EL SUJETO Y EL OBJETO
Aquí el término “objeto” no significa genéricamente “cosa” (“substancia”).
Una “cosa” es toda aquella entidad que goza de una autonomía e independencia de
pleno derecho (como una silla o una mesa), a diferencia de lo que les ocurre a
las propiedades (la propiedad “estar coja” de la silla) o a los sucesos (el
romperse la silla al sentarme en ella).
Aquí el término objeto hace referencia
a aquello sobre lo que recae la actividad de conocer: el objeto es, por lo
tanto, “lo conocido” (por ej., cuando pienso que esta silla está rota, la silla
es el objeto de la actividad cognoscitiva porque es sobre él que estoy pensando
que está roto).
El conocimiento es una relación, la
relación cognoscitiva. Esta relación se da entre un sujeto y un
objeto.
¿Quién es el sujeto del conocimiento?
Aquel que realiza la actividad de conocer.
Como sabemos, quien lleva a cabo esta actividad es una mente. La mente es, por
lo tanto, el sujeto del conocimiento.
¿Cuál es el objeto del conocimiento?
En principio, aquello que es
conocido, la cosa real, exterior a nuestra mente, que queremos llegar a
conocer. Por ejemplo, una silla rota.
¿Cómo el sujeto puede llegar a
conocer al objeto?
En el mundo físico, dos cosas se
relacionan chocando, atrayéndose o repeliéndose, fundiéndose o diluyéndose la
una en la otra, reaccionando químicamente, penetrándose o copulando
sexualmente, etc. Todas estas relaciones se dan en el ámbito físico, corpóreo,
material.
Pues bien, en la relación
cognoscitiva:
1º Toda la actividad cognoscitiva que
se lleva a cabo queda del lado del sujeto. Al objeto no le pasa nada por ser
conocido. El objeto no hace nada, se deja, simplemente, pasivamente, conocer.
2º La relación cognoscitiva es una
forma de PRESENCIA del objeto en el sujeto. El objeto extramental, para ser
conocido, tiene que hallarse presente, de alguna manera, dentro de la mente.
Ej.: la silla tiene que estar de alguna forma presente dentro de mi mente para
que pueda conocer de ella que está rota.
3º El sujeto es capaz de aprehender
(de coger, de captar) el ser del objeto. Ej.: no sólo es que la silla coja que
conozco tiene que estar dentro de mí de alguna manera, sino que tengo que captar
de ella 1º que es una silla (y no una mesa) y 2º que está coja.
Expliquemos cómo se da dicha presencia
del objeto en el sujeto.
¿Cómo se puede meter la realidad, el
objeto, dentro de la mente del sujeto que conoce?
A lo largo de la historia, ha habido dos
grandes explicaciones acerca de esta cuestión: la de los antiguos y la de los
modernos.
A)
Para los antiguos (desde los griegos hasta el Renacimiento),
el objeto puede estar presente en el alma porque la “forma” (la naturaleza
esencial) del objeto puede quedar impresa en el alma. Ej.: conozco que lo que
tengo delante es una flor porque la naturaleza “ser flor” se encuentra presente
dentro de mi alma.
¿Cómo se denomina a la operación a
través de la cual mi alma aprehende la forma o naturaleza esencial “flor”?
ABSTRACCIÓN: a través de la
abstracción, de la operación abstractiva, se extrae (se abstrae) la “forma”
flor del objeto real (sin su materia) para que así dicha forma se pueda
encontrar presente en el alma. Aristóteles explicaba la abstracción con el
siguiente símil: del mismo modo que un sello deja grabada su marca en la cera,
la flor extramental deja grabada su forma en mi alma.
B)
Para los modernos, desde Descartes, la presencia del objeto
en la mente no se produce directamente (tal como defendían los griegos, que
afirmaban que era la misma forma de la flor la que se encontraba presente en el
alma del que la conocía) sino a través de un intermediario, a través de un
representante, de una REPRESENTACIÓN.
¿Qué es una representación?
Es una especie de fotografía, de
dibujo, de cuadro que la mente hace del objeto real extramental. El problema de
esta concepción es que, a partir de ahora, ya no conocemos directamente el
objeto real sino su representación mental.
La representación se convierte en el
nuevo objeto de la relación cognoscitiva, en el verdadero objeto de
conocimiento (conocemos directamente las representaciones, e indirectamente, a
través de las representaciones, las cosas reales que representan)
EN CONCLUSIÓN: la filosofía moderna es IDEALISTA
mientras que los filósofos griegos son REALISTAS.
¿Por qué idealistas?
Porque son REPRESENTATIVISTAS: no conozco las cosas
sino mi representación de ellas, mi idea acerca de ellas (y de ahí, lo de
“idealistas”).
¿Por qué realistas?
Los filósofos griegos creían que conocíamos las cosas
mismas porque estaban convencidos de que llegamos a conocer, gracias a la abstracción,
la forma misma de las cosas, su esencia o naturaleza.
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