio?

En un episodio clave de Cándido, Voltaire utilizó esa tragedia
real para exponer sus argumentos en contra de los
optimistas. Los viajeros naufragan cerca de Lisboa durante
una tormenta que acaba con casi toda la tripulación del barco.
El único que sobrevive es un marinero que, al parecer, ha
ahogado deliberadamente a uno de sus amigos. A pesar de
la obvia falta de justicia en todo esto, Pangloss sigue viendo
todo lo que sucede bajo el filtro de su optimismo filosófico.
Al llegar a Lisboa justo después de que el terremoto haya
devastado la ciudad y haya dejado decenas de miles de
muertos y moribundos a su alrededor, Pangloss sigue manteniendo
de manera absurda que todo está bien. Más adelante,
las cosas todavía empeoran más: Pangloss es ahorcado,
diseccionado en vida, recibe una paliza y le hacen remar
en una galera. Pero él sigue aferrándose a la idea de que Leibniz
estaba en lo cierto al creer en una armonía preestablecida.
No hay experiencia que haga cambiar de opinión al terco
maestro de filosofía.

A diferencia de Pangloss, Cándido va cambiando poco a
poco su forma de pensar. Aunque al principio del viaje comparte
las opiniones de su maestro, al final del libro las experiencias
vividas le han vuelto escéptico respecto a toda
filosofía y opta por una solución más práctica a los problemas
de la vida.

Cándido y Cunegunda viven con Pangloss y algunos
otros personajes en una pequeña granja. Uno de estos personajes,
Martin, sugiere que el único modo de hacer soportable
la vida es dejar de filosofar y ponerse a trabajar. Por primera
vez, comienzan a cooperar y cada uno de ellos se pone
a hacer aquello que se le da mejor. Cuando Pangloss empieza
a decir que todas las cosas malas que han sufrido en sus
vidas han sido males necesarios para llegar a esta feliz conclusión,
Cándido le contesta que todo eso está muy bien,
pero que «hemos de cultivar nuestro jardín». Éstas son las
palabras finales del relato, y pretenden transmitir un mensaje
al lector. La frase es la moral del libro, el remate de esta
larga broma. Por un lado, Cándido simplemente está diciendo
que tienen que seguir con el trabajo de la granja, que han
de mantenerse ocupados. A un nivel más profundo, sin embargo,
para Voltaire la idea de «cultivar nuestro jardín» es
una metáfora sobre hacer algo útil para la humanidad más
allá de discutir acerca de cuestiones filosóficas abstractas.
Esto es lo que los personajes del libro necesitan para florecer
y ser felices. Y Voltaire no se refiere únicamente a Cándido y
sus amigos. Es lo que todos deberíamos hacer.

Voltaire era rico, cosa inusual entre filósofos. De joven,
había encontrado un fallo en la lotería del estado y, tras formar
una sociedad con varios conocidos, había comprado
miles de billetes premiados. Luego había invertido sabiamente
el dinero y se había hecho todavía más rico. Esto le
proporcionó la libertad económica para defender las causas
en las que creía. Erradicar la injusticia era su pasión. Una de
sus acciones más admirables fue defender la reputación
de Jean Calas, que había sido torturado y ejecutado por –supuestamente–
haber asesinado a su propio hijo. Calas era
claramente inocente: su hijo se había suicidado, pero el tribunal
había ignorado las pruebas. Voltaire consiguió que
revocaran la sentencia. Ya no hubo posibilidad de consuelo
para el pobre Jean Calas, que había proclamado
su inocencia hasta el último suspiro; pero al menos sus «cómplices»
fueron liberados. Esto es lo que «cultivar nuestro jardín»
significaba en la práctica para Voltaire.

Por el modo en que Voltaire se burla en Cándido de las
«pruebas» de que Dios ha creado el mejor de los mundos
posibles, se podría pensar que el filósofo francés era ateo. En
realidad era deísta (aunque no soportaba las religiones organizadas):
creía que en la naturaleza se podían encontrar evidencias
visibles del diseño y la existencia de Dios. Para él,
mirar el cielo por la noche era lo único que hacía falta para
demostrar la existencia de un creador. David Hume era muy
escéptico ante esta idea. Sus críticas a esta forma de pensar
son devastadoras.

CUESTIONARIO

Como en todos nuestros trabajos, os invito a que ilustréis el frontispicio de éste con algún dibujo relacionado con alguno de los dos filósofos de los que trata este capítulo del libro de Warburton. Por ejemplo, copiando y coloreando después el escudo de la universidad de Leipzig en la que estudio Leibniz https://www.uni-leipzig.de/ (en el escudo se la denomina "alma mater lipsiensis"; "Alma mater" es el nombre que también se le da a la universidad; el término  "lipsiensis", en español“lipsiense”, está referido a la ciudad alemana de Leipzig, como “oxoniense” a la de Oxford, “cambrigense” a la de Cambridge o “cantuariense” a Canterbury).

Universidad de Leipzig | Topunis.org

 Comienza tu trabajo haciendo sendas reseñas bio-bibliográficas de los filósofos de los que trata este capítulo: Leibniz y Voltaire (mínimo de cada reseña, 50 palabras; se restara 1 punto por cada reseña mal hecha). En la reseña de Leibniz, no dejes de indicar cuál fue la extraordinaria contribución que hizo, a la par que Newton, en el campo de las matemáticas (sin la cual habría sido imposible el desrrollo del pensamiento científico moderno)

2º ¿Por qué según Pope “éste mundo es el mejor de los mundos posibles”? (en esta pregunta sólo tienes que copiar la respuesta de Pope)

3º ¿Por qué según algunos hombres de letras del siglo XVIII (filósofos como Leibniz, literatos como Alexander Pope) este es el mejor de los mundos posibles?

 ¿Quién es el responsable de que este sea el mejor de los mundos posibles?


5º ¿Cuál es la razón por la que, aun sucediendo en él cosas terribles, este mundo es el mejor de todos los que Dios pudiese llegar a crear?


6º ¿A qué se debe que erremos, cuando juzgamos como malo o malvado algo que sucede en el mundo (pandemias, terremotos, crímenes…) si, tal como afirman estos filósofos, este es el mejor de los mundos posibles?

7º ¿Qué afirma el “Principio de Razón Suficiente”?

8º ¿Cuál es la razón, la razón suficiente, que explica, según Leibniz, por qué Dios diseño el mundo del modo en el que lo hizo (un mundo en el que también existen pandemias, terremotos, crímenes…)?


9º ¿Qué derechos (qué valores morales y políticos) defendía Voltaire cuando dijo «Odio lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo»?



10º ¿De qué se mofa Voltaire en su cuento “Candide”?


11º ¿Por qué el protagonista del libro se llama Cándido?


12º ¿Quién es el doctor Pangloss?


13º ¿Qué y a quién representa el doctor Pangloss?


14º ¿Cómo juzga Pangloss todos los terribles acontecimientos de los que, junto a Cándido, es testigo?


15º Pangloss es una caricatura, no un fiel retrato, de Leibniz. ¿Qué les diferencia a ambos?

16º Para Voltaire, Leibniz se engaña al mantener su optimismo metafísico. ¿Por qué Voltaire no está de acuerdo con Leibniz en su ponderación del mal?

17º Explica qué ocurrió en Lisboa en 1755


18º ¿Qué resquebrajó en Voltaire dicho desastre natural?

19º ¿Por qué el terremoto de Lisboa le hizo perder la fe?

20º ¿Cómo se denomina la idea leibniciana de qué todo lo que sucede en el mundo está bien, idea en la que Pangloss cree a pies juntillas aún después de haber sido vapuleado por la vida en incontables ocasiones?


21º Candido es al comienzo del cuento, al igual que su maestro, un incombustible optimista metafísico de corte leibniciano, pero al final de la narración cambia de actitud filosófica ante la vida. ¿En qué consiste este cambio de actitud?


22º ¿Qué frase de la obra resume  la “moraleja” final del cuento?

23º ¿Qué significa dicha frase?

24º ¿Cómo Voltaire contribuyó en el cultivo del jardín de la humanidad?


25º Voltaire fue el primer “intelectual” moderno. Fue antes un “intelectual” que un filósofo. ¿Qué es un intelectual? Un individuo cultivado que es capaz de movilizar a la opinión pública en defensa de alguna causa que considera justa.

Pues bien, ahora que ya conoces el affaire Jean Calas, busca información en la wiki del Affaire Dreyfus, el affaire más famoso de la historia , y del intelectal que lo agitó (de dicho affaire, se acaba de hacer una película dirigida por Roman PolanskI, uno de los más importantes y famosos directores en activo, también por otro affaire).

26º Voltaire no era ni ateo ni agnóstico. ¿Cómo se denomina la doctrina teológica que mantenía Voltaire, como tantos ilustrados de la época, respecto del ente divino?

27º Explica lo que afirma dicha doctrina teológica

28º a) Busca en la wiki qué defiende la doctrina teológica denominada "teísmo"

b) ¿Qué tres grande religiones mantienen una concepción teísta de Dios?

c) Explica en qué se diferencia el deísmo del teísmo


2 comentarios:

  1. Luis Manteiga Pousa9 de marzo de 2023, 1:04

    ¿Es este el mejor de los mundos posibles? Quizás no. Es fácil imaginar mundos mejores, incluso mucho mejores, pero ¿son posibles? En algunos aspectos creo que si, en otros no.

    ResponderEliminar
  2. Matizando mi comentario anterior. En términos de Ética, del Bien y del Mal, este mundo es manifiestamente mejorable. Es un mundo contradictorio, paradójico, con lo bueno y lo malo muy mezclados y en el que a veces de lo uno surge lo otro. Pero Leibniz me parece que fue malinterpretado por la mayoría, el no hablaba de estos aspectos, el hablaba en términos matemáticos y ahí ya no entro.

    ResponderEliminar