El príncipe y el zapatero
John Locke y Thomas Reid
¿Cómo eras de bebé? Si tienes una fotografía de la época, mírala. ¿Qué ves? ¿Eres realmente tú? Seguramente ahora tienes otro aspecto. ¿Puedes recordar cómo era ser un bebé? La mayoría de nosotros no podemos. Todos cambiamos con el tiempo. Crecemos, nos desarrollamos, maduramos, nos deterioramos, nos olvidamos de cosas. A la mayoría nos salen arrugas, el pelo se nos vuelve blanco o se nos cae, cambiamos de punto de vista, de amigos, nuestra forma de vestir, nuestras prioridades. ¿En qué sentido, pues, eres la misma persona que ese bebé? Esta pregunta de qué convierte a alguien en la misma persona a lo largo del tiempo trajo de cabeza al filósofo inglés John Locke (1632–1704).
Al igual que muchos filósofos, Locke tenía muchos intereses. Le entusiasmaron los descubrimientos científicos de sus amigos Robert Boyle e Isaac Newton, estuvo implicado
en política e incluso escribió sobre educación. Tras la guerra civil inglesa, fue acusado de conspirar contra el rey recientemente restaurado, Carlos II de Inglaterra, y huyó a Holanda. Desde allí, defendió la tolerancia religiosa, argumentando que era absurdo obligar a la gente a cambiar sus creencias religiosas mediante la tortura. Su opinión de que el derecho a la vida, la libertad, la felicidad y la propiedad son cosas que nos ha concedido Dios influenciaría a los padres fundadores que escribieron la constitución de los Estados Unidos.
No tenemos ninguna fotografía ni pintura de Locke de bebé, pero seguramente cambió bastante a medida que fue envejeciendo. En la mediana edad era un tipo demacrado y de aspecto intenso que llevaba el pelo largo y desgreñado. De bebé, sin embargo, debió de ser muy distinto. Una de las creencias de Locke era que la mente de un recién nacido es como una pizarra en blanco. Cuando nacemos no sabemos nada, y todo nuestro conocimiento proviene de nuestra experiencia en la vida. A medida que el bebé Locke se fue convirtiendo en un joven filósofo, fue adquiriendo todo tipo de creencias y terminó convirtiéndose en la persona que ahora evocamos al hablar de John Locke. Pero, ¿en qué sentido este Locke de mediana edad es la misma persona que el joven?
Este tipo de problema no afecta únicamente a los seres humanos que se preguntan por su relación con el pasado. Tal y como Locke advirtió, también puede ser relevante al pensar en los calcetines. Si tienes un calcetín con un agujero y lo remiendas, y luego remiendas otro agujero, y luego otro, puede que al final termines con un calcetín que consista únicamente en remiendos, sin resto alguno del material original. ¿Sería el mismo calcetín? En cierto modo sí, pues hay una continuidad de partes entre el calcetín original y el remendado. Pero en otro no lo es, pues al final ya no queda material original en él. O piensa en un roble. Éste nace de una bellota, pierde hojas cada año, se hace más grande, se le caen las ramas, pero sigue siendo el mismo árbol. ¿Es la bellota la misma planta que el árbol joven? ¿Y éste la misma planta que el enorme roble?
Un modo de abordar la cuestión sobre qué hace a un ser humano la misma persona a lo largo del tiempo sería señalar que somos seres vivos. Uno es el mismo animal individual que cuando era un bebé. Locke utilizó la palabra «hombre» (queriendo decir con ella «hombre o mujer») para referirse al «animal humano». Consideraba que, en ese sentido, a lo largo de la vida cada uno de nosotros sigue siendo el mismo «hombre». Hay una continuidad en el ser humano vivo que se va desarrollando durante el curso de su vida. Pero, para Locke, ser el mismo «hombre» era algo muy distinto a ser la misma persona.
Según Locke, puedo ser el mismo «hombre», pero no la misma persona que he sido con anterioridad. ¿A qué se debe eso? Lo que nos hace ser la misma persona a lo largo del tiempo, aseguraba Locke, es nuestra conciencia de nosotros mismos. Lo que no puedes recordar no forma parte de ti como persona. Para ilustrarlo, imaginó a un príncipe que se despierta con los recuerdos de un zapatero y a un zapatero que lo hace con los de un príncipe. El príncipe se despierta en su palacio, y aparentemente se trata de la misma persona que cuando se fue a dormir. Sin embargo, como ahora tiene los recuerdos del zapatero en vez de los suyos, cree ser éste. Y Locke creía que con razón. Lo que determina la identidad personal es la continuidad psicológica. Si tienes los recuerdos del príncipe, eres el príncipe. Si tienes los del zapatero, eres el zapatero, por mucho que tu cuerpo sea el del príncipe. Si el zapatero ha cometido un crimen, deberíamos responsabilizar a quien se encuentra en el cuerpo del príncipe.
Obviamente, en el mundo real los recuerdos no se intercambian así. Locke simplemente utilizó este experimento mental para ejemplificar su argumentación. Algunas personas, sin embargo, aseguran que es posible que más de una persona habite un único cuerpo. Es una enfermedad conocida como trastorno de personalidad múltiple, en la que al parecer distintas personalidades están presentes en un mismo individuo. Locke anticipó esta posibilidad e imaginó a dos personas completamente independientes que compartían un único cuerpo; una presente de día, la otra sólo de noche. Según Locke, mientras estas dos mentes no tuvieran contacto alguno entre sí, se trataría de dos personas distintas.
Para Locke, las cuestiones de la identidad personal estaban estrechamente relacionadas con la responsabilidad moral. Creía que Dios solo castigaría a los humanos por los crímenes que recordaran cometer. Alguien que ya no recordara haber hecho algo malo no era la misma persona que había cometido el crimen. En la vida real, claro está, la gente miente sobre sus recuerdos, de modo que si alguien asegura haber olvidado lo que ha hecho, los jueces son reacios a ponerlo en libertad. Ahora bien, como Dios lo sabe todo, sí podrá discernir quién merece castigo y quién no. Una consecuencia de la opinión de Locke sería que si unos cazadores de nazis localizaran a un hombre que en su juventud hubiera sido guardia de un campo de concentración, el anciano debería ser responsabilizado únicamente de aquello que pudiera recordar, y de ningún delito más. Dios no lo castigaría por los actos que ha olvidado, a pesar incluso de que un tribunal ordinario jamas le concedería el beneficio de la duda.
El planteamiento de Locke sobre la identidad personal también proporcionó respuesta a una pregunta que llevaba de cabeza a algunos de sus contemporáneos. Les preocu- paba la idea de si, al ir al cielo, uno resucitaba en el mismo cuerpo terrenal. En ese caso, ¿qué sucedería entonces si
tu cuerpo fuera devorado por un caníbal o un animal salvaje? ¿Cómo se podrían volver a juntar todas las partes para resucitar de entre los muertos? Si un caníbal te devorara, partes de ti pasarían a ser también partes de él o ella; ¿cómo podrían entonces restaurarse tanto el cuerpo del caníbal como el de su comida (es decir, tú)? Locke dejó claro que lo que importaba era que, después de la muerte, uno era la misma persona independientemente de si tenía el mismo cuerpo. Desde su punto de vista, pues, mientras tuvieras los mismos recuerdos podías ser la misma persona, aunque éstos estuvieran en un cuerpo distinto.
Una consecuencia de todo esto es que probablemente no eres la misma persona que el bebé de la fotografía. Eres el mismo individuo, pero a no ser que recuerdes ser un bebé, no puedes ser la misma persona. Tu identidad personal sólo se extiende hasta donde lo hace tu memoria. A medida que tus recuerdos se van desvaneciendo con la edad, el alcance de lo que eres como persona también va a menos.
Algunos filósofos piensan que Locke fue demasiado lejos con su énfasis en la memoria como la base de la identidad personal. En el siglo xviii, al filósofo escocés Thomas Reid se le ocurrió un ejemplo que ponía en evidencia un punto débil en las ideas de Locke sobre lo que es una persona. Un viejo soldado puede recordar la valentía de la que hacía gala en el campo de batalla cuando era un joven oficial; y, a su vez, cuando era un joven oficial puede recordar que de niño le pegaron por robar manzanas en un huerto. Pero de viejo, el soldado ya no puede recordar ese hecho de su infancia. ¿Este patrón de recuerdos superpuestos no significaría sin embargo que el viejo soldado es la misma persona que el muchacho? A Thomas Reid le parecía obvio que sí lo era.
Según la teoría de Locke, sin embargo, el viejo soldado es la misma persona que el joven oficial, pero no la misma que el niño al que pegaron (porque el viejo soldado se ha olvidado de eso). Pero, también según la teoría de Locke, el joven oficial sí es la misma persona que el niño (porque puede recordar su aventura en el huerto). Esto nos da el absurdo resultado de que el viejo soldado es la misma persona que el joven oficial, y que éste es la misma que el niño; pero también que el viejo soldado y el niño no son la misma persona. Desde un punto de vista lógico, esto no tiene ningún sentido. Es como decir que A = B y B = C, pero que A no es igual a C. Pa-rece, pues, que la identidad personal depende de los recuerdos que se superponen, no en la calidad de la memoria, como pensaba Locke.
La influencia de Locke como filósofo se debe a algo más que sus ideas sobre la identidad personal. En su gran obra Ensayo sobre el entendimiento humano (1690), expuso la teoría de que nuestras ideas representan el mundo, pero que sólo algunos aspectos son como parecen. Esto estimuló a George Berkeley a proponer su propia e imaginativa versión de la realidad.
CUESTIONARIO
JOHN LOCKE Y THOMAS REID – El príncipe y el zapatero
Como en todos nuestros trabajos, os invito a que ilustréis
vuestro trabajo con un dibujo relacionado con John Locke o con su filosofía
empirista (buscad una imagen en internet escribiendo "empirismo filosófico Locke" y encontraréis un dibujo muy sencillo de copiar en el que aparece el perfil de una cabeza mirando una hoja y pensando un átomo; aparece también la leyenda "tabula rasa" https://seonegativo.com/john-locke-ideas-principales.html
1º Comienza haciendo una reseña
bio-bibliográfica de John Locke (mínimo 50 palabras; al que no la haga
correctamente, se le restará un punto por cada uno de los dos apartados)
2º Locke fue no sólo el padre del Empirismo
británico, sino también el padre del liberalismo político. En el segundo
párrafo del capítulo, se nos explican someramente las dos principales doctrinas
del liberalismo político. Explica, numerándolas, cuáles son éstas dos ideas e indica
qué políticos las tuvieron muy presentes
a la hora de diseñar el gobierno de su país.
3º Busca en internet el significado de la
expresión latina “tabula rasa”.
4º En el tercer párrafo, Warburton nos
explica sucintamente las principales afirmaciones del Empirismo filosófico (corriente
filosófica opuesta al Racionalismo cartesiano que afloró en las Islas
Británicas en el siglo XVII y de la que fue padre fundador John Locke) sobre la
mente y el conocimiento. Indica (numerándolas) cuáles son estas afirmaciones
(son 3 tesis).
5º Este capítulo trata sobre el problema
filosófico de la “identidad personal”, es decir, acerca de qué es lo que hace
que un individuo permanezca siempre siendo el mismo a lo largo todas las
transformaciones que se producen en su vida (es decir, el que yo siga siendo el
mismo individuo que el bebé de la fotografía).
Este problema concierne también al resto de
seres que hay en el universo y que están sujetos a alguna clase de cambio (como
ocurre por ejemplo con el calcetín que remiendo innumerables veces o con el
roble que crece y se desarrolla a partir de una bellota).
Es el problema de la sustancia. ¿Qué es la
sustancia? La sustancia es ese algo que tiene que permanecer idéntico en las
cosas cuando estas cambian (incluso cuando cambian tanto, como el calcetín
remendado en innumerables ocasiones, que se vuelven totalmente distintas a como
eran en un principio) para que sigan siendo las mismas cosas que son.
Pues bien:
a)
¿Cómo justifican su
postura los que defienden que las cosas (el calcetín remendado, por ejemplo)
siguen siendo las mismas por mucho que estas cambien?
b) ¿Cómo justifican su
postura los que defienden que sí se convierten en otras cosas distintas cuando
cambian mucho?
6º Locke diferenciaba entre “ser hombre” y “ser
persona”. Para él, ser hombre y ser persona son dos cosas muy distintas.
a)
Cuando hablamos de “ser hombre” ¿A qué nos estamos
refiriendo: a la continuidad y permanencia de mi cuerpo o a la continuidad o
permanencia de mi mente?
b)
¿Y cuando hablamos de “ser persona”?
c)
¿Cuál es la razón de mi continuidad corporal?
Mi continuidad ……………………….
(escribe las palabras que faltan para completar la respuesta)
d)
¿Cuál es la razón de mi continuidad mental (de mi continuidad
como persona)?
Mi continuidad ………………………..
(escribe la palabra que falta para completar la respuesta)
e)
¿Cómo se denomina a la facultad mental gracias a la cual
podemos tener recuerdos de nosotros mismos y así preservar nuestra “continuidad
psicológica”?
f)
Qué es lo que hace príncipe al príncipe y zapatero al
zapatero, ¿su cuerpo o su mente?. Es decir, ¿Dónde reside el fundamento de la
identidad personal del zapatero y del príncipe: en su corporalidad o en sus
recuerdos mentales?
7º El trastorno bipolar o trastorno de
personalidad múltiple hace posible que dentro de un mismo cuerpo habiten dos
personas distintas (en el sentido lockeano). ¿Conoces el celebre relato de
Robert Louis Stevenson “El extraño caso
del doctor Jekyll y el señor Hyde”? Busca
información en la wiki sobre el argumento de esta famosa novela (mínimo, 20
palabras).
8º El problema de la identidad personal está
relacionada con la cuestión de la responsabilidad moral: con mi estatuto como
agente moral.
¿Qué es el “agente moral”?
El agente moral es todo individuo que es responsable de sus actos (es decir, que puede considerar que es su "yo", su voluntad libre, la causa última de su comportamiento, y no los impulsos, las circunstancias, el destino...).
Los niños, o los animales, por el contrario, no son agentes morales porque no son responsables de sus acciones. Es un disparate, por ejemplo, considerar que un león es un asesino porque caza a una gacela (la causa de su comportamiento es el instinto) o considerar que un niño es un ladrón porque roba unos caramelos en una tienda (la causa de su conducta es el impulso, no una voluntad madura y libre de la que aún carece).
El agente moral es todo individuo que es responsable de sus actos (es decir, que puede considerar que es su "yo", su voluntad libre, la causa última de su comportamiento, y no los impulsos, las circunstancias, el destino...).
Los niños, o los animales, por el contrario, no son agentes morales porque no son responsables de sus acciones. Es un disparate, por ejemplo, considerar que un león es un asesino porque caza a una gacela (la causa de su comportamiento es el instinto) o considerar que un niño es un ladrón porque roba unos caramelos en una tienda (la causa de su conducta es el impulso, no una voluntad madura y libre de la que aún carece).
Mi estatuto como agente moral está
estrechamente vinculado con mi identidad personal (con quién soy yo). Sólo podemos ser agentes morales y, por lo tanto,
responsables de nuestros actos, si tenemos de un modo permanente una misma “identidad
personal”, un mismo "yo".
Pues bien, ¿Por qué según Locke sólo somos responsables de aquello que recordamos?
Pues bien, ¿Por qué según Locke sólo somos responsables de aquello que recordamos?
9º Una de las creencias más chocantes del
cristianismo es la creencia en que no sólo las almas (las mentes) resucitaran
sino que también lo harán los cuerpos (a los cuerpos terrenales resucitados se
les denomina “cuerpos gloriosos”). Es
la creencia en la “resurrección de la carne”.
Pues bien:
a) ¿Qué pensaba Locke acerca de nuestra resurrección en caso de
que nuestro cuerpo hubiese sido devorado por un antropófago?
b)
¿Y qué crees que ocurriría con la resurrección de aquellas
personas que, sufriendo alzheimer, lo hubiesen olvidado todo acerca de ellas
mismas? (la respuesta no la puedes encontrar en el libro)
10º Thomas Reid es el principal exponente de
la Escuela escocesa del sentido común del siglo XVIII. Busca información en la
wiki sobre este filósofo (mínimo 20 palabras) y copia los seis axiomas de su
Teoría sobre el sentido común.
11º Thomas Reid y John Locke tenían una
concepción muy distinta acerca de qué dos manera podemos recordar las cosas.
Según Locke sólo podemos recordar las cosas
directamente (o las recordamos o no las recordamos), mientras que según Reid
hay cosas que no las podemos recordar directamente pero que las recordamos, de
algún modo, indirectamente: es la superposición de recuerdos (aquellos sucesos
que no los recordamos actualmente pero sí los recordábamos en un pasado del que
aún guardo recuerdo; el viejo militar que no se acuerda de cuando era niño pero
sí de cuando era joven, época en la que sus recuerdos infantiles aún eran muy
vivos).
a)
Según Thomas Reid, ¿de qué depende la identidad personal (que
hace posible que el viejo militar y el niño que fue y del que no recuerda nada
sigan siendo la misma persona? (puedes responder la pregunta si quieres
ayudándote del ejemplo)
b)
Según Locke, ¿de qué depende la identidad personal?
c)
¿Cuál de las dos teorías es más convincente, más solida desde
un punto de vista lógico? (no dejes de explicar cuál es el principio lógico que
viola la teoría de Locke)
12º Ciertamente, Locke ha pasado a la
historia del pensamiento no por sus ideas acerca de la identidad personal sino
por su concepción del conocimiento, por ser el padre del Empirismo británico.
a)
¿Cuál es el título de la obra en la que expone su teoría del
conocimiento empirista?
b)
¿Qué teoría expuso en dicha obra?
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